Como cada año, la parroquia de Campohermoso, en colaboración con los miembros de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Almería, organizó recientemente un campamento bíblico de verano, en la localidad costera almeriense de San Juan de los Terreros, en la Residencia «San Fernando».
Durante cinco días, los más de 90 jóvenes participantes en este campamento tuvieron la oportunidad de profundizar sobre la temática de las parábolas bíblicas. Las parroquias de Berja, Níjar, Jesucristo Redentor, Los Molinos, Tíjola y Campohermoso fueron las participantes en este encuentro para niños de 9 hasta 17 años.
El primer día, por medio de escenificaciones de actualizaciones de cuentos clásicos, se hizo la distinción sobre qué eran los cuentos y lo específico de las parábolas de Jesús. Las parábolas del Tesoro Escondido y la del Buen Samaritano sirvieron como preámbulo para descubrir la disposición y sentido de la amistad con Dios y los demás.
El segundo día, los chavales trabajaron las parábolas de la misericordia (la Oveja Perdida, el Amigo Inoportuno y el Hijo Pródigo) por medio de unas dinámicas que les ayudaron a profundizar sobre las mismas.
El tercer día fue el turno de las parábolas que tratan sobre las características del seguidor, con unas actividades y juegos de pistas, mediante los cuales los jóvenes pudieron conocer y descubrir qué nos dice Jesús en las parábolas del Buen Samaritano, de los Talentos y sobre de edificar la casa sobre roca.
El cuarto día, se abordó la parábola del Juicio Final. A raíz del texto, los muchachos salieron a pedir por las calles y casas para los más necesitados, consiguiendo más de 120 kilos de comida. Así pudieron comprender qué significa ser solidario y voluntario de Cáritas.
El quinto día, se puso el punto y final con la recogida del campamento y con la celebración de la Eucaristía de acción de gracias por los días de convivencia.
Cinco días llenos de trabajo, convivencia, reflexión, oración, diálogo, amistad, diversión, juegos y playa. Pero, tal y como apunta Antonio Manuel Hernández Belmonte, párroco de Campohermoso, «destacaría algo pequeño pero que nos dice cómo fue el campamento: durante todo el campamento los jóvenes y niños fueron poniendo una vela ante el Sagrario para que no le faltase luz a Jesucristo Sacramentado. Cada vela llevaba un nombre u oración».
