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D. JUAN DEL RÍO. HOMILÍA POR BENEDICTO XVI

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HOMILÍA DE LA MISA DE ACCIÓN DE GRACIA POR LA ELECCIÓN DE BENEDICTO XVI

 

Santa Iglesia Catedral de Jerez de la Frontera

24 de abril de 2005, a las 13,30 h.

  

1. Te aseguro que cuando eras más joven, tú mismo te ceñías el vestido e ibas adonde querías, mas, cuando seas viejo… te conducirá a donde no quieras ir (Jn 21,18). Estas palabras, dirigidas a Pedro después de la triple confesión de que ama a su Señor Jesús, se han cumplido también en su sucesor Benedicto XVI, a quien el pasado martes ponía la Divina Providencia al frente de la Iglesia Católica. ¡Sí! El prestigioso y brillante teólogo Joseph Ratzinger anhelaba, a sus 78 años, volver a su país natal, Baviera (Alemania), después de prestar un largo servicio a la Iglesia como Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe. Estuvo 24 años como estrecho colaborador del recordado Juan Pablo II y pensaba que era hora de dedicarse serenamente, en su retiro, a ejercer lo que tanto amaba: estudiar teología e intensificar sus contactos con el Señor en la oración. Sin embargo, una vez más, los caminos de Dios son inescrutables. El Espíritu que conduce la “Barca de Pedro” lo ha puesto, según dice la segunda lectura de hoy, como piedra angular en Sión , piedra escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado (1Pe 2,6).

 

2. Hoy hemos asistido a la Misa de la inauguración de un nuevo pontificado en la persona de Benedicto XVI. Desde la muerte de Juan Pablo II a la elección de su sucesor, se ha escrito y hablado mucho sobre los desafíos de la Iglesia en el siglo XXI y la misión de Pedro. Algunos tienen sus ideas particulares de cómo debe ser un Papa y de cómo ha de llevar la Iglesia. Sus opiniones se encuentran muy lejanas de la tradición cristiana y cercanas a los esquemas mundanos del momento. En nombre de la modernidad, de la sintonía con la sociedad, y de una interpretación sesgada del Vaticano II, ciertos sectores del laicismo y otros, nominalmente católicos, han comenzado a pronunciarse sobre el nuevo Pontífice. Le califican con toda clase de estereotipos manidos, que desvelan un gran desconocimiento de la persona y de la obra teológica del Cardenal Ratzinger, una carencia de libertad de pensamiento, y una falta de amor a la Iglesia debida a la ideologización de la fe cristiana. De ahí que sea vehementemente necesario tener muy claro en qué consiste el ministerio petrino que es, sobre todo, un servicio de unión y caridad del Romano Pontífice con todas las Iglesias. No estamos ante una encomienda al estilo de este mundo, que tiene que acomodarse a él para hacer más atractivo su mensaje. Estamos ante la grandiosidad de la obra del Espíritu, que suscita en la Iglesia el Pastor que necesita en cada momento. Por esto, los días que estamos viviendo nos hacen volver la mirada al acontecimiento histórico que sucedió en Galilea cuando Jesús de Nazaret escogió a los que quiso, y llamó de una manera especial a uno de los doce, Simón Pedro. Ante la pregunta del Maestro, confesará: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo, a lo que Jesús responderá: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Te daré las llaves del Reino de los Cielos y todo lo que ates sobre la tierra, quedará atado en los cielos, y todo que desates sobre la tierra será desatado en los cielos (Mt 16,15.19). Era la promesa al primado que el Señor pronuncia después de la Resurrección (cf. Jn 21,15-18). Esta asistencia especial de Jesús sobre Pedro se manifiesta ya en el anuncio de las negaciones: Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos (Lc 22, 32).

 

3. Juan Pablo II, como los otros Papas, realizó el ministerio petrino “in medio Ecclesiae”, con la conciencia de que era una misión encomendada por el Señor. Por eso, en una ocasión, dirigiéndose a la Iglesia Ortodoxa, que no reconoce el Primado de Roma, les dirá: “¿Por qué no podemos vivir como vivíamos hace 1.000 años? Vosotros tenéis vuestros Patriarcados, vuestras venerables tradiciones, vuestra liturgia. Nada de ello hay que tocar. Estudiemos la manera cómo, en este contexto, yo podría ejercer el Primado, porque lo que, por mandato divino, no puedo es renunciar a él”. La misión de todo Sucesor del pescador de Galilea es ser signo e instrumento al servicio de la manifestación histórica de la obra de Cristo. Todos los miembros de la Iglesia estamos llamados a vivir nuestra existencia cristiana con Pedro y bajo Pedro porque, como dice el Concilio Vaticano II: “el Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad (LG 23). Allí donde está Pedro está la Iglesia de Cristo, está la comunión plena.

 

4. Bendito el que viene en nombre del Señor. ¿Quién es el que nos ha llegado? Se nos ha presentado como un humilde trabajador del viña del Señor. Está profundamente unido en la sucesión apostólica con su predecesor, de quién dice: “siento su mano fuerte que estrecha la mía, me parecer ver sus ojos sonrientes y escuchar sus palabras, dirigidas, en este momento, particularmente a mí: ¡No tengas miedo! Benedicto XVI no salió solo a la logia de San Pedro, sino que vino con Pablo VI, que lo llamó al ministerio episcopal y lo puso en el Colegio Cardenalicio,  con Juan Pablo I en cuya elección participó, y con Juan Pablo II que lo llamó a Roma de su sede de Munich. Dijo en su primera homilía que él se siente en el sendero por donde han avanzado sus predecesores y quiere “proseguir preocupado únicamente de proclamar

al mundo entero la presencia viva de Cristo”. Recoge la rica herencia de una “Iglesia más valiente, más libre, más joven. Una Iglesia que mira con serenidad al pasado y no tiene miedo del futuro”. 

