El Obispo recuerda a San Pablo VI en la Misa Crismal y llama a los sacerdotes a tener “un corazón nuevo, puro y grande”

Estas palabras han sido pronunciadas en el contexto de la celebración del Centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús.

El obispo de la diócesis, José Vilaplana, ha presidido esta mañana de Martes Santo, en la Catedral, la Misa Crismal de consagración del Santo Crisma y bendición de los Óleos de los Catecúmenos y de los Enfermos. Nuestro Obispo ha querido comenzar su homilía haciendo alusión a la profecía de Zacarías –«Mirarán al que traspasaron» (Zac 12, 10)–, de la que se hace eco la lectura del Apocalipsis que hoy se lee en la liturgia (Ap, 1, 4b-8). De este modo, ha contextualizado sus palabras en la celebración del Centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús, cuyo lema es «Tus heridas nos han curado», sugiriendo a los sacerdotes de nuestra Iglesia que sean «pastores según el Corazón de Cristo».

Tomando pie de la oración al Espíritu Santo por la santificación de los sacerdotes de San Pablo VI, ha pedido al presbiterio de Huelva, «un corazón nuevo, puro y grande». Un corazón nuevo que “experimente ese temblor de la emoción, que no se acostumbra a las maravillas y sorpresas de Dios; joven y alegre porque se apoya en la confianza y no en nuestras seguridades”. Un corazón puro, “de intenciones rectas, sin doblez, que se aleja del mal, transparente y con la inocencia del niño que busca el Reino de Dios”. Y un corazón grande “a la altura del corazón de Cristo, capaz de abrazar y de abarcar el mundo y la Iglesia: fuerte para querer a todos, trabajar por todos y sufrir por todos, capaz de llegar hasta el sacrificio de la propia vida para entregarla al ejemplo de Cristo, Buen Pastor”.

En medio de la actividad del día a día de los sacerdotes, el Obispo ha hecho una llamada a la contemplación “para que el activismo no lleve a endurecer el corazón de quienes están llamados a servir”. Así, ha pedido al Espíritu Santo, significado en el Santo Crisma, que se derrame y unja los corazones de los sacerdotes para ser «pastores según su Corazón». Además, ha recordado la cita del evangelio de Mateo «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré […] y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mateo 11,28-30) y ha recordado “la jaculatoria que, posiblemente, aprendimos de los labios de nuestra madre: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”.

Estas palabras han sido pronunciadas en una celebración en la que han participado numerosos presbíteros y diáconos de la diócesis, cooperadores del orden episcopal. Esta unidad con el Obispo se ha hecho más significativa con la presencia de los fieles cristianos de todas y cada una de las diversas partes de la diócesis, acompañando a sus sacerdotes, quienes en esta celebración han renovado públicamente sus promesas sacerdotales y han sido animados por el Obispo a guardar la fidelidad de su ministerio.

Tras la homilía, D. José Vilaplana ha consagrado los óleos del Santo Crisma, una mezcla de aceite y sustancias aromáticas con el cual son ungidos los que se bautizan, se confirman, se ungen las manos de los nuevos presbíteros o la cabeza del que es consagrado obispo el día de su ordenación sacramental, los altares y las iglesias el día de su dedicación. Además, también se han bendecido el Óleo de los Catecúmenos, con los que se unge a quienes van a recibir el Bautismo, y el Óleo de los Enfermos, que remedia las dolencias del alma y del cuerpo, ayudando a hacer frente con fortaleza al mal físico y espiritual que acarrea la enfermedad. El Santo Crisma y los sagrados óleos son llevados, posteriormente, a todas las parroquias donde, de un modo solemne y expreso, son presentados, como expresión de unidad, en la Misa Vespertina del Jueves Santo en la que se conmemora la Cena del Señor.

Como es costumbre, en la Misa Crismal se ha recordado de forma especial a los sacerdotes fallecidos durante el año (Gaspar Amado Corbó, Diego Suárez Mora, Antonio González Piosa, Manuel López Vega, Manuel Castilla Bonaño y Francisco Gaona Martínez) y a los sacerdotes enfermos y ancianos que no han podido participar de la celebración. También a los que se encuentran en tierras de misión, Vicente Venegas Iglesias y Tomás García Torres, así como a aquellos que celebran en este año sus bodas de oro sacerdotal, Serafín Berrio Hernández (SDB), Luis Espina Cepeda (SJ), Elías Fernández Bayo, Julián Jiménez Martínez y Domingo Martín Martín y, por otra parte, a Wieslaw Marek Susz, Pedro Carrasco Chacón, José Antonio Omist López, José Manuel Raposo Hernández y Jesús Delgado Granado (SDB), que celebran sus bodas de plata.

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