«El mensaje del P. Justino, fundador de los vocacionistas, sigue siendo plenamente actual»

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Carlos de Foucauld y Justino María Rusolillo son canonizados junto a otros ocho beatos el 15 de mayo en Roma, en una celebración a la que asistirán el Obispo de Málaga y el vicario general. Y es que estos santos están vinculados a la diócesis de Málaga. El primero, por la amplia presencia aquí de la familia de Foucauld, y el segundo, porque desde octubre de 2021, Antequera es la sede de la primera fundación en España de su obra: la Sociedad de las Divinas Vocaciones. Los vocacionistas sirven en la parroquia de El Salvador de Antequera y ocupan ahora el convento que fue de los capuchinos, tras su marcha. Hemos hablado con su delegado en España, el P. Salvatore Musella para conocer más la orden, a su fundador y su misión en nuestra diócesis.

El 15 de mayo es declarado santo el fundador de los vocacionistas, el padre Giustino María Russolillo. ¿Quién fue y cómo de actual es su mensaje para los cristianos de hoy?
El Padre Justino Rusolillo fue un sacerdote italiano, nacido en Pianura, a las afueras de Nápoles, un lugar desconocido entonces. Tiene un episodio muy significativo de aquella época. Él quería ser sacerdote pero su familia no podía costear su entrada en el Seminario, y el pobre Justino y su madre fueron a un bienhechor de Nápoles que, finalmente, se negó a ayudarles. Aquello entristeció mucho al pequeño Justino que, con apenas diez años, veía su sueño de ser sacerdote cercenado por falta de recursos. Su madre, al verlo, le respondió diciendo: «No te preocupes, mamá venderá sus ojos y tú serás sacerdote». Se trata de una expresión italiana que significa que alguien hará todo lo posible para conseguir algo. Aquello lo reanimó, así lo contaba su madre, y bajando una escalera, encontró una imagen de la Virgen a la que se dirigió diciendo: «Mamá María, si me vas a ayudar a ser sacerdote, te prometo que yo haré lo mismo con otros chicos como yo que quieran serlo» Ahí empezó toda la historia de la vocación del P. Justino y la inspiración divina para que, después de su ordenación, hiciera voto de fundar una congregación para la ayuda de las vocaciones, auxiliando a todos aquellos que sienten la llamada al sacerdocio, especialmente los menos privilegiados, los pobres, a quienes daba un espacio para cumplir su vocación. Justino fundó la congregación, que tiene una rama masculina y otra femenina, los unos como san José, y las otras como María, para que cuiden del pequeño Jesús, que serían las vocaciones.

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¿Cómo de actual es el carisma de su congregación?
Su mensaje sigue más actual que nunca, y ahora es reconfirmado, en cierta forma, al ser reconocido como santo, no solo por sus virtudes heroicas sino por el carisma que recibió y que ahora está en los cinco continentes. Ayudando a las vocaciones, los sacerdotes pueden ayudar al Pueblo de Dios a ser santo, a ser feliz cumpliendo la voluntad de Dios en su propia vida. Todavía atrae a mucha gente con este estilo de vida y su mensaje de santidad por las vocaciones.

¿Por qué se elige Málaga para iniciar su presencia en España?
Siempre los vocacionistas han querido abrir una misión en España, porque nuestros países son «primos» en cierto modo. Se dio la ocasión de encontrarnos con el Obispo de Málaga, a quien le manifestamos que estábamos dispuestos a trabajar en su diócesis, y él inmediatamente nos dijo que sí porque, según nos contó luego, unos días antes los capuchinos le habían anunciado la triste noticia de que dejaban Antequera, y recibió nuestro ofrecimiento, lo que resultó ser una divina coincidencia. Esa entrada se postergó por un año debido a la pandemia. Así se nos abrió la puerta a España, donde estamos contentos de trabajar, allí en Antequera, y de servir tanto a la diócesis como al pueblo de España que está por ahí.

Su llegada fue en octubre de 2021, ¿cómo valora la acogida recibida?
Espectacular. La gente ha sido muy acogedora, nos han hecho sentir en casa desde el primer instante. A pesar de las dificultades iniciales, que son normales en cualquier fundación, siempre han estado ahí para ayudarnos y siguen haciendo lo mismo. Nos sentimos dentro de una gran familia. Nos cuidan como hijos, y nosotros nos sentimos parte integrante de la familia de la Iglesia. Tanto en el convento de los capuchinos como en la parroquia de El Salvador, vemos cómo la gente corresponde de una manera espectacular, con muchas personas acercándose a la iglesia como hemos podido ver en esta Semana Santa y ahora en la Pascua. Estamos muy contentos y vemos que ellos también lo están.

¿Cómo es esta primera comunidad de religiosos vocacionistas presente en la Diócesis?
Es una comunidad multicultural. Tenemos al P. Conrado, de Colombia, párroco y superior de la comunidad, y dos hermanos recién ordenados, Elvianus y Antonius, naturales de Indonesia, que están haciendo un esfuerzo grande por aprender español. Ellos son la comunidad estable, aunque desde el principio hasta ahora yo, que soy italiano, estoy con ellos en nombre del gobierno de mi congregación, apoyándoles en todo. Antequera es mi base, aunque viajo mucho porque llevo la formación de los vocacionistas en el mundo.

¿Cuáles son los obstáculos que encuentra hoy un joven que quiere ser sacerdote?
En la época de nuestro fundador podían ser principalmente económicos; ahora son muy distintos. Nuestro reto es ayudar a los jóvenes a orientar su vida según el deseo que tienen en su propio corazón, y también ver si el deseo se combina con la voluntad de Dios, porque no todo el que se expresa en este sentido tiene verdadera vocación. El trabajo de los vocacionistas es orientar en ese discernimiento y crear las condiciones para que puedan responder de forma apropiada a la llamada de Dios.

¿A qué quieren dedicar sus esfuerzos en nuestra diócesis?
Nos hemos puesto en esa dirección a disposición del Obispo de Málaga, para servir a la Diócesis, pero en particular ahora en Antequera ejercemos el ministerio parroquial, con atención particular a los jóvenes y personas que quieren ser orientadas en la vocación de su vida, no solo la sacerdotal, sino a todo el pueblo de Dios, la vocación a la vida, a la fe y a la santidad. Es un trabajo que seguimos haciendo en el ministerio pastoral en la parroquia de El Salvador en Antequera. Estamos muy contentos y orgullosos de estar en Antequera como primera fundación en España. Y además, con motivo de la canonización del P. Justino, estamos viendo cómo la gente, aunque somos recién llegados, se está entusiasmando alrededor de su figura. Es para nosotros, además, un don enorme que el Obispo, D. Jesús Catalá, y el vicario general, Antonio Coronado, se hagan presentes en esta canonización, y es motivo de agradecimiento nuestro hacia ellos y hacia toda la diócesis.

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