Eva Fernández: «Nadie es prescindible, este es el gran grito de fondo del Papa»

La corresponsal de la Cadena COPE el Vaticano, Eva Fernández, ha visitado recientemente nuestra diócesis para participar en un ciclo sobre la “Cultura del Encuentro” del Papa. Con motivo de la celebración, este domingo, de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, reflexiona sobre la propuesta comunicativa de Francisco

Ha venido a Marbella a hablarnos de la cultura del encuentro de Francisco. Siendo una de las españolas que mejor conoce al Papa, ¿cómo nos resumiría su propuesta?

Se puede decir que su llave maestra para comunicar es el encuentro, que además tiene mucho que ver con el mensaje que nos ha enviado para la Jornada de las Comunicaciones de este año. Es una brújula que nos orienta sobre cómo debemos actuar para anunciar el Evangelio en nuestra sociedad. Pienso que, a veces, los católicos nos atrincheramos y solo nos asomamos al mundo para atacar y para defendernos, pero nos olvidamos que lo que realmente Jesús nos pide que es hablar con el corazón. Se trata de participar en las alegrías y en los miedos, en las esperanzas y en los sufrimientos de los hombres y mujeres de hoy.

¿Con qué aspecto de su mensaje se quedaría?

He pensado mucho en esa imagen que el Papa utiliza tanto, que es la figura del poliedro porque él rechaza siempre las dialécticas que enfrentan. El poliedro es este cuerpo geométrico que tiene muchas facetas, muchísimos lados, pero todos forman una unidad cargada de matices. Es una metáfora de la sociedad en la que nos movemos, en la que, cada uno queremos que quede clara cuál es nuestra posición, y no nos damos cuenta de que las diferencias pueden convivir complementándose y enriqueciéndose, incluso poniendo luz unas a otras. De todo se puede aprender algo. Nadie es inservible, nadie es prescindible. Creo que este es el gran grito de fondo del Papa en este mensaje. Ponerlo en práctica no es sencillo, porque a nadie le resulta fácil intentar entender a quien piensa distinto , pero si realmente tenemos esa ilusión, ese deseo de escuchar a los demás, estoy segura de que saldremos beneficiados porque aprendemos a mirar el mundo con ojos distintos. De dos cosas distintas siempre se puede hacer una síntesis que incluso mejore a las dos partes enfrentadas. A lo mejor se trata de que los dos tenemos que renunciar a algo. Por eso es importante el diálogo, por eso es esencial la figura del “pontífice”, la propia palabra lo dice: “constructor de puentes”.

También nos invita el Papa en su mensaje a comunicar cordialmente. Tiene usted fama precisamente de hacer una comunicación siempre cordial…

¿Sabe de quién lo he aprendido? No solo de todos los compañeros que lo llevan haciendo muchos años antes que yo, pues en el fondo yo soy todavía un poco novata en estas lides de comunicar la Iglesia, lo he aprendido del propio Papa. Ese conversar de tú a tú, ese poner el corazón en la persona que le está hablando… A Francisco le importa más escuchar que sentar cátedra. A veces, nosotros pensamos que justo el pontífice lo que tiene que hacer es sentar doctrina, que lo hace, pero el Papa quiere escuchar y creo que es muy importante hacerlo.

Cuando tienes la oportunidad, como yo, de leer cada día cuatro o cinco discursos de Francisco y así desde hace siete años, te das cuenta de que lo que hace es poner en práctica las armas secretas del Señor, que son la compasión y la ternura. Lo hace a la hora de hablar y a la hora de escuchar los problemas de cada uno de nosotros. Por lo tanto, creo que eso de escuchar con el corazón es lo primero que tenemos que hacer, sobre todo los periodistas, porque si no escuchamos con el corazón no sabremos explicar realmente lo que le ocurre a nuestro interlocutor. Si no ponemos el corazón no lograremos comunicar, como consigue el Papa, de forma que esas palabras sean como un aldabonazo, como un flechazo, que produzcan un cambio en el interior de las personas.

¿Qué le pareció el documental Amén, de la plataforma Disney+, en el que se enfrentaba a las preguntas de un grupo de jóvenes?

He estado dándole muchas vueltas al documental. Considero que realmente es un modelo de cómo tendrían que ser las conversaciones entre personas que piensan de forma muy distinta a la nuestra. Vivimos en sociedades en las que difícilmente se permiten los diálogos entre quienes pensamos distinto. Ocurre en las propias familias, donde no se puede sacar el tema de la política porque nos estropea la comida del domingo. En este documental, en cambio, se escucha mucho y se escucha con respeto. No es lo habitual ni en las televisiones ni en las redes sociales y quizás el Papa lo que nos muestra es que hoy la Iglesia justo debe escuchar a todos, también a los que se sienten excluidos porque en este documental aparecen personas heridas. Y, quizás más importante que las respuestas que pueda dar el Papa en este documental, lo que comunica es esa empatía con el dolor de las personas que no están cerca de Dios. Este documental se puede decir que es una síntesis de la esencia del Sínodo de la Sinodalidad. Quien quiera entender de qué va el Sínodo de la sinodalidad, pues va de esto, va de ponernos ante jóvenes, ante personas que tienen profundas heridas, porque en esta inmensidad del hospital de campaña, que es la iglesia, hay un lugar para todos.

Sin embargo, le ha costado muchas críticas

Es otra de las ideas sobre las que he estado reflexionando tras ver el documental. A los vaticanistas más veteranos con los que he podido trabajar, les he preguntado muchas veces, si las críticas que tiene ahora mismo el Papa Francisco las tenían también los papas anteriores. Y me han respondido: “¡pero bueno, no te imaginas las críticas que tuvieron Benedicto XVI o Juan Pablo II!”. A lo que voy es que este documental me ha permitido fijarme en la figura de Pedro, en esa ausencia evidente de méritos propios para que Jesús le confiara a la Iglesia. Pero es precisamente en esa carencia de cualidades donde se abre su gran fortaleza: necesita de Cristo para todo, y de esto es consciente el Papa actual. Por eso el Papa Francisco pasa tanto rato en la capilla tratando los temas con Dios. Y yo estoy segura de que antes de dirigirse a la grabación de este documental, vamos lo confirmo, estuvo mucho rato ante el Sagrario pidiéndole a Dios que le iluminara ante lo que se iba a enfrentar. Claro que el Papa corre riesgos, es mucho más sencillo quedarse en Santa Marta y no exponerte a preguntas de las que puedes salir herido, porque cuando nos arriesgamos, cuando salimos a la calle, cuando pisamos el barro, nos manchamos. Pero el Papa prefiere una Iglesia herida porque ha salido a la calle a una Iglesia enferma pero porque se ha quedado atrincherada en su casa. En este diálogo que mantiene con los jóvenes nos enseña a todos cómo debe ser nuestra actitud, que es la que tuvo Jesús ante aquella mujer pillada en flagrante adulterio. «Nadie te ha condenado –le dijo–, yo tampoco te condeno. Vete y no peques más». El Papa, igual que Jesús en el Evangelio, escucha y no juzga; acoge y no señala con el dedo.

En su mensaje para esta Jornada, el Papa advierte también sobre los peligros de las redes sociales donde nos presentamos como querríamos ser y no como somos. ¿Qué piensa de las falsas apariencias en redes?

Me llama mucho la atención la importancia que da el Papa a las redes. Está convencido de que multiplican la capacidad de contar y de compartir, pero también nos alerta, quizás por lo que ve en la curia romana, sobre los peligros de usarlas para el carrerismo y sobre la difusión de imágenes que fomentan el narcisismo. Por eso, nos invita a un mayor discernimiento de todo lo que difundimos y de lo que recibimos a través de las redes; a estar alerta, a saber escoger bien, a no dejar que nos cuelen cosas y a acudir, como siempre digo, a las fuentes, a personas de referencia de las que nos fiamos para poder contrastar.

ENTREVISTA A EVA FERNÁNDEZ EN EL PODCAST DIOCESANO «PUNTADA SIN HILO»

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