María del Mar Murillo, Voluntaria para las visitas en el Año Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús.
María del Mar Murillo nació en Córdoba, está casada y es madre de dos niñas de casi 10 y 6 años. Licenciada en Veterinaria, ha trabajado en Educación y muchos años como visitadora médico y de farmacias. Actualmente ha elegido un tiempo de dedicación exclusiva a la familia y se encuentra “cogiendo fuerzas y aprendiendo para un presente y futuro feliz”.
P. ¿Cómo y cuándo surge la ocasión de trabajar como voluntaria en el marco del Año Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús?
R. Ha surgido tras este verano último. Fue a través de una buena amiga que pertenece al Apostolado de la Oración y me lo propuso. Me comentó que con motivo del Año Jubilar del SCJ se iban a realizar una serie de visitas guiadas a las ermitas y que si quería encargarme yo, sin compromiso lo pensara y le dijera.
La verdad que fue una proposición que no me dejó indiferente, pues en ese mismo momento fue una emoción tan grande la que sentí en mi interior que me tocó el corazón además de que reconozco que unas lágrimas de alegría y de respeto se me caían por las mejillas. Lógicamente le dije que sí y a los días ya empecé a contactar con D. Carlos Gallardo, que me ha acogido con mucho cariño y le estoy muy agradecida de confiar en mí.
P. ¿En qué consiste tu trabajo?
R. Por ahora lo que estoy haciendo es preparar encargos de distintas parroquias y grupos que lo solicitan a través del correo de la Diócesis de Córdoba para recibir estampas del Sagrado Corazón de Jesús con la oración atrás impresa y trípticos del Año Jubilar.
También me voy a encargar de las visitas a las ermitas y al monumento del Sagrado Corazón de Jesús. La agenda se está organizando y se empieza en breve. Cada visita irá enfocada a lo que cada parroquia, grupo o colegio vaya buscando y dependiendo de la edad de los visitantes.
P. ¿Qué reacción tienen las personas que profundizan en la espiritualidad del SCJ?
R. Es una reacción de acogida, de sentirte querida por Dios. Que no estás sola y que Él te escucha y te ayuda. Tan solo hay que confiar en Él y dar testimonio.
P. ¿Cómo definirías el enclave de las ermitas de Córdoba?
R. Realmente se trata de un enclave pues es un territorio religioso y rebosante de espiritualidad que se encuentra inserto dentro de otro que es nuestra sierra de Córdoba, en la que a su alrededor la vida no deja de ser lo cotidiano del día a día de los cordobeses. Es llegar a ese llano desde el que puedes divisar a nuestro SCJ de espaldas y mirándonos desde arriba….y allí todo es diferente. Es esa paz que allí se respira, es ese silencio tan sobrecogedor que te envuelve y que te inspira las más limpias y nobles emociones hacia los demás, hacia tu interior y como no hacia Él.
P. ¿Cómo vives tú esa cercanía con la espiritualidad del SCJ?
R. Lo vivo con mucho respeto por lo que representa.
P. En tu vida diaria, ¿qué significado tiene esta tarea de voluntaria?
R. Me llena el corazón porque sé que el Señor está esperándonos. Siempre me ha gustado acercarme al Señor. Desde pequeña me gustaba mirar a la sierra y ver esa lucecita encendida en lo alto. Hoy ya, con unos cuantos años más, además de buscar la luz, lo busco a Él. Es por ello que esta tarea de voluntaria lo que supone para mí es un privilegio y le estoy muy agradecida a Él, nuestro SCJ, y a las personas que han mediado para ponerme aquí.
P. ¿Cómo recuerdas el momento de primer encuentro con el Señor?
R. Desde pequeña en mi casa es algo que mis padres nos han inculcado a mis hermanos y a mí. Íbamos a misa, rezábamos y mi educación fue en el Colegio de la Divina Pastora y Salesianos. Toda mi vida he pertenecido y pertenezco a la Hermandad del Señor Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría y no he dejado de salir de nazarena salvo los dos años de mis dos embarazos. Con el colegio a los 11 años ya iba con una monja y alguna compañera de campamentos cada verano a Santo Domingo de Silos, en Burgos. Allí se respira a Dios y es una experiencia que no se me olvidará en la vida; junto al monasterio, con sus cantos gregorianos y su hora de silencio. Posteriormente he seguido viviendo….pero los estudios de la carrera, una vida laboral con mucha dedicación…hasta que gracias a Dios estoy en un momento de cambio en mi vida laboral y sé que Él me está ayudando, porque para ser feliz y poder amar y entregarte a los que te rodean y poder orar hace falta ir con la mente más tranquila y con los ojos abiertos, que siempre los he llevado, pero mirando. Así que en esta nueva etapa, el año pasado en marzo fui de ejercicios espirituales y doy gracias a Dios de que me tocara el corazón. Sí, esa fue mi experiencia. Dios me tocó el corazón y aquí estoy, contestando a unas preguntas que nuestro SCJ me ha puesto delante y estoy segura que soy una afortunada. Hay veces que el nervio y la prisa se quieren apoderar de mí, pero en esos momentos miro a nuestra sierra buscando a nuestro SCJ y le pido calma y paciencia. Y la encuentro.
