Con la llegada del verano llegan las vacaciones y el momento de volver al lugar que nos vio nacer. Es el caso de la familia Cabellos Castilla que, cada verano desde hace 36 años, regresa por estas fechas a Gaucín donde participa en las fiestas del Santo Niño Dios. La diócesis de Málaga también se convierte estos días en destino de sacerdotes llegados de otros lugares para participar activamente en diferentes parroquias de nuestra Iglesia local, parroquias que, en algunos casos, refuerzan sus servicios para dar respuesta al incremento del número de fieles.
Aunque la familia Cabellos Castilla reside en Alcalá de Henares (Madrid) desde hace 36 años, cada verano regresa a Gaucín. Es el pueblo natal de María Rosa Castilla, casada con Francisco Cabellos y madre de cuatro hijos. Desde que el matrimonio marchó de la zona intentan volver cada verano para participar de la fiesta del Santo Niño Dios, que tiene lugar en septiembre.
María Rosa, natural de Gaucín, conoció a Francisco cuando éste fue trasladado al municipio para trabajar en el juzgado. En el año 1970 contrajeron matrimonio en la parroquia de San Sebastián de la localidad y años más tarde se fueron a vivir a Puerto Real, Cádiz, para trasladarse en 1978 hasta Alcalá de Henares, en Madrid. Su partida hasta la capital fue premeditada, ya que por entonces contaban con tres de sus cuatro hijos, – María Rosa, Julio, Francisco Javier e Isabel María -, y pensaron ubicarse en una ciudad con universidad pensando en su futuro.
Comenzaron a regresar anualmente por las fiestas del Santo Niño Dios a partir del año 1994. Desde entonces intentan no faltar a esta cita anual que María Rosa dice vivir «con muchísima ilusión y así creo que lo vive todo Gaucín, y es que le tenemos mucha fe, por eso llevo siempre puesta la medalla del Santo Niño y cuando me veo en alguna necesidad siempre recurro a él».
En esta festividad no sólo participa el matrimonio, sino que al menos dos de sus cuatro hijos lo han hecho también alguna vez, «porque al menos una semana de agosto solemos coin-cidir todos en el pueblo, pero por temas de trabajo es muy difícil que todos nuestros hijos puedan participar de esta fecha con nosotros», lamenta María Rosa.
A ello añade que aprovecha esta cita «para decirle una misa a nuestros difuntos y otra de acción de gracias por todo lo bueno que Dios nos ha dado». Este año volverán a Gaucín para permanecer allí una vez pasada las fiestas del Santo Niño, para pocos días después regresar a Madrid.
Inmaculada Prieto
