La Virgen de Los Reyes y El Hierro

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

464 Años de una historia de fe y amor.

El día de Reyes se cumplen 464 años de la arribada de la imagen de la Virgen de Los Reyes a la isla de El Hierro. Un día 6 de enero de 1.546 aparece la imagen de la Virgen en las costas de Orchilla. Dos fuentes principales nos dan referencia de este hecho.  La tradición ha transmitido, fundamentalmente, que la imagen iba en un barco camino de América que, por causa del temporal recaló en las costas herreñas. En ellas permaneció la Virgen a cambio de víveres para la dura travesía. La talla se depositó en el Caracol, en la cueva que llamaron los moradores de la isla a partir de ese momento "Cueva de La Virgen". Allí la adoraban y le ofrecían sus presentes, bajo la advocación de Virgen de Los Reyes, en memoria del día de su llegada.

Con tal motivo, los devotos de la patrona, cumpliendo uno de los antiguos votos y recordando la efemérides que da nombre a esta advocación mariana, se reúnen a las cinco de la tarde en el Santuario de la Dehesa para celebrar una eucaristía que preside el Vicario General, Antonio Pérez.

Aunque, sin duda, la fiesta principal en honor de la patrona herreña es la cuatrienal Bajada de la Virgen, fruto de un compromiso votivo realizado en 1741, también esta celebración del seis de Enero tiene un Voto, más antiguo y quizá menos conocido. En el año 1637 se roturó la aparte de Nizdafe, talándose el bosque e incrementándose la importancia de la vida agrícola en la isla. Los factores metereológicos y las posibles plagas eran más importantes, por consiguiente,  para la población y la economía insular.

En este ámbito la Virgen de los Reyes es declarada copatrona de la isla en unión de S. Sebastián mártir, un 24 de diciembre de 1743, así como abogada de las aguas y sequías y de la langosta, acordándose en una solemne sesión del Concejo –órgano de gobierno de entonces- en Voto la realización de una fiesta anual a la Virgen el día seis de Enero. La fuente principal escrita de este episodio nos la proporciona el escribano del Concejo Bartolomé García del Castillo que lo recogió en las ‘Ordenanzas de la isla de El Hierro de 1705’. 

HALLAZGO DE LA STMA. VIRGEN

Refieren las Crónicas del antes mencionado escribano que: "Allá en la noche del sábado, cinco de Enero del año mil quinientos cuarenta y seis, serían las nueve, la lluvia pertinaz y el intenso frío de aquella noche lóbrega y triste, más solitaria y triste por encontrarse en las costas de la Dehesa de esta Isla del Hierro, las inclemencias del tiempo habían recluido, en una cueva de las cercanías del Lomo Bermejo a casi todos los pastores que devotamente hallábanse rezando el Santo Rosario.

  
Aquellas sencillas gentes, entre gozo y gozo (y cada vez uno de los moradores de la cueva) asomábase por si oír podían, ora el asolado valido de una res, ora el grito lastímero de algún retrasado compañero, que pidiera auxilio; al tocarle el turno a uno de ellos que por Bartolomé Morales respondía, proyectados por refulgentes reflectores que rasgaban la intensa oscuridad de la noche.

 
Dada por aquél la voz de ¡Alerta! Todos quedaron pasmados ante tamaño fenómeno, ignorando si sería sencilla realidad o alucinaciones de aquellas pobres gentes (pero según dice la tradición aquella noche vieron cosas sobre naturales).  
 
Al amanecer del seis, la tormenta había cesado, y con sorpresa vieron que en el próximo puerto de Orchilla se hallaba anclado un velero, jamás aquel puerto, que en época no muy lejana había sido el último meridiano del mundo, era visitado por un bajel de tal porte. Sólo de vez en cuando algún barco argelino había dejado ver los albornoces de sus tripulantes, ladrones crueles que para apoderarse de los ganados que en aquellas cercanías apacentaban descuidados, dispersaban a sus tranquilos y aterrorizados dueños; pero de aquel barco sólo un pequeño bote tripulado por dos marinos y mandado por un anciano de luenga barba, que parecía llevar la honradez legendaria en todo su aspecto, se destacó en su borde, y poco después atracaba a los acantilados peñascos de la playa.  
 
Confiados todos los pastores, acudieron presurosos por si aquellos prójimos necesitar pudieran sus servicios; aquel anciano de luenga barba, que dijo ser el capitán de aquel navío, les narra la tormenta pasada, en la que había vidas. En cambio de agua y algunas vituallas para poder seguir su viaje a Cuba recién conquistada, ofrecióles una Imagen que a bordo conducían.

 
Los pastores ante aquella oferta, adornada con pretendidos milagros relatados por el capitán, después de tratar con aquel el precio de la venta de dicha Imagen, entregándole a cambio agua, carne, queso y lana, y tras ocho días de esa densa calma que casi siempre sigue a las tormentas y que allí retuvo al bajel, alejóse el barco. En poder de los pastores deja a ellos la Sagrada Imagen. Describir el alborozo de aquellos humildes campesinos es imposible; llenos de júbilo condúcenla al "Caracol" y en una cueva que, entre otras, había allí, y que desde entonc34s es conocida por "Cueva de la Virgen", la depositan provisionalmente. En aquella cueva recibe la Excelsa Señora el cariñoso homenaje de los pastores, quienes en memoria del día que la obtuvieron la llaman Virgen de los Reyes.

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