La Diócesis Nivariense conmemora los cuatrocientos años de la renovación del voto de gratitud. Los Realejos ya está listo para conmemorar los 400 años de la renovación del Voto de gratitud, por intersección de San Vicente Mártir y su protección durante la grave epidemia de la llamada "peste de Landres", que asoló la comarca en 1609. Actualmente, la imagen del santo se venera en la ermita que lleva su nombre perteneciente a la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. Los actos solemnes del Año Jubilar declarado por Su Santidad Benedicto XVI, con gracia especial de indulgencia plenaria, se iniciarán el jueves día 22, y se prolongarán hasta la misma fecha de 2010.
La jornada inaugural del Año Jubilar comenzará con una eucaristía, a las 12 horas, presidida por el Obispo, D. Bernardo Álvarez, y se prevé la asistencia de los presidentes de la Comunidad autónoma y del Cabildo de Tenerife, Paulino Rivero y Ricardo Melchior, respectivamente. Previamente tendrá lugar el tradicional traslado del Pendón hasta la parroquia de la Concepción.
Por otro lado, cabe reseñar que las fechas de esta conmemoración, junto con los cuartos domingos de cada mes y las tardes de sus vísperas, comprendidas en el espacio de tiempo indicado, se han señalado como días válidos para la indulgencia plenaria. De forma detallada, se señalan las misas de peregrinos, que comprenden los meses de enero a marzo y de octubre a diciembre, los sábados a las 17:00 horas y los domingos de 12 a 17 h. (invierno), y en los meses de abril a septiembre, a las 18 h. los sábados.
El pregón del Año Jubilar tuvo lugar, días atrás, en la parroquia de la Inmaculada Concepción, y lo pronunció Concepción Fuentes González. Previamente, monseñor Damián Iguacen Borau, obispo emérito de Tenerife, ofreció una conferencia.
La historia de Los Realejos, y del barrio de San Vicente, en particular, está marcada por El Voto, solemne promesa de agradecimiento de los habitantes del municipio a San Vicente Mártir por haberles librado de la temible "peste de Landres", que a comienzos del siglo XVII amenazaba Canarias. Esta epidemia aparece clínicamente definida en 1572, afectando a La Laguna, cuyo origen se debe a unos tapices levantinos destinados a engalanar los balcones y ventanas durante las fiestas del Corpus Christi. Después de las medidas tomadas por las autoridades sanitarias, la epidemia comienza a remitir hacia 1583. Sin embargo, el brote de 1601 en el puerto de Garachico fue el que ocasionó un mayor número de muertes al extenderse hasta Los Realejos. Los vecinos, ante el irrefrenable desastre, salieron en rogativa para que San Vicente intercediera ante Dios y les librase de aquella mortal enfermedad. El milagro se produjo en 1609 y, durante 400 años, cada 22 de enero, día de San Vicente, se viene celebrando la fiesta litúrgica del glorioso mártir y venerando la santa reliquia del mismo. En esta ocasión, la celebración reviste especial solemnidad.
