Más de 400 personas acudieron el pasado sábado a la parroquia de San Andrés de Murcia para acompañar a los quince seminaristas que recibieron los ministerios laicales del lectorado y acolitado. El Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidió la celebración de la Eucaristía acompañado por una treintena de sacerdotes.
El Sr. Obispo comenzó la homilía recordando a las víctimas del accidente de Cieza, a los trece fieles fallecidos de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Bullas y a su párroco, D. Miguel Conesa, así como a Mons. Javier Azagra, fallecido el pasado 16 de noviembre.
Mons. Lorca animó a los quince seminaristas a aceptar el reto al que han sido llamados por Dios y a dejarse hacer por Él: «El mérito es suyo, porque os va modelando y os va haciendo conforme al corazón de su Hijo Jesús, Buen Pastor». El Prelado destacó que recibir los ministerios laicales, lectorado y acolitado, significa dar los «primeros pasos» en el servicio de la Palabra y la Eucaristía. «El Señor ha vuelto a salir por las riberas del mar buscando nuevos pescadores de hombres, que se incorporen al discipulado total y generosamente», explicó el Sr. Obispo, recordando que el Papa Francisco insiste en que los sacerdotes deben permanecer cercanos al sufrimiento del pueblo para abrir caminos de esperanza a través de la fe, que es «mirar a Cristo, encomendarse a Cristo, unirse a Cristo, conformarse a Cristo… y entrar en su amor».
Diez seminaristas recibieron el ministerio de lectorado: Ramiro Ginés Ciller, Javier Conesa, Carlos Delgado, Andrés Ibáñez, Blas López, Juan de Dios Peñafiel, José David Solano y Pablo Romero, del Seminario Mayor San Fulgencio; y Daniel Szyszka y Alejandro Ariel Roa, del Seminario Redemptoris Mater. Y cinco recibieron el acolitado: David Álvarez de la Campa, José David González, Cándido García y Lope Nadal, del Seminario Mayor San Fulgencio; y Yerny José Yedra, del Seminario Redemptoris Mater.
Mons. Lorca dio las gracias a Dios por el testimonio de estos quince jóvenes a los que animó a vivir con coherencia su vocación: «Nosotros no podemos vivir sin la Eucaristía, por eso estáis vosotros aquí. Por eso damos gracias a Dios por vosotros».
