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La Santísima Trinidad corona a la Virgen María

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La Santísima Trinidad corona a la Virgen María

La solemnidad litúrgica de la Santísima Trinidad se celebra el domingo siguiente a Pentecostés. Como tema iconográfico, solemos encontrarlo en la cumbre de los retablos, tanto en relieve como en pintura. También lo encontramos en la representación de la Coronación de la Santísima Virgen, por las tres divinas Personas, tras su Ascensión a los cielos. Es el cuadro de que nos ocupa, que admiramos en la parroquial de El Granado.

El lienzo, de gran formato, representa el momento en que María, ascendida al cielo sobre una nube de ángeles, recibe la corona de la gloria de manos del Padre y del Hijo, ambos sedentes, mientras el Espíritu Santo, en forma de paloma, sobrevuela su cabeza.

La composición se muestra sumamente equilibrada de formas y de colorido. En el centro del lienzo, la figura de pie de la Virgen María, vestida con túnica roja y manto azul. Al adelantar su derecha, imprime un gracioso arqueamiento, inclinando la cabeza en gesto de humildad. En la parte superior se aprecian los querubines, casi transparentes como signo de su naturaleza espiritual.

Dios Padre, caracterizado como el anciano de muchos días, por su luenga barba, se sitúa a su izquierda, y aparece revestido de pontifical, con capa de seda blanca y motivos florales brocados en oro. Su mano izquierda protege un gran orbe, sobre el que aparece dibujada la cruz de la Orden Trinitaria en sus colores rojo y azul. Con la derecha sostiene la corona imperial sobre las sienes de María. A la derecha, Jesucristo resucitado, con la cruz gloriosa sobre su hombro izquierdo, deja ver la herida del costado en su torso desnudo, y  cubre la cintura y la pierna con un manto jacinto. 

Entre las nubes del plano inferior revolotean los ángeles, que portan desordenadamente los atributos marianos. Llama la atención el detalle del ángel, con rostro de niña, con un lacito rojo en su pelo rubio, que porta la palma de la victoria. Podría tratarse de un retrato infantil. Otro, en forzado escorzo, volando boca arriba, lleva una vara de azucenas, símbolo de la pureza virginal. Otro, a los pies de María, sostiene la rosa de Jericó. Y, finalmente, un ángel, graciosamente recostado sobre la Virgen, tiene en su mano el lirio morado.

Se ha relacionado esta obra con las del mismo tema que pintó Juan del Castillo para la iglesia de San Alberto de Sevilla y el convento de Montesión, de la misma ciudad, situándolo, por ello, entre 1638 y 1640. No obstante, opinamos que, por la soltura de la pincelada y la blandura de las formas, situadas con delicadeza en su atmósfera, nos remite a fechas más tardías, quizás a los años finales del Seiscientos, o a los primeros del Setecientos.

Fue restaurado entre noviembre de 1999 y septiembre de 2000 por Mireya Albert Astolfi. Figuró en la Exposición Ave María, en la Casa Colón de Huelva, en 2002. 

Manuel Jesús Carrasco Terriza1

  1.  Catálogo de la Exposición Ave María. Huelva, Casa Colón, 2002-2003, Córdoba, Publicaciones Caja Sur, 2002, pp. 130-131. ↩

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SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, por Ramón Carlos Rodríguez García

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Lecturas: Dt 4, 32-34. 39-40. El Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Sal 32. R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad. Rom 8, 14-17. Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Mt 28, 16-20. Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Finalizado el Tiempo Pascual con el don de Pentecostés, La Sagrada Liturgia nos permite celebrar con gozo este domingo la fiesta de la Santísima Trinidad. Una oportunidad para zambullirnos (una de las preciosas acepciones del término “bautizar”) en el misterio de Dios. La celebración eucarística impide que nos perdamos en un mar de elucubraciones intelectuales y descarnados compendios de sabiduría. Ella hace posible vislumbrar el misterio como misterio de amor. Con el gesto sencillo y profundo busca nuestro corazón que en demasiadas ocasiones se desparrama confuso y hambriento del verdadero consuelo. Lo que es imposible conocer por el esfuerzo humano, se nos regala cada domingo en forma de generosa revelación amorosa.

