El Obispo se dirigió con estas palabras a los ministros extraordinarios de la Comunión en el encuentro mantenido el sábado, 4 de mayo
El Palacio Episcopal acogió el pasado sábado, 4 de mayo, el encuentro de ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, acompañó a los presentes y se encargó de ofrecer una meditación en la que comenzó recordando la importancia de la Eucaristía y la alegría que supone para los cristianos llevar a Jesús en su corazón, “que ha venido a salvarnos”.
Dirigiéndose a los ministro de la Comunión, el prelado les recordó que el ministro de la comunión “no es un funcionario que hace una serie de tareas en unas horas, sino que la Iglesia le encarga ser portadores de lo más grande que hay en este mundo, que es Jesucristo en la Eucaristía, para alimento y consuelo de vida eterna”. Además, les agradeció el servicio que prestan: “Os agradezco vuestro servicio y lo hago en nombre de Jesucristo, porque él quiere llegar a todos los que lo desean y porque gracias a vosotros cumplimos lo que la Iglesia pide, que nadie se quede sin comulgar por falta de ministros”.
“Lo hacéis con toda dignidad, con un corazón limpio con el Señor, generoso para los demás y presuroso”, indicó el Obispo.
Tras él, el delegado diocesano para el clero, Borja Redondo, se encargó de abordar algunos temas relaciones con la Sagrada Comunión y el misterio de la resurrección, “un misterio del que Jesús nos hace partícipes”.
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