ENTREVISTA A D. ANTONIO DORADO, OBISPO DE MÁLAGA

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“Es un hombre que se siente centrado totalmente en la persona de Jesucristo”

¿Qué significa para la Iglesia en Andalucía el nombramiento del nuevo Papa?

Creo que está recogido en el anuncio que hace el Cardenal que comunica al Pueblo de Dios públicamente que “habemus Papam”, y esto va precedido de una frase muy importante y muy significativa: “Annuntio vobis gaudium magnum”, “os anuncio un gran gozo”; yo creo que aquí se resume muy bien lo que para un creyente tiene el contar con la elección de un nuevo Papa, un gran gozo, una gran alegría, de que Dios nos ha provisto del Pastor que nos preside en la caridad a toda la Iglesia; de una persona que, en principio, los católicos, las creyentes vemos como alguien que viene enviado por el Señor y que viene en el nombre del Señor. Es para nosotros la presencia de Jesucristo, de quien él es Vicario, y presenta su autoridad y el que coordina la unidad y la verdad de fe de la Iglesia. Así lo hemos vivido aquí y así lo estamos comunicando en las celebraciones eucarísticas, que son celebraciones de súplica, para que el Señor le ayude, porque el protagonista es el Señor, pero también de acción de gracias por este don de Dios que nos viene a suceder al gran regalo que durante 26 años hemos tenido en la persona del queridísimo Juan Pablo II, a quien despedimos en un homenaje de emoción y de gratitud.

¿Qué resaltaría de la figura del nuevo Pontífice, del Card. Ratzinger?

Yo he tenido contacto con él en dos ocasiones, en concreto estuve en tres sínodos distintos, que son tres meses, he tenido trato con él con motivo de la Visita ad limina, en algunos asuntos relativos a las diócesis y la impresión que tengo es que es un hombre muy apto para el tiempo que estamos viviendo –a pesar de la edad que tiene, a sus 78 años-. Es un hombre de una inteligencia muy aguda y de una formación fuera de lo corriente. Lo alaban sus más de 40 obras que tiene publicadas. Es un gran teólogo, un gran conocedor del contenido de nuestra fe –que es la misión suya de transmitir y de defender y de mantener la unidad-, y un hombre de una gran cultura. Tiene muchos detalles, aunque no es el momento de entrar, que muestran que tiene una cultura muy vasta. Ha estado muy en contacto con los problemas del mundo moderno. Todas las relaciones entre fe y razón que se han llevado desde los diversos cargos que ha ido teniendo él, cuando era presidente de la comisión de consultores teólogos, bíblicos… todos estos temas los conoce y por otra parte ha aplicado el Evangelio a todas estas cuestiones.

Hay otro aspecto muy importante: un Papa en el fondo tiene que ser maestro; y éste tiene condiciones muy ricas para ejercer el Magisterio y para transmitir con fidelidad el mensaje del Señor, sin rebajas. Segundo, tiene que ser un testigo. Es decir, tiene la función de santificar. Pienso que él es un hombre de Dios, un hombre santo, un hombre profundamente religioso y es un hombre que se siente centrado totalmente en la persona de Jesucristo. Me parece que éste es otro valor.

Es un Pastor, un hombre que tiene que mantener la unidad, mantener la comunión en toda la Iglesia. Para lo cual yo creo que es un hombre muy humilde, una persona muy sencilla y muy cordial, muy dialogante; y por otra parte, muy fiel a la Iglesia y muy dedicado a proponer el Evangelio sin rebajas. Creo que son las condiciones que, en un grado máximo, nunca perfectas porque nosotros creemos solamente en Dios, y a nadie endiosamos; pero sí creo que como representante de Jesucristo en la Iglesia está dotado de unas gracias, de unos dones humanos, sobrenaturales extraordinarios.

Tras llevar a delante, durante tanto tiempo, con Juan Pablo II distintas tareas eclesiales, es normal que mucha gente diga que es continuación del pontificado del anterior Papa; pero creemos que no sólo eso ¿qué puede aportar a la Iglesia Benedicto XVI?

Es un hombre ideal para gestionar ese olor de multitudes que nos ha dejado Juan Pablo II. Ha sido estrecho colaborador suyo a lo largo de muchos años, ha sido un hombre fiel a la Iglesia sin concesiones al populismo o a la moda, sin ninguna cerrazón mental, muy conocedor de la cultura moderna y puede ser la persona más indicada para recoger la herencia de Juan Pablo II y para abrir nuevos caminos a la Iglesia. Sin duda ninguna, no es un puro continuista. En la Iglesia, gracias a Dios, todavía no hay clonación; cada uno tiene los dones que Dios le ha dado y surgen necesidad y planteamientos nuevos. Creo que a esto será a lo que tenga que responder.

A mí me parece que algo muy importante a lo que él debe responder es a un pecado que hay hoy en la Iglesia, y es la confusión doctrinal que existe; esa especie de relativismo –que llamaba él- donde todo vale, esa falta de conocimiento de las respuestas de la Iglesia a los problemas nuevos desde su propia identidad y sin rebajas –como decía antes- y sin buscar la plausibilidad como tal. Esto es un tema para el que él tiene una especial preparación.

Tenemos también el tema del ecumenismo. Tanto con las Iglesias cristianas no católicas como con las Iglesias orientales. En eso tiene una gran experiencia y también una gran capacidad de diálogo. Ésta es hoy una gran tarea que es muy importante en toda la Iglesia.

Por consiguiente, hay que saber también que es injusto esperar todo de él. También un Papa es reflejo de la Iglesia y nos corresponde a nosotros construir ese futuro que anhelamos. Creo que a pesar de los estereotipos con los que le han presentado los medios menos afines a la Iglesia, no es un hombre retrogrado, sino un testigo fiel, un testigo lúcido del Evangelio, con el grado de santidad y humildad suficiente para saber anunciarlo con obras y con palabras.

A la sorpresa del nombramiento del nuevo Papa, se unió la de la elección de su nuevo nombre, Benedicto XVI. ¿Qué motivación podrá haber detrás de esta elección?

Espero que él lo explique porque todo son cávalas. Creo que es la continuidad de una saga de benedictos, él es Benedicto XVI. Ahí podemos hacer varias lecturas. En primer lugar, empezando por Benito, un gran Abad de la Iglesia que nace en el siglo V, que es un gran renovador de Europa en aquellos momentos, en que estaba influenciada por las culturas paganas o bárbaras. Fue un gran evangelizador y esto tiene una resonancia también en la Europa de hoy; una fe vivida junto a sus raíces cristianas. Por otra parte, también el lema de san Benito el “ora et labora”. Yo creo que también es muy importante subrayarlo. No es un Papa sólo del activismo, de la acción; sino que pide que los miembros de la Iglesia seamos personas contemplativas, que miran al Señor y que contemplan el rostro del Señor.

Por otra parte suceder a Benedicto XV, alguien que llegó en un momento de perturbación de la paz en Europa. Fue un hombre que tuvo una gran experiencia a favor de la defensa de la paz, a favor de la unidad europea. Y al mismo tiempo Benedicto XV también hizo un gran esfuerzo de relaciones con las Iglesias orientales. Son aproximaciones que hacen pensar que puede haber algo de esto, aunque creemos que lo explicará próximamente.

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