El Antiguo Testamento comenzaba este itinerario, al reconocer a un único Dios frente a las múltiples deidades de los pueblos vecinos. Es el Dios que salva de veras y jamás abandona a los suyos. Acatar su voluntad no frustra la vida, sino que la torna en acontecimiento feliz ahora y por siempre. Jesús es quien fractura el cerco en que los hombres pretendemos etiquetar a Dios. Anuncia al Dios único en eterna comunión entre personas, al susurrar en lenguaje humano la verdad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El Apóstol Pablo anuncia con audacia que este misterio no nos es ajeno, pues vivimos sumergidos en la realidad trinitaria, descubriendo por gracia lo que significa ser hijos de Dios. Todos los domingos del año están dedicados a la Santísima Trinidad, pero es oportuno que nos detengamos a contemplar la grandeza del Dios que nos salva, festejando en una misma celebración toda la historia de la Salvación: la intimidad de Dios se regala enviándonos a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu Santo. De esta manera nos santifica, librándonos del pecado. El Padre por el Hijo en el Espíritu Santo nos hace sus hijos. Atentar contra sus hijos no parece ser el camino que el Dios Uno y Trino “desea”. La guerra, las injusticias y cuanto violenta al ser humano, se opone a todo lo que Dios es. Gozar y celebrar la comunión Trinitaria, nos permite rescatar la verdadera imagen de la humanidad que es imagen de Dios.

Ramon Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

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Celebración de la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en Huelva

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En una solemne ceremonia celebrada este jueves, 23 de mayo, la Capilla del Monasterio de las Hermanas Oblatas fue el escenario de la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. La misa fue presidida por el Obispo de Huelva, Monseñor Santiago Gómez Sierra, quien destacó la importancia de esta festividad en el calendario litúrgico y la dedicación de las Hermanas Oblatas a la espiritualidad sacerdotal.

La Delegación para el Clero subrayó el carisma especial de las Hermanas Oblatas, afirmando: “Las hermanas Oblatas han recibido del Espíritu Santo el carisma de cooperar espiritualmente a la santificación de los sacerdotes y aspirantes al sacerdocio. Agradezcamos su vocación con nuestra oración y con nuestra presencia.”

La celebración reunió a numerosos fieles y miembros del clero, quienes participaron en un ambiente de recogimiento y devoción. La homilía de Monseñor Gómez Sierra enfatizó la importancia del sacerdocio y la necesidad de apoyar a quienes se dedican a esta vocación. También se hizo hincapié en el papel fundamental de las Hermanas Oblatas en la comunidad religiosa, reconociendo su entrega y compromiso en la formación espiritual de los sacerdotes.

HOMILÍA ÍNTEGRA DEL OBISPO DE HUELVA

Lecturas: Jer 31,31-34; Sal 109, 1bcde.2.3; Heb 10, 11-18 y Mc 14, 12a.22-25.

Hermanos y hermanas, amados por el Señor.

Estamos celebrando la fiesta –en esta comunidad- solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, por la que tanto luchó nuestro predecesor el venerable José María García Lahiguera. Fue ya durante su pontificado en Valencia, cuando tuvo lugar la aprobación por parte de la Santa Sede de esta fiesta litúrgica, concretamente, el 22 de agosto de 1973; fijando su celebración el jueves siguiente a la solemnidad de Pentecostés.

Este afán por llevar al calendario litúrgico la celebración de Jesucristo como Sumo y Eterno Sacerdote de D. José María respondía a una inquietud muy honda que sentía en su alma. Intuía que, particularmente, Dios le movía a trabajar a favor de la santidad sacerdotal. Así el 9 de marzo de 1936 escribía: «…Y como la santidad es obra de la gracia, y ésta se alcanza con la oración, urge de un modo apremiante lanzarse a una Cruzada ‘Pro Sacerdotio’, a base de oración y sacrificio. (…) creo debe pedirse mucho a Nuestro Señor si conviene ir pensando en la fundación de una orden religiosa de monjas de clausura cuyo fin principal, por no decir exclusivo, había de ser la oración y el sacrificio por la santificación de los sacerdotes y seminaristas”.

Pero fue en plena guerra civil cuando la Providencia puso en su camino a la joven María del Carmen Hidalgo de Caviedes, que también sentía la llamada a consagrarse a Dios en una vida de oración y penitencia por la santificación de los sacerdotes. Con ella llevaría a cabo la fundación de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, que el Señor le inspiraba.

