Una sociedad con valores es una sociedad con futuro

Carta Pastoral de Mons. Antonio Ceballos Atienza, Obispo de Cádiz y Ceuta, con motivo del Día de la Carida – Corpus Christi. Mis queridos diocesanos:

Un año más el Día de la Caridad nos convoca a cuantos celebramos en el día del Corpus Christi el don del amor de Dios, expresado de forma sublime en el sacramento de nuestra fe. La Eucaristía es el sacramento del amor de Dios que se entrega en nuestro Señor Jesucristo para la salvación de los hombres, y nos une a Él en el mismo amor. Dice el Santo Padre: “La mística del sacramento tiene un carácter social, porque en la comunión sacramental yo quedo unido al Señor como todos los demás que comulgan (…). La unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que él se entrega” (Benedicto XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 14).

1. Corpus Christi

No siempre caemos en la cuenta de que el Cuerpo de Cristo, en el que comulgamos, es el cuerpo que se entrega por todos. En la Eucaristía nosotros levantamos la copa agradeciendo la liberación que nos viene por Jesús Eucaristía.

Con San Juan de la Cruz podríamos cantar:

¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche!

Aquella eterna fonte está escondida,
¡Qué bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche!

Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo
en este pan de vida yo la veo.
aunque es de noche.

¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche!. “Es cierto que el hombre puede convertirse en fuente de la que manan ríos de agua viva” (cf. Jn 7, 37-38). No obstante, para llegar a ser una fuente así, él mismo ha de beber siempre de nuevo de la primera y original fuente que es Jesucristo, de cuyo corazón traspasado brota el amor de Dios” (Benedicto XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 7).

2. “Una sociedad con valores es una sociedad con futuro”

El lema de este año Una sociedad con valores es una sociedad con futuro, invita a que estemos atentos a la situación crítica en la que vivimos.

Conocemos los sufrimientos que está ocasionando la crisis en nuestro pueblo. Hemos percibido en este tiempo una pobreza de valores y actitudes que se manifiesta y extiende en diversos ámbitos y a través de algunos medios de comunicación. Junto a ello no podemos olvidar la crisis educativa que se hace presente en el seno de la familia.

La crisis económica actual pone en evidencia una profunda crisis de valores morales. La dignidad de la persona es el valor que ha entrado en crisis cuando no es la persona el centro de la vida social y económica; cuando el dinero se convierte en fin, en si mismo y no en un medio de servicio de la persona y del desarrollo social.

En el origen de la crisis actual, otra de sus posibles causas es la falta de transparencia, de responsabilidad y de confianza. Estos no son elementos económicos o financieros, sino actitudes éticas, lo cual quiere decir que cerraremos en falso la crisis si no estamos dispuestos a afrontar la crisis ética que la sustenta.

3. Momento privilegiado
   
“Estamos en un momento privilegiado para promover la comunión y la participación de todos, como nos propone Cáritas en este Día de la Caridad en su campaña “una sociedad con valores es una sociedad con futuro” (CEE, Mensaje de la Comisión Episcopal de Pastoral Social 2009).

Ante esta pobreza de valores, trabajamos con la justicia. “El amor por el hombre y, en primer lugar, por el pobre, en el que la Iglesia ve a Cristo, se concreta en la promoción de la justicia. (…) No se trata solamente de dar de lo superfluo, sino de ayudar a pueblos enteros -que están excluidos o marginados- a que entren en el círculo del desarrollo económico y humano. Esto será posible no sólo utilizando lo superfluo que nuestro mundo produce en abundancia, sino cambiando sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad” (Juan Pablo  II, Encíclica Centessimus Annus, n.58). La caridad despierta el sentido de la justicia, y es la virtud social por excelencia, ya que la caridad permite realizar plenamente la justicia y superarla.
 

4. Ocasión propicia para tomar conciencia

El clamor de las familias en paro ha llegado hasta nosotros. Este Día de la Caridad del 2009 ha de ser la ocasión, en esta situación profunda económica y de paro que están padeciendo muchas familias, para tomar conciencia de los derechos que tienen los más pobres a poseer de los bienes que tenemos. Es una oportunidad de rectificar y sentar las bases de la convivencia en valores sólidos capaces de construir un orden económico y social transparente y justo.

5. Cáritas diocesana

Caritas Diocesana es un lugar de encuentro de las iniciativas eclesiales y de las personas y grupos interesados en la asistencia social y en la promoción humana, y es el instrumento y cauce que canaliza el servicio que debemos a los pobres.

Considero que son importantes los proyectos que Cáritas ha desarrollado en los últimos años para servir a inmigrantes, drogadictos, enfermos terminales, ancianos, parados y juventud marginada, pero son todavía más acuciantes las necesidades sociales que surgen, en este momento, con las familias que padecen la situación económica y el paro, y que piden con derecho nuestro amor. Parte de nuestro tiempo y de nuestros bienes se lo debemos. El gran saber de nuestra conciencia rectamente formada a la luz del Evangelio y vida de nuestro Señor Jesucristo nos habrá de indicar el grado de nuestra generosidad.

6. Dar gracias a Dios

Actualmente podemos dar gracias a Dios porque tanto la Iglesia como los poderes públicos y otras instituciones sociales atendemos en buena medida a las necesidades más graves de nuestros hermanos en forma organizada, ya que se ha insistido en la necesidad de promover estructuras e instituciones sin las cuales los derechos fundamentales de la persona no pueden ser eficazmente ejercidos. Son miles de voluntarios que están dando lo mejor de sí mismo intentando responder a los sectores más afectados y vulnerables.

Pero todavía hay un sector considerable de la población marginada que está básicamente desasistida, y aunque sea obligación primaria del Estado el posibilitar que todos los ciudadanos posean lo necesario para vivir dignamente como personas, los cristianos no podemos olvidar el mandato del amor, ni justificarnos con los deberes de los otros.

“La experiencia del pasado y de nuestros tiempos demuestra que la justicia por sí sola no es suficiente y que, más aún, puede conducir a la negación y al aniquilamiento de sí misma, si no se la permite a esa forma más profunda que es el amor, plasmar la vida humana en sus diversas dimensiones” (Juan Pablo II, Encíclica Dives in misericordia, n. 12).

7. Óbolo de la viuda

La pequeña pero significativa ofrenda de quien da de lo poco que tiene, como la viuda pobre del evangelio, la colect
a comunitaria, importante para los proyectos de Cáritas, que requieren grandes presupuestos, la hora semanal o la jornada del voluntariado que entrega su tiempo para servir al hermano… todas estas acciones están cargadas de amor. Al actuar con caridad estamos convocados por Aquel que nos amó primero: “En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos” (1 Jn 3,16).

8. Oración ferviente

En este día, ante el Señor Resucitado y presente realmente en el sacramento de la Eucaristía, pidámosle que nos conceda amar. La caridad cristiana nace de la fe y del reconocimiento del amor de Dios, y es don del Espíritu, su mayor regalo, que impulsa y dirige a todas las otras virtudes morales de los hombres. “Así pues, para que se ejercite la justicia y tengan éxito los esfuerzos de los hombres para establecerla, es necesario el don de la gracia, que viene de Dios. Por medio de ella, en colaboración con la libertad de los hombres, se alcanza la misteriosa presencia de Dios en la historia que es la Providencia” (Juan Pablo  II, Encíclica Centessimus Annus, n.59).

Que Santa María, la Virgen, nos acompañe ahora y siempre.

Reza por vosotros, os quiere y bendice,

+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta  

Cádiz, 1 de junio de 2009

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