Las medidas de prevención ante el coronavirus se mantienen en las iglesias

Diócesis de Cartagena
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La diócesis de Cartagena es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la catedral de Santa María, situada en la ciudad de Murcia.

La Iglesia de Cartagena pone especial cuidado en la prevención y contención del coronavirus. Desde que el 11 de mayo se retomaron las celebraciones litúrgicas públicas, con la participación de los fieles en los templos de la Diócesis, las parroquias han adoptado medidas para evitar contagios, según lo establecido por las autoridades sanitarias, como la limitación de aforo en función de las fases. Explica el sacerdote José Sánchez, vicario de la zona pastoral de Murcia, que sigue vigente esta norma que dictaminó Sanidad en la Región de Murcia, con la que se permite hasta un 30 % de la capacidad de los templos en fase 1, hasta un 50 % en fase 2 y hasta un 75 % en fase 3, y recuerda la petición de que, después de cada celebración, se evite la cercanía entre asistentes manteniendo la distancia de seguridad.

Con el objetivo de frenar la expansión del Covid-19, además del uso obligatorio de la mascarilla en el interior de los templos, las iglesias instalaron en sus entradas dispensadores de gel hidroalcohólico para la desinfección de las manos y, algunas, también alfombras humedecidas con producto desinfectante para higienizar las suelas de los zapatos. Otro de los cambios que se pueden apreciar durante el desarrollo de las misas es la manipulación de las formas consagradas. Ahora, comenta José Sánchez, «el sacerdote solo manipula la forma grande que es la que él va a consumir y el cáliz», manteniendo el resto de las formas pequeñas consagradas tapadas hasta su administración. En el momento de la comunión de los fieles, el sacerdote se desinfecta las manos con gel hidroalcohólico y permanece siempre con la mascarilla puesta. En cuanto a la utilización de los confesionarios, las parroquias se han visto en la necesidad de realizar cambios, buscando espacios más amplios donde los fieles y el sacerdote puedan mantener la distancia de seguridad y sin quitarse la mascarilla. Estas medidas, destaca el sacerdote, han sido muy bien recibidas por los feligreses en las parroquias, donde además suelen contar con voluntarios que colaboran en la desinfección de los bancos antes y después de cada celebración e indican a los asistentes los asientos disponibles para garantizar la distancia de seguridad entre ellos.

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