La inquietud tan personalmente sentida por nuestro obispo D. José María también era compartida por la Iglesia. Él participó en el Concilio Vaticano II. Podemos imaginar con cuanto interés seguiría la elaboración del Decreto conciliar Presbyterorum ordinis, sobre el ministerio y vida de los presbíteros. Recordemos, hoy, con que énfasis y apremio llamada a la santidad de los sacerdotes, cuando dice: este sacrosanto Sínodo, para conseguir sus fines pastorales de renovación interna de la Iglesia, difusión del Evangelio en todo el mundo y diálogo con el mundo moderno, exhorta vehementemente a todos los sacerdotes a que, empleando los medios recomendados por la Iglesia, se esfuercen en alcanzar una santidad cada día mayor, que los haga instrumentos cada vez más aptos al servicio de todo el Pueblo de Dios (Decreto Presbyterorum ordinis, 12).

Y más próximo en el tiempo, también el papa Francisco ha hecho sonar esta llamada a la santidad en la Exhortación Apostólica Gaudete et exsulateAlegraos y regocijaos- Sobre la llamada a la santidad en el mundo actual, del 19 de marzo del 2018; y nuestras Orientaciones Pastorales Diocesanas 2022-2027, “Él va por delante de vosotros” (Mc 16,7), recogiendo este constante reclamo del Magisterio de la Iglesia, señalan como “cuarta línea de trabajo: Todos llamados a la santidad y a la misión.”

La santidad es la gracia, el regalo, el don del Bautismo. La santidad es el fruto del Espíritu Santo en la vida de cada uno (cf. Ga 5,22-23). (GE 15) Hemos sido configurados como hijos, el pecado nos desfigura y la santidad está en recuperar lo que verdaderamente somos, hijos en el Hijo.

La vocación a la santidad la reciben todos los bautizados. El papa Francisco lo expresa así: Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos (…) No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. (GE 14).

Hablar de santidad es también hablar de nuestro compromiso temporal. Nuestra vida personal no está aislada de nuestro ministerio como sacerdotes ni del testimonio personal como cristianos en la vida pública. De nuestra respuesta a la vocación a la santidad depende la misión de la Iglesia, que no es otra que evangelizar. S. Juan Pablo II afirmaba que la llamada a la misión deriva de por sí de la llamada a la santidad. Cada misionero, lo es auténticamente, si se esfuerza en el camino de la santidad… La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión. Todo fiel está llamado a la santidad y a la misión (Redemptoris Missio, 90).

En la medida en que se santifica, cada cristiano se vuelve más fecundo para el mundo. (GE 33)

Nuestra pastoral como sacerdotes debe desplegar una auténtica pedagogía de la santidad adaptada a las edades y situaciones de las personas, presentándola como un ideal atractivo, posible de alcanzar con la ayuda de la gracia. Todos debemos emplearnos en ello, también las personas consagradas, los catequistas, las familias cristianas, los grupos parroquiales y los movimientos apostólicos.

La evangelización debe comenzar en el interior de la Iglesia y por cada uno de los cristianos: Señor, renueva tu Iglesia, empezando por mí (Francisco de Asís). Antes de poder ser implantada en los pueblos, la Iglesia tiene que ser implantada y tiene que arraigar en el corazón de los creyentes (Lumen Gentium 1,1).

Cuando la cultura ya no es vehículo de transmisión de la fe y la institución eclesial pierde significación en un contexto social nuevo, la experiencia viva y personal de Dios se hace imprescindible. El teólogo alemán Karl Rahner acuñó una expresión que se ha vuelto tópica: El cristiano del mañana (ese mañana ya es hoy) será un místico o no será. Todos necesitamos una fe personal, profunda y sólida, que nos ayude a dar testimonio del Señor resucitado e ilumine la existencia cotidiana. Por el contrario, una fe solo hereditaria, formal y tradicional, no prevalecerá (cf. 1Cor 13,1-3).

En definitiva, vosotras queridas hermanas oblatas, nosotros sacerdotes, y vosotros fieles cristianos, todos necesitamos compartir la obsesión del venerable García Lahiguera: “No tengo más que una obsesión, os lo digo de verdad: no merece la pena nada en la vida más que la santidad”.

Que la Virgen María, Madre de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, interceda por nosotros, para que seamos santos.

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Tres sacerdotes celebraron sus bodas de plata presbiterales en la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote

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Tres sacerdotes celebraron sus bodas de plata presbiterales en la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote

José Francisco Serrano, Damián Pérez y Joaquín Caler celebraron sus 25 años de sacerdocio

 

Los sacerdotes de la diócesis de Guadix celebraron una jornada de convivencia en la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Fue el jueves 23 de mayo, en el Centro Diocesano de Espiritualidad y asistieron prácticamente todos los sacerdotes que hay en la diócesis.

Convocados por el obispo y por la delegación para el Clero, los sacerdotes se reunieron en la Casa de Ejercicios en ese día tan señalado para el clero, al tratarse de una jornada muy sacerdotal. Los sacerdotes accitanos viven siempre esta jornada como un día de fiesta, de convivencia. Y así ha sido este año.

Comenzó la jornada con un tiempo de oración en la capilla. Allí, D. Francisco Jesús Orozco habló a los sacerdotes del sentido de esta fiesta, de reciente creación en la Iglesia, pues tal y como la vivimos ahora se hace tan solo desde 1973. También habló del sacerdocio de Cristo y, cómo no, del ministerio sacerdotal de los presbíteros.

Mons. Orozco también agradeció la entrega y el servicio de los tres sacerdotes que celebran sus bodas de plata sacerdotales durante este año: José Francisco Serrano, Damián Pérez y Joaquín Caler.

Después, ya en la sala de reuniones, estos sacerdotes ofrecieron su testimonio y su agradecimiento ante sus compañeros. José Francisco Serrano, que ahora es párroco del Sagrario y vicario general, dio las gracias al Señor por su vocación y a todos los sacerdotes “porque son su familia”.

También Damián Pérez agradeció la cercanía de los compañeros en el desempeño pastoral y dio gracias por estos 25 años de sacerdocio que cumple, “que se le han pasado muy rápido”. Damián es párroco de Cúllar y director del secretariado de Pastoral en la Carretera y Movilidad

Finalmente, Joaquín Caler tuvo que intervenir a través del teléfono, ya que no pudo estar en Guadix, pues se encuentra recuperándose de una enfermedad. Agradeció la felicitación de sus compañeros y expresó su agradecimiento al Señor en estos 25 años. Joaquín es párroco de Benamaurel.

Tras los discursos, y como obsequio, estos sacerdotes recibieron un pergamino con la bendición del papa por sus bodas de plata sacerdotales.

También intervino el sacerdote Francisco Grande, que vive su jubilación en la residencia de Santa Teresa Jornet, en Guadix. A sus 88 años de edad, agradeció los 66 años de sacerdocio al servicio de la diócesis y recordó algunos de los lugares donde ha estado, en parroquias y en misiones.

Terminó la jornada con una comida en fraternidad, en un día tan señalado, en la que hubo, cómo no, pasteles por los 25 años de ministerio de estos tres sacerdotes.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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El profesor del Instituto Teológico San Leandro Isaac Moreno participa en un curso bíblico del CESET de Málaga

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El profesor del Instituto Teológico San Leandro Isaac Moreno participa en un curso bíblico del CESET de Málaga

El profesor del Instituto Teológico San Leandro de Huelva Isaac Moreno Sanz ha participado en un curso organizado por el Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo, de la Diócesis de Málaga, titulado “Fijos los ojos en Jesús. De Jesús a Cristo en las tradiciones neotestamentarias”. Su conferencia versó sobre la imagen de Jesucristo que se desprende en la obra lucana, que comprende el evangelio de Lucas y el libro de los Hechos de los apóstoles. Tras una introducción en la que expuso cómo leer los textos bíblicos, describió las dimensiones históricas y literarias de las dos obras, para pasar después a una explicación del Jesús lucano desde diez palabras clave. Estas palabras no son ni más ni menos que diez expresiones que el evangelista coloca en boca de Jesús o en referencia al mismo y que delimitan la idea que Lucas quiere transmitir, desde su material propio, acerca del nazareno.

