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D. CARLOS AMIGO. DÍA DEL DOMUND

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MISIÓN: PAN PARTIDO PARA EL MUNDO

 

 

Carta pastoral del Cardenal Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla, con motivo del Domund

 

 Aquellas palabras del evangelio, «no tienen pan», eran como una interpelación a Jesús, para que resolviera el problema que acuciaba a la multitud. Cristo responde: «dadles vosotros de comer» (Mt 14, 16).

 La situación de necesidad no ha terminado. La humanidad continúa pidiendo el pan que pueda saciar el hambre de tantas y tantas carencias, y de unos bienes que parecen inalcanzables.

 

 Hombres y mujeres que demandan, muchas veces desde situaciones verdaderamente angustiosas, la ayuda necesaria para vivir. ¡Dadles vosotros de comer!, se le pide ahora a nuestra fe cristiana. Y nosotros no podemos responder sino dando el mismo pan con el que nosotros mismos nos alimentamos: el pan de la Palabra de Cristo y el pan de la Eucaristía.


Pan de la Palabra y de la Eucaristía

 

 La Iglesia no tiene otra razón de ser que la que proviene del mandato misionero: llevar el nombre, las acciones y la palabra de Cristo a toda la humanidad. Es decir, que la Iglesia es de Cristo y quiere hablar de Cristo. Por ello, en la mesa de la evangelización no puede faltar el pan de la Palabra.

 El misionero, como el profeta Jeremías dice: cuando recibía tus palabras, las devoraba; tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima. La sentía dentro como fuego ardiente (Jr 15, 16; 20, 9). Ha encontrado la palabra de Dios y la hecho suya, la ha tomado como alimento. Ahora quiere compartir este pan de la Palabra para saciar el hambre de tantos hombres y mujeres que ni conocen ni se alimentan del pan de vida que es Cristo.

 Y del pan de la Palabra al pan de la Eucaristía. Así lo hizo Jesús: primero nos dio a conocer su vida con la palabra, después con el pan consagrado.


Itinerario misionero

 

 Con sus palabras y con sus gestos sacramentales, Jesús nos ha marcado el itinerario de la misión: asumir, ofrecer y compartir. Cristo tomó el pan de cada día, lo ofrece al Padre y lo transforma en Eucaristía. Después, lo comparte en la comunión más perfecta y generosa.

 No se puede ignorar la situación de indigencia en la que viven pueblos enteros. No solo les falta lo más indispensable para poder subsistir, sino que carecen hasta del reconocimiento a su misma dignidad humana. El misionero asume esa situación y la hace suya, hasta tal punto de estar dispuesto a dar la vida en ayuda de esas personas. Nada de lo verdaderamente humano deja indiferente al misionero. La promoción humana está dentro del itinerario evangelizador.

 Pero, no sólo de pan vive el hombre. Necesita conocer su origen y destino, caminar en la verdad, gozar de la luz de la esperanza, sentirse redimido, tener en el horizonte una vida llena de Dios. Al pan de la ayuda para vivir con dignidad hay que unir el pan de la palabra, del evangelio, del anuncio de Cristo. Sin este pan del conocimiento de Cristo, la misión sería un proyecto evangelizador completamente fallido. El misionero ofrece ese pan que es Cristo.

 ¡Cuánto he deseado celebrar esta cena con vosotros! (cf. Lc 22, 15). Deseo ardiente el de Jesús y ansias insaciables del misionero, que desea celebrar la Eucaristía con aquellos a los que anunciara la palabra de Dios para que convirtieran su corazón a Cristo. Ahora les sienta a la mesa santa para ofrecer el sacrificio y recibir el cuerpo y la sangre de Cristo.

 El misionero ha dado lo más querido y lo más valioso de cuanto tiene: la Eucaristía. También ha podido decir, con Pedro y Juan, al necesitado: no tenemos otra cosa mejor que darte que el conocimiento y el amor de nuestro Señor Jesucristo (Hch 3, 6). En verdad, ha compartido lo mejor que tenía.


El Domund de todos los días

 

 Este itinerario misionero, del pan de cada día al Pan de vida, tiene que realizarse, en nuestra diócesis, a través de la animación misionera, de la ayuda a los misioneros, de la promoción de vocaciones, del sacrificio de comunión misionera.

