«Las personas con síndrome de Down son un tesoro. Solo hay que pararse y saber mirar»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Aurora Villalobos es médico internista. Está casada y es madre de dos niñas.

Por más que intentemos imaginarlo, hasta que una mujer no está embarazada no descubre el sentimiento de la maternidad, ¿cómo recuerdas aquellos primeros momentos?

Desde el primer momento que supe que estaba embarazada sentí muchísima alegría y muchísima ilusión. Sobre todo, me sentí muy agradecida por sentir el milagro de la vida y el regalo de la maternidad. Siempre sentí que estaba haciendo algo que era muy importante y tenía muchas ganas, desde el principio, de conocerle, verle su carita, y abrazar su cuerpo. Quería hacerlo muy bien desde el comienzo porque ya lo quería desde el minuto cero.

¿Te sentiste madre desde el primer momento que supiste que estabas embarazada?

Yo me he sentido madre desde pequeña, siempre he tenido esa vocación de ser madre y formar una familia. Pero en el momento en el que estás embarazada sabes que tu vida nunca va a ser igual, y lo asumes con mucha alegría, y a la vez con mucha responsabilidad, porque desde aquel primer momento sentí que tenía que cuidarme lo mejor posible para protegerle. Entiendes que se puede dar la vida por un hijo y eres consciente de cuánto te ha querido tu madre. Pensaba que mientras yo estuviera a su lado nada malo podría pasarle a mis hijas. Mi madre siempre me lo decía, pero no lo entiendes en profundidad hasta ese momento, y estás deseando entregarle ese amor a esa persona que todavía no has visto pero tienes tantas ganas de conocer.

¿Cuáles fueron los momentos más importantes de tu embarazo?

Hay muchos momentos, pero el primer día que te enteras de que estás embarazada es una alegría muy diferente, que no puedes comparar a ninguna otra que te pase en la vida. También dan alegría los pequeños momentos en los que vas notando cambios y te vas empezando a creer, de verdad, que estás embarazada.

¿Qué es lo que más recuerdas de aquella época?

Disfruté mucho los momentos con los que preparas con tanta ilusión los detalles para la llegada de tu hijo a casa y todo va cambiando. Y por supuesto, cuando ves su carita por primera vez y abrazas ese cuerpecito. Y ese momento en que lo abrazas por primera vez, es el momento en el que conoces el amor sin límites. En ese momento tan íntimo, descubres que Dios nos hace el mayor regalo de la vida.

Inés nació hace 12 años con síndrome de Down. ¿Qué significa para ti su vida? Y ¿cómo han cambiado las vuestras desde que ella llegó al mundo? 

La llegada de Inés inundó de amor nuestra vida. Siempre agradeceré, y todavía me emociono al recordarlo, cuando Carmen Linares, la directora del Centro de Atención Temprana Dulce Nombre de Maria en ese momento, vino a casa a conocer a Inés cuando nació y me dijo: «Cuánto te debe querer Dios para haberte regalado a esta hija».

Después llegó mi hija Eugenia, que completó la familia con su dulzura, su amabilidad, serenidad, prudencia, bondad, y alegría. Se quieren, se protegen, se respetan y se apoyan muchísimo. Adolfo, mi marido, desde el primer momento que nació Inés y supimos que tenía síndrome de Down ha sabido centrarse en lo positivo y siempre aportando alegría y optimismo. Me siento muy orgullosa de la familia que hemos formado.

¿Cómo es Inés?

Inés es ternura y bondad infinita, ella nos recuerda que las cosas sencillas son las que realmente importan. Su mirada es siempre limpia y transparente, y su sonrisa ilumina. Ella solo ve las cosas bonitas que pasan en la vida, aprecia cada minuto y agradece cada detalle. Le encanta disfrutar de la vida. Es pura inocencia y entrega absoluta, y sus abrazos, que son tan de verdad, te calientan y reconfortan hasta el alma. Mi madre siempre dice que ella es el pegamento de la familia, porque le encantan las reuniones familiares, estar con sus abuelo, tío y primos. Igual que mi hija Eugenia, que desde que es pequeña está feliz con su hermana. Ella siempre dice que su familia es la mejor del mundo y su hermana la mejor del mundo. Estamos muy agradecidos de tener a Inés con nosotros, nos da muchísima alegría y nos hace ver las cosas de otra manera.

¿Crees que la sociedad está preparada para cubrir las necesidades de los niños con síndrome de Down?

Hay muchísimas personas que nos ofrecen su apoyo y cariño incondicional, todo el personal del colegio, sus compañeros de clase, la Asociación síndrome de Down… y tantas personas que nos ayudan cada día a las que estamos inmensamente agradecidos. Yo creo que la sociedad hoy día en general tiene mucha prisa y poca paciencia. No es que las personas no estén preparadas, es que no tienen tiempo para darse cuenta. Si fueran capaces de parar, enseguida verían el tesoro que nos ofrecen las personas con síndrome de Down: amabilidad, sencillez, inocencia, ternura, agradecimiento, compresión y calma, porque ellos viven el momento y no esperan nada a cambio. No hacen cálculos, te entregan su sonrisa y su abrazo sincero, disfrutan de la vida, libres de presiones y prejuicios y no juzgan a nadie. Solo dan amor y cariño sin medida. Tenemos mucho que aprender de ellos. Solo hay que pararse y saber mirar.  

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