 

5. El Papa que nos ha llegado no es un frío intelectual alejado de la realidad, sino un verdadero pastor que reúne las dos grandes cualidades esenciales que han de brillar en quien está al frente de la grey: un corazón convertido a Dios y una cabeza bien formada. Para Benedicto XVI la reflexión teológica siempre ha de estar al servicio de la fe de los sencillos y de la santificación de las almas. Su teología tiene el sabor de los grandes Padres de la Iglesia, que sabían combinar la sabiduría del Verbo Encarnado con el conocimiento de la literatura y filosofía de su época. En el pensamiento del nuevo Papa encontramos la rica tradición cristiana, el inspirado discernimiento sobre los males de la humanidad y el conocimiento de la apostasía silenciosa que sufre la vieja Europa. ¡Tenemos  un buen Pastor que sabe hablar de Dios al corazón mismo de las dolencias del hombre actual! Por eso, la serenidad de su rostro y su limpia mirada desde el balcón de la basílica vaticana nos están hablando de algo tan necesario como “la seguridad de la fe y la claridad de principios”. Ante tanta confusión en los espíritus, la Iglesia Católica aparece hoy ante el mundo como espacio de encuentro entre hermanos, lugar donde se experimenta que nuestras vidas están aseguradas en las manos de Dios, casa donde se celebra el Pan de la vida eterna que crea comunión y acogida hacia los más pobres y necesitados, pueblo en la libertad que surge de la redención de Cristo, muchedumbre convocada a re-evangelizar Europa como Benito de Nursia, a extender el Evangelio por todas las naciones y, así proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa (1Pe 2, 9)

 

6. El nuevo Papa, por decirlo con el lenguaje al uso, no es conservador ni progresista, sino todo lo contrario: radical. Su radicalidad nace de “no anteponer nada a Cristo”, como se lee en la Regla de San Benito. Estamos seguros de que, una vez más, Jesucristo será el único en resplandecer en el centro de la Iglesia ante los hombres. Su lugar no será ocupado por ninguna ideología acomodaticia de los tiempos modernos, ni por ningún personaje de moda, ni tan siquiera por el Papa, porque uno que ya se ha presentado como “trabajador de la viña” tiene conciencia de que la misión a la que ha sido llamado es servir al Señor de la Historia, Jesucristo, ayer, hoy y siempre. Esta centralidad de Cristo como Cabeza de la Iglesia va a ser manifestada por Benedicto XVI con sencillez, humildad, y claridad. Él mismo es un testigo excepcional de santidad que es lo único que vence al príncipe de este mundo (cf. Jn 14, 30). Confiemos en el Señor, que nos dice en el Evangelio de este quinto Domingo de Pascua: No perdáis la calma, creed en Dios y creed en mí… Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn14, 1.6).

 

El Santo Padre lleva en su lema: “cooperatores veritatis”. Unamos nuestro sentimiento al suyo, oremos porque su pontificado sea plenamente fecundo y dejemos que “el esplendor de la verdad” cautive cada día más nuestros corazones. Que brille en su magisterio y en su misión para que, de esta manera Cristo sea glorificado por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

                                                               + Juan del Río Martín

                                                                  Obispo de Asidonia-Jerez

 

 

 

 

 

 

D. FELIPE FERNÁNDEZ. HOMILÍA POR BENEDICTO XVI

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HOMILÍA EN LA EUCARISTÍA DIOCESANA DE ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS Y SÚPLICA  POR S. S. BENEDICTO XVI

 

D. Felipe Fernández García

  

Hace no muchos días, el 6 del presente mes, en concreto, nos congregábamos en el Santuario de Ntra. Señora de Candelaria, Patrona de Canarias, para orar por el eterno descanso del Papa Juan Pablo II, llamado ya con toda razón el Grande, a quien, como un día a Jesús, le había llegado «la hora de pasar de este mundo al Padre» (Jn 13,1).

Hoy estamos congregados aquí, en esta histórica parroquia de Santo Domingo de Guzmán de San Cristóbal de La Laguna, para dar gracia a Dios por la elección de Benedicto XVI y, escuchando su ruego, elevar nuestras súplicas por su ministerio.

Comencemos por la necesidad de dar gracias a Dios por la elección de S. S. Benedicto XVI. Y demos gracias a Dios, en primer lugar, por algo que estos días no me he cansado de recordar a los fieles. Que el verdadero Pastor de todos nosotros es Dios. Él apacienta su rebaño, por unos pastores o por otros, siendo siempre Él el protagonista. Como vamos a cantar en el prefacio de hoy, damos gracias a Dios Padre, Pastor eterno, «porque no abandona nunca a su rebaño, sino que por medio de los santos Apóstoles lo protege y conserva y quiere que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes su Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio».

Estamos aquí congregados, pues, en primer lugar, para dar agracia a Dios porque, como vemos en el caso del Papa, Benedicto XVI,  Dios no ha abandonado a su rebaño, sino que con el ministerio, que el próximo domingo el Papa Benedicto XVI inaugurará oficialmente, lo protege y conserva y, a través de S. S. Benedicto XVI, nos podrá seguir ofreciendo su Palabra, el anuncio del Evangelio y sus planes para todos nosotros en estos momentos.

Con el salmista del hoy, es para «contar las maravillas del Señor a todas las naciones». Y en efecto, en esta misma Eucaristía las queremos contar a nuestra Diócesis y a las tierras y mares todos de Canarias.

Ahora bien, en segundo lugar, siento yo, personalmente, y quisiera que la sintieran también mis diocesanos, necesidad de dar gracias a Dios en esta Eucaristía por la elección del Cardenal Ratzinger, que ha querido llamarse Benedicto XVI. Y aunque, como he escrito en un artículo publicado en la prensa provincial, los católicos debemos tener en cuenta sobre todo, «muy sobre todo, el dato de que haya sido elegido por el Señor, a través de la mediación eclesial», no quiero dejar de hacer saber a todos mis diocesanos, que, desde el respeto a otras maneras de pensar, el que fue Cardenal Ratzinger no ha sido nunca ni será ahora como Obispo de Roma esa especie de gran inquisidor, conservador, casi fundamentalista, que nos han presentado determinados Medios de Comunicación Social. El Cardenal Ratzinger fue, de hecho, «un gran pensador, un gran teólogo, un hombre cultísimo, siempre preocupado por la fe de la Iglesia y el diálogo con quienes tengan cualquier pregunta sobre ésta. Abierto y dialogante. Sobrio y seguro. Que ha cumplido a la perfección la misión que Juan Pablo II le encomendó de velar por la fidelidad a la fe en la Iglesia Católica. Nadie debería sentirse extrañado, precisamente, porque haya cumplido bien su misión».