 Animación misionera. Es imposible separar la vida cristiana de la acción misionera. Si se ha recibido un bien tan grande, como es el de la fe en Jesucristo,  habrá que compartirlo. Y ese dar será fortaleza para quien lo ofrece y luz para cuantos lo reciben.

 En nuestra diócesis son muy numerosas y variadas las acciones de animación misionera que se realizan, particularmente las emprendidas por la Delegación diocesana de misiones y de las Obras Misionales Pontificias. En ninguna parroquia y comunidad cristiana debe faltar un verdadero programa de animación misionera.

 Ayuda a los misioneros. Gracias a Dios, nuestra diócesis está muy sensibilizada con este tema, como lo demuestran la generosidad de la colecta anual en favor de las misiones, la ayuda particular a los misioneros y misioneras, el hermanamiento con algunos territorios de misión y el apoyo y colaboración en proyectos misionales. Si compartimos, es señal de que los consideramos como hermanos.

 Ayuda inestimable e insustituible es la de la oración. Pues es la comunión en el misterio Santísimo de la Trinidad, ofreciendo al Padre, por el Hijo y con la gracia del Espíritu, las mismas intenciones misioneras. De una forma especial, en este año de la Eucaristía, el encuentro en la oración, con los misioneros y misioneras, tiene que realizarse en la celebración de la Santa Misa, en la comunión eucarística, en la adoración ante el Santísimo Sacramento. Igual que Cristo nos asume para sí en la Eucaristía y se ofrece por nosotros, la Iglesia se une a los misioneros y misioneras y se ofrece en la oración por ellos.

 

 Promoción de vocaciones. Una de las mejores señales de que nuestra diócesis es auténticamente misionera, será el interés por suscitar y cuidar las vocaciones para la misión. Hombres y mujeres jóvenes dispuestos a hacer de su vida una entrega generosa a Jesucristo, que les llama y les envía, para que todos los pueblos conozcan la Buena Noticia de salvación.

 Son muchos los misioneros y misioneras nacidos en nuestra diócesis y repartidos en diversos lugares del mundo. Ellos han de estar siempre presentes en nuestra oración, y en el recuerdo agradecido a su impagable labor evangelizadora. Su ejemplo ha de servir, sin duda alguna, para hacer que surjan nuevas vocaciones.

Pan partido para la vida del mundo

 

 De lo mejor que tenemos es de lo que os damos. Nuestra fe en Cristo Jesús, que se entregó por nuestros pecados y fue resucitado para nuestra justificación (Rm 4, 25), el que se entregó a la muerte por todos (1Tim 3, 6). Pero, antes de morir, nos dejó la Eucaristía, comida de salvación y pan de vida, que la Iglesia quiere llevar a todos los pueblos. Cuando partimos el pan de la Eucaristía, nadie puede quedar excluido de participar en esta mesa santa. Id por todo el mundo y predicad el evangelio, nos dijo Jesús (Mc 16, 15). Pero no puede haber un anuncio completo del evangelio sin la invitación a celebrar la Eucaristía.

 No tienen vino, le dice María a Jesús. Y el Señor realizó el milagro. Hoy, la Iglesia entera es la que acude a Cristo con la misma súplica: una gran parte de la humanidad no tiene pan. Y Jesús ofrece el pan de la Palabra y el pan de la Eucaristía.

 Que para todos, este Pan sea comida y bebida de salvación.

 

 


    + Carlos, Cardenal Arzobispo de Sevilla

 

D. JUAN DEL RÍO. DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA

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SEMBRAR EN ABUNDANCIA

 

 

Queridos diocesanos:

 

La Iglesia Católica es una realidad visible e invisible, espiritual y humana, personal y social, santa y con miembros pecadores, que camina en el mundo anunciando la Buena Noticia de Cristo a todos los hombres para que estos tengan vida y consigan la felicidad eterna. Para realizar esta misión salvadora la Iglesia necesita de medios humanos y de recursos económicos como cualquier otra institución de la sociedad. Pasó a la historia la vieja creencia de que la Iglesia era inmensamente rica y mantenida por el Estado. No, señores, no. La Iglesia, como todos, paga el recibo de la luz, el agua, el mantenimiento de sus edificios, la creación de nuevos templos y complejos parroquiales, las retribuciones del personal, etc. Por ello, el desempeño de las labores pastorales y caritativas requiere tener los necesarios bienes económicos, de ahí, que pedir dinero para la Iglesia no vaya contra el Evangelio, sino que se trata de una exigencia de la misma fe.

