Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios

Carta Pastoral del Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González.

La presencia de María en la vida de la Iglesia y del cristiano es algo permanente. Es como la presencia de la madre en una familia. La madre le da a la familia calor, acogida, cariño, consuelo. La presencia de la madre es muchas veces imperceptible, pasa desapercibida, pero ella está ahí, eficazmente presente, sosteniendo el hogar con todo la dedicación y el trabajo que lleva consigo. En el curso de los días y de los meses, hay ocasiones en que celebramos a la madre. Y es ocasión de agradecer su presencia y su servicio, de invocar su protección, de sentirnos amados y darle gracias a Dios por ello.

Se acerca el mes de mayo, que es cada año una ocasión para honrar a María, nuestra madre del cielo. Este año, con varios acontecimientos que celebraremos gozosamente. A comienzo de este curso os escribía: «María, Madre de la Iglesia, estará siempre a nuestro lado. María Stma. de Araceli, cuyo año jubilar en Lucena comenzaremos en abril 2012. María Auxiliadora, a quien estará dedicado especialmente el mes de mayo 2012 en Montilla. La Virgen del Carmen de san Cayetano, que será coronada el 12 de mayo de 2012. A ella, a nuestra Madre bendita, consagramos nuestras personas y nuestras obras en este curso que comenzamos». En los tres casos, he solicitado la bendición y las indulgencias del Sumo Pontífice, para vivirlos en comunión de fe con el Sucesor de Pedro, el papa Benedicto XVI.

En primer lugar, el año jubilar de María Stma. de Araceli, año aracelitano, en el que celebramos el 450 aniversario del hallazgo de la imagen bendita que se venera en el santuario de la sierra de Aras de Lucena. En la tarde del sábado 21 de abril abriremos la puerta santa del Año aracelitano en su Santuario lucentino. Desde esta fecha, en que baja a la parroquia de San Mateo para ser venerada durante un mes largo por todos los fieles lucentinos, hasta el año 2013, en que clausuraremos el año jubilar con el regreso de la Virgen a su Santuario. Que sea un año de bendición para los lucentinos y para todo el campo andaluz, que acude a sus plantas especialmente en este año jubilar.

En segundo lugar, este mes de mayo de 2012, la Asociación María Auxiliadora de Montilla celebra su centenario. Será un mes jubilar para celebrar un siglo de presencia y de protección de María Auxiliadora en la ciudad de Montilla, donde toda la ciudad se siente deudora de esta protección maternal. Cuánto bien ha hecho María Auxiliadora en Montilla. Quiere seguir haciéndolo en el corazón de quienes se acercan a ella con fe.

En tercer lugar, la coronación canónica pontificia de la imagen de la Virgen del Carmen de san Cayetano, que viene preparándose desde hace más de un año y que culminará en la S. I. Catedral el próximo 12 de mayo, por parte del Obispo de la diócesis acompañado por el P. General de la Orden. Los PP. Carmelitas han alimentado la devoción a la Virgen del Carmen desde su llegada a Córdoba hace más de cuatro siglos. La Virgen del Carmen y su escapulario es signo de protección ante el peligro y ante los enemigos del alma.

Es la misma Madre de Dios y madre nuestra, con distintas advocaciones por distintos motivos. A estos acontecimientos extraordinarios se suman otros muchos en toda la geografía diocesana. Son ocasiones de honrar a nuestra madre del cielo, María Santísima, en sus distintas advocaciones. El mes de mayo se celebra a María en casi todas las parroquias con sus distintas Hermandades de gloria.

El pueblo cristiano siente una especial devoción por la Virgen Stma. Nos encontramos en la «tierra de María Santísima», como expresó el beato Juan Pablo II en distintas ocasiones al visitar España. Celebrar a María es acercarse a ella con confianza, como un hijo hace con su madre, y abrirle el corazón. Hay cosas que sólo se cuentan a una madre, y María nos conoce perfectamente, nos comprende y nos ama. Toda la salvación de Dios nos viene a través de María, ¿vamos a prescindir de ella con la falta que nos hace? Ella nos da continuamente a su Hijo, el fruto bendito de su vientre, Jesús. Ella nos enseña a querernos como hermanos y a compartir con quienes sufren cualquier carencia. A ella le satisface la ofrenda que brota de un corazón puro y generoso.

Que todos estos acontecimientos jubilares nos ayuden a querer más a nuestra Madre bendita y a parecernos a ella en el seguimiento de Jesús. Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández

Obispo de Córdoba

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