Por eso invito a dar gracia a Dios no sólo por el mero hecho de tener tan pronto un sucesor de Pedro, sino también por tener como sucesor de Pedro a Benedicto XVI. Un hombre excepcional. Estrecho colaborador de S. S. Juan Pablo II. Que sobresalía, ciertamente, en el panorama del Colegio Cardenalicio. Con el salmista quiero invitar a todos a contar hoy las maravillas del Señor. Como el mismo Benedicto XVI dijo en la misa concelebrada junto a los cardenales en la Capilla Sixtina, el pasado día 20: «La muerte del Santo Padre Juan Pablo II y los días sucesivos han sido para la Iglesia y para el mundo entero un tiempo extraordinario de gracia». Entre esos días sucesivos, como «tiempo extraordinario de gracia», hay que contar también, a mi parecer, los días de la elección de Benedicto XVI.

Demos, pues, esta tarde gracias a Dios por la elección de Benedicto XVI.

Ahora bien: estamos también congregados para orar por el nuevo sucesor de Pedro. Oración, que él mismo ha pedido desde sus primeras palabras en el balcón de la Basílica de San Pedro hasta las palabras de su primera homilía, antes mencionada. Consciente de su insuficiencia y de su incapacidad humana para la gran responsabilidad a la cual, en el Cuerpo de Cristo, del que nos habla la segunda lectura de hoy, le ha llamado el Señor al servicio de la Iglesia Universal

La escena que hemos escuchado en el Evangelio de hoy la recoge el Papa en su primera homilía como Vicario de Cristo para toda la Iglesia con estas palabras, que no dudo serán mejor comentario que cualquier otro que yo podría hacer en estos momentos: «Vuelvo a pensar en estas horas en lo que sucedió en la región de Cesarea de Filipo hace dos mil años. Me parece escuchar las palabras de Pedro:»Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y la solemne afirmación del Señor: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia… A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos» (Mateo 16, 15-19).

¡Tú eres el Cristo! ¡Tú eres Pedro! Me parece revivir esa misma escena evangélica; yo, sucesor de Pedro, repito con estremecimiento las palabras estremecedoras del pescador de Galilea y vuelvo a escuchar con íntima emoción la consoladora promesa del divino Maestro. Si es enorme el peso de la responsabilidad que cae sobre mis pobres hombros, también es desmesurada la potencia divina sobre la que puedo contar: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mateo 16, 18). Al escogerme como obispo de Roma, el Señor ha querido que sea su vicario, ha querido que sea esa «piedra» en la que todos puedan apoyarse con seguridad. A Él le pido que supla la pobreza de mis fuerzas, para que sea valiente y fiel pastor de su rebaño, siempre dócil a las inspiraciones de su Espíritu».

Por esta misma intención, para que el Papa Benedicto XVI, sea valiente y fiel Pastor del rebaño de Cristo, «siempre dócil a las inspiraciones de su Espíritu», ha pedido el Papa Benedicto XVI oraciones a los Excmos. Sres. Cardenales, a los Obispos,  sus hermanos en el episcopado, y a todos los fieles.

Sin más comentarios, por mi parte, demos esta tarde gracias a Dios y pidamos por esta intención fundamental para Benedicto XVI a la hora de comenzar su ministerio petrino la servicio de la Iglesia Universal y de todos los hombres. Pongamos ya en esta oración su encuentro con los jóvenes en Colonia, (Alemania) el próximo verano, y pongamos también su deseo de que la Eucaristía sea, de verdad, en este Año de la Eucaristía, proclamado por Juan Pablo II y que Benedicto XVI ha hecho suyo, «la fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia», así como sus deseos en favor de la unidad de los cristianos, el diálogo interreligioso y la causa de la unidad y la paz de la entera familia humana…

Demos, pues, gracias a Dios y oremos, como nos invita la segunda lectura de hoy,  alegres en la esperanza. La esperanza que nos viene siempre de quien no abandona nunca a su rebaño, sino que nos envía, en cada tiempo, el Pastor que la Iglesia y el mundo necesitan y que ahora nos ha enviado a Benedicto XVI.

Invoquemos también, en este sentido,  como lo ha hecho el mismo Papa, la maternal intercesión de María santísima, la de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, y la de todo los santos. Imploremos hoy, aquí, la intercesión de Santo Domingo de Guzmán. Que todo ellos le ayuden a cumplir su delicada e importante misión no sólo para la Iglesia sino también para toda la humanidad. Amén.

 

LAS IGLESIAS DEL SUR DE ESPAÑA ANTE LA ELECCIÓN DE BENEDICTO XVI

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A continuación indicamos las fechas en las que tendrán lugar las eucaristíasde acción de gracias ante la elección del nuevo sucesor de San Pedro, Benedicto XVI, en la diferentes diócesis del Sur de España.

Diócesis de Almería

Sábado 23 de abril a las 11:00 h. en la S.I. Catedral.

Diócesis de Asidonia – Jerez

Domingo 24 de abril a las 13:30 h. en la S.I. Catedral.

Se ruega a todos los sacerdotes y rectores de los templos e iglesias, monasterios y casas de religiosos y religiosas que en estos días celebren Misas y eleven preces de acción de gracias a Dios Nuestro Señor por el Pontificado de S.S. el Papa Benedicto XVI.

Diócesis de Cádiz y Ceuta

Sábado 23 de abril a las 20:00 h. en la S.I. Catedral de Cádiz.

Jueves 28 de abril a las 20:30 h. en la S.I. Catedral de Ceuta.

Diócesis de Canarias

Lunes 25 de abril a las 19:00 h. en la S.I. Catedral.

Diócesis de Cartagena

Miércoles 27 de abril a las 20:30 h. en la S.I. Catedral.

