10 CENTÍMETROS MÁS ABAJO, por Jesús Martín Gómez

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Tarde en la parroquia: catequesis, novios, confesiones, misa, formación… ¡bendita rutina! En medio de ella un amigo decide romper con esa hermosa cadencia enviando un audio de WhatsApp, dos minutos y medio que en otro me hubieran echado para atrás, merecen ser escuchados viniendo de él. Comenta un acontecimiento eclesiástico (no diré cual, por aquello del ofendidismo). No estamos hablando de una persona creyente, al menos eso dice él; pero, la poca esperanza que le quedaba en que la Iglesia fuera el baluarte de la verdad acerca del hombre se le acaba de desvanecer. Su sentencia, lapidaria. Jesús – me dice- lo que nos define no está en el color de nuestro pelo sino diez centímetros más abajo. Quizá diez centímetros sea demasiado, sobre todo para los que ya no necesitamos peine, pero la idea está clara.

La humanidad actual, no es distinta de aquellos hombres con los que Jesús se topó, ni siquiera somos distintos de Abraham o los primeros patriarcas, me atrevería a afirmar que no nos diferenciamos ni de los primeros artistas trogloditas que decoraban sus cavernas con escenas de caza. Estamos más rodeados de tecnología. Los descubrimientos científicos o geográficos nos han hecho vivir más seguros y cómodos creando la ilusión de que hemos logrado satisfacer muchos de los anhelos que ocupaban nuestro corazón. Incluso el transhumanismo espera que el ser humano llegue a ser superado por las máquinas en un nuevo intento por salvarnos de nuestra naturaleza caduca. Sin embargo, en nuestro interior siguen pulsando los mismos deseos, aunque estén acallados por la dictadura del cambio, de lo mudable y efímero.

La Iglesia siempre ha sabido encontrar la forma de transmitir el evangelio porque este se sitúa por encima de toda cultura y moda. Ha sido capaz de hacerlo porque no ha olvidado que lo que realmente define al hombre es lo que alberga en su corazón. La tarea de la Iglesia, la de cada cristiano, es iluminar. Cuando nos queremos apegar a lo circunstancial, ponemos nuestra confianza en ello y nos dejamos arrastrar perdemos esta capacidad, hacemos el ridículo. Aquí está el valor del testimonio de quienes nos hemos tropezado con Cristo. Aprender a transmitir el gozo de lo Eterno, de la Gracia que actúa, de la vida que cobra sentido, del amor de Dios que desborda y que nos ayuda a comprender que el valor de nuestra vida no está en la epidermis, sino diez centímetros más abajo.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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