 

Algunos datos importantes.

 

Cuando se habla de la Iglesia en España, se deben tener en cuenta a las 69 diócesis, las cuales, de una manera autónoma, atienden a los fieles que las conforman a través de parroquias, seminarios, comunidades, movimientos, etc. Sólo parroquias hay más de 23.000, con todo lo que suponen tanto los templos como el personal, en el cual no sólo entran los 19.300 sacerdotes sino también un gran número de religiosos y seglares dedicados a las distintas actividades pastorales.

 

Nuestra diócesis de Jerez comprende una superficie de 3.928 Km con aproximadamente  medio millón de fieles, 150 sacerdotes, entre diocesanos y religiosos, 14 seminaristas, 59 religiosos legos, 468 religiosas, 83 parroquias con sus respectivos complejos parroquiales anejos, 38 colegios católicos, más de un centenar de instituciones benéficas y otros centros culturales, docentes y de promoción social, además de mantener abiertos 80 templos con más de un siglo. No sólo es esto, nuestra diócesis por ser joven está carente de infraestructuras diocesanas y parroquiales, se trata de la necesidad de nuevas parroquias, un Seminario y una Casa Sacerdotal para sacerdotes mayores e impedidos Es por lo que hago esta llamada apremiante a la generosidad económica de todos los católicos que, actuando siempre como dice San Pablo, “no de mala gana, ni forzado, porque Dios ama al que da con alegría”, sepáis dar con abundancia, porque el que da generosamente, copiosamente cosecha en su vida.

 

Ayudar para auxiliar a todos.

 

Como bien sabemos todo tiene un precio y no nos parece mal pagar el ocio, la academia del niño o la cantidad de cosas superfluas por las que hoy damos dinero. En cambio, cuando se trata de cumplir el quinto mandamiento de la Iglesia, a saber: “ayudarla en sus necesidades”, la cosa a veces cambia, y muchos cristianos viven como si la Iglesia se sostuviese del aire, o recibiera cientos de millones de euros en concepto de subvenciones. Además no faltan algunos medios de comunicación social que, buscando determinados intereses, no paran de intoxicar a la opinión pública con informaciones que carecen de fundamento. La realidad es bien distinta y conviene saberla, pues la Iglesia vive de la cariad de sus fieles, quienes contribuyen de diversos modos. No hay nada que ocultar y, al mismo tiempo, muchas realidades pastorales, sociales y culturales que mantener, las cuales están beneficiando a toda la sociedad. La Iglesia Católica presta un gran servicio a la ciudadanía través de sus miembros e instituciones. Los cristianos no somos una carga social sino unos ciudadanos que desde la fe cooperamos al bien común de la colectividad.

 

Aportación de la Iglesia a la sociedad.

 

Sin embargo, todas las estructuras sociales de la Iglesia están al servicio de la evangelización y del bien de las personas. Por eso, en un mundo donde todo tiene precio, la Iglesia propone un conjunto de valores que enriquecen a la humanidad en su conjunto (amor, ternura, bondad, generosidad, entrega, trabajo bien hecho, sinceridad de corazón, compromiso, austeridad, belleza, amistad, oración… entre otros). Ella está presente en los sitios donde nadie quiere estar, junto a los enfermos, desahuciados, presidarios, drogodependientes, enfermos del Sida, pueblos olvidados, etc., en fin, sembrando siempre esperanza y consuelo a todos sin distinción alguna. Pero ¿cómo transmite la Iglesia estos valores?

 

* Con la palabra: homilías, charlas, catequesis, docencia, publicaciones…

* Con el testimonio de vida de los creyentes que encuentran en Jesucristo el fundamento de los valores permanentes proclamados por el Señor con su vida y su obra redentora.