Diócesis de Córdoba

Viernes 29 de abril a las 20:00 h. en la S.I. Catedral.

Diócesis de Granada

Lunes 25 de abril a las 20:30 h. en la S.I. Catedral.

Diócesis de Guadix

Jueves 21 de abril a las 20:00 h. en la S.I. Catedral de Guadix.

Viernes 22 de abril a las 19:30 h. en la Colegiata de Baza.

Próxima semana, a fijar día, en Huéscar.

Diócesis de Huelva

Jueves 28 de abril a las 20:00 h. en la S.I. Catedral.

Todas las parroquias y demás Centros de Culto, deberán organizar Misas en Acción de Gracias por la elección del Sumo Pontífice en los días y horas más aptos para la participación de los fieles. Durante nueve días, en la Plegaria Universal de todas las misas, se incluirá una de las súplicas por el Santo Padre del Libro de Preces de los fieles.

Diócesis de Jaén

Lunes 25 de abril a las 20:00 h. en la S.I. Catedral.

En cada una de las parroquias el párroco fijará el día para celebrar también una Misa de Acción de Gracias; en las ciudades con varias parroquias, se ruega que se celebre una única misa en el templo de mayores dimensiones.

Diócesis de Málaga

Viernes 29 de abril a las 20:00 h. en la S.I. Catedral.

Siempre que no haya compromisos ineludibles, se recomienda que en la ciudad de Málaga se suspendan las misas de la tarde de dicho viernes, invitando a todos a participar en el Solemne Pontifical de la Catedral.

Diócesis de Sevilla

Sábado 30 de abril a las 12:00 h. en la S.I. Catedral

Diócesis de Tenerife

Viernes 22 de abril a las 20:00 h. en Santo Domingo de Guzmán, en La Laguna.

ENTREVISTA AL CARDENAL ARZOBISPO DE SEVILLA, D. CARLOS AMIGO

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“Siendo un sabio, te da la sensación de que siempre está pendiente para escuchar y que lo último  que cuenta es su propia opinión”

 

 Mons. Carlos Amigo Vallejo nos ha dedicado hoy unos minutos desde la Iglesia de los Españoles de Nuestra Señora de Montserrat, en Roma. Dicha iglesia la tiene en título desde que en septiembre de 2003 fuera nombrado cardenal por Juan Pablo II.  A continuación reproducimos la entrevista:

 

Las últimas semanas están siendo muy intensas, llenas de emociones.

 

Estos días podemos decir que  hemos ido de sobresalto en sobresalto,… en el sentido admirativo de unos momentos muy intensos desde el punto de vista naturalmente de la Iglesia, pero también desde el punto de vista de las emociones personales; son personas con las que has tratado muy de cerca. Es  el ver que la barca de la Iglesia continúa con un nuevo timonel, que esta persona es de unos valores humanos, eclesiales, teológicos,… admirables. Y claro, todo esto no nos deja indiferentes.

 

Usted ya conocía al que ahora es nuestro Santo Padre.

 

Sí, he participado en diversos sínodos en los que he tenido la ocasión de estar cerca de él; conozco por supuesto, sus escritos, sus libros y después, en estos últimos días lo he conocido muy de cerca,… por así decir, comiendo en la misma mesa, como es lógico se suele decir. Todos estos días, durante las reuniones de las Congregaciones de Cardenales, ha sido permanente el encontrarse con él, saludarnos. En fin, todo lo que un grupo de personas que conviven durante unas semanas juntas en el mismo lugar y comiendo en el mismo comedor, pues ya puede suponer que los contactos son muchos y muy cordiales, amistosos.

 

Benedicto XVI es bastante conocido como intelectual, por todas las obras que ha publicado, por su trabajo durante veintitrés años en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero parece que es menos conocido su lado humano…

 

Quizá sea más desconocido por este lado humano por su sencillez, por su modestia, por su humildad; desde el punto de vista humano lo que no cabe la menor duda -y enseguida uno se da cuenta- es que es un hombre de una educación exquisita, es un hombre muy cordial, con una palabra siempre amable. Siendo un sabio, te da la sensación de que siempre está pendiente para escuchar y que lo último  que cuenta es su propia opinión. También es una persona con un estilo muy reconciliador pero no solamente en las grandes ideas, sino la reconciliación en las pequeñas cosas como diciendo: “pues mira, en lo esencial todos partimos de la misma fuente.

 

¿Qué significa para la Iglesia este nuevo Pastor?

 

Significa, sobre todo, que el Señor dijo a Pedro que tendría que llevar adelante la Iglesia; esa promesa de Jesucristo se va cumpliendo y Pedro continúa con nosotros con distintos nombres a lo largo de la historia y hoy Pedro, el discípulo, el primer Papa, continúa presente, ahora con un nombre diferente. Pero siempre es el Señor que le ha dicho a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edifico mi Iglesia y no te preocupes que yo estoy a tu lado”. Esto es lo que nosotros sentimos por encima de todo.

Hay algo muy significativo. En la Plaza de San Pedro,  que estaba abarrotada –como todo el mundo sabe- para esperar el anuncio del Papa, aquello que más se aplaudió y que un grito de júbilo más grande,… fue cuando el “Habemus Papa”; esto era lo importante, esto era lo importante. La ovación, el griterío, el entusiasmo, la alegría. Después venía el nombre, el nombre del Cardenal y el nombre elegido. Sobre todo en la Iglesia hay este sentimiento: Tenemos Papa. Es decir, que la promesa de Jesucristo de darnos el sucesor de Pedro, se ha cumplido una vez más.

 

En cuanto se vio el humo blanco, las campanas de todo el mundo acompañaron con su repicar a las del Vaticano y a la alegría de los fieles. ¿Cómo pueden vivir estos días los cristianos, cómo pueden colaborar con Benedicto XVI?

