La parroquia del Carmen, en el barrio malagueño del Perchel, ofrece una charla meditación con el sacerdote y cantautor Fermín Negre, bajo el lema «Enviados a ser esperanza».
Tendrá lugar el viernes 27 de junio, comenzando con la celebración de la Eucaristía, a las 20.00 horas, y siguiendo con un tiempo de reflexión yb cantos guiados por el fundador del Grupo Ixcís, Fermín Negre.
La iglesia de San Julián acogerá un año más la Misa de la Juventud Cofrade el 26 de junio, a las 19.30 horas, convocada por la Agrupación de Cofradías y a la que se invita especialmente a los grupos jóvenes de las hermandades y cofradías y a los jóvenes cofrades de toda Málaga. Estará presidida por uno de los sacerdotes más jóvenes de la diócesis, José Ignacio Postigo Íñigo.
La tradicional Misa de la Juventud Cofrade en la iglesia de San Julián. Un acto ya consolidado en el calendario cofrade juvenil que tiene lugar, además, en los días en los que se celebra la onomástica de San Luis Gonzaga, patrón de la juventud.
Gracias a la labor de la Comisión de Juventud de la Agrupación, coordinada por Ángela Guerrero, este encuentro anual vuelve a ser una realidad. En esta ocasión, la celebración ha sido organizada por las vocalías de juventud de las Hermandades y Cofradías del Miércoles Santo, que se han volcado en preparar todos los detalles para este día tan especial.
La Misa será oficiada por José Ignacio Postigo Íñigo, quien habrá sido ordenado sacerdote la semana anterior, repitiéndose así la circunstancia del año pasado: la celebración estará presidida por uno de los sacerdotes más jóvenes de nuestra Diócesis.
Desde la Agrupación de Cofradías se invita a participar a todos los jóvenes cofrades de Málaga y a los grupos jóvenes de nuestras Hermandades y Cofradías, en la que describen como «una oportunidad para compartir la fe, la vocación cofrade y la alegría de pertenecer a una juventud comprometida con la Iglesia y con la Semana Santa de nuestra ciudad».
La Casa de la Iglesia de Jaén acogió, este viernes, la presentación de la Memoria 2024. Una tarde festiva, conducida por la esperanza, que puso de relieve la solidaridad de los jiennenses con la acción social y caritativa de la Iglesia. A la cita acudieron autoridades locales, provinciales, autonómicas y militares; así como empresas que colaboran con Cáritas. Un acto que, en tono festivo, dio a conocer los datos sin olvidar que son las personas el centro de la acción de Cáritas. Se recordó a los voluntarios fallecidos y se rindió un homenaje a los tres directores vivos de Cáritas diocesana de Jaén: José María Cano; Juan Carlos Escobedo y Rafael López- Sidro. Todo ello enmarcado en la solemnidad del Corpus Christi que se celebrará el próximo domingo 22 de junio.
Cáritas destinó 5,3 millones en Jaén el pasado año a su labor social, que alcanzó a casi 29.600 personas
La Casa de la Iglesia de Jaén acoge el acto presentación de la Memoria 2024 y el inicio de la campaña por el Día de Caridad, este año con el lema “Mientras haya personas, hay esperanza”.
Cáritas destinó 5,3 millones de euros en 2024 a su acción caritativa y social en la Diócesis de Jaén durante el pasado año. Una labor que alcanzó 29. 600 personas en riesgo o en situación de exclusión social. Así se pone de manifiesto en la Memoria 2024 de este organismo, que ha sido presentada en un acto Una labor que alcanzó 29. 600 personas en riesgo o en situación de exclusión social. Así se pone de manifiesto en la Memoria 2024 de este organismo, que ha sido presentada en un acto celebrado en la Casa de la Iglesia de Jaén, presidido por el obispo de Jaén y presidente de Cáritas Diocesana de Jaén, Don Sebastián Chico. Como cada año, en vísperas de la celebración del Corpus Christi, Cáritas da cuenta a la sociedad de sus principales cifras y lanza su nueva campaña institucional, en esta ocasión con el lema “Mientras haya personas, hay esperanza”. Según afirma el Prelado, “detrás de cada dato, de cada gesto solidario, de cada donativo, hay una persona o una empresa que siembra esperanza, en la sociedad, en el corazón de quienes reciben ayuda y, por supuesto, siembra esperanza en la Iglesia”.
Perfil de las personas atendidas
Según los datos de la Memoria 2024 de Cáritas, el pasado año, a través de los equipos parroquiales e interparroquiales y de los programas y proyectos diocesanos, se atendió a 9.791personas. Estas son las atendidas directamente, mientras que la cifra de las personas beneficiadas de esta labor alcanzó las 29.577 en total en la diócesis. En cuanto al perfil medio de las personas atendidas, a diferencia de los años anteriores, los hombres superaron a las mujeres en este ejercicio, con un porcentaje del 53%, frente al 47% de las mujeres. Un año más, las personas de nacionalidad española (56,89%) son las mayoritarias en cuanto al total de las atendidas, frente a las extranjeras extracomunitarias (38,68 %) y las comunitarias no españolas (4,43%). Con respecto a la edad, más del 44% se encuentra en la franja que va de los36alos65años, mientras que algo más del 28% está entre los 18 y los 35 años.
