Alba Maestre Baena es maestra de religión de infantil y primaria y asegura ver en sus alumnos la presencia de Dios. Este año está en los centros de San Sebastián de los Ballesteros y La Victoria
En primer lugar, los maestros tenemos la vocación de enseñar, pero los maestros de religión tenemos una doble moralidad: tenemos que enseñar y educar en la fe. Yo me siento afortunada de ir cada día al colegio y hacer presente la palabra Dios y acercársela a mis alumnos. La verdad es que muchos niños fuera del contexto escolar no viven la fe, ni la comparten o incluso nunca han ido a la iglesia, y siento que los maestros de religión tenemos esa suerte de sembrar la “semillita” en los más pequeños.
Yo nací en una familia cristiana, mis padres de pequeña me mandaban a campamentos religiosos, sentí tanto la fe que hoy en día sigo yendo, pero ahora desde otra perspectiva como monitora, y es donde me he dado cuenta de que “Cristo no hizo maestros, sino testigos”. Por lo que, si me preguntan que desde cuando conozco a Dios, la respuesta es desde siempre.
Todos los días confió en el Señor, y digo “Por favor, Señor, ayúdame a ser mejor maestra, a enseñarles bien a estos niños y sembrar para que ellos algún día crezcan y vivan la fe”.
A mí particularmente me encanta enseñar religión hablando de Dios, a través de juegos, de libros, de mis vivencias… etc. Pero lo que me hace más feliz es ver a mis alumnos interesados, preguntando sobre Dios, por cómo pueden vivir la fe. Concretamente este curso pasado, hemos realizado dos actividades a nivel de todo el colegio: una de recogida de alimentos para las personas que lo necesitan y otra una semana santa infantil. Y me llamó la atención cómo participaron todas las familias, incluso algunas de ellas sin tener muchos recursos y tuvieron humildad, ganas de trabajar y de aportar su granito de arena. Y ahí fue donde vi la presencia de Dios, en esa humildad.
Y yo, puedo ver esa presencia de Dios cada día con mis alumnos, cuando comparten, cuando sonríen, cuando leemos la palabra de Dios… infinitamente puedo presenciar a Jesús en mis clases.
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