La Diócesis celebrará unida la canonización de San Juan Pablo II veintiún años después de su visita a Huelva

La Misa de acción de gracias comenzará a las 10.30 horas, tras la procesión de la imagen del santo desde la parroquia de San Sebastián.

El próximo sábado, 14 de junio, la Diócesis de Huelva se unirá en una Misa de acción de gracias para celebrar la canonización del Papa San Juan Pablo II, el pasado 27 de abril, justamente, cuando se cumplen veintiún años desde que el avión del Papa polaco aterrizara en la explanada del colegio «Colón» de los Maristas en la capital onubense para celebrar una Eucaristía en la rotonda que hoy lleva su nombre en la avda. de Andalucía.

A la celebración, presidida por nuestro obispo, José Vilaplana Blasco, están convocados todos los fieles y el clero, además de movimientos y comunidades de la Iglesia local, y comenzará a las 10.30 horas, tras la procesión de la imagen de San Juan Pablo II –obra del escultor palmerino Martín Lagares- desde la parroquia de San Sebastián.

La hora prevista para la salida desde el templo parroquial es a las 9.00 horas, para continuar por la calle Dr. Pedro Cantero Cuadrado, avda. Palomeque y calle Los Marismeños, hasta llegar a la rotonda Juan Pablo II, donde transcurrirá la misa. La vuelta se estima sobre las 12.00 horas desde la rotonda, siguiendo por avda. Andalucía, avda. Pío XII, calle Duque de Ahumada, calle Mackay y Macdonald, avda. Federico Mayo, calle Manuel Rodríguez Zamora, pasaje Cristo de la Sangre, calle José María Patiño, avda. Federico Mayo, calle Dr. Pedro Cantero Cuadrado y entrada en el templo parroquial de San Sebastián sobre las 14.30 horas.

En la memoria de todos los onubenses está la histórica visita de S. Juan Pablo II a Huelva. La Virgen María hiló su discurso central en la provincia, una figura de Madre que no quiso desligar en esta tierra del Descubrimiento de América. En sus palabras de agradecimiento, tras la celebración, además de hacer un guiño a la amistad que le unía al entonces obispo de la diócesis, D. Rafael González Moralejo (D. Ignacio Noguer Carmona era obispo coadjutor), por su colaboración en los trabajos del Concilio Vaticano II, expresó que «en este lugar muy sugestivo, donde tenía sus inicios la Evangelización del Nuevo Mundo hace cinco siglos, hoy hemos alzado la voz al Señor de la historia por la Nueva Evangelización de todo el mundo, de todos los países, de nuestras patrias, del nuevo mundo, de todos los continentes».

En su homilía, no quiso olvidarse de «la venerable imagen de Nuestra Señora de la Cinta, que hoy nos preside, y que se remonta al tiempo del descubrimiento de América y es rica de contenido histórico y salvífico. Ella ha sido testigo de esa historia de gracia y de pecado –como todo lo humano- que fue la epopeya del Nuevo Mundo».

Precisamente, el Papa hizo mención a los congresos XI Mariológico y XVIII Mariano Internacionales que, bajo el lema «María, Estrella de la Evangelización» (cf. Evangelii Nuntiandi, 82), se celebraron un año antes en Huelva con motivo del V centenario del Descubrimiento de América.

En un discurso salpicado de actualidad aludió también a la exclusión de Dios del ámbito de la vida de la sociedad, del «eclipse de los valores morales» que ha favorecido también el deterioro de la vida familiar, «hoy profundamente desgarrada por el aumento de las separaciones y divorcios, por la sistemática exclusión de la natalidad –incluso a través del abominable crimen del aborto-, por el creciente abandono de los ancianos».

Todo un panorama no exento de esperanza, porque «por muchas que sean las sombras que oscurecen el panorama, son más los motivos de esperanza que en él se vislumbran: vuestras propias raíces cristianas, vuestra fe en Jesucristo, vuestra devoción a su divina Madre», añadió. Para todo ello, esgrimió la necesidad de «un laicado adulto y responsable».

Concluida la celebración eucarística, Su Santidad se dirigió al Obispado, donde comió con los miembros del séquito y con los Obispos del Sur de España. Tras el almuerzo, continuó su viaje hacia los Lugares Colombinos.

En Moguer, recorrió las calles del municipio en coche panorámico y, tras saludar a las autoridades, se dirigió a la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Granada, donde oró varios minutos ante la imagen de Ntra. Sra. de Montemayor y firmó un pergamino. A continuación, la comitiva se dirigió a Palos de la Frontera. En la plaza Ingeniero Conradi saludó a las autoridades eclesiásticas y civiles y se dirigió, especialmente, a los niños, jóvenes y enfermos. En la Iglesia de San Jorge Mártir también oró unos minutos.

Un hito importante de esta visita apostólica fue la coronación de Nuestra Señora de los Milagros en La Rábida, a la que dirigió una plegaria. Desde allí, se trasladó hasta la aldea de El Rocío. Entró en el Santuario de Nuestra Señora del Rocío y oró largamente ante el Santísimo y ante la Blanca Paloma. Después, desde el balcón del Santuario, presidió la celebración mariana con más de cien mil fieles congregados en la explanada situada delante del Santuario. Desde allí, alentó a los rocieros a «reavivar en vosotros el amor y la devoción a María y, por Ella, a Cristo, dando así también testimonio de una fe que se hace cultura».

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