*Con obras e instituciones: tales como el trabajo realizado por los sacerdotes y religiosos, la labor de movimientos y asociaciones, la tarea educativa de nuestros colegios y universidades, la asistencia social y caritativa de las residencias de ancianos y de los centros para niños y jóvenes con problemas, la atención a los inmigrantes, el cuidado a los pobres mediante los albergues y comedores, etc. Todo esto no sólo beneficia a los católicos, sino a todos los que llaman a nuestras puertas.

 

La diócesis necesita de tu generosidad.

 

Para seguir realizando el bien de “Los valores permanentes de la Vida en tu Iglesia” como señala lema de este año del “Día de la Iglesia Diocesana” que celebraremos el próximo fin de semana 12 y 13 de noviembre, necesitamos la ayuda de todos, tanto de los cristianos como de la misma sociedad que se beneficia de la labor eclesial. ¿Cómo puedes colaborar económicamente con tu diócesis de Asidonia-Jerez?

 

* Mediante la cuota periódica, dando orden a tu banco para que anual, trimestral o mensualmente ingrese en la cuenta del Obispado la cantidad que libremente decidas.

* Siendo generoso en las colectas de tu parroquia, no olvidando el deber de todo cristiano de la limosna en favor de los necesitados, o bien entregando voluntariamente para las necesidades pastorales y caritativas ofrendas, legados, herencias…

* Poniendo la “X” en la casilla de la Iglesia Católica en tu declaración de la Renta. Eso no significa que vas a pagar más, sino que es un sistema que permite al contribuyente decidir qué se va hacer con su pequeña parte de los impuestos que ya ha pagado o que va a pagar. La asignación a la Iglesia en España no es un privilegio, sino que nace de un tratado internacional, es fruto de un lógico sistema de colaboración entre instituciones, y es una manera de compensar algo de todo el bien que la Iglesia siembra en la comunidad social.

 

El futuro de la sociedad depende de la educación en los valores, la Iglesia a lo largo de los siglos ha sabido insertar en el corazón humano los grandes valores que hacen que la vida se viva con sentido y plenitud. Para continuar esta misión tu aportación económica es imprescindible.

 

Con mi agradecimiento anticipado te imparto la bendición del Señor.

 

+ Juan del Río Martín

Obispo de Asidonia-Jerez

 

Jerez de la Frontera a 15 de octubre de 2005.

 

 

D. ANTONIO DORADO. LA VIDA NO TERMINA, SE TRANSFORMA

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D. Antonio Dorado, Obispo de Málaga. Noviembre de 2005

 

 Decidimos mirar la muerte de frente y envejecer procurando que nuestro espíritu ofrezca los frutos sabrosos del otoño de la vida.

 El mes de Noviembre comienza, según el calendario cristiano, con la festividad de Todos los Santos, aquellos hombres y mujeres que pasaron por el mundo haciendo el bien. Como humanos, tenían sus defectos, pero todos supieron acoger en lo más hondo del alma, cada uno a su manera, la llamada de Dios; esa fuerza interior que nos impulsa a desarrollar la capacidad de amar que todos llevamos dentro. Aunque al hablar de los Santos solemos pensar en los miembros de nuestras comunidades cristianas, Jesús nos enseñó que son «benditos de su Padre» todos los hombres y mujeres que pasaron por el mundo amando y ayudando a los demás; en especial, a los pobres y necesitados, a los que no tienen a nadie más que a Dios.

Después de Todos los Santos, recordamos el Día de los Difuntos, que se celebra el 2 de Noviembre. Numerosas personas acuden a los cementerios donde están los restos de sus seres queridos. Aunque esta costumbre ha perdido intensidad e interés durante los últimos años, los cristianos la conservamos aún y, a la luz de la fe, la vivimos como una llamada a la esperanza y a descubrir el sentido de la existencia humana. Para nosotros, «la vida no termina, se transforma, y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo». La muerte no es la noche que nos sumerge en el abismo de la nada, sino el paso que nos conduce a la presencia de Dios Padre.

