Con el lema «Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad» el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, se celebra la XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada, bajo el lema “Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad”. Esta Jornada recuerda el don para la Iglesia y para el mundo de las personas consagradas «en su riqueza de modos y carismas, inspirados por el Espíritu Santo a través de la escucha y el discernimiento comunitario», como señalan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada en su mensaje para este día.
Este año, la celebración de la Eucaristía, presidida por el Sr. Obispo D. Jesús Catalá, será a las 18.00 horas del 2 de febrero, en la parroquia de Stella Maris, en Málaga. «En esta ocasión, como el año pasado, están invitadas a participar las comunidades de vida contemplativa de nuestra diócesis. Después de la celebración compartiremos un tiempo de convivencia», explica el delegado para la Vida Consagrada, el padre carmelita José Manuel Fernández Camino quien añade que «en esta Eucaristía, los religiosos y religiosas presentes renovarán su consagración al Señor. Animamos a todos a participar en esta celebración para que podamos dar juntos gracias a Dios por la luz que nos llega a través de la presencia en nuestra Iglesia de la vida consagrada».
El lema
En su mensaje, los obispos de la Comisión señalan que el «¡Aquí estoy!», con toda su fuerza, se convierte en «¡Aquí estamos!». «No sólo porque donde un cristiano dice “yo” está diciendo “nosotros”, sino porque el nosotros eclesial y de Vida Consagrada del momento que vivimos nos invita a ofrecernos y disponernos a buscar, procurar y hacer la voluntad divina como comunidad, dentro del pueblo de Dios en camino», afirman.
En este sentido, indican que la segunda parte de la oración, el “¡Hágase tu voluntad!”, encierra un compromiso profético para “Una Iglesia sinodal en misión” porque cada persona consagrada «recibe el amor y la llamada del Señor y su respuesta de amor y disponibilidad es, a la vez, individual y comunitaria», «en esa respuesta se busca hacer la voluntad de quien llama, huyendo de caprichos personales y rechazando el pecado y, por supuesto, todo delito».
Por todo ello, son conscientes de que se han dado faltas graves en la Vida Consagrada «por las que no nos cansaremos de pedir perdón, reiterando al mismo tiempo nuestra voluntad de reparar integralmente a quien ha sido herido. En esto también se expresa el deseo de cumplir la voluntad de Dios».
Testimonio
Samuel Abelaira: «El amor es lo que me lleva a ser Misionero Claretiano»
Samuel Abelaira tiene 21 años y ha visto crecer su fe en la parroquia del Carmen del barrio malagueño del Perchel.
El pasado 6 de enero dio un paso más en su vida: hizo profesión religiosa como Misionero Claretiano, con lo que se incorporó a la congregación de Hijos del Inmaculado Corazón de María.
«Cuando me planteo qué es lo que me mueve a ser misionero, la respuesta es muy sencilla… una palabra, el amor. Sentir y experimentar un amor tan grande, tan grande, que no me lo puedo callar», afirma Samuel.
Y no sólo a no callarse el amor, sino «a intentar que otros también lo vivan, tal y como yo lo estoy disfrutando y lo estoy viviendo», afirma.
La historia vocacional de Samuel comenzó como la de otro chico de su edad: «estaba cursando 4º de Secundaria-1º de Bachillerato cuando comencé a plantearme qué hacer con mi vida, yo quería ser feliz… como todos. Pero en esas estaba cuando entró en escena un Misionero Claretiano que me propuso: “oye, ¿por qué no ser misionero? ¿por qué no entras con nosotros?”. Por supuesto que le dije que no pero al poco tiempo le comencé a dar vueltas y se lo pregunté al Señor. Yo pensaba: “llevo un año pensando que lo que Dios me dé va a ser lo que me haga feliz y ahora está aquí su respuesta y… ¿le voy a decir que no?” Así que dije que sí y tiré para adelante y, después de cuatro años y medio que llevo de formación, puedo decir que realmente Dios ha ido confirmando, poco a poco, que este es mi sitio, que aquí me quiere y que aquí me va a sostener y me va a ser fiel toda la vida».
Este año ha comenzado de forma muy especial para Samuel y ahora lo que toca es «seguir renovando esa primer profesión religiosa que he hecho por un año. El 6 de enero profesé la castidad, la pobreza, la obediencia y la vida en comunidad, por un año, como Misionero Claretiano. Tendré que renovarla al menos tres veces más antes de realizar la profesión perpetua. Estas renovaciones son algo pedagógico pues, en realidad, desde la primera vez yo le he dicho sí a Dios y ahora se trata de seguir siendo fieles a su llamada y a todo lo que me he comprometido delante del pueblo. Que no es que sea algo fácil, pero sí es posible si uno lo va trabajando y se va sosteniendo en Dios».
En esta Jornada de la Vida Consagrada, Samuel les envía un mensaje a los más jóvenes: «en primer lugar, si te estás planteando algo… plantéate qué es lo que quiere Dios de ti, te prometo que si lo llegas a vislumbrar, te va a hacer muy feliz. Y en segundo lugar, si te estás planteando algo, si estás como al borde del precipicio pensando qué hago, me tiro o no me tiro, te digo una cosa, lánzate. Lánzate a la aventura, porque toda aventura comienza por un sí».