 

Sería una irresponsabilidad que hubiéramos pedido tanto un sucesor de Pedro, que hubiéramos rogado tanto por el nuevo Papa y que ahora, cuando ha sido elegido, le dejáramos  abandonado. Primero, tenemos que acompañarle con la oración, y después tenemos que acompañarle con la fidelidad. No podemos decir “tú eres Pedro, tú eres el sucesor de Pedro, tú eres el Vicario de Cristo” y después no seguir su magisterio, no seguir sus orientaciones. Esto sería completamente absurdo; no, no, queremos al Papa porque es el Vicario de Cristo y por tanto escuchamos su palabra como la palabra del Señor

 

ENTREVISTA A D. JUAN DEL RÍO, OBISPO DE ASIDONIA-JEREZ

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“Joseph Ratzinger será un Papa abierto a las grandes cuestiones”

¿Qué significa para la Iglesia tener un nuevo Papa?

Una gracia de Dios porque es una manifestación de que el Señor nunca abandona a su Iglesia, y señala también con el dedo a aquél que Él ha ido preparando a lo largo de muchos años para que en su momento oportuno dé el pastor necesario para los tiempos que estamos viviendo, para los tiempos actuales. Cada Papa responde a las necesidades del Pueblo de Dios.

En estos días se ha hablado del Card. Ratzinger, ahora Benedicto XVI, como de un gran intelectual. ¿Qué añadiría a su figura?

Nunca una intelectualidad que está al servicio del Evangelio es una intelectualidad fría y fuera de la realidad. El Card. Ratzinger ha sido un servidor de la sana doctrina para el pueblo sencillo, y ha sido una intelectualidad al servicio de la evangelización. Por lo tanto, no sólo estamos ante un Papa con una claridad grande de mente y de pensamiento, sino, también, ante un Papa que tiene un corazón de Pastor.

En sus primeras palabras, en la Eucaristía que ha celebrado esta mañana junto a los Cardenales en la Capilla Sixtina, ha hablado de que recibe la herencia de Juan Pablo II, y que va a tratar de servir a la Iglesia a partir de ese legado. ¿Qué puede aportar a la Iglesia ese nuevo Papa?

Yo creo que ya el cambio de nombre, es muy significativo. No va a mostrar un puro continuismo en un intento de querer imitar a Juan Pablo II. Benedicto XVI va a ser consecuente con los dones que Dios le ha dado; tanto naturales como sobrenaturales. Y desde la gracia de estado de la elección al ministerio petrino va a ejercer un pontificado según el Señor le vaya dictando y con las peculiaridades propias que tiene Joseph Ratzinger, no lo olvidemos. Por tanto yo creo que esa referencia a San Benito, patrón de Europa, y esa referencia también Benedicto XV que fue el Papa de la paz, nos está diciendo que Joseph Ratzinger será un papa abierto a las grandes cuestiones no solamente de Europa sino de toda la humanidad, desde la paz hasta el ecumenismo.

¿Cómo desde la Iglesia de Andalucía podemos vivir de un modo concreto los cristianos este nuevo nombramiento?

Pues sencillamente introduciéndonos cada día más en la identidad católica. Creo que ese fue el gran mensaje de Juan Pablo II; que nunca tuviéramos miedo de confesar a Jesucristo en medio de la sociedad de la increencia. Y en segundo lugar, siendo hombres y mujeres tremendamente espirituales, que vivamos intensamente la experiencia de Dios, porque solamente desde la experiencia del misterio se puede evangelizar y anunciar la Buena Noticia.

D. JUAN JOSÉ ASENJO PELEGRINA. ANTE EL NUEVO PAPA

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«BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR»

Comunicado del Obispo de Córdoba

 

 Queridos hermanos y hermanas:

 

                               A última hora de la tarde de ayer, martes 19 de abril, en el balcón central de la Basílica Vaticana, ventana abierta a la ciudad de Roma y al mundo, con emoción en los rostros y calor en los corazones, hemos contemplado la figura bien conocida del nuevo Papa, iluminada con una luz nueva. La Iglesia católica ya tiene un nuevo Padre y Pastor, que ha elegido como nombre Benedicto XVI. Nuestra transitoria orfandad ha terminado. Dios ha cumplido su promesa: “Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos” (1 Sam 2, 35).

 

                               En esta hora de gozo y esperanza para la Iglesia, invito a todos los fieles de la Diócesis a recibir al nuevo Pontífice con espíritu de fe, que es la única forma de responder a las intervenciones de Dios en la historia. No dudemos que es el Espíritu Santo quien lo ha puesto como Cabeza visible de toda la Iglesia, para regir la casa del Dios vivo. Acojámosle como el que viene en nombre del Señor, porque “nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios” (Heb 5,4). El gran acontecimiento que hemos vivido con gozo en la tarde de ayer, no se reduce a un mero relevo institucional, porque como nos enseña el Concilio “la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino(…) Esta es la única Iglesia de Cristo (…) que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18 ss.)” (LG 8).

 

                               Con la proclamación de Su Santidad Benedicto XVI como Obispo de Roma y Pastor de toda la Iglesia comienza una nueva etapa para la comunidad cristiana extendida por todo el mundo, en continuidad estrecha con su fecunda historia reciente y lejana, que se remonta hasta el mismo Jesús. La Iglesia, por disposición del Señor, está regida por pastores humanos, el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles. Todos ellos sirven a la Iglesia con sus facultades y talentos para acrecentar la vida cristiana de todo el Pueblo de Dios. El Papa Benedicto XVI, “un sencillo y humilde trabajador en la viña del Señor” como él mismo se presentaba ayer tarde ante los fieles, con la gracia de Dios, pondrá su sencillez, su humildad, su finura espiritual y humana y todas sus extraordinarias capacidades intelectuales en su servicio primacial. Estad seguros de que se entregará sin reservas para actualizar cada día la misión permanente e irrenunciable de la Iglesia, “continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido” (GS 3).

 

                               En esta hora de gozo para todos los hijos de la Iglesia, exhorto a todos los católicos cordobeses a acoger con cariño y amor y con auténtico espíritu sobrenatural a nuestro nuevo Papa, Su Santidad Benedicto XVI. De nuestra acogida obsequiosa y sincera y de nuestro amor filial al Santo Padre cabe esperar muchísimos bienes para la Iglesia diocesana. Con estas actitudes, como nos asegura el Concilio hablando de la comunión entre pastores y fieles, “se robustece en los seglares el sentido de la propia responsabilidad, se fomenta su entusiasmo y se asocian más fácilmente las fuerzas de los laicos al trabajo de los pastores.” (LG 37).