La cultura actual, al prescindir de Dios, presenta la vida del hombre como un efímero suspiro entre dos nadas, pues piensa que venimos de la nada y caminamos hacia el vacío total. Por eso oculta la muerte, como un desenlace sin importancia al final de la existencia del hombre, cuyo único fin sería el placer por el placer. Y cuando los placeres pierden interés e intensidad, o se ven mezclados con el dolor, la mentalidad reinante se pregunta si vale la pena seguir viviendo, con una «calidad de vida» (una vida placentera) muy escasa.

Por el contrario, la fe cristiana nos enseña que somos fruto del amor de Dios y que hemos nacido para amar, hasta que lleguemos a la meta donde el amor alcanza su plenitud, porque Dios es amor. Mientras vamos de camino, el Espíritu Santo, que habita en lo más hondo del alma, nos impulsa y nos concede desarrollar esa fuerza misteriosa que es el amor. Y en la medida en que amamos, nuestro corazón se va llenando de paz, de bondad, de paciencia, de grandeza de alma y de alegría. Aunque perdemos vigor con el discurrir de los años y llegan los achaques, vemos cómo crece esa riqueza espiritual que nos da la confianza en Dios.

Por eso, sin despreciar los placeres honestos, las visitas culturales y el ejercicio adecuado, no ponemos nuestra meta en viajes y correrías bulliciosas que nos lleven a olvidar el paso del tiempo. Por el contrario, miramos de frente el trascurso de los días y de los años, mientras saboreamos agradecidos lo que Dios nos concedió y descubrimos que ahora podemos aportar a nuestro mundo lo que éste más necesita: fe, serenidad interior, reflexión, comprensión, confianza en Dios y esperanza. Porque caminamos hacia unos cielos nuevos y una tierra nueva donde habita la justicia y Dios enjugará todas las lágrimas. Lejos de ocultar la muerte y dejar que nos sorprenda, decidimos mirarla de frente y envejecer procurando que nuestro espíritu ofrezca los frutos sabrosos del otoño de la vida; de una vida que ha crecido y madurado a la vera de Dios.

 

 

EL EDIFICIO DE LA CURIA DE GRANADA RECUPERARÁ SU ACTIVIDAD EN DICIEMBRE

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Según anuncia en nota de prensa la Delegación de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Granada, el edificio de la Curia Eclesiástica, situado en la Plaza de Alonso Cano, recuperará su actividad para la ciudad en el próximo mes de diciembre. Albergará los servicios propios de la Iglesia diocesana y en él también la Diócesis desarrollará iniciativas relacionadas con su misión de evangelización de la cultura, a través de un Centro Cultural que la misma Diócesis está ya poniendo en marcha, con el nombre de “Nuevo Inicio”, y que organizará diversos actos culturales, como exposiciones temporales de arte, conferencias, presentaciones de libros y otros.

 

El inmueble sufrió un devastador incendio el 30 de diciembre de 1982. Hasta 1992, el Arzobispado estuvo esperando que se cumplieran las promesas de restauración que en su momento formularon las autoridades políticas, al haberse producido el siniestro por circunstancias totalmente ajenas a la Institución eclesiástica y al uso interno del propio inmueble.

D. CARLOS AMIGO. LA VIDA ES ÚNICA Y VALIOSA

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LA VIDA ES ÚNICA Y VALIOSA

 

Carta pastoral del Cardenal Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla, con motivo de la X Jornada Diocesana de Responsabilidad en el Tráfico 30 de octubre de 2005


 El punto de partida no puede ser un convencimiento más compartido y fundamental: la vida es un bien precioso, que no solo hay que guardar con el mayor interés, sino hacer también lo posible para que cada día se pueda disfrutar mejor de todo aquello que ayuda al hombre a ser más auténtico y responsable, viviendo en paz consigo mismo y con los demás.

 

 Cuidar de la propia vida y de la de los demás. Porque sería una hipocresía inconcebible, el valorar y defender la propia vida como un bien inestimable, y despreciar o atentar contra la vida de los demás.

