“¡Qué alegría inmensa tener por Madre a María”!- expresaba el pasado martes 8 el Santo Padre Benedicto XVI en su intervención del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. También Murcia pudo hacer eco de estas palabras, en un día dedicado con gran devoción a la Patrona de España.
La víspera de la Inmaculada se celebraron Vigilias de Oración en varias parroquias de la diócesis de Cartagena. El obispo diocesano, Mons. José Manuel Lorca Planes, estuvo presente en la que se desarrolló en la parroquia de San Miguel, orientada fundamentalmente a los jóvenes. Esta celebración concluyó con una oración en la Plaza de la Inmaculada y una posterior chocolatada.
El pregón en honor a la Inmaculada se pronunció en la parroquia de San Nicolás de Bari. El discurso estuvo a cargo del periodista José Emilio Rubio. Loca Planes, antiguo párroco de este templo, quiso estar presente en este acto dedicado a la Santísima Virgen. Al terminar el pregón, una comitiva acudió a la Plaza de Santa Catalina para hacer entrega a la Virgen de las ofrendas florales de las diversas cofradías de Murcia.
En la Catedral de Murcia, el 8 de diciembre, se celebró una Misa con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que estuvo presidida por el Sr. Obispo y en la que concelebraron varios canónigos y sacerdotes en la Santa Iglesia Catedral de Murcia. El Sr. Obispo resaltó el alma iluminada de la Inmaculada, que es Modelo de virtudes para nosotros. Lorca Planes hizo alusión a la fidelidad de la Santísima Virgen al pie de la Cruz, animando a los fieles a mirar a María en los momentos de sufrimiento, imitándola en su abandono, fe y confianza.
Después de la Eucaristía, se dirigieron en procesión hasta la Plaza de Santa Catalina, donde se encuentra la figura de la Inmaculada Concepción. Allí tuvo lugar la tradicional ofrenda floral a la Virgen. Junto a las autoridades eclesiásticas estuvo presente la portavoz municipal Nuria Fuentes. Este acto estuvo acompañado por la agrupación coral de San Andrés y Santa María de la Arrixaca. D. José Manuel Lorca animó a mirar, una vez más, a la Inmaculada, acompañando su entrega de flores con una oración a la que se unieron los presentes.
“Totus tuus”, María
En este día de gloria, hubo quienes quisieron dar un paso más hacia Nuestra Madre, hacerse “todo suyos”. En una celebración que tuvo lugar en el Eremitorio de la Luz, la Virgen Inmaculada acogió en su seno maternal a varias familias del movimiento de Familias de Nazaret, que unidas a un grupo que habían preparado las Hermanas Guadalupanas y los Hermanos de la Luz y a otro grupo de Cartagena y San Javier, quisieron consagrar su vida a Jesús por María, a través de la consagración propuesta por San Luis María Grignion de Montfort. Los que ya estaban consagrados, pudieron renovar esta consagración en calidad de esclavos a Nuestra Señora, haciéndole entrega de sus bienes interiores y exteriores, otorgándole el valor de las buenas acciones pasadas, presentes y futuras y confiriendo a María pleno derecho sobre sus vidas, para mayor gloria de Dios.
Si el martes fue un día de alegría, cuánto gozo habría en el Corazón de Nuestro Padre Celestial, ante su más perfecta Creación, la Inmaculada Concepción. Por eso, también Nuestro Señor rebosaría de felicidad, contemplando a estas almas que, como Él, han querido hacerse niños y han escogido a María como Madre, procurando hacer, de ahora en adelante, todo por Maria, con María, en María y para María.
