PALABRA DE VIDA. Monseñor Rico Pavés : “En la oración continua encontrarán los hijos de Dios el aliento de vida que sostiene su peregrinar en este mundo”

No es posible abrazar sin condiciones la voluntad del Padre si no existe comunión gozosa con Él. Jesús lo sabe y pide a sus discípulos que oren sin desfallecer. En la oración continua encontrarán los hijos de Dios el aliento de vida que sostiene su peregrinar en este mundo. En el evangelio de este Domingo, Jesús nos propone una parábola para superar el desánimo y mantener la perseverancia al orar.

En la parábola del juez injusto y de la viuda inoportuna el Señor se sirve de fuertes contrastes para que descubramos el poder de la oración persistente. El primer contraste se descubre entre los protagonistas del relato: por un lado, el juez, revestido de poder, a quien corresponde dictar justicia; por otro lado, una viuda, desamparada en la sociedad de entonces por su condición de mujer y por haber perdido a su marido; a los ojos del mundo, el juez es poderoso mientras que la viuda está indefensa. El segundo contraste se establece entre la maldad del juez, cruel con sus semejantes e impío ante Dios, y la importunidad de la viuda que, a tiempo y a destiempo, persevera en su petición; la maldad parece insuperable y la constancia inútil. El tercer contraste muestra el resultado de la perseverancia: si grande es la maldad del juez inicuo, mayor es la bondad de la súplica constante. La petición presentada con insistencia doblega las estimaciones humanas: la oración constante supera la impiedad de los malos; hasta de un juez injusto se puede obtener justicia. Tal es la fuerza de la oración perseverante: la iniquidad e impiedad del juez son vencidas por la insistencia de la viuda que obtiene justicia donde antes había maldad.

Lo que Jesús nos recomienda en la parábola no es que prolonguemos la oración con muchas palabras sino que perseveremos al orar. Se presenta entonces el cuarto y último contraste: si el juez malvado acaba administrando justicia gracias a la insistencia de la viuda, cuanto más el Padre misericordioso derramará su bondad sobre quienes le suplican día y noche. La parábola concluye con una invitación a la vigilancia: la oración perseverante y la fe se reclaman. Necesaria es la certeza de la fe para mantener la esperanza y perseverar en la oración; necesaria es la oración perseverante para sostener la fe.

+ José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez

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