 

 En este sentido, Benedicto XVI, en una de sus alocuciones, ha hecho un llamamiento a una conducta coherente: «Por desgracia, todos los días, especialmente los fines de semana, se producen en las carreteras accidentes con numerosas vidas humanas trágicamente truncadas, y más de la mitad de las víctimas son jóvenes. Durante los últimos años se ha hecho mucho para prevenir estos trágicos sucesos, pero se puede y se debe hacer aún más con la colaboración y el esfuerzo de todos. Es preciso combatir la distracción y la superficialidad, que en un instante pueden arruinar el futuro propio y el ajeno. La vida es valiosa y única: se debe respetar y proteger siempre, también con un comportamiento correcto y prudente en las carreteras» (Angelus 26-7-05).

 

 En estas palabras del Santo Padre, hay que subrayar el reconocimiento a lo mucho que se ha hecho para prevenir los accidentes de tráfico. Todos podemos constatar el trabajo realizado y las mejoras conseguidas. Lo cual es motivo de gratitud hacia cuantos han puesto su inteligencia y su trabajo para poder conseguir estos resultados. Naturalmente que todavía dista mucho de conseguirse el ideal. Por eso es necesario continuar en el esfuerzo.

 

 Y con la colaboración de todos, como también indica Benedicto XVI. De poco valdría que unos cuantos pensaran y dirigieran, si no tuviera efecto en la aceptación de las normas necesarias para el ordenamiento del tráfico, y en el interés por la formación adecuada en cuantos utilizan vehículos y medios para los viajes y desplazamientos.

 

 Por nuestra parte, la Delegación Diocesana para la pastoral en la carretera, viene colaborando con las instituciones civiles en promover una adecuada formación «para un comportamiento prudente y correcto en las carreteras», y recordando la responsabilidad cristiana de considerar la vida, tanto la propia como la de los demás, como un bien valioso y único.

 Que el Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María nos acompañen siempre en ese camino que es nuestra propia vida.

 

 

    + Carlos, Cardenal Arzobispo de Sevilla

 

D. JUAN DEL RÍO. ¿ES POSIBLE COMUNICAR CON NUESTROS DIFUNTOS?

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Apuntes para la vida

Comentario Semanal de Mons. Juan del Río

COPE Jerez

30 de octubre de 2005

 

 

En la sociedad secular y descreída todo termina con la muerte. Sin embargo son muchos

los que, sin creer en el más allá, ni en la vida eterna, desean ponerse en contacto con sus seres queridos por medios supersticiosos que nada tienen que ver con la fe cristiana. Un fiel reflejo de ese anhelo lo tenemos en infinidad de novelas, películas y otros géneros de comunicación que recrean un mundo fantasmal que sirve de evasión a muchas personas doloridas por la pérdida de un ser querido, pero que cuando despiertan de ese “sueño imaginario”, se sienten defraudadas y crece en ellas el abismo insalvable entre el mundo de los vivos y de los muertos.

 

En cambio, desde la visión cristiana la muerte no es final de la vida. Tenemos el medio, el

ambiente y el lugar para una real comunicación de amor con los difuntos. Así, aunque es evidente que existe un terrible velo entre el mundo visible y el invisible, se nos ha dado un medio, que es la fe en Jesucristo muerto y resucitado, Señor de vivos y muertos, ya que “el que crea en Él, aunque haya muerto, vivirá y todo el que esté vivo y crea en Él jamás morirá” (Jn 11,26). Además en Cristo se cumple que el amor es más fuerte que la muerte (cf. Cant 8,6) y la comunión con Él nos hace partícipes de la comunión de los santos y por lo tanto contamos siempre con la intercesión de quienes nos precedieron y han alcanzado la vida eterna. De ahí estas palabras del Cardenal Martini: “Es posible comunicar con nuestros difuntos. Ellos nos conocen y, aunque ahora están en el cielo junto a Dios, conocen el mundo que han dejado, conocen ante todo su relación con Dios y con sus planes eternos que ya puede contemplar. A partir de Dios, conocen nuestros problemas y hablan de ellos entre sí y con Dios. Es verdad que han dejado el mundo para habitar donde están los cuerpos gloriosos… pero intervienen todavía en el mundo y están presentes en él con su oración, con la fuerza de su amor, con las inspiraciones que nos ofrecen, con los ejemplos que nos recuerdan, con los efectos de su intercesión”. Es verdad de fe que esta comunicación de bienes espirituales existe entre los fieles que constituyen la Iglesia triunfante, purgante y militante.

 

El ambiente para comunicarnos con nuestros seres queridos es la oración. El cristiano,

mediante la plegaria a Dios por medio de su Hijo Jesucristo y movido por el Espíritu, entra en la esfera del Dios Viviente, donde nuestros padres, parientes o amigos queridos hablan a Dios de nosotros y le presentan nuestras intenciones y nuestras dificultades, pero también nosotros, los que caminamos en este “valle de lágrimas”, debemos rezar por ellos, porque “santo y saludable es el pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados” (Mac 12,46; cf. LG, nn. 49-50). La oración cristiana nos hace tremendamente humanos, nos libra de las angustias de la pérdida física de los seres queridos y nos hace recuperarlos por la presencia del amor divino en nuestros corazones. Es más, sólo mediante la piadosa oración perdura en el tiempo la memoria de los difuntos entre nosotros.

 

Existe un lugar privilegiado de presencia de los fallecidos, ése es el altar de la Eucaristía, donde la fuerza del Resucitado nos congrega a vivos y muertos. Allí el cielo y la tierra se juntan para adorar el Dios de la Vida y del Amor. Y están presentes, en particular, aquellos que más nos aman, que nos son más queridos y que con nosotros adoran a Jesús, que ha aniquilado la muerte eterna. De ahí que un Padre de la Antigüedad dijera: “Ofrecemos a Cristo inmolado por nuestros pecados deseando hacer propicia la clemencia divina a favor de los vivos y los difuntos” (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis Mistagógicas, 5,9). Por eso la mejor comunicación que podemos con aquellos que ya no están aquí con nosotros es la celebración de la Santa Misa, que como diríaSan Isidoro de Sevilla “es una costumbre enseñada por los Apóstoles y que la Iglesia Católica observa en todas partes” (Sobre los oficios eclesiásticos, 1).

 

NOTA INFORMATIVA DEL CABILDO DE LA CATEDRAL DE GRANADA

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Ante las noticias aparecidas recientemente en algunos medios de comunicación granadinos, el Cabildo Catedralicio ha considerado necesario hacer pública hoy viernes 28 de octubre, la siguiente nota de prensa:

 

El Cabildo de la S. I. Catedral Metropolitana de Granada, ante las muchas informaciones dadas por los medios de comunicación en estos últimos días, se siente obligado a hacer las siguientes puntualizaciones con la finalidad de esclarecer, en lo posible, la verdad.

 

                Primero. El libro que será presentado el próximo día 2 de diciembre en la sacristía de la Catedral de Granada y cuyo título es “EL LIBRO DE LA CATEDRAL DE GRANADA”, fue encargado por el Sr. Arzobispo D. Antonio Cañizares Llovera al profesor D. Lázaro Gila Medina en el mes de marzo de 2000. No es, pues, un encargo del Cabildo.

 

                Segundo. Para que todos sepan con exactitud y puedan emitir un juicio acertado, transcribimos lo que el acta del Cabildo, de fecha 26 de diciembre de 2000, y que fue presidido por el Sr. Arzobispo D. Antonio Cañizares Llovera, dice al respecto: “Después de la bienvenida y acoger fraternalmente al nuevo miembro, en nombre de todo el Cabildo, el Sr. Sánchez propone como tema de votación la publicación de un libro oficial sobre la Catedral.

                El Sr. Arzobispo nos pone en antecedentes de que el Sr. Lázaro Gila, Catedrático de la Universidad, ya está trabajando en una publicación que él ha encargado y aprobado que se haga y pide al Cabildo que la apoye porque participará la Catedral.

                Se hace una ronda de sugerencias y surge la pregunta si se debe duplicar la publicación. Si ya se está preparando una, ¿merece la pena duplicar gastos? ¿Con qué motivo se potencia otra?

                El Sr. Arzobispo insiste en que la Catedral de Granada tiene entidad para que se hagan dos publicaciones con distintas perspectivas, ya que la patrocinada y dirigida directamente por el Cabildo tendría un sentido teológico-pastoral, mientras que la del Sr. Gila Medina sería más histórico-artística. Nos afirma que él ha hablado ya con el Sr. Gila y no había inconveniente en que se hicieran las dos publicaciones.

