Monseñor Jesús Fernández ha recordado la importante labor de San Juan de la Cruz en el 300 aniversario de su canonización
Los Carmelitas Descalzos están celebrando el Año Jubilar Sanjuanista con motivo del 300 aniversario de la canonización de San Juan de la Cruz y el 100 aniversario de su proclamación como Doctor de la Iglesia. La mañana de este lunes, 15 de diciembre, monseñor Jesús Fernández ha visitado el Colegio del Carmen, fundado por la Orden de los Carmelitas Descalzos de Andalucía en 1954 para ofrecer una educación integral y cristiana bajo el ideario de San Juan de la Cruz y Santa Teresa a los niños y jóvenes de Córdoba. La visita del Obispo ha comenzado en la Iglesia de San Cayetano, donde los alumnos de infantil lo han recibido cantándole el himno a la Virgen del Carmen. A continuación monseñor Jesús Fernández ha conocido las instalaciones del Colegio, visitando clases desde infantil hasta primaria y educación especial.
El prelado ha presidido la eucaristía de acción de gracias y en su homilía ha recordado a los profesores y alumnos que “cada uno de nosotros somos destinatarios del amor de Dios, que nos ama a través de muchas circunstancias y personas, familiares, amigos, profesores, sacerdotes o consagrados”. El Obispo los ha animado a seguir los pasos de Jesús como hacía San Juan de la Cruz. San Juan de la Cruz fue un hombre austero, sencillo y pobre que adoptó la pobreza como forma de vida, todo lo empleó en ayudar a los demás. Fue un hombre de fe que contemplando a Cristo en la cruz asumió el sufrimiento propio de ser un discípulo, en la vida tuvo que sufrir bastante e incluso estuvo encarcelado en Toledo, ha añadido. San Juan de la Cruz fue un hombre espiritual que vivió intensamente la oración buscando a Dios y conociendo su voluntad. El pastor de la Diócesis ha terminado su alocución resaltando que “conocer lo que nuestro padre Dios quiere de nosotros es lo más grande porque nadie mejor que Él nos ama y tiene un proyecto para nosotros, descubrámoslo porque ahí seremos felices y haremos felices a los demás”, como lo hace hoy San Juan de la Cruz a quien invocamos como intercesor y al que seguimos como maestro.
Apenas dos semanas antes de cerrar, con gozo, el Año Jubilar de la Esperanza, la Catedral sigue acogiendo celebraciones jubilares, como la que en este domingo de Gaudete, de la alegría, tuvo lugar.
Organizado por la Delegación de Migraciones y Cáritas, la cita era para las personas migrantes y refugiadas, así como los agentes, voluntarios y cristianos comprometidos que desde las distintas pastorales trabajan con y por ellos. En esta ocasión no fue La Casa de la Iglesia ni el Camarín de Jesús el lugar desde donde arrancó la peregrinación, sino exactamente desde la Estación de Autobuses de la capital, que en los últimos meses se ha convertido en lugar de llegada de tantos hombres, y algunas mujeres, que buscan en Jaén y en concreto en los campos de olivares de nuestra provincia, un hueco para trabajar.
Bajo el lema «Migrantes, misioneros de esperanza», daba comienzo la peregrinación hasta el templo jubilar, la Catedral. Cristianos y personas de otras religiones quisieron unirse a esta marcha, que la abría una humilde cruz, hecha con dos palos de madera atados con una cuerda y adornada con lazos de colores.
La celebración eucarística estuvo presidida por el Vicario General y de Evangelización, D. Juan Ignacio Damas y concelebrada por el Vicario de Caridad, D. Juan Raya y el Delegado de Migraciones, D. Jesús Castro.
En su homilía, el Vicario General comenzó sus palabras afirmando, “La palabra de Dios que nos ilumina el domingo tiene que servir para iluminar la semana entera. De la Eucaristía del domingo vivimos toda la semana, se ilumina la semana entera”, para, después hablar de tres ideas, sacada de la iconografía de un Belén, con las que pretendía reflejar el sentido del domingo de la alegría y del jubileo de los migrantes. En primer lugar, hizo referencia al desierto que hay representado en muchos Nacimientos, en el que hay palmeras. “Es la imagen de Isaías, la flor que brota en el sequedad”. La segunda imagen, explicaba el Vicario haciendo referencia a la Carta de Santiago, “es el labrador; en nuestro Belén también un hombre, una mujer cogiendo patatas, cogiendo aceitunas, un labrador”. A lo que añadió, “Y la tercera imagen es una pregunta, un interrogante. El interrogante en el Evangelio viene por parte de Juan Bautista. Para, después unir el significado de las tres lecturas expresado: “Mirad que donde todo está seco brota una flor y el desierto se convierte en un vergel. Y el vergel se convierte en un bosque. Y entonces los ciegos van a ver, los cojos van a saltar de alegría, los pobres recibirán el anuncio de la buena noticia y los muertos tendrán vida”.
En este sentido, D. Juan Ignacio afirmó, “Esto es el sueño de Dios. Que todos los pueblos seamos uno, que todos vivamos con dignidad y que lo que nos hace sufrir se nos quite. Pues el Señor quiere que todos seamos un solo pueblo hecho de muchos pueblos, de muchas culturas, con muchas banderas, con muchos colores, como aquí, que están las banderas, los manteles, los paños, de colores diversos, como aquí también, que unos tenemos la cara más blanquita, otros la tenemos a medio tueste y otros la tienen a tueste entero, pero el Señor nos quiere así. Múltiples diversos, pero uno solo”.
Asimismo, quiso interpelar a los presentes preguntando, “Este es el sueño de Dios. Porque hay gente que dice eso es imposible. ¿Cómo vamos a conseguir la paz si miras cómo está el mundo? Y hay gente que dice ¿cómo vamos a conseguir la justicia? Si es que no hay ni uno de los dirigentes que nos rigen. ¿Y cómo vamos a conseguir una sociedad en la que todos tengamos nuestra oportunidad si nos damos cuenta de que los pobres, los que son lejanos, los que son distintos, los que vienen de otro país, siempre tienen un tercer o un cuarto puesto? Tenemos que tener paciencia unos con otros y tenemos que tener paciencia con la situación. Pero atención, que la paciencia no significa estarnos así sentados con los brazos cruzados. La paciencia es activa. El Señor nos invita a soñar su sueño, a hacerlo nuestro, a ilusionarnos, a construirlo y a no venirnos abajo cuando vienen dificultades, sino a lo contrario, a tener paciencia infinita como Jesús la tiene con nosotros. Y ya está, pues vamos a seguir con la Eucaristía para que el Señor haga de verdad que esto cale en nosotros y que como la flor que nace en el desierto, pues nazca su palabra en cada uno de nosotros”, concluyó.
Como en todas las celebraciones jubilares la colecta fue recogida para el proyecto de este año jubilar enmarcado en la lucha contra la trata de personas. Y la celebración culminó uniéndose en oración a las necesidades del Papa León XIV y con la bendición con el Santo Rostro.
El Jubileo de la Esperanza se clausurará el próximo 28 de diciembre, domingo de la Sagrada Familia, a las 18 horas en la Catedral.
Este fin de semana ha tenido lugar el primer encuentro “cuatro40” en nuestra diócesis, una propuesta de Primer Anuncio que busca propiciar un encuentro personal con Jesucristo y abrir camino hacia la vida comunitaria en la parroquia.
En esta primera edición han participado 54 personas, procedentes de distintas comunidades parroquiales: San Joaquín de Garrucha, San Ignacio y San Luis Gonzaga de Almería, así como de las parroquias de Pechina y Vera.
El encuentro contó con la presencia de los párrocos de Pechina y Garrucha, y con la visita cercana de nuestro obispo D. Antonio Gómez Cantero, quien compartió con los asistentes una explicación de la parábola del hijo pródigo. Fue un momento de especial profundidad espiritual y cercanía pastoral, que incluyó también un tiempo fraterno con los participantes y la celebración penitencial con el sacramento de la Reconciliación.
Al término del encuentro, Francisco Hernández, presidente diocesano de Acción Católica General, subrayó la importancia de esta iniciativa afirmando que «el encuentro “cuatro40” nos ayuda a redescubrir la alegría del Evangelio, a encontrarnos personalmente con Jesucristo y a seguir creciendo como discípulos misioneros, fortaleciendo la comunión con nuestras parroquias y con la Iglesia diocesana».