En palabras del profesor coordinador de dicho curso, Emilio López Navas, recogidas en la página web de la Diócesis de Málaga, el principal objetivo es «dar a conocer las diferentes tradiciones sobre Jesucristo en el Nuevo Testamento, procurando hacer entender la riqueza de la pluralidad y la necesaria unidad entre ellas» además de «dar a conocer la riqueza de la Teología y las Ciencias Bíblicas en un público amplio de nuestra ciudad y provincia e incluso más allá, ya que el curso se puede hacer también de forma online».

La idea de realizar un curso monográfico sobre la figura de Jesús, ha añadido López Navas, «brota del Departamento de Sagrada Escritura del Centro. Los profesores que lo formamos detectamos la necesidad de impartir esta serie de conferencias para remarcar la centralidad de Jesucristo en la fe y destacar la actualidad de su mensaje 2000 años después de su paso por esta tierra. La formación de diversas tradiciones alrededor de la figura del Mesías de Nazaret desde momentos muy cercanos a su vida muestra la extraordinaria riqueza de su persona. Entrar en contacto con ellas ayuda a abrir horizontes y comprender que ante Jesús hay que acercarse siempre con respeto, pero también con deseos de ir más allá de lo establecido». Este curso concluirá el próximo 29 de mayo.

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Huelva se une en un Círculo de Silencio contra los discursos de odio

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Huelva se une en un Círculo de Silencio contra los discursos de odio

El Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Huelva ha anunciado la próxima realización de su tradicional Círculo de Silencio, que tendrá lugar la próxima semana, bajo un poderoso lema que resuena con los tiempos actuales: “Frente a los discursos de odio – FRATERNIDAD”.

Este evento busca ser un faro de esperanza y unión, creando un espacio de reflexión y concienciación sobre las adversidades que enfrentan las personas migrantes, quienes son víctimas de un discurso cada vez más violento y deshumanizador. La iniciativa no solo pretende ser un acto simbólico, sino también una invitación a la comunidad de Huelva para que se una en solidaridad y apoyo a estas personas, que con frecuencia son marginadas y malentendidas.

El Secretariado de Migraciones extiende una invitación abierta a todos los ciudadanos de Huelva y sus alrededores para que participen en este acto de silencio y contemplación. Este evento es una oportunidad para que la sociedad onubense muestre su apoyo y se eduque sobre los desafíos que enfrentan las personas migrantes, en un gesto de solidaridad que trasciende las palabras.

El Círculo de Silencio se ha convertido en una tradición significativa en Huelva, recordándonos que más allá de las diferencias, la fraternidad y el respeto mutuo deben prevalecer sobre cualquier forma de odio y discriminación ante estas personas.

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La parroquia de Huéscar arropó a las religiosas Misioneras de Cristo Sacerdote en la celebración de su fiesta

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La parroquia de Huéscar arropó a las religiosas Misioneras de Cristo Sacerdote en la celebración de su fiesta

 

El jueves 23 de junio, jueves posterior a Pentecostés, se celebra en la Iglesia la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, para recordar la santidad y la belleza del sacerdocio de Jesucristo.

Desde que en el año 1973, la Conferencia Episcopal Española estableciera esta la fiesta en el calendario de nuestro país, las religiosas Misioneras de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote la celebran como solemnidad, teniendo una autorización concedida por la Congregación para el Culto Divino. Lo hacen sobre todo por ser una congregación de espíritu sacerdotal.
Y así lo ha celebrado la comunidad de Misioneras de Cristo Sacerdote de Huéscar. Fue en la Eucaristía de las 8 de la tarde, en la parroquia. Un numeroso grupo de fieles acompañó a las religiosas en este día tan especial para ellas. Las misioneras fueron las encargadas de cantar en la Misa. También renovaron sus votos de castidad, pobreza y obediencia, como hacen cada año en este día.
Al finalizar la Eucaristía, se les entrego un pequeño detalle en agradecimiento a su labor pastoral en la parroquia.
En su carisma, que no es otro que la oración sacerdotal de Cristo “por ellos me santifico para que también ellos sean santificados en la verdad” (Jn 17-19), estas religiosas rezan, atendiendo al clamor de Cristo a sus discípulos: “la mies es mucha y los operarios pocos, rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9,37-38).

José Antonio Martínez Ramírez
Párroco de Huéscar

 

 

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Recuerda cómo fue la ofrenda de Unicaja Baloncesto ante la Patrona tras ganar su última copa

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NoticiaPodcasts diocesanos

Eduardo Chirinos, sacerdote en la parroquia de la Victoria, junto a Antonio Márquez, en los estudios de la Delegación de Medios // E. LLAMAS

Publicado: 24/05/2024: 62

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Victoria, Gloria a Ti

El sacerdote de la Victoria Eduardo Chirinos y el hermano mayor de la Hermandad de al Victoria, Fernando Orellana, recibieron al Unicaja Baloncesto en el Santuario de la Patrona en la ofrenda que hicieron ante la Virgen de la Victoria, tras ganar su última copa europea, la BCL. Aquí pueden escuchar el podcast.

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La rehabilitación de la ermita del Carmen de la Cala del Moral continúa a buen ritmo

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En la mañana del viernes 24 de mayo se ha realizado una visita a las obras de rehabilitación de la ermita de Ntra. Sra. del Carmen de la Cala del Moral en la que han participado el delegado de Economía de la Diócesis, Rafael Carmona; el teniente de alcalde del Ayuntamiento del Rincón de la Victoria, Antonio Fernández Escobedo; el párroco, Antonio Prieto; el asesor jurídico de la Diócesis, Javier Arcas; y el asesor técnico director de las obras, Pablo Pastor.

Según relatan desde la dirección de obra, «fue alrededor del año 1840 cuando se empezó a formar el núcleo de la Cala del Moral. Inicialmente, se construyó la venta «la Tuerta» y, seguidamente, se fue roturando la tierra, se cultivó uva moscatel y se establecieron puntos de salazón para el pescado. En estos primeros años de historia se construyó la ermita del pueblo y, el día 2 de diciembre de 1860, el canónigo lectoral Vicente Tudela y Bayo, la bendijo. De planta de cajón, se cubre mediante una sencilla cubierta de madera de par y nudillo con tirantes. A la izquierda en la cabecera se adosa la sacristía que se cubre mediante cubierta aun agua de madera de tipo colgadizo».

El presupuesto de las obras asciende a 260.000 euros de los que, por el momento, el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria se ha comprometido a aportar 120.000. La empresa que se encarga de la rehabilitación es Inalsur SL.

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Comentario en texto al Evangelio del sacerdote Rafael Caro

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El sacerdote y profesor de los Centros Teológicos Diocesanos Rafael J. Caro ayuda a profundizar en el Evangelio de hoy, 26 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad (Mt 28,16-20)

Celebramos la confesión de nuestra fe en un solo Dios en Tres Personas. Si repasamos el Nuevo Testamento nos podemos dar cuenta de que nos presenta a un Dios único y al propio tiempo distinto, un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es más, somos bautizados, celebramos, bendecimos… en el nombre de este Dios Trino.
A lo largo del año litúrgico se profundiza en este misterio que se hace sencillo si lo contemplamos a la luz de la enseñanza del mismo Jesucristo. Jesús nos ha revelado a un Dios que se nos ha mostrado como Padre, que nos ha dado la vida por amor y que cuida de nosotros como hace un padre por sus hijos. Recordemos la parábola del Padre misericordioso. Este mismo Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado con sus palabras y obras a trabajar por instaurar el Reino de Dios y su justicia ya en este mundo. Pero, sobre todo, un Hijo de Dios que nos ha salvado con su vida, su muerte y su Resurrección. Un Jesús que promete que no dejará solos a sus discípulos con la presencia y fuerza constante del Espíritu Santo. Por último, esta fe en la Trinidad es una invitación a vivir la fe desde la comunidad, como comunidad es el mismo Dios. La Trinidad no es sólo lo que Dios es para sí mismo, sino lo que ha querido ser para nosotros. Nos invita a construir comunidad sabiendo que nos une la misma fe. Desde esa unidad, la Iglesia debe presentar al mundo ese Dios que se manifiesta en el Amor del Padre, en el ejemplo de vida del Hijo y en la fuerza del Espíritu. Que la señal de la cruz, símbolo de la fe, sea señal del amor fraterno y manifestaciónde Dios en nuestro mundo.

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