Cáritas Diocesana atendió a más de 32.000 personas durante el 2012

Diócesis de Cádiz-Ceuta
Diócesis de Cádiz-Ceutahttps://www.obispadocadizyceuta.es/
La diócesis de Cádiz y Ceuta es el resultado de la unión de la Gadicensis y Septensis bajo un único obispo titular, proceso que se inició en 1857 y culminó en 1933. Es sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla y no tiene enclaves territoriales en otras diócesis ni de otras en su demarcación.

Las ayudas más demandadas siguen siendo alimentación, vivienda y empleo.

En la mañana del 21 de octubre, el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, junto con el delegado episcopal de Cáritas Diocesana, D. Alfonso Gutiérrez Estudillo, han presentado el Observatorio de la Realidad Social de Cáritas en la diócesis. Asimismo, han dado a conocer las acciones que la organización diocesana tiene previsto realizar según el Plan Pastoral para el próximo trienio.

Mons. Rafael Zornoza ha informado del proyecto de atención a familias en exclusión social que se ha puesto en marcha y que atiende a unas doscientas familias. A pesar de que se necesitan aún nuevas aportaciones, el obispo diocesano ha expresado que «quisiera que en este curso se pudieran beneficiar el doble de familias».

De otro lado, el obispo habló de la apertura y sostenimiento de un nuevo centro de día para los sin techo en la ciudad de Cádiz. Este establecimiento, para el que se está en conversaciones con diversas administraciones públicas, estaría regido por Cáritas Diocesana. Además, se está realizando un estudio denominado «Análisis de la realidad en la provincia de Cádiz y la ciudad de Ceuta: acompañando en la acción». Este proyecto, que estará finalizado en junio de 2014, va a analizar la realidad de la pobreza para fijar su mirada en la realidad diaria de las personas que Cáritas parroquiales acompaña en su día a día y vislumbrar qué camino recorrer en los próximos años.

Así, Mons. Zornoza aseguró que el Motu Proprio del Papa Benedicto XVI Intima Ecclesiae Natura tiene toda su vigencia y debe ser conocido y estudiado, sobre todo por los agentes de Cáritas y consejos pastorales para ahondar en su misión.

Por último, el prelado anunció la creación del foro «La imaginación de la caridad» para el encuentro y diálogo de personas creativas dispuestas a encontrar caminos nuevos de actuación particular o institucional hacia los más necesitados.

VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social

El delegado episcopal de Cáritas Diocesana, Alfonso Gutiérrez Estudillo, fue el encargado de explicar este informe de Cáritas Española, que evidencia un aumento del empobrecimiento y la desigualdad social, aportando datos concretos de la diócesis de Cádiz y Ceuta.

De esta manera, las conclusiones del informe, por una parte refrendan los datos ofrecidos en la Memoria anual de actividades que Cáritas Diocesana presentó el pasado trimestre con motivo del Día de Caridad, y por otra «ofrecen información cualitativa del momento en que desarrollamos nuestra acción».

Gracias al trabajo gratuito de los 700 voluntarios y la actividad de 25 contratados, Cáritas ha podido aportar soluciones y nuevas oportunidades a las personas más empobrecidas. «Nuestra red parroquial y diocesana ha atendido a más de 32.000 personas».

Los mayores esfuerzos realizados por Cáritas para reducir el impacto de la precariedad y la exclusión social se concentraron en el programa de Atención primaria/familias (799.935€), en el Programa Diocesano de Personas en situación de Sin hogar (501.700€), en el Programa de Empleo e Integración Sociolaboral (302.977€) y otros colectivos vulnerables (mayores, mujer, infancia,…) (54.054€)

Toda esta acción es posible gracias a las donaciones de entidades públicas y privadas y a las aportaciones de 479 socios. En concreto, los recursos invertidos proceden en un 64% de fondos propios (colectas parroquiales, cuotas de socios y donaciones particulares), un 27% de Administraciones Públicas (Fondo Social Europeo, Ministerio de Sanidad y Políticas Sociales, Junta de Andalucía, Diputación y Ayuntamientos), un 7% de entidades privadas (Fundaciones y entidades bancarias) y un 2% corresponde a las aportaciones condicionadas para la colaboración en campañas de emergencia de los países del sur.

Las ayudas más demandadas en Cáritas siguen siendo, por este orden, ALIMENTACIÓN, VIVIENDA y EMPLEO. La mayoría de las personas acogidas han recibido respuestas de alimentación, seguidas de intervenciones sobre el empleo, vivienda y otros tipos de ayuda como farmacia, desplazamiento y educación. La mayor parte de las respuestas de intervención son del tipo AYUDAS en especie y económicas. Otras respuestas se corresponden principalmente con acciones de información, orientación y asesoramiento, así como de formación, seguimiento y acompañamiento de procesos personales y familiares.

