Un programa de cuidados paliativos para aportar luz a los sanitarios de Ambato, Ecuador

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida‘, es el fin de los profesionales sanitarios para llegar a las personas enfermas sobre el final de la vida. Los cuidados paliativos no es otra cosa que aliviar el sufrimiento y eliminar el dolor del paciente, contando con el parecer del propio enfermo y la colaboración de la familia.

Fernando Carmona, Delegado diocesano de la Pastoral de la Salud junto con Pepa Carranza enfermera y profesora de Salus Infirmorum, han pasado dos semanas en la ciudad ecuatoriana de Ambato para llevar a cabo un programa de cuidados paliativos con la idea de favorecer la formación y capacitación de aquellos interesados en el aprendizaje de dichos cuidados. Fernando y Pepa describen sus experiencias en este escrito:

Impulsado por la ONG de cooperación internacional “Paliativos sin Fronteras” y en colaboración con la Fundación Allí Causai de Ecuador (Ambato), hemos tenido la oportunidad de realizar una estancia de cooperación internacional durante el mes de mayo en aquellas tierras para un programa de cuidados paliativos.

​Inicialmente la idea era favorecer la formación y capacitación de aquellos interesados en el aprendizaje de los cuidados paliativos, de ahí que parte de nuestra misión haya sido ofrecer cursos de aprendizaje a profesionales del sistema público de salud, voluntarios y cuidadores. Sin embargo, una vez allí, y como no podía ser de otra forma el campo de acción se amplió, y tuvimos la oportunidad de asistir en domicilio a personas y familiares que se encontraban en situación de enfermedad al final de la vida. ¡¡Cuánto sufrimiento y con que poco se puede conseguir aliviarlo!! No dejaba de llegarnos al corazón comprobar el agradecimiento de todas esas personas atendidas y ser partícipes de su ofrecimiento a Dios en circunstancias tan difíciles.

Pudimos de igual forma, tener varias conferencias en centros universitarios para hacer llegar a estudiantes de enfermería y medicina esa vocación que es acompañar en ese momento final de la vida y cómo hacerlo desde una perspectiva humana y cristiana.

​Pero además, el Señor nos regaló el privilegio de conocer al obispo de Ambato, Jorge Giovanny Pazmiño, además de algunos de los sacerdotes de la ciudad (el P. Mauro, P. Diego…). Con ellos, celebramos unas Confirmaciones en Pentecostés, pudimos tener la Eucaristía, enseñarles la fundación en la que colaborábamos y sobre todo, el privilegio de conocer el Hogar de Santa Marianita. Un Hogar llevado directamente por la diócesis, donde se recogen y atienden a niños y niñas abandonados. Desde meses a 8-12 años, esos niños y niñas encuentran un lugar donde son queridos y atendidos, ofreciéndoles todo lo que necesitan para subsistir con la “dosis extra” que implica la Buena Noticia de Jesucristo.

​Ha sido una experiencia dura pero a la vez maravillosa, a la que nos hemos sentido enviados por todos vosotros y en la que hemos podido comprobar la bondad del ser humano que solo puede venir de ser imagen y semejanza de Dios.

​Dios bendiga a todos ellos, Dios nos bendiga a todos nosotros.

Fernando Carmona

Pepa Carranza

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