El principal tipo de hogar es el formado por parejas con hijos (41,88 %), seguidos en segunda posición por los hogares monoparentales (17,28 %). Las personas sin hogar suponen el 11,79 %. La situación laboral continúa manteniéndose como un importante factor de exclusión social. Así se pone de manifiesto en los datos del pasado año, ya que el 75,4 % carece de un puesto de trabajo. Solo del 11,79 % dispone de un empleo, el 7,9% está jubilado o es pensionista, mientras que el 3,6 % asume las labores del hogar. Los niveles de formación básica experimentan levísimas variaciones con respecto al año anterior. Las personas que cuentan tan solo con formación primaria representan el porcentaje más alto, con el 41,50 %, seguidas de las personas sin alfabetizar (17,12 %) y las que concluyeron la Secundaria (16,16 %).
Datos económicos
Cáritas destinó a su acción caritativa y social 5,3millones de euros durante el pasado año en la Diócesis de Jaén. Circunstancias extraordinarias y singulares en 2024 han motivado que los ingresos, sin embargo, sean superiores, al situarse en 5,6 millones de euros. En este sentido, uno de los aspectos destacables, si se compara con los datos del año 2023, es la cantidad movilizada en el apartado de emergencias, ya que a través de Cáritas Diocesana de Jaén se canalizaron, en apenas dos meses, algo más de 675.000 euros por la DANA. La procedencia de los recursos recibidos en 2024 pone de manifiesto que casi 8 de cada 10 euros se corresponden con aportaciones privadas (79,02 %). Solo el 20,98 % de los ingresos tiene una procedencia pública, a través de subvenciones.
La principal cuantía de las aportaciones privadas es la correspondiente a colectas, socios y donativos, que durante 2024 alcanzó la cantidad de 1.699.365,86 euros, lo que se traduce en el 30,30 % de los ingresos obtenidos en el pasado año. Por su parte, las subvenciones de origen público representan el 20,98 % del total de ingresos, mientras que las subvenciones de procedencia privada suponen un 5,46% del total de los ingresos en 2024. Las donaciones de alimentos alcanzaron los 649.352,06 euros en ese año.
De los 5,3 millones de euros empleados por Cáritas en2024, más de 3,1 millones tuvieron como destino sus programas. La principal partida se dirige a Acogida y Asistencia: más de 1,2 millones de euros a la atención directa de cobertura de necesidades de personas en riesgo o en situación de exclusión social atendidas desde los equipos parroquiales, interparroquiales y diocesanos. El acceso al derecho a la alimentación supone la mayor partida en Acogida y asistencia, con más de 410.000 euros, seguida de los comedores gestionados por Cáritas, cuya cuantía supera los 245.000 euros. El apoyo a la rehabilitación de personas en situación de drogodependencia conllevó una aportación de 133.100 euros. Los gastos relacionados con ayudas en materia de vivienda superaron los 251.000 euros. En el apartado de otras ayudas se han agrupado las relativas a transporte, formación, a fondo perdido, préstamos y ayudas internacionales, que superan los 91.000 euros.
Descenso del voluntariado
El número de personas voluntarias continúa en descenso, con la pérdida de casi un centenar en tan solo un año. Así, se pasa de los 1.567 voluntarios en 2023 a los 1.462 de 2024. En cuanto al género, 7 de cada 10 personas voluntarias son mujeres. El obispo de Jaén, Sebastián Chico, ha agradecido el trabajo que desempeñan todos los agentes en favor de las personas en situación de vulnerabilidad. “Agradezco de corazón la entrega generosa de tantos voluntarios, técnicos, sacerdotes, religiosas y religiosos, diáconos permanentes, familias y comunidades parroquiales que han sostenido esta misión. Vosotros sois signo visible de esa Iglesia samaritana que no pasa de largo”, ha manifestado monseñor Chico.
El acto de presentación ha contado con testimonios de personas acompañadas por Cáritas, que han compartido sus “historias de esperanza”. También se ha reconocido el trabajo de los directores de Cáritas a lo largo de su historia, agradecimiento materializado en los tres últimos directores: Rafael López‐Sidro, Juan Carlos Escobedo y José María Cano. Cáritas también ha dejado constancia de su gratitud a todas las entidades colaboradoras, representadas en esta ocasión en la Fundación Caja Rural de Jaén y en Mercadona. La actuación de Jesús Cabello, cantautor católico, ha clausurado el acto, que han contado con una asistencia cercana a dos centenares de personas.