 

                               Pidamos todos al Señor que guarde y proteja al Papa, que le conceda salud y ánimo redoblado en su tarea, que su palabra y ejemplo sirvan para la edificación de la Iglesia y de los fieles, que sea principio y fundamento visible de la unidad de todo el Pueblo de Dios y que aliente e impulse todo aquello que la Iglesia puede comunicar a la sociedad actual, la luz de su doctrina y, sobre todo, la persona de Jesucristo, el único salvador y redentor. El Santo Padre será una ayuda inestimable para que toda la actividad temporal de los fieles quede iluminada por la luz del Evangelio.

 

                               Por último, me dirijo a todas las personas de buena voluntad que aunque no se sientan miembros de la Iglesia, son conscientes de lo que el magisterio del Papa representa para la humanidad inmersa en la cultura de la globalización. Les invito humildemente a recibir al nuevo Papa con respeto y con esperanza. Si bien es cierto que la misión que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social, no es menos verdad, como hemos comprobado en el fecundo Pontificado de Juan Pablo II, que el Papa, por cuya voz habla la Iglesia, desde su propia misión religiosa aporta luces y energías decisivas para robustecer la unidad de la familia humana, la justicia, la concordia y la paz entre los pueblos, constituyendo un vínculo estrechísimo entre las diferentes naciones y comunidades. En él encontraréis siempre fortaleza para luchar por todas las causas nobles y firmeza interior para comprometeros con las justas aspiraciones de la sociedad, particularmente de los más pobres. En la palabra del Papa podréis buscar aliento y orientación para trabajar por los derechos fundamentales de la persona, de la familia y los imperativos del bien común. En suma, el Papa será para todos fuente inagotable de energías espirituales de las que tan necesitado está nuestro mundo.

 

                               En las exequias de Juan Pablo II, el nuevo Papa, en su condición de Cardenal Decano del Colegio de Cardenales, recordaba el título de uno de los últimos libros autobiográficos del Pontífice fallecido, “Levantaos, vamos”, y nos decía que «con esas palabras [Juan Pablo II] nos ha despertado de una fe cansada, del sueño de los discípulos de ayer y de hoy». En esta tarea empeñará su ministerio. Os recuerdo que son justamente las palabras que titulan nuestro Plan Diocesano de Pastoral: “¡Levantaos! ¡Vamos!”. Retomemos con ánimo ilusionado en la Iglesia de Córdoba el trabajo por la Nueva Evangelización, unidos al nuevo Pastor de toda la Iglesia. Despertemos de la somnolencia que esteriliza, del desánimo y de la desesperanza. Con el nuevo Papa, nos espera una tarea apasionante: anunciar a Jesucristo en esta sociedad como camino, verdad y vida de los hombres y única esperanza para el mundo.

 

                               Por mi parte, como Pastor y Obispo de esta venerable Iglesia de Córdoba, renuevo de todo corazón mi comunión con el Romano Pontífice Benedicto XVI, sucesor de San Pedro, e invito a todos, autoridades y fieles, a la solemne Eucaristía de acción de gracias por el nuevo Papa que celebraremos en la Santa Iglesia Catedral el próximo viernes día 29 a las 8 de la tarde. Pido a todos los sacerdotes que en todas las parroquias y comunidades cristianas se celebre una Eucaristía especial para agradecer al Señor el regalo de nuestro nuevo Padre y Pastor y para invocar sobre él los dones del Espíritu Santo.

 

                               Con ánimo ilusionado, a todos os envío mi saludo fraterno y mi bendición.

 

 

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Obispo de Córdoba

 

 

ALMERÍA. COMUNICADO DEL OBISPADO

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Ante la elección del nuevo Papa Su Santidad Benedicto XVI

Comunicado del Obispado

 

 

Con gran gozo hemos acogido la elección del nuevo Papa en el día de ayer por los Cardenales de la Iglesia Romana. Damos gracias a Dios porque ha querido dar a la Iglesia un nuevo Pastor universal como Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro en la persona de su Santidad Benedicto XVI.

La pronta elección del Papa nos habla del gran consenso que se ha establecido entorno al que hasta ayer era el Decano del Colegio Cardenalicio, Su Eminencia el Cardenal Josef Ratzinger. Pedimos a Dios nuestro Señor que inspire y guíe el ministerio pastoral de unidad y fortalecimiento de la fe que ha confiado al nuevo Papa para bien de toda la Iglesia.

El Obispo diocesano pide a todos los fieles que, al mismo tiempo que dan gracias a Dios, encomienden a Dios y a su santísima Madre la persona y el ministerio del nuevo Papa.

Asimismo, el Obispo diocesano quiere mostrar su vivo agradecimiento al Clero, a los religiosos y religiosas y al pueblo fiel, así como a todos los ciudadanos de Almería, y a  la amplia representación de las instituciones sociales que han manifestado su respeto, afecto y adhesión a la persona y a la obra apostólica de Juan Pablo II, al que pedimos bendiga a su sucesor Benedicto XVI desde el cielo junto a Cristo, del cual el Papa es Vicario en la Iglesia universal y principio y fundamento visible de su unidad.

La Santa Sede ha agradecido las múltiples muestras de adhesión al Papa que se han producido las pasadas semanas en la diócesis, en carta enviada al Obispo por la Secretaría de Estado del Vaticano.

Al mismo tiempo invita a todos los diocesanos y las instituciones sociales que quieran sumarse al acto, a participar en una Misa de Acción de Gracias por la elección del nuevo Papa y para pedir por él, en la Catedral de la Encarnación de Almería, el próximo sábado día 23 del corriente, a las 11 horas.

 

 

Almería, a 20 de abril de 2005

 

 

Obispado de Almería

 

D. RAFAEL HIGUERAS. COMUNICADO

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Jaén, 20 de Abril de 2005

A los sacerdotes, religiosos y seglares de la Diócesis:

 

Ayer, día 19 de Abril, toda la Iglesia Católica y la humanidad entera, estaba pendiente del nombramiento de un nuevo Papa que sucediera a Juan Pablo II.

