“Nuestra Eucaristía de hoy, está singularmente llena por el don del Bautismo y por el don del sacerdocio”

Homilía en la jornada sacerdotal celebrada en la Colegiata de la Abadía del Sacromonte para festejar san Juan de Ávila, patrón del clero diocesano, el 9 de mayo de 2022.

Damos gracias a Dios por el don de la fe, por el don de ser miembros de la Iglesia, que es lo más hermoso que hay sobre la tierra, a pesar de todas las heridas, dificultades… Bernanos decía que, si hay que imaginar la Iglesia como una empresa, es una empresa de transporte al Cielo. Y en esa empresa ha habido algunos descarrilamientos importantes a lo largo de la historia, algunos más pequeños, otros más grandes, pero nuestra Iglesia es la Iglesia de los santos. Una santidad que no es debida a la cualidad y las virtudes de quienes formamos la Iglesia, sino porque el Señor es fiel, es el Esposo siempre fiel: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Y no dejará de estarlo.

Le damos gracias por esa Presencia de Cristo, que se hace carne en el Bautismo y en la vida del pueblo cristiano. Se hace carne de una manera nueva y singular, destinada, efectivamente, al don de la vida y al servicio. Ayer yo decía a los que se ordenaban: “Considera lo que realizas, imita lo que conmemoras y conforma tu vida con el Misterio de la cruz del Señor”.

Cada vez que celebramos la Eucaristía y decimos “este es mi cuerpo, esta es mi sangre”, es verdad que repetimos las palabras de Jesús, pero es verdad que es deseable que esas palabras las podamos decir como un hombre que habla y que, cuando habla, dice verdad. Como palabras nuestras también, que ofrecemos nuestro cuerpo, nuestra vida, nuestra sangre por la vida del mundo, por el perdón de los pecados, por la salvación de muchos.

Que el Señor nos conceda siempre estar agradecidos por el don del sacerdocio y el deseo de vivirlo cada vez con más plenitud, de disfrutarlo cada vez más, conscientes de que es un don precioso que se nos ha dado y que, viviendo ese don con lo mejor de nuestras fuerzas, aunque siempre tengamos necesidad de pedir perdón por nuestros límites, se cumple nuestra vida.

Jesús decía que ha venido a cumplir la ley en un sentido mucho más pleno de lo que entendían los fariseos. Cristo cumple la vida del cristiano, cumple la vida del sacerdote que vive con sencillez el don de su vocación, de una manera más plena, más acabada que ninguno de nosotros pudiéramos haber imaginado.

Por lo tanto, nuestra acción de gracias, nuestra Eucaristía de hoy, está singularmente llena por el don del Bautismo y por el don del sacerdocio, y de la súplica de que ese don fructifique más y más en la vida de todos nosotros y en la vida de todos los sacerdotes.

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

9 de mayo de 2022
Colegiata de la Abadía del Sacromonte

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