A través de la web de la diócesis, cada semana la sección habitual de la revista “Iglesia en Córdoba”.
El sacerdote y periodista Antonio Gil continuará manteniendo activa la sección “Al trasluz” que habitualmente se publica en el semanario de la diócesis “Iglesia en Córdoba”, a través de la web de la diócesis cordobesa, donde cada semana se irá publicando el artículo elaborado por este canónigo de la Santa Iglesia Catedral.
Gil es uno de los colaboradores fijos con los que cuenta la revista desde sus inicios, sobradamente conocido en nuestra sociedad, no sólo por su vida sacerdotal, sino por su gran vinculación a los medios de comunicación. Desde 1965 que comenzara su ministerio, ha sido el impulsor de diversas publicaciones, periódicos y revistas entre otros. Muestra de ello es el amplio conjunto de publicaciones que posee.
A continuación ofrecemos el artículo para esta semana:
Preparando la Semana Santa
El papa Francisco, con su Meditación en la bendición extraordinaria «Urbi et Orbi», y los obispos de España con sus pequeñas intervenciones en un programa especial de Trece y Cope, bajo el titulo «Los obispos te acompañan», comenzaron la preparación de esta Semana Santa que la liturgia de la Iglesia celebra este año con unas características especiales, sumidos como estamos en un confinamiento colectivo para luchar contra la pandemia amenazante y dramática.
El papa Francisco definió en sus palabras la esencia de este momento que vivimos: «No es el momento de tu juicio, Señor, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás». Y los obispos de todas las provincias eclesiásticas lanzaron un mensaje de esperanza y fortaleza a la ciudadanía en estos días difíciles. Cada obispo escogió su escenario para hablar y utilizó su propio lenguaje, pero todos realizaron una especial llamada a la oración y a la confianza en Dios, a la atención a los más débiles y necesitados, a la fuerza redentora de la Cruz, a la que hemos de abrazarnos con Cristo para resucitar con Él. El Papa y los obispos nos han invitado a preparar y a vivir una Semana Santa intensa, a través de las pequeñas pantallas; fervorosa e intimista, en el recogimiento personal y familiar de nuestros hogares; sacrificada y en comunión con la Iglesia, que conmemora el drama de la pasión y muerte de Cristo, a la espera del triunfo de su resurrección. Vivamos estos días colocando en lo más vivo de nuestras almas tres destellos luminosos.
Primero, la oración personal, unida a la oración de la Iglesia. Que nos adentremos en la pasión y la contemplemos no como inocentes, sino como perdonados.
Segundo, el acompañamiento en espiritu y en la medida de nuestras posibilidades y obligaciones, a los que hoy sufren, a tantos crucificados de nuestro tiempo que son víctimas de los egoísmos e injusticias, conscientes de que acompañar al Señor en su pasión, nos cura y nos humaniza.
Tercero, la esperanza más sublime en el Señor, que, en palabras del Papa, «se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados».
Preparemos la Semana Santa, que será austera, intimista, sin procesiones, pero rebosante de ese amor de un Dios que se hace hombre para ofrecernos en todos los momentos de nuestras vidas la salvación.