Hoy los católicos podemos sentir el gozo que produce la palabra escuchada desde el balcón de la Basílica de San Pedro, del Vaticano: “Os anuncio un gozo inmenso”.

La Iglesia hoy se alegra con la elección del Santo Padre Benedicto XVI. Él, la víspera de su elección, en cuanto Decano del Colegio Cardenalicio, presidía la Misa para iniciar el Cónclave, y allí decía como programa para el Papa que fuera elegido lo que sin duda será ahora su principal tarea al frente de la Iglesia: “Cristo es la medida del verdadero humanismo”. Y comentaba en aquella misma homilía: “Cuando más amamos a Jesús, más le conocemos, más crece nuestra auténtica libertad, la alegría de ser redimidos. ¡Gracias, Jesús, por tu amistad!”.

No tiene otra tarea ni otra fuerza la Iglesia que la de anunciar el Evangelio según las palabras de Jesús, que el mismo Cardenal Ratzinger citaba en esa homilía: “Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Jn 15, 16). Y él concretaba, en razón de esa frase del Señor, la necesidad del dinamismo de la existencia del cristiano en cuanto apóstol. Pero en este momento que está viviendo la Iglesia, junto al gozo por la elección de nuevo Papa, tiene que estar nuestra oración para que Dios le asista en su Ministerio y todos sintamos la urgencia de la tarea misionera.

Pongamos en manos de María esta gratitud y oración nuestra por la Iglesia y por el Papa Benedicto XVI, que ahora comienza su trabajo como Pastor de la Iglesia Universal.

La Diócesis de Jaén se une a esta oración y, a la vista de que el 24 de Abril, Domingo, día en que Benedicto XVI celebrará la Misa de Inauguración de su Pontificado, es la solemnidad de la Virgen de la Cabeza, Patrona de la Diócesis, se convoca a todos los sacerdotes, religiosos y seglares a la Eucaristía que tendrá lugar en la Catedral de Jaén, el día 25 de Abril, lunes, a las 20’00 h., invitando de modo especial a la concelebración a todos los sacerdotes de la ciudad de Jaén y del resto de la Diócesis.

En cada una de las parroquias el párroco fijará el día para celebrar también una Misa de acción de gracias, y en las ciudades con varias parroquias, se ruega que se celebre una única misa en el templo de mayores dimensiones.

Al mismo tiempo que damos gracias a Dios por la elección del nuevo Papa, en esta celebración podemos encomendar en nuestra oración una tarea concreta de este Papa en relación con nuestra Diócesis, como es el nombramiento del obispo que rija esta Iglesia particular de Jaén.

Con mi afecto en el Señor,

 

 

Rafael Higueras Álamo

Administrador diocesano

 

D. FELIPE FERNÁNDEZ, OBISPO DE TENERIFE, ANTE LA PRENSA

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“GRAN TEÓLOGO QUE NO TIENE MIEDO DE DIALOGAR CON NADIE”

El obispo presidirá en la parroquia de Santo Domingo, el viernes 22 de abril a las 20:00 h., una eucaristía de acción de gracias por la elección del nuevo Pontífice.

Según informan desde la Delegación de Medios del Obispado de Tenerife, el obispo de Tenerife, D. Felipe Fernández, aseguró en La Laguna que al nuevo Papa, Benedicto XVI, «se le ha hecho una imagen de conservador y de defensor de la ortodoxia que no es auténtica». Según puntualizó Felipe Fernández lo que ha estado haciendo el cardenal Joseph Ratzinger «es velar por la doctrina de la fe en la Iglesia, encomendado por el Papa» Juan Pablo II.

En una rueda de prensa que ofreció después de conocerse la elección de Joseph Ratzinger como Sumo Pontífice, Fernández señaló que Benedicto XVI «es una persona muy lúcida, inteligente y bien preparada para desempeñar el cargo de Papa, al tiempo que es un gran creyente y un gran teólogo».

Fernández afirmó también que Benedicto XVI, al que aseguró conocer personalmente, «será distinto de Juan Pablo II pero estará siempre llevado por el mismo espíritu, el que se le regaló con los santos sacramentos del bautismo y de la confirmación».

El obispo dijo también que Ratzinger, que será el 265 Pontífice de la Iglesia católica, «es un gran teólogo que no tiene miedo de dialogar con nadie y que sabe la razón de la fe perfectamente». Fernández afirmó asimismo que no esperaba la elección de Ratzinger, «no porque no me gustara, que sí me gusta, sino porque según tenía muchos adeptos también tenía muchos opositores».

En opinión del obispo tinerfeño, «Benedicto XVI deberá ser seguidor de Juan Pablo II en la doctrina porque fue una cabeza visible del anterior papado en el que luchó por mantener la fidelidad de la Iglesia en la fe».

ENTREVISTA A D. ANTONIO DORADO, OBISPO DE MÁLAGA

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“Es un hombre que se siente centrado totalmente en la persona de Jesucristo”

¿Qué significa para la Iglesia en Andalucía el nombramiento del nuevo Papa?

Creo que está recogido en el anuncio que hace el Cardenal que comunica al Pueblo de Dios públicamente que “habemus Papam”, y esto va precedido de una frase muy importante y muy significativa: “Annuntio vobis gaudium magnum”, “os anuncio un gran gozo”; yo creo que aquí se resume muy bien lo que para un creyente tiene el contar con la elección de un nuevo Papa, un gran gozo, una gran alegría, de que Dios nos ha provisto del Pastor que nos preside en la caridad a toda la Iglesia; de una persona que, en principio, los católicos, las creyentes vemos como alguien que viene enviado por el Señor y que viene en el nombre del Señor. Es para nosotros la presencia de Jesucristo, de quien él es Vicario, y presenta su autoridad y el que coordina la unidad y la verdad de fe de la Iglesia. Así lo hemos vivido aquí y así lo estamos comunicando en las celebraciones eucarísticas, que son celebraciones de súplica, para que el Señor le ayude, porque el protagonista es el Señor, pero también de acción de gracias por este don de Dios que nos viene a suceder al gran regalo que durante 26 años hemos tenido en la persona del queridísimo Juan Pablo II, a quien despedimos en un homenaje de emoción y de gratitud.

