Los niños, invitados a participar de la Jornada de la Infancia Misionera

Este domingo 16 de enero los niños españoles tienen una cita con la Jornada de Infancia Misionera -“el Domund de los niños”-, para ayudar a los misioneros en su trabajo con la infancia. En la presentación de esta Jornada, organizada por las Obras Misionales Pontificias (OMP) y que tuvo lugar en Madrid este pasado miércoles, la misionera Sofía Quintans ponía rostro a miles de menores refugiados venezolanos que encuentran en los misioneros acogida, seguridad y un futuro.

“Infancia Misionera no es una ONG que hace cosas bonitas para niños, es la herramienta de la Iglesia para que los territorios de misión cuenten con medios para atender a los niños en las misiones”, explicaba a su vez José María Calderón, director de Obras Misionales Pontificias (OMP) en España. Esta iniciativa, nacida en 1984, fue pionera en la defensa de los niños, adelantándose 80 años a la Declaración de Ginebra de los Derechos del Niño.
Los niños de nuestra diócesis tienen este domingo esta importante cita, invitados a compartir sus pequeños donativos para los niños en las misiones. Desde España, Infancia Misionera envió en 2021 1.933.313,21 €, que llegaron a más de 300.000 niños en 34 países. Además, pueden participar hasta el próximo domingo en el IX Concurso Nacional de Infancia Misionera, en el que tienen que mostrar en un dibujo cómo pueden ser ellos luz, al hilo del lema de este año “Con Jesús a Jerusalén… ¡Luz para el mundo!”.

Los adultos también están llamados a colaborar en esta obra, para que los misioneros tengan medios para seguir adelante con su trabajo en favor de los niños: mantenimiento de escuelas en los lugares más remotos, creación de orfanatos, atención sanitaria… Y para poder seguir dando luz entre los más pequeños.

Emigdio del Toro Medina, delegado diocesano para las Misiones y la Cooperación con las Iglesias nos explica el lema y sentido de esta Jornada de la Infancia Misionera:

Celebramos este domingo el Día de la Infancia Misionera. Es un intento de acercar la misión a los niños, de intentar que los niños ya, desde la catequesis, descubran que como Iglesia también tenemos que llegar a los pequeños y qué mejor para llegar a los pequeños que desde ellos mismos, que son pequeños. Es intentar ahora, después de las navidades, cuando vemos al Jesús luz que también los niños puedan ser luz para otros niños.

El eslogan de este año, que es “Con Jesús a Jerusalén… ¡Luz para el mundo!” es la cuarta parte del proyecto que se comenzó hace unos años con el acompañar a Jesús en el recorrido de su infancia. El primer año era “Con Jesús a Belén”; el segundo año “Con Jesús a Egipto”, recordemos que cuando la matanza de los niños también Jesús fue inmigrante en Egipto, era una forma de recordar la esclavitud del pueblo de Egipto como las raíces del pueblo de Israel y recordar que Jesús también hizo el camino a Egipto y el camino inverso; el tercer año, que fue el año pasado, el recorrido era hacia Nazaret, “Con Jesús a Nazaret”; y este año el eslogan es “Con Jesús a Jerusalén”. Tenemos la misión de anunciar el Evangelio. Lo que Jesús hace en Jerusalén es, cuando va con los papás, se pierde en Jerusalén y allí se convierte en una referencia que empieza a hablar de Dios a los entendidos en la sinagoga. Es el Jesús que empieza a hablar de la misión del Reino de Dios, de que entre todos tenemos que construir una gran familia, tenemos que hacer posible que los que lo están pasando peor, los niños que tienen más dificultades, que están abandonados, que no se sienten queridos, reconocidos o valorados sepan que sus hermanitos desde aquí tienen la ilusión de que ellos también se puedan sentir parte de esta gran familia, así que con la Infancia Misionera queremos tocar el corazón de los niños haciéndolo desde este Jesús niño que ya en sus primeros años tuvo muchas dificultades, pero que aún así nos anuncia un Dios que no le tiene miedo a las dificultades, sino que se suma a los que viven en la dificultad para liberarlos, para sacarlos del sufrimiento y hacer con ellos ese Reino de Dios, esa gran familia que somos todos.

También los niños pueden ser pequeños misioneros que lleven esa estrella de Navidad, la ilusión y la esperanza a los que hoy no la tienen.

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