Dos días antes de terminar 2017 nos reunimos, como siempre, en la iglesia del Convento franciscano de las Bernardas de Jaén, para compartir nuestro Adoremus, ese espacio de oración con jóvenes, que cada mes se lleva a cabo desde la Delegación Episcopal de Juventud.
En este tiempo especial de Navidad, comenzamos nuestro encuentro reflexionando sobre las primeras preguntas del DoCat, que nos llevaron a cuestionarnos cómo estamos respondiendo al plan de amor que Dios tiene sobre cada uno de nosotros, y cómo contribuimos con nuestras pequeñas o grandes decisiones a acoger ese plan de amor y dejar que se haga realidad en nosotros. Eso es el comienzo de todo, el principio de toda acción en favor de los demás y el principio también de la Doctrina Social de la Iglesia: el amor. Ese gran motor de nuestra vida, que condiciona todas nuestras relaciones: con Dios, con los demás, con los de cerca y los de lejos. Rafa López-Sidro, subdelegado de Juventud, llevó adelante este primer momento de reflexión y nos ayudó a caer en la cuenta de que el amor no es tanto un sentimiento, cuanto una decisión que implica la voluntad. Y claro, esto conlleva cambiar la perspectiva, incluso el lenguaje que tantas veces utilizamos en nuestra vida cotidiana. Hