La Virgen de Coromoto reúne a la comunidad venezolana de Granada en la parroquia de San Juan María Vianney

La Virgen de Coromoto reúne a la comunidad venezolana de Granada en la parroquia de San Juan María Vianney

El sábado, 11 de septiembre, tuvo lugar una Eucaristía en honor a la festividad de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, símbolo de fe y esperanza para el pueblo de este país latinoamericano también presente en nuestra diócesis.

La parroquia de San Juan María Vianney fue en la tarde del sábado, día 11, el punto de encuentro de la comunidad venezolana en nuestra diócesis que se reunió para conmemorar la festividad de su patrona, la Virgen de Coromoto. En este importante día, los fieles de origen venezolano que participaron en la celebración estuvieron acompañados por D. Hermes Moreno, Vicario Territorial de la zona II y Delegado para el Apostolado Hispanoamericano en nuestra Archidiócesis que presidió la Misa.

Asimismo, también estuvieron presentes miembros de Familias Solidarias quienes desarrollan un apostolado activo de atención y ayuda a los venezolanos que llegan a nuestra diócesis de Granada para integrase y formar parte de la riqueza y diversidad cultural de la ciudad.

Durante la Misa hubo una mención especial para el sacerdote D. Manuel Moreno, originario de Churriana de la Vega y que ha estado 56 años como misioneros al servicio del pueblo de Petare, una de las zonas más vulnerables de Venezuela, y que estuvo presente en la Eucaristía.

En esta celebración mariana también se elevó una acción de gracias por la beatificación del doctor D. José Gregorio Hernández, médico que dedicó su vida a los más pobres y necesitados de Caracas y al que se le profesa mucha devoción en Venezuela y por cuya intercesión se han realizado milagros.

PUEBLOS UNIDOS POR MARÍA

Según D. Hermes Moreno para los venezolanos poder celebrar esta festividad en una ciudad como Granada significa un reencuentro con María, con la fe, con lo recibido desde pequeños.

“En poder ser acogidos en esta ciudad prueba que la Virgen sigue con nosotros en esta tierra a la que llegamos con diferentes circunstancias 500 años después de que la fe llegase a tierra firme en Venezuela desde esta diócesis. Los que estamos fuera de nuestro país echamos de menos sabores, olores de nuestra tierra, pero en María vemos que ella sigue con nosotros en la fe y en la esperanza para seguir trabajando allí donde nos encontramos para construir un mundo más solidario”, destaca el vicario.

Asimismo, el también delegado para el Apostolado Hispanoamericano en nuestra Archidiócesis destacó que “como María desde la delegación queremos crear espacios en los que acoger a los diferentes pueblos latinoamericanos, especialmente a los más vulnerables”.

APARACIÓN MARIANA EN GUANARE

Cuando la ciudad de Guanare fue fundada, en 1591, los indígenas que habitaban en la región, los Cospes, huyeron hacia la selva en el Norte de la ciudad dificultando la evangelización que la iglesia Católica había emprendido.

Un día de 1652, el cacique Coromoto y su mujer atravesaban una corriente de agua y vieron una Señora de extraordinaria belleza que les dijo en su idioma: «Vayan a casa de los blancos y pídanle que les eche el agua en la cabeza (el bautismo) para poder ir al cielo». Casualmente un español llamado Juan Sánchez, pasó por ahí y el Cacique Coromoto le relató lo sucedido.

Juan Sánchez entonces le pidió que se alistara con la tribu, que el pasaría dentro de ocho días a fin de enseñarles todo lo necesario para echarles el agua. En efecto, cuando regresó los indígenas marcharon con el a un ángulo formado entre los ríos Guanaguanare y Tucupido, donde les repartieron tierras e iniciaron la catequización, a fin de prepararlos para el bautizo.

Varios de los indios recibieron el bautismo, no así el Cacique quien echaba de menos la selva donde el mandaba y no tenía que obedecer. Esto lo hizo preparar su huída. Sin embargo el sábado 8 de septiembre de 1652, la virgen vuelve a aparecer en el bohío, en presencia de Coromoto, su mujer, su cuñada Isabel y un sobrino de esta. El cacique coge la flecha y apunta para matarla. Como la virgen María se le acercó, Coromoto tira la flecha e intenta empujarla, pero ella desaparece, dejándole en la mano un pequeño pergamino con su imagen.

El niño corrió a avisarle a Juan Sánchez, quien con dos de sus compañeros fueron al sitio de la aparición y recogieron la preciosa reliquia. Dieron parte a las autoridades civiles y eclesiásticas, quienes a pesar de no creerlo resolvieron llevar el pergamino a la Iglesia de Guanare en 1654, donde permaneció en un relicario hasta 1987, cuando fue incrustada en el pedestal de la imagen de madera que está hoy en día en el templo «Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto».

El cacique Coromoto huyó a la selva, y al ver que la santísima Virgen no había logrado nada con el, permitió que lo mordiera una serpiente venenosa. Entonces se convirtió y comenzó a pedir el Bautismo. Al bautizarse se convirtió en apóstol y pidió a los indios que no se separaran del misionero y que se bautizaran. Como consecuencia de esto, los indios Cospes formaron una comunidad de fieles muy fervorosa.

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social

 

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