¿Qué resaltaría de la figura del nuevo Pontífice, del Card. Ratzinger?

Yo he tenido contacto con él en dos ocasiones, en concreto estuve en tres sínodos distintos, que son tres meses, he tenido trato con él con motivo de la Visita ad limina, en algunos asuntos relativos a las diócesis y la impresión que tengo es que es un hombre muy apto para el tiempo que estamos viviendo –a pesar de la edad que tiene, a sus 78 años-. Es un hombre de una inteligencia muy aguda y de una formación fuera de lo corriente. Lo alaban sus más de 40 obras que tiene publicadas. Es un gran teólogo, un gran conocedor del contenido de nuestra fe –que es la misión suya de transmitir y de defender y de mantener la unidad-, y un hombre de una gran cultura. Tiene muchos detalles, aunque no es el momento de entrar, que muestran que tiene una cultura muy vasta. Ha estado muy en contacto con los problemas del mundo moderno. Todas las relaciones entre fe y razón que se han llevado desde los diversos cargos que ha ido teniendo él, cuando era presidente de la comisión de consultores teólogos, bíblicos… todos estos temas los conoce y por otra parte ha aplicado el Evangelio a todas estas cuestiones.

Hay otro aspecto muy importante: un Papa en el fondo tiene que ser maestro; y éste tiene condiciones muy ricas para ejercer el Magisterio y para transmitir con fidelidad el mensaje del Señor, sin rebajas. Segundo, tiene que ser un testigo. Es decir, tiene la función de santificar. Pienso que él es un hombre de Dios, un hombre santo, un hombre profundamente religioso y es un hombre que se siente centrado totalmente en la persona de Jesucristo. Me parece que éste es otro valor.

Es un Pastor, un hombre que tiene que mantener la unidad, mantener la comunión en toda la Iglesia. Para lo cual yo creo que es un hombre muy humilde, una persona muy sencilla y muy cordial, muy dialogante; y por otra parte, muy fiel a la Iglesia y muy dedicado a proponer el Evangelio sin rebajas. Creo que son las condiciones que, en un grado máximo, nunca perfectas porque nosotros creemos solamente en Dios, y a nadie endiosamos; pero sí creo que como representante de Jesucristo en la Iglesia está dotado de unas gracias, de unos dones humanos, sobrenaturales extraordinarios.

Tras llevar a delante, durante tanto tiempo, con Juan Pablo II distintas tareas eclesiales, es normal que mucha gente diga que es continuación del pontificado del anterior Papa; pero creemos que no sólo eso ¿qué puede aportar a la Iglesia Benedicto XVI?

Es un hombre ideal para gestionar ese olor de multitudes que nos ha dejado Juan Pablo II. Ha sido estrecho colaborador suyo a lo largo de muchos años, ha sido un hombre fiel a la Iglesia sin concesiones al populismo o a la moda, sin ninguna cerrazón mental, muy conocedor de la cultura moderna y puede ser la persona más indicada para recoger la herencia de Juan Pablo II y para abrir nuevos caminos a la Iglesia. Sin duda ninguna, no es un puro continuista. En la Iglesia, gracias a Dios, todavía no hay clonación; cada uno tiene los dones que Dios le ha dado y surgen necesidad y planteamientos nuevos. Creo que a esto será a lo que tenga que responder.

A mí me parece que algo muy importante a lo que él debe responder es a un pecado que hay hoy en la Iglesia, y es la confusión doctrinal que existe; esa especie de relativismo –que llamaba él- donde todo vale, esa falta de conocimiento de las respuestas de la Iglesia a los problemas nuevos desde su propia identidad y sin rebajas –como decía antes- y sin buscar la plausibilidad como tal. Esto es un tema para el que él tiene una especial preparación.

Tenemos también el tema del ecumenismo. Tanto con las Iglesias cristianas no católicas como con las Iglesias orientales. En eso tiene una gran experiencia y también una gran capacidad de diálogo. Ésta es hoy una gran tarea que es muy importante en toda la Iglesia.

Por consiguiente, hay que saber también que es injusto esperar todo de él. También un Papa es reflejo de la Iglesia y nos corresponde a nosotros construir ese futuro que anhelamos. Creo que a pesar de los estereotipos con los que le han presentado los medios menos afines a la Iglesia, no es un hombre retrogrado, sino un testigo fiel, un testigo lúcido del Evangelio, con el grado de santidad y humildad suficiente para saber anunciarlo con obras y con palabras.

A la sorpresa del nombramiento del nuevo Papa, se unió la de la elección de su nuevo nombre, Benedicto XVI. ¿Qué motivación podrá haber detrás de esta elección?

Espero que él lo explique porque todo son cávalas. Creo que es la continuidad de una saga de benedictos, él es Benedicto XVI. Ahí podemos hacer varias lecturas. En primer lugar, empezando por Benito, un gran Abad de la Iglesia que nace en el siglo V, que es un gran renovador de Europa en aquellos momentos, en que estaba influenciada por las culturas paganas o bárbaras. Fue un gran evangelizador y esto tiene una resonancia también en la Europa de hoy; una fe vivida junto a sus raíces cristianas. Por otra parte, también el lema de san Benito el “ora et labora”. Yo creo que también es muy importante subrayarlo. No es un Papa sólo del activismo, de la acción; sino que pide que los miembros de la Iglesia seamos personas contemplativas, que miran al Señor y que contemplan el rostro del Señor.

Por otra parte suceder a Benedicto XV, alguien que llegó en un momento de perturbación de la paz en Europa. Fue un hombre que tuvo una gran experiencia a favor de la defensa de la paz, a favor de la unidad europea. Y al mismo tiempo Benedicto XV también hizo un gran esfuerzo de relaciones con las Iglesias orientales. Son aproximaciones que hacen pensar que puede haber algo de esto, aunque creemos que lo explicará próximamente.

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