En esta solemnidad de la Santísima Trinidad, celebramos el misterio del Dios de los cristianos, que es Padre e Hijo y Espíritu Santo. En este relato del Evangelio de Juan, perteneciente al discurso de Jesús en su última cena, el mensaje que más se repite en el anuncio de su despedida es que no nos quedaremos nunca solos, porque él con la resurrección nos donará el Espíritu Santo, que nos acompañará y asistirá en la persecución y también en la misión.
En este discurso de despedida Jesús también nos revela el misterio de Dios y nos lo da a conocer en sus tres personas que lo conforman en una unidad, que es una comunidad y convivencia de amor. Dios, ante todo es amor y fuente de amor. No es un Dios solitario ni encerrado en sí mismo porque su existencia es en comunicación de personas. Dios no está alejado de la realidad porque es el origen de todo cuanto existe y de nuestra propia existencia; en Jesucristo, el Hijo de Dios, se ha hecho uno de los nuestros; y con el Espíritu Santo habita en lo profundo de cada bautizado y sigue actuando en nuestras vidas.
Nuestra relación con Dios no se basa en querer entender el misterio de la Trinidad de manera racional, y mucho menos querer explicarlo. Nuestra relación con Dios comienza cuando descubrimos con gozo que Dios nos ama y que también nosotros podemos amarlo a él, porque es el que sostiene nuestra vida.
Esta mañana se ha celebrado en la Catedral de Sevilla lo que el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, ha calificado como “una celebración que llena de gozo y esperanza a nuestra Iglesia diocesana”. Y no es para menos. Nueve alumnos del Seminario Metropolitano y del Redemptoris Mater han recibido el sacramento del orden sacerdotal de manos del arzobispo, pasando a formar parte desde hoy del clero diocesano. Ellos son Manuel Camacho, Alberto Campos, Manuel Carrasco, Ángel López, Javier Llorente, Cristian Robles, Teodomiro Ortega, Lucasz Pysz y Andrés Urtasun. A ellos se unirán próximamente dos compañeros del Seminario que serán ordenados en lugar y fecha distintos.
La ceremonia se ha celebrado en el trascoro de la Catedral, por las obras en el altar del Jubileo. Y el espacio se ha quedado pequeño para acoger a los numerosos fieles que han querido acompañar a los nuevos presbíteros en una jornada muy especial.
Con el arzobispo han concelebrado el rector del Seminario Metropolitano, Andrés Ybarra; y del Redemptoris Mater, Ramón González, junto a los formadores de los seminarios; el deán del Cabildo, Francisco José Ortiz; el secretario general de la Archidiócesis, Isacio Siguero; además de los canónigos y un nutrido grupo de sacerdotes.
«Es Dios quien os ha llamado»
En su homilía, el arzobispo ha afirmado que la ordenación sacerdotal es “un signo luminoso de la fidelidad de Dios, que sigue llamando y suscitando pastores para su pueblo, y de la generosa respuesta de estos hijos de la Iglesia, que han escuchado la voz del Maestro y quieren seguirle como servidores de su Evangelio”. Dirigiéndose a los ordenados, monseñor Saiz Meneses les ha recordado que “Ninguno de vosotros ha llegado hasta aquí por sus propios méritos. Habéis sido llamados en vuestra fragilidad, en medio de vuestra historia concreta, y la Gracia os ha precedido”. “No olvidéis nunca este principio: es Dios quien os ha llamado, es Él quien os capacita”, ha añadido.
A continuación, les ha llamado a “vivir y a trabajar en comunión”, a pesar de sus distintos temperamentos, formación y dones personales, y les ha conminado a no encerrarse en sus criterios: “Sed hombres de Iglesia, sacerdotes que aman a su obispo, que colaboran con sus hermanos, que construyen comunidad”, ha destacado.
“En el sacerdote todo ha de transparentar a Jesucristo”
En la parte final de su homilía, don José Ángel se ha dirigido de forma directa a los nuevos presbíteros para recordarles que serán servidores: “No busquéis los primeros puestos, ni los honores, ni los reconocimientos. Buscad servir. Esa es la gloria del sacerdote: lavar los pies, compartir el pan, consolar al que sufre, estar cerca de los pobres, anunciar la Palabra, perdonar en nombre de Cristo, guiar con mansedumbre al rebaño. El sacerdocio -ha añadido- no es una promoción social, ni un espacio de privilegio, sino una entrega en radicalidad y totalidad”. “Nuestro modelo es Cristo”, ha subrayado. Y, por tanto, “en el sacerdote todo ha de transparentar a Jesucristo”.
En este sentido, ha reiterado un llamamiento a la disponibilidad y el servicio, pidiéndoles que no se pongan a ellos mismos en el centro: “No hagáis del ministerio un escenario para el lucimiento personal. Vivid con humildad, con sobriedad, con intensa y profunda oración. Que la Eucaristía sea el centro de vuestra jornada, que el sagrario sea vuestro lugar de descanso, que la Palabra de Dios sea vuestro alimento diario, que los pobres sean vuestros amigos, que el Evangelio sea vuestra pasión”.
Y todo debe ser con un talante alegre, porque “el mundo está cansado de rostros tristes, de corazones apagados, de discursos sin alma”, ha afirmado. Eso sí, la alegría de los nuevos sacerdotes debe brotar “de la intimidad con el Señor”, no de los resultados, ni de los aplausos, ni de los reconocimientos. Ha apuntado que “no se trata de una alegría superficial, sino pascual”, y les ha pedido que, “en un mundo herido por el miedo, la división y la desesperanza”, sean “signos de la presencia del Resucitado”.
Monseñor Saiz Meneses ha concluido la homilía pidiendo a los nuevos sacerdotes que vivan con pasión su sacerdocio, sean “pastores con olor a oveja, hombres de Dios y del pueblo fiel”, vivan centrados en Cristo, con espíritu de servicio, con alegría y esperanza, y siempre en comunión.
Los nuevos sacerdotes presidirán sus primeras Eucaristías a partir de esta tarde, cuando Javier Llorente se estrene a las ocho y cuarto en la Parroquia de la Magdalena, de Sevilla. Puede consultar el programa de misas en el cuadrante adjunto.
TEXTO ÍNTEGRO de la homilía del arzobispo de Sevilla
Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses en la ordenación presbiteral de Manuel Camacho, Alberto Campos, Manuel Carrasco, Ángel López, Javier Llorente, Cristian Montes, Teodomiro Ortega, Lucasz Pysz y Andrés Urtasun. Catedral de Sevilla, 14 de junio de 2025. Lecturas: Is 6, 1-2ª. 3-8; Sal 22; Ef 4, 1-7.11-13; Lc 22, 14-20. 24.30.
Hoy nos congregamos en esta santa Iglesia Catedral para una celebración que llena de gozo y esperanza a nuestra Iglesia diocesana: la ordenación presbiteral de nueve hermanos nuestros. Esta celebración es un signo luminoso de la fidelidad de Dios, que sigue llamando y suscitando pastores para su pueblo, y de la generosa respuesta de estos hijos de la Iglesia, que han escuchado la voz del Maestro y quieren seguirle como servidores de su Evangelio. El Señor, que ha iniciado en vosotros la obra buena, la llevará a término.
Queridos hermanos y hermanas que participáis en esta celebración: Consejo Episcopal, Cabildo de la Catedral, Rectores y formadores de nuestros Seminarios, presbíteros, diáconos, seminaristas, miembros de la vida consagrada, miembros del laicado, hermanos todos en el Señor. Queridos Manuel Camacho, Alberto, Manuel Carrasco, Ángel, Javier, Cristian, Teodomiro, Lucasz y Andrés, que recibiréis la ordenación presbiteral. Saludo a vuestras familias, que os acompañan en un día tan señalado, las aquí presentes y las que siguen la celebración a través de los medios de comunicación.
Las lecturas que hemos proclamado nos ofrecen un marco espiritual muy profundo para comprender el misterio que hoy celebramos. La primera, tomada del libro del profeta Isaías, nos introduce en la vivencia de la llamada profética. Isaías ve al Señor sentado en su trono, y su presencia lo desborda, lo sacude, lo purifica. El profeta no se presenta como un candidato ideal, sino como un hombre de labios impuros que habita en medio de un pueblo pecador. Solo después de ser tocado en sus labios por una ascua del altar, es capaz de responder: «Aquí estoy, mándame».
Esta es también vuestra experiencia. Ninguno de vosotros ha llegado hasta aquí por sus propios méritos. Habéis sido llamados en vuestra fragilidad, en medio de vuestra historia concreta, y la Gracia os ha precedido. El ministerio no se funda en la perfección personal, sino en la elección gratuita de Dios y en la acción purificadora de su amor. No olvidéis nunca este principio: es Dios quien os ha llamado, es Él quien os capacita. Vuestra respuesta, como la del profeta, debe ser libre, generosa y decidida. Hoy, con vuestro compromiso, os entregáis para siempre al servicio del Señor y de su Iglesia.
San Pablo, en su carta a los Efesios, nos recuerda la grandeza de nuestra vocación: hemos sido llamados «a una sola esperanza», a un solo Señor, a una sola fe, a un solo bautismo. Y añade: «a cada uno se le ha dado la gracia», y «Él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo». Esta diversidad no es fragmentación. Es la riqueza de una Iglesia viva que crece en la unidad. Vosotros seréis distintos en temperamento, formación, dones personales. Pero estáis llamados a vivir y a trabajar en comunión. No caigáis en la tentación del individualismo pastoral. No os encerréis en vuestros criterios. Sed hombres de Iglesia, sacerdotes que aman a su obispo, que colaboran con sus hermanos, que construyen comunidad. La unidad comienza por el corazón. Se cultiva con la oración compartida, con la obediencia vivida con alegría, con la fraternidad sacerdotal. Recordad que el escándalo de la división hiere el corazón del Señor. Y que la comunión es ya testimonio evangelizador.
El Evangelio que hemos escuchado, tomado de san Lucas, nos lleva al corazón de la identidad sacerdotal: el Cenáculo. Allí, en la última Cena, el Señor entrega su Cuerpo y su Sangre a los discípulos, instituyendo la Eucaristía y el sacerdocio ministerial. En ese contexto, mientras los discípulos discuten sobre quién de ellos es el más importante, Jesús les dice: «El mayor entre vosotros se ha de hacer como el menor, y el que gobierna, como el que sirve», y añade una frase que debe resonar siempre en el alma del sacerdote: «Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve».
Queridos hermanos que vais a ser presbíteros: sed servidores. No busquéis los primeros puestos, ni los honores, ni los reconocimientos. Buscad servir. Esa es la gloria del sacerdote: lavar los pies, compartir el pan, consolar al que sufre, estar cerca de los pobres, anunciar la Palabra, perdonar en nombre de Cristo, guiar con mansedumbre al rebaño. El sacerdocio no es una promoción social, ni un espacio de privilegio, sino una entrega en radicalidad y totalidad.
Nuestro modelo es Cristo. En el sacerdote todo ha de transparentar a Jesucristo. El pueblo fiel no espera de vosotros sabiduría mundana, ni estrategias humanas, ni carismas de liderazgo según el mundo. Espera que seáis hombres de Dios, que seáis transparencia de Cristo, Buen Pastor, que viváis centrados en Él. No os pongáis a vosotros mismos en el centro. No hagáis del ministerio un escenario para el lucimiento personal. Vivid con humildad, con sobriedad, con intensa y profunda oración. Que la Eucaristía sea el centro de vuestra jornada, que el sagrario sea vuestro lugar de descanso, que la Palabra de Dios sea vuestro alimento diario, que los pobres sean vuestros amigos, que el Evangelio sea vuestra pasión.
Estad siempre alegres. El mundo está cansado de rostros tristes, de corazones apagados, de discursos sin alma. El sacerdote ha de ser un hombre alegre, con la alegría profunda que brota de saberse amado, elegido y enviado. Una alegría que no depende de los resultados, ni de los aplausos, ni de los reconocimientos, sino de la intimidad con el Señor. No se trata de una alegría superficial, sino pascual: una alegría marcada por la cruz, pero llena de esperanza. San Pablo VI decía que «el mundo necesita testigos más que maestros». Si sois testigos alegres, vuestra palabra tendrá una fuerza incontenible. Irradiad esperanza. En un mundo herido por el miedo, la división y la desesperanza, sed signos de la presencia del Resucitado.
Queridos Manuel, Alberto, Manuel, Ángel, Javier, Cristian, Teodomiro, Lucasz y Andrés: Hoy la familia diocesana os acoge con gozo. Vuestras familias, que tanto han sembrado en vosotros, hoy recogen con alegría este fruto; vuestros formadores, vuestros párrocos, vuestras comunidades, os acompañan. El Señor está con vosotros; Él, que os llamó, os elige hoy a través de la imposición de las manos y la oración de consagración; Él será siempre vuestra fuerza. Encomendamos vuestro ministerio a María santísima, Virgen de los Reyes, Madre de los sacerdotes. Ella estuvo junto a la cruz de su Hijo, y nos enseña a permanecer fieles en la entrega. Que ella os lleve de su mano en el camino de configuración con Cristo. A vosotros, queridos fieles, os pido que recéis por estos nuevos sacerdotes, que los acojáis, que los acompañéis, que los ayudéis a ser santos. El sacerdocio es un don para la Iglesia, y cada nuevo presbítero es una bendición.
Vosotros, queridos ordenandos, vivid con pasión vuestro sacerdocio, sed pastores con olor a oveja, sed hombres de Dios y del pueblo fiel, vivid centrados en Cristo, con espíritu de servicio, con alegría y esperanza, y siempre en comunión. Que un día, cuando lleguéis al ocaso de vuestra vida, podáis decir con san Pablo: “He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe” (II Tim 4, 7), y podáis entregar vuestro sacerdocio como ofrenda agradable al Señor. Así sea.
JOSÉ ÁNGEL MARTÍN, VICARIO EPISCOPAL PARA LA VIDA CONSAGRADA
La solemnidad de la Santísima Trinidad enmarca la celebración de la Jornada Pro Orantibus, un día que la Iglesia dedica a “los que rezan”, como se les menciona al comienzo del mensaje de este año de los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. Hablamos de la vida contemplativa, una realidad que cuenta con una importante implantación en la Archidiócesis de Sevilla. El sacerdote encargado de atender a estas comunidades desde la curia diocesana es José Ángel Martín.
¿Cuántas personas conforman este sector orante de la Iglesia en Sevilla?
La verdad es que hay un gran número de mujeres que rezan día y noche por nosotros. En torno a quinientas personas.
En Sevilla ya no tenemos comunidades masculinas…
No, desde que se cerró el convento de San Isidoro, en Santiponce.
No resulta extraño encontrar a mujeres procedentes de otros continentes en nuestras comunidades de vida contemplativa ¿Qué aportan a la Iglesia en este Occidente posiblemente cada día más necesitado de aires nuevos?
La universalidad, la catolicidad de la Iglesia. Vemos que en un convento hay varias nacionalidades, mujeres que han sido llamadas para rezar continuamente y alabar al Señor.
Los obispos se refieren a estas religiosas como “faros” que iluminan el camino de los hombres y mujeres de nuestro tiempo ¿Qué lecciones podemos sacar de su testimonio?
Son vidas consagradas. Como dice san Pablo, son vidas escondidas en Cristo. Estas hermanas lo dejan todo y se van a un convento de vida monástica, para rezar, para estar con el Señor. Si el Santísimo es el faro en la Iglesia, ellas están totalmente unidas a ese faro, es algo que da sentido a su vida religiosa.
¿Somos realmente conscientes del poder de la oración?
Creo que ahora mismo sí. Van muchas personas a los conventos de clausura pidiendo oraciones por enfermos, por necesidades de todo tipo. Incluso vemos cómo los que se van a casar siguen llevando huevos a los conventos de las clarisas para que les haga buen tiempo.
El Papa acaba de advertir del riesgo de privatizar la fe. Concretamente habla de los “falsos apoyos” que sólo nos alejan más de Dios ¿Un remedio podría pasar por emular el estilo de vida orante de las monjas de clausura? ¿Es posible en un contexto alejado del silencio de los monasterios?
El silencio, si es trascendente. No es un silencio por el silencio, sino que está para que el Señor nos hable. No es para calmar nuestra mente, nuestro corazón o alcanzar otra cosa. Así lo hacen las monjas contemplativas.
Quizás tenemos una imagen distorsionada de las monjas de clausura ¿Tan apartadas están del mundo como para no saber lo que pasa en la calle?
Ellas saben qué pasa en el mundo. No están insertadas en mundo del “ya”, de las tecnologías de los medios de comunicación, pero sí saben cuáles son los grandes problemas que hay en el mundo. Conocen las realidades sociales y eclesiales en las que estamos viviendo.
¿El hecho de que cada comunidad dependa de su superiora de congregación, qué margen de maniobra deja a las diócesis a la hora de colaborar con ellas?
Es verdad que son conventos autónomos, la superiora, abadesa o priora es la que tiene la última palabra. El señor arzobispo acompaña en todas las necesidades a las monjas, y para eso me ha puesto como vicario episcopal. Pero en temas de gobierno, en llevar la casa, en el día a día, ella, junto con el consejo, es soberana, y el señor arzobispo no puede entrar a no ser que haya un grave escándalo.
¿Cómo se encara la celebración de esta Jornada Pro Orantibus dentro del contexto jubilar?
Este año lo viviremos como siempre, en los conventos de clausura, ya que todas las hermanas de vida contemplativa salen para la celebración del Día de la Vida Consagrada, el 2 de febrero. Esta la viviremos en los conventos, y se organizarán cosas especiales para ellas: vigilias de oración, visitas a los que tienen museos, exposiciones del Santísimo, Eucaristías, etc.
La Hermandad de Gloria del Rocío de Guadix y la Hermandad de Gloria del Rocío de Baza han vuelto de la peregrinación al Santuario de la Virgen del Rocío, en Huelva. Un camino que comienza en nuestra tierra y se prolonga hasta el otro lado de Andalucía para celebrar, junto con la Virgen María, la fiesta de Pentecostés. Ese día fue el domingo 8 de junio y la procesión de la Virgen del Rocío por la Aldea se prolongó hasta el lunes día 9.
Ha sido una romería en la que sus peregrinos, acompañando el Simpecado de su Hermandad en la carreta tirada por bueyes, hacen camino con una serie de actos religiosos a lo largo del recorrido. Así, celebran la Eucaristía del alba, hacen presentación del Simpecado en Almonte y el Rocío, participan en la Eucaristía del domingo de Pentecostés en la Aldea, rezan el rosario junto a la Hermandad Matriz de Almonte y sus 127 hermandades filiales, y, después del salto de la reja, cuando se acerca la Virgen a las hermandades, rezan la Salve junto con el sacerdote.
Sin duda, se trata de una peregrinación que deja en los romeros una experiencia religiosa, en el encuentro con María, y un deseo de ir preparando un año más el volver a sus plantas.
Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Vigilia de Espigas de la Adoración Nocturna celebrada en el Seminario de Málaga en la solemnidad de la Santísima Trinidad-Jornada «Pro Orantibus».
1.- Celebramos hoy la solemnidad litúrgica de la Santísima Trinidad, cuyo misterio, cumbre de la revelación cristiana, nos ha revelado Jesucristo, el Hijo de Dios. Y, aunque nuestra inteligencia no puede abarcar la infinitud y la sabiduría divinas, Jesús nos enseñó que nuestra vida está inmersa en el amor de Dios; y que el Espíritu Santo nos va iluminando y enseñando la verdad (cf. Jn 16, 13).
La Santísima Trinidad es un misterio insondable de vida y de amor. Creemos en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo; las tres Personas divinas constituyen el único Dios, que nos ama y al que adoramos. Cuando adoramos a Cristo-Eucaristía adoramos a la Trinidad, porque son inseparables.
En las Visitas pastorales suelo preguntar a los niños qué relación tenemos con cada una de las tres Personas de la Santísima Trinidad. ¿Qué somos respecto a Dios-Padre?: somos “hijos”. ¿Qué somos respecto a Jesucristo?: somos “hermanos”. ¿Y qué somos respecto al Espíritu Santo?: somos “templos”. El Espíritu inhabita dentro nosotros; nos santifica desde dentro y nos hace capaces de amar. Tal vez tenemos al Espíritu un poco relegado.
El cristianismo es la única religión que afirma que «Dios es amor» y que el fundamento y el destino del ser humano es el amor. Estamos llamados a amar como Jesús nos amó (cf. Jn 13, 34). Por eso experimentamos que la suprema aspiración de la persona humana es vivir una relación de comunión y de comunicación plena con Dios; el hombre está llamado a vivir en la plenitud del amor divino.
2.- El cristiano puede hacer esta afirmación porque cree en un Dios que es Trinidad; que es amor y comunión de tres personas –el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo–.
Cada una de las Personas divinas vive para las otras en amor infinito. El Dios Trinitario es amor en acto, vivo, actuante, que se origina en el Padre, es acogido y respondido en el Hijo y comunicado en el Espíritu Santo. Como decía san Agustín, el Padre es el Amante, el Hijo el Amado y el Espíritu Santo el Amor, que nace de ambos.
Por eso creemos que el Amor nos fundamenta, nos entronca, nos hace habitar en Dios y unos en otros, nos une y nos convierte en personas; porque somos “relación” a imagen de la Trinidad.
3.- El Señor Jesús nos prometió que el Espíritu Santo nos guiaría hasta la verdad plena: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena» (Jn 16, 12-13). El objetivo del ser humano es alcanzar la Verdad en el Amor.
Dios-Trino creó el universo de la nada e hizo al ser humano a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26), para que pudiera participar de su misma vida divina. Hemos sido redimidos de Jesucristo y ungidos por el Espíritu, obteniendo la adopción filial (cf. Jn 1, 12; Rm 8, 14-17; Gal 3, 26; Flp 2, 15). Por ello hemos sido hechos hermanos y coherederos en Jesucristo (cf. Rm 8, 17) y templos del Espíritu Santo (cf. 1 Co 6, 19).
Estamos inmersos en el misterio de la Trinidad. Existe una gran diferencia entre “misterio” y “problema”. Los problemas bien planteados, como decía un profesor de matemáticas, se resuelven. Pero los “misterios” en los que está envuelto el ser humano no se resuelven, se viven y se asumen. El amor no es un problema, sino un misterio; la vida del ser humano no es un problema, es un misterio; la muerte no es un problema, es un misterio. Hemos, de sumergirnos, por tanto, en el amor trinitario para vivirlo. Hemos sido hechos coherederos en Cristo de la vida divina.
Podemos vivir la esperanza teologal, que «no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rm 5, 5). Gracias al Espíritu podemos gozar de la vida divina.
4.- La celebración de hoy la hacemos en la Capilla del Buen Pastor de nuestro Seminario diocesano con motivo del Centenario del primer curso escolar de los seminaristas en este Seminario.
Los miembros de la Adoración Nocturna de nuestra a Diócesis, con ocasión de la “Vigilia de Espigas”, os habéis querido sumar a este acontecimiento y haceros presentes para dar gracias a Dios por nuestro Seminario, que ha aportado durante estos cien años muchos sacerdotes, que os han hecho un gran bien al administraros los sacramentos y os han acompañado en momentos especiales de vuestra vida.
Queridos adoradores, agradecemos vuestra oración y la adoración eucarística que ofrecéis en las horas de la noche por la Iglesia, por nuestra Diócesis y por nuestro Seminario. ¡Gracias!
5.- El papa Benedicto decía que existe una relación intrínseca entre Eucaristía y sacramento del Orden, que se desprende de las mismas palabras de Jesús en el Cenáculo: «Haced esto en conmemoración mía» (Lc 22, 19) (cf. Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 23).