El pasado fin de semana, el Arciprestazgo de Roquetas de Mar vivió una jornada de comunión con motivo del Retiro de Adviento y el Jubileo de la esperanza, en la que participaron alrededor de 140 fieles procedentes de las distintas comunidades parroquiales. Los asistentes se desplazaron en tres autocares que partieron desde diferentes puntos del arciprestazgo.
La primera parada del día tuvo lugar en Dalías, donde los participantes realizaron una oración de Adviento, disponiéndose en actitud de escucha y recogimiento para preparar el corazón a la venida del Señor en este tiempo litúrgico.
Posteriormente, el grupo se dirigió a la casa parroquial, donde pudieron compartir un chocolate caliente fraterno, fortaleciendo los lazos de amistad y convivencia que caracterizan estos encuentros.
El momento central de la jornada fue la peregrinación jubilar a la Iglesia parroquial de Berja, accediendo por la Puerta Santa, signo de la misericordia y de la vida nueva que Cristo nos ofrece. A continuación, se celebró la Santa Misa, en la que los asistentes profundizaron en el misterio del Adviento y experimentaron en comunidad la gracia del Jubileo.
La celebración eucarística estuvo presidida por el arcipreste del Arciprestazgo de Roquetas de Mar, D. José Antonio Díaz Alonso y concelebrada por el resto de los sacerdotes del arciprestazgo.
Tras la misa, los fieles tuvieron la oportunidad de conocer más de cerca la vida de los Varones Apostólicos y de San Tesifón, modelos de fe y testimonio cristiano que siguen inspirando nuestro camino de discipulado en la Iglesia.
Hoy lunes, 15 de diciembre, la Archidiócesis de Granada celebra el 7º aniversario de la ordenación episcopal de nuestro arzobispo, Mons. José María Gil Tamayo.
Mons. José María Gil Tamayo inició su ministerio en la sede apostólica de Granada el 1 de febrero de 2023 y, previamente, el 1 de octubre de 2022, como arzobispo coadjutor.
En esta fecha significativa, en la que recordamos su “sí” al ministerio apostólico iniciado en 2018, toda la comunidad diocesana se une de manera especial en oración por su salud.
Encomendamos al Señor y a la Virgen de las Angustias el resultado de la intervención quirúrgica a la que se somete en el día de hoy, pidiendo por su pronta y total recuperación para que siga guiando a nuestra Iglesia con su entrega y servicio.
¡Felicidades, D. José María, y cuente con nuestra oración!
Esta mañana, Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, ha llevado a cabo la bendición del Nacimiento instalado en la Casa de la Iglesia de Asidonia-Jerez. Acompañado por los trabajadores y colaboradores que desarrollan su labor diaria en esta institución, el prelado ha querido compartir un momento de oración y fraternidad en torno a la figura del Niño Dios, recordando así el verdadero sentido de la Navidad.
Este gesto simbólico y entrañable marca el camino hacia la celebración de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo el próximo 25 de diciembre, una fecha central para todos los cristianos. Con esta bendición, se ha querido poner en el centro de la vida diocesana la esperanza y la luz que trae el nacimiento del Salvador, animando a todos a vivir estos días con un corazón abierto al misterio de Dios que se hace hombre.
La Casa de la Iglesia se convierte así también en un lugar de preparación espiritual, donde trabajadores y colaboradores del Obispado han podido unirse para renovar su compromiso como familia diocesana al servicio del Evangelio.
El pasado mes de mayo, la editorial Senderos publicó la obra El Amor de Dios escrita por el sacerdote Francisco José Fernández García, ordenado en 2018, quien ejerció el ministerio al servicio de la Iglesia hispalense hasta su fallecimiento en 2023. El libro, dotado de gran valor espiritual y teológico, tiene la audacia de “presentar el Cristianismo como la gran historia de amor entre Dios y los hombres, leída desde el corazón mismo del dogma”, como ha señalado Salvador Anaya, editor de la obra. De hecho, en ella, se muestra hasta qué punto la afirmación “Dios es amor” se erige en la clave que ilumina la Trinidad, la creación, la redención y la vida de la Iglesia, integrando la teología dogmática, la bíblica y la espiritual en una visión unitaria. Así, el Amor divino —según apunta el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses— es comprendido por Francisco José Fernández como “una experiencia viva que alcanza a la persona en toda su existencia: desde la creación, entendida como ‘derroche de amor’, hasta la llamada a vivir en la Iglesia como comunidad de hijos, pasando por la cruz y la resurrección como bodas definitivas entre Dios y la humanidad”.
Además de su labor pastoral como secretario particular del arzobispo y capellán de las religiosas salesas, Francisco José fue profesor extraordinario de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, en donde comenzó el programa de doctorado, poniendo al servicio de la formación teológica su agudeza intelectual y su pasión por el pensamiento de la Iglesia. Esa doble pertenencia —al aula y al altar—, declara Manuel Palma, decano de la Facultad y autor del prólogo, se percibe claramente en el libro: “Por un lado, el rigor con el que articula la doctrina teológica; por otro, la constante preocupación por conducir al lector a una auténtica experiencia espiritual del Dios Amor, propia de un pastor entregado”. Así, el texto propone una verdadera pedagogía del amor cristiano: “Muestra cómo el hombre, herido por el pecado y la concupiscencia, sigue siendo “capax Dei”, capaz de acoger la misericordia y de dejarse transformar por ella, haciendo del seguimiento de Cristo y del ejercicio de la caridad el camino concreto hacia la santidad”, resalta Pablo Díez, vicedecano de la Facultad de Teología.
Por ello, en la obra El Amor de Dios, capítulo a capítulo, se articulan con claridad los grandes núcleos de la fe: el misterio trinitario como comunión de Personas en el único Amor; la creación como acto libre y amoroso, fruto de la gratuidad divina; el pecado original como rechazo del amor que desordena la libertad humana; y, sobre todo, el misterio pascual como culmen del amor oblativo de Dios, que se entrega en la cruz y comunica vida nueva en la resurrección. Asimismo, “el libro presenta la Iglesia como ‘sacramento del amor entre Dios y los hombres’, el nuevo Pueblo de Dios, y centrada en los sacramentos, especialmente la Eucaristía, presencia y actualización del amor extremo de Cristo por su Esposa”, según apunta el obispo auxiliar de Sevilla y administrador apostólico de la diócesis de Cádiz-Ceuta, monseñor Ramón Valdivia. Además, muestra una marcada sensibilidad mariana: María aparece como síntesis viva del mensaje del libro, imagen de la Iglesia, Arca de la Alianza y mujer de fe que, con su “sí”, hace posible la Encarnación y acompaña el camino de los creyentes hacia la plenitud del amor, lo que revela la hondura eclesial y espiritual del pensamiento de Fernández García, como destaca Álvaro Román, vicedecano de la Facultad de Teología.
El estilo del texto une el rigor académico y la sensibilidad pastoral y espiritual: presenta en diálogo sinfónico la Sagrada Escritura, la tradición (san Agustín, santo Tomás, Ricardo de San Víctor), el Magisterio y la teología contemporánea. Se percibe en él un teólogo que conoce bien la dogmática y la teología fundamental, pero que al mismo tiempo escribe desde la fe orante de la Iglesia, con un lenguaje accesible, con imágenes sugerentes y con ejemplos que hacen cercana la experiencia del amor de Dios, sin trivializar el misterio.
El sacerdote sevillano Francisco José Fernández, pastor y profesor, al ofrecer en la obra El Amor de Dios (editorial Senderos, 2025) una síntesis tan profunda y a la vez tan accesible de la fe, legó para muchos fieles, sacerdotes y estudiantes de teología un testimonio perdurable de su vocación entregada hasta el final, de la Gracia divina que toca la fragilidad humana en un diálogo comprensible sólo para dos corazones, pues Cor ad cor loquitur, el corazón le habla al corazón.
Manuel Palma
Decano de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla
En la mañana de este lunes ha tenido lugar la bendición del Centro Diocesano de Turismo “El Torno de Asidonia” por parte de Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez. Este centro, que abrió el pasado 5 de diciembre es la apuesta de la Diócesis por la evangelización a través del arte, el patrimonio y la cultura, integrando estos elementos en un proyecto que también busca favorecer la economía de los conventos de la Diócesis y el acercamiento espiritual a quienes visitan Jerez.
Este nuevo espacio se encuentra en la calle Porvera, número 2, y está concebido como un punto de encuentro entre la vida turística y eclesial de la ciudad. En él, los visitantes pueden adquirir dulces artesanales elaborados por comunidades religiosas de la Diócesis, obtener información sobre los templos históricos y comprar entradas para visitar el Monasterio de la Cartuja de Santa María de la Defensión.
La presencia de este emblemático monasterio es especialmente destacada en el centro, a través de elementos visuales como la imagen de la Virgen María abrazando a San Juan Pablo II, que ya se ha convertido en un símbolo del carácter espiritual del lugar.
El horario del centro es de lunes a sábado, de 10:00 a 14:00 h y de 17:00 a 20:00 h, y domingos por la mañana en temporada (de 10:00 a 14:00 h).
El pasado sábado 13 de diciembre, con motivo de la Festividad de la Divina Enfermera (Virgen de la Esperanza), Patrona de Salus Infirmorum, tuvo lugar en la Catedral de Cádiz el acto de imposición de insignias y juramento del Código Deontológico de los alumnos del Grado de Enfermería y Ciclos Formativos (Grado Medio y Superior) de Salus Infirmorum de Cádiz.
El acto estuvo presidido por Mons. Ramón Valdivia, Administrador Apostólico de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, que estuvo acompañado por el Vicario General y consiliario de la Asociación Ntra. Sra. Salus Infirmorum de Cádiz y Ceuta, D. Óscar González Esparragosa.
Tras la Santa Misa la presidenta de la Asociación y Directora del CUE Salus Infirmorum, Isabel Lepiani, impuso la insignia a los nuevos asociados: Fernando Carmona Espinazo y Pablo Rodríguez Súnico.
Del 10 al 12 de diciembre se celebró un nuevo encuentro de sacerdotes jóvenes de la Diócesis, en el que participaron casi una veintena de presbíteros con menos de diez años de ordenación. Entre ellos estuvieron los dos neopresbíteros, ordenados hace apenas dos meses, así como los dos diáconos transitorios que se incorporaron a estos encuentros.
En esta ocasión, la convivencia tuvo lugar en la ciudad de Granada, donde los sacerdotes se alojaron en la Casa Diocesana de Espiritualidad. La convivencia comenzó en la noche del miércoles.
La mañana del jueves estuvo dedicada a un retiro predicado por D. Antonio Guerrero, que giró en torno a las cuatro copas de la cena pascual. Desde ellas, invitó a profundizar en algunas claves fundamentales de la identidad sacerdotal. Tras la meditación se expuso el Santísimo Sacramento, dando lugar para un tiempo prolongado de oración en el que los sacerdotes aprovecharon también para celebrar el sacramento de la reconciliación. La Eucaristía fue presidida por uno de los neopresbíteros, D. Fernando Ruano, quien compartió cómo, incluso en las debilidades y dificultades propias del ministerio, se puede experimentar la gracia de Dios, que sostiene y es raíz del ministerio sacerdotal.
Por la tarde, los participantes acudieron a la exposición «José de Mora. El barroco espiritual», en una visita guiada por su propio comisario de la muestra, Juan Jesús López-Guadalupe. A continuación, los sacerdotes se desplazaron hasta la iglesia de Santo Domingo, en el barrio del Realejo. Allí rezaron las vísperas y escucharon el testimonio de Moisés Fernández Martín, rector del Seminario Diocesano, que los acompañó durante toda la tarde y a quien le agradecemos su cercanía y acogida. En su intervención compartió la importancia de la fraternidad presbiteral, de la oración y de la dirección espiritual como pilares que han sostenido su ministerio sacerdotal a lo largo de los años. A continuación, se trasladaron a la basílica de Nuestra Señora de las Angustias, donde tuvieron la oportunidad de colocar sus vidas y al presbiterio diocesano a los pies de Nuestra Señora, patrona de la ciudad. La jornada concluyó con una cena fraterna en uno de los restaurantes de la ciudad.
La mañana del viernes comenzó con la charla «Construir la fraternidad», a cargo de Andrés Aldarias, que dio paso posteriormente a un diálogo abierto y enriquecedor. Antes de concluir el encuentro, los sacerdotes visitaron la Cartuja de Granada y finalizaron con una comida compartida.
Desde estas líneas aprovechamos para animar a todos a apoyar a los sacerdotes, especialmente a los más jóvenes, con nuestra cercanía y oración.
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