HOAC Málaga: «Nos preocupa la dimensión social de esta crisis»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

La HOAC en Málaga analiza el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus en los derechos de muchos trabajadores de la provincia.

«Además del drama de la enfermedad y la muerte, a la HOAC, como Iglesia presente en medio de las condiciones de vida del mundo obrero y del trabajo, también nos preocupa la dimensión social y económica de esta crisis»
Según los datos publicados este jueves por el Ministerio de Empleo, la crisis del coronavirus ha provocado 30.234 parados más en Málaga, llegando a los 183.720 desempleados a finales de marzo. Se esperaba este mal dato, que se ha confirmado, ya que Málaga es la segunda provincia española, tras Sevilla, en la que más ha aumentado el paro (La Opinión de Málaga. 02/04/2020).

Según estos datos, el paro registrado ha crecido en todos los municipios de Málaga; y se espera que en abril el dato sea aún peor si se mantiene paralizada la mayoría de la actividad económica, y eso que los afectados por un ERTE no se consideran desempleados como tales (La Opinión de Málaga. 02/04/2020).

Esta situación provocada por el COVID-19 que estamos viviendo, con sus dramáticas consecuencias, sigue poniendo de manifiesto que la única salida posible es la comunión y la solidaridad. Cada día celebramos con gozo multitud de testimonios de personas, creyentes o no, que ponen su vida y capacidades al servicio de quienes lo necesitan.

Además del drama de la enfermedad y la muerte, a la HOAC, como Iglesia presente en medio de las condiciones de vida del mundo obrero y del trabajo, también nos preocupa la dimensión social y económica de esta crisis.

Valoramos positivamente las medidas del gobierno dirigidas a proteger a empresas, autónomos y trabajadores, pero pensamos que están aún muy lejos de lo que sería necesario. Por ello nos parece una necesidad urgente las siguientes dimensiones:

Poner a disposición de las pequeñas y medianas empresas, y trabajadores autónomos el dinero y las exenciones fiscales necesarias para el sostenimiento y relanzamiento de sus empresas, sin que ello suponga hipotecas ni endeudamientos futuros.

Garantizar los recursos económicos necesarios a todas las personas y familias que se han visto privadas de su trabajo, incluyendo a los trabajadores y trabajadoras que han sido excluidos de la economía formal. Estas personas no van a ser incluidas en ningún ERTE ni van a cobrar ninguna prestación de desempleo, pero también son personas trabajadoras que tienen que seguir viviendo, lo que hace imprescindible la existencia de una Renta Básica que llegue a todas las personas y familias, y prioritariamente, a estas, que lo necesitan.

Establecer un mecanismo compensatorio para las personas y familias que no puedan pagar hipotecas o alquileres, para evitar desahucios que atenten contra la dignidad humana.

Junto a estas medidas de carácter urgente, es imprescindible reorientar la economía después de la crisis, y prepararnos para futuras situaciones como esta o parecidas.

Es necesario revertir las políticas públicas para que se centren en el cuidado de la vida y la atención a la dependencia, incluidas las residencias de mayores.

Hay que acabar con los recortes sociales que han desmantelado los Centros de Salud y Hospitales privándolos de medios técnicos y personal necesarios y para la asistencia y la prevención, y han dejado los Servicios Sociales Comunitarios sin recursos para responder a la demanda de la pobreza y la exclusión. Las políticas laboral y de empleo, de rentas mínimas y de lucha contra la exclusión deben constituir caminos de integración real.

Es necesario revisar el papel de la banca privada, del Banco Central Europeo y del Banco de España. Es un contrasentido dar a la banca el dinero de todos a interés cero, para que ésta lo preste a empresas y personas a un interés mucho mayor. Los Estados necesitan una fuente de financiación que no sea una condena, mediante una Banca Pública, o legislando para que los Bancos Centrales asuman esta función.

Nos unimos al papa Francisco que expresó en la Audiencia General del 25 de marzo que nuestras sociedades necesitan que difundamos más allá de las emergencias, como la de ahora, esa cultura de la solidaridad, del cuidado y de la acogida, contribuyendo a crear un mundo cada vez más humano.

Seguimos invitando a todas y todos a expresar de manera concreta la solidaridad con quienes más sufren las consecuencias de esta situación, a activar nuestra misericordia compasiva que se traduzca en gestos samaritanos con los más necesitados, y a seguir poniendo nuestra confianza en el Dios de la Vida.

Juan Díaz Blasco.

Hermandad Obrera de Acción Católica.

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