El sacerdote, al consagrar el pan dice: “Esto es mi Cuerpo”; y al perdonar los pecados dice: “Yo te perdono”. Habla en primera persona, porque actúa en nombre y representación de Jesucristo. Es Cristo quien consagra y es Cristo quien perdona; el sacerdote lo representa. ¡Esto es estremecedor! Demos gracias a Dios por nuestros sacerdotes y pidamos al Señor que nos regale nuevos sacerdotes.
La víspera de su muerte Jesús instituyó la Eucaristía y fundó al mismo tiempo el sacerdocio de la nueva Alianza. Cristo es al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar; el mediador entre Dios Padre y la humanidad (cf. Hb 5, 5-10); la víctima de expiación (cf. 1 Jn 2, 2; 4, 10) que se ofrece a sí mismo en el altar de la cruz.
Nadie puede decir «esto es mi cuerpo» y «éste es el cáliz de mi sangre» si no es en el nombre y en la persona de Cristo, único sumo sacerdote de la nueva y eterna Alianza (cf. Hb 8-9). ¡Rezad esta noche por nuestros sacerdotes! Y pedidle al Señor que nos conceda santos sacerdotes.
6.- En este domingo de la Santísima Trinidad se nos invita también a dar gracias a Dios por la vida monástica; y a rezar por las personas que dedican su vida a la oración contemplativa.
El lema de esta Jornada eclesial «orar con fe, vivir con esperanza» es un verdadero resumen de la vida contemplativa en este año jubilar. La solemnidad de la Santísima Trinidad nos convoca para rezar y apoyar a quienes han consagrado su vida entera para vivir a imagen del misterio trinitario en el silencio monástico.
El papa Francisco nos recordaba que «la oración es el corazón de la vida contemplativa» (Vultum Dei quaerere, 4 §1); y es también el corazón de la vida cristiana. La oración personal y comunitaria hace descubrir al Señor como tesoro de la propia vida, como la esperanza que no defrauda y que llena el corazón, «en la soledad habitada del claustro y en la vida fraterna en comunidad» (Ibid., 9).
Orar con fe y vivir con esperanza alienta la vida de todo cristiano, porque la esperanza cristiana hunde sus raíces en la experiencia de fe de quien ha puesto su confianza en el Señor resucitado (cf. Francisco, Audiencia general, 29.05.2017).
Pidamos a la bienaventurada Virgen María, primera discípula orante, esperanzada y contemplativa, que nos acompañe en el camino de esperanza hasta la patria del cielo.
La cita ha recaudado fondos para los proyectos sociales “Puerta Verde” y “La maleta de Luisa”, de la parroquia Santa Luisa de Marillac
El Real Jardín Botánico de Córdoba ha acogido esta noche la I Gala Benéfica “La belleza de la vida”, una cita organizada por la parroquia de Santa Luisa de Marillac y San Martín de Porres con el objetivo de recaudar fondos para sus dos principales proyectos sociales como son “Puerta Verde” y “La maleta de Luisa”.
El evento ha comenzado con una cena tipo cóctel, en la que han participado jóvenes de los proyectos, con el apoyo de reconocidos restaurantes y empresas colaboradoras que, desde su generosidad, contribuyen a esta causa. Además, la cita ha contado con actuaciones, testimonios, música y diversas sorpresas que han convertido el encuentro en un espacio de celebración del compromiso social. Además, la gala ha servido como marco para la entrega de los Primeros Galardones “Puerta Verde”, que reconocen el compromiso con las personas en situación de vulnerabilidad y fallados el pasado 7 de abril, en los que el obispo emérito de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha resultado ser premiado.
Tanto el obispo actual, monseñor Jesús Fernández, como el obispo emérito han estado presentes en la gala con el fin de compartir este tiempo con aquellos que más sufren. “El proyecto “Puerta Verde” trabaja con menores y jóvenes del Sector Sur y barrios como Guadalquivir en situación de desestructuración social, mientras que “La maleta de Luisa” acompaña a jóvenes sin hogar, muchos de ellos migrantes, ofreciéndoles desde acogida temporal a apoyo en su integración social y laboral”, como ha explicado el párroco, Miguel David Pozo, quien ha subrayado que la gala busca no solo recaudar fondos, sino también visibilizar una realidad que muchos no ven como es la exclusión, la pobreza y la juventud sin hogar dentro de la propia ciudad.
Entre los galardonados, además de premiar en la categoría de personaje público al obispo emérito, se ha reconocido como empresa a Mercado Victoria; en institución, a la Delegación de Juventud; como familia, a Carmen Mato, madre de ocho hijos que participa activamente en Puerta Verde; y como joven, a Ignacio, un estudiante de bachillerato del Zoco comprometido con el programa.
En definitiva, la gala ha sido una celebración de la esperanza, de la belleza de la vida en medio de la oscuridad.