                El Sr. Medina se inclina por que se hagan dos publicaciones complementarias y comunica que ya hay financiación para la que haga el Cabildo, mientras que para la del Sr. Gila hay que buscar quien la financie.

                Después de oír las diversas intervenciones se aprueba por unanimidad que el Cabildo trabaje sobre el esquema previo de su propia publicación y que al mismo tiempo estudie el proyecto del Sr. Gila de forma que ambas publicaciones se complementen si llegan a feliz término y se eviten repeticiones innecesarias” (Libro de Actas 87, folios 397-398). El acta fue aprobada por unanimidad en la reunión capitular de 13 de enero de 2001.

 

                De la lectura del acta se deducen con claridad dos acuerdos:

 

Primero. El Cabildo de la Catedral asume, como suyo, el proyecto del libro que el Sr. Arzobispo D. Antonio Cañizares encargó a D. Lázaro Gila. Durante su elaboración ha hecho un seguimiento puntual del mismo. Por parte del Arzobispado y del Cabildo de la Catedral se han cumplido escrupulosamente todos los compromisos contraídos con dicho profesor y con todos los colaboradores que en él han trabajado. Para todos nuestro agradecimiento.

 

Segundo. Se proyecta un segundo libro, que complementará al primero, y cuyo contenido fundamental será teológico-pastoral.

 

Creemos que debido a una información deficiente, nunca mal intencionada, las notas informativas emitidas están creando un clima que no favorece la paz y el entendimiento y que, en más de una ocasión, atentan contra el buen nombre y fama de las personas.

SEMANA DEL 22 AL 28 DE OCTUBRE DE 2005

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PANEL DE NOTICIAS. IGLESIA EN EL SUR DE ESPAÑA

Semana del 22 al 28 de octubre de 2005

 

 

 

Sumario:

 

 

Almería: Memoria de la Delegación de Misiones

Almería: Nombramientos

Almería: XXV Aniversario de la Comunidad Anglicana

Almería: Tercer Encuentro de Monaguillos del Curso 2005-06

Asidonia – Jerez: Peregrinación a Tierra Santa

Asidonia – Jerez: Conferencia

Cartagena: XXI Convivencia Diocesana de Pastoral de la Salud

Córdoba: Recuperación satisfactoria de D. José Antonio Infantes Florido, Obispo Emérito de Córdoba

Córdoba: El Año de los Mártires está llegando a su fin

Córdoba: Presentación del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia

Córdoba: Comunicado del Consejo Diocesano de Educación

Granada: El edificio de la Curia recuperará su actividad en diciembre

Granada: Encuentro Diocesano de Cáritas Parroquial

Granada: Los salesianos entregan al Arzobispo un relieve de Santo Domingo Savio

Granada: Nombramientos

Granada: Nota informativa del Cabildo de la Catedral

Huelva: Consejo Pastoral Diocesano

Jaén: Cincuentenario de la Parroquia de Cristo Rey

Jaén: Asamblea General de la CONFER

Jaén: Siete nuevos sacerdotes

Málaga: Curso D.E:I. para profesores

Málaga: II Encuentro de Formación Ecuménica

Sevilla: Año de la Eucaristía

Sevilla: Exposición de Cáritas

Tenerife: Clausura multitudinaria del Año de la Eucaristía

ALMERÍA. XXV ANIVERSARIO DE LA COMUNIDAD ANGLICANA

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El sábado día 28 la Comunidad Anglicana celebra el  25 aniversario de  la Diócesis Anglicana en España; asistirán a esta celebración en representación del Obispo D. Manuel Menchón, Vicario del Levante y D. Juan Torrecillas, Delegado Epìscopal de Ecumenismo 

ALMERÍA. TERCER ENCUENTRO DE MONAGUILLOS DEL CURSO 2005-06

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El próximo día 5 de noviembre, sábado, tendrá lugar el tercer encuentro diocesano de Monaguillos en el Seminario Diocesano.

El encuentro comenzará a las 10:00 y terminara a las 17:00. La colaboración económica es de 3.00 Euros y la edad mínima, 7 años. Los monaguillos deberán llevar la túnica que usan para ayudar a Misa.

Enlaces de interés