A partir de aquí, se recogen las conclusiones del VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas que conectan directamente con la realidad observada en la red de atención social y laboral de la diócesis.

Las constataciones son las siguientes:

El modelo económico se caracteriza por el comportamiento «contracíclico» de la desigualdad en la renta, que aumenta cuando hay recesión, pero que no reduce las diferencias cuando se registra expansión económica.

En los últimos años se ha producido un descenso de la renta media, lo que supone un proceso de empobrecimiento de nuestra sociedad. Este proceso afecta especialmente a las personas y familias más vulnerables (con baja intensidad laboral, inmigrantes extracomunitarios, hogares monomarentales, personas en situación de sin hogar).

Asistimos al aumento de la cronicidad, una de cada tres personas atendidas en Cáritas lleva más de tres años demandando ayuda. Esta situación afecta también a las relaciones sociales (familia, amigos y vecinos) y al horizonte vital de las personas (percepción de que la situación va a peor, pérdida de esperanza).

Está tendencia corre el riesgo de verse incrementada por:

Elevado nivel de desempleo.

Pérdida de capacidad adquisitiva de la población.

Debilitamiento de las políticas sociales y recorte progresivo de derechos que nos igualaban como ciudadanos y que cumplían una función de redistribución de la riqueza (sanidad, educación y ayudas y prestaciones sociales).

Existen necesidades básicas (alimentación, gastos relativos a la vivienda, ropa y calzado…) que no están cubiertas desde nuestro modelo de bienestar.

Aquellas personas cuya situación les impide cubrir por sus propios medios estas necesidades, se ven obligadas a acudir a la familia o a entidades sociales de carácter privado en busca de ayuda.

Asistimos al riesgo de desbordamiento de la familia que sigue siendo la primera estrategia de supervivencia para hacer frente al impacto de la crisis. El empeoramiento de la situación económica (debido al paro o al endeudamiento), el agotamiento emocional y la pérdida de la vivienda son los factores más críticos de este desbordamiento de la función protectora de la red familiar.

La desprotección social de las personas y familias más vulnerables-con falta de recursos y de ayudas para hacer frente a necesidades básicas y urgentes, está agravada porque se han restringido las condiciones de acceso a derechos como la sanidad, la educación, los servicios sociales y la dependencia.

Desde que se inició la crisis, todos los años ha aumentado la cifra de personas atendidas por Cáritas hasta llegar hasta la cifra actual.

Respecto al perfil de las personas, en Cáritas:

Las mujeres siguen siendo el rostro más visible de las situaciones de pobreza y exclusión.

Se registra un elevado número de desempleados, que han pasado de ser «recientes» –al inicio de la crisis– a ser de larga duración en este momento de consolidación de la estructura.

Numerosas parejas jóvenes (de entre 20 y 40 años de edad) con hijos se han visto muy afectadas así como mujeres solas con familiares a su cargo.

Personas donde la intensidad laboral del hogar es muy baja.

La situación social que el informe refleja está incidiendo directamente en la vida de Cáritas, en su ser y en su hacer.

Podemos destacar:

Ante la gran demanda de atención social, hemos tenido que dedicar un mayor esfuerzo a la cobertura de necesidades básicas, en competencia con el proceso de acompañamiento en base a un itinerario de inserción personalizado.

Aparece el agobio, el estrés, el agotamiento y la frustración en los agentes que ven con incapacidad sus posibilidades para hacer frente a la ingente demanda y se han reducido también las posibilidades de derivar a otros para afrontar los problemas de las personas. Es necesario invertir más esfuerzos en el cuidado de los agentes.

Existe una permanente interpelación sobre las respuestas que ofrecemos. Se hace necesario el análisis de nuestra acción para adaptarla a la realidad social, sin perder nuestra identidad tal como manda nuestro modelo de acción social basando en el acompañamiento y el desarrollo integral de la persona.

Pero también…

Hemos reformulado y adaptado nuestros programas diocesanos a la realidad del momento.

Puesta en marcha de un fondo económico específico para atender a las familias integrado en el Fondo Diocesano de Solidaridad.

Puesta en marcha de un proyecto de atención a familias en situación de emergencia social en toda la Diócesis que ofrece apoyo económico y psicosocial.

Hemos reforzado la formación de los agentes de Cáritas.

Por último, el obispo diocesano presentó al nuevo equipo de Cáritas Diocesana: Alfonso Gutiérrez Estudillo, delegado episcopal; Juan Luis Torrejón Vargas, director; Mª del Mar Manuz Leal, secretaria general; Carlos González-Baylin López, administrador.

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