Recemos a María

Carta Pastoral del Obispo de Jaén, D. Ramón Del Hoyo, con motivo del Mes de Mayo, dedicado a la Virgen María. Queridos hermanos, sacerdotes y fieles diocesanos:

La rica religiosidad popular, expresión viva y activa de los sentimientos religiosos del pueblo cristiano, ha dedicado de forma esencial el mes de mayo a la Virgen María.

En Andalucía esta religiosidad popular en honor de Aquella que, de generación en generación ha sido invocada y aclamada como “bienaventurada entre todas las mujeres”, adquiere una relevancia especial, un carácter propio y seña de identidad. La sabiduría popular ha visto en María el camino más directo y certero para llegar hasta su Hijo, nuestro Salvador.

La devoción a la Virgen María marca la fe de los niños, de los corazones sencillos y humildes de nuestro pueblo. Las flores que brotan en cualquier rincón y en silencio, de forma tan abundante durante mayo, son como una sinfonía de maravillosos colores que cantan a la que es Madre del Redentor.

1.    “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38)

Tanto supuso para la humanidad aquel “sí” de María de Nazaret al anuncio del Ángel, que hizo posible y realidad lo que parecía imposible: la Encarnación del Hijo de Dios.

Jesús, Dios y Hombre, fue engendrado en el seno virginal de la doncella de Nazaret. Gracias, Madre, por tu “fiat”. Por aquel “hágase” con razón te llaman bienaventurada todas las generaciones. Fue el secreto más profundo en su vida. Su “sí” lleno de gozo y confianza, nunca lo retiró de su camino. Peregrinó con él entre sombras y contradicciones. Creyó y confió en el Señor.

2.    Madre de Misericordia y de la Confianza

María, que recibió a pie de la cruz de labios de su Hijo la misión de ser nuestra Madre espiritual, comprende los dolores físicos y morales que atormentan y acompañan a la humanidad, también a cada uno de nosotros. Ella pasó por las mismas o peores situaciones, como bien sabemos. Por eso la invocamos siempre, y lo haremos particularmente durante el mes de mayo, como Madre de Misericordia, “Vida, dulzura, esperanza nuestra”, recitamos en la Salve.

Como esclava del Señor que cumplió su voluntad en el recorrido de la vida y siguió a su Hijo Jesucristo hasta su Cruz, nos repite las mismas palabras que dirigió en aquella boda de Caná de Galilea: “Haced lo que él os diga”. Acercaos a mi Hijo, confiad en Él.

Confiemos también a esta Madre de la Confianza lo que somos y soñamos ser cada día durante el mes de mayo porque “jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a su protección, implorando su socorro y pedido su intercesión, haya sido desamparado de Ella.”

3.    Como un ramo de flores

“Animados por esta confianza”, los hijos de esta Iglesia de Jaén, comenzando por los niños y terminando por los ancianos y enfermos, desde nuestros templos, colegios, catequesis, hogares… “recurrimos a Vos, oh Virgen de las Vírgenes”, seguros de que “escucharás nuestras súplicas y te dignarás socorrernos en nuestras necesidades”.
Dirige tu mirada misericordiosa de Madre a quienes sufren.
Permanece al lado de los enfermos y moribundos.
Dales renovada ilusión y fortaleza a quienes los cuidan y atienden.
Consuela a quienes están de luto, encarcelados, solos.
Conduce a todos tus hijos de tu mano por el camino de la santidad y vida de tu Hijo Jesucristo.
¡Santa María de la Cabeza, Patrona de esta Iglesia de Jaén, ruega por nosotros!

Jaén, abril de 2008

+ Ramón Del Hoyo López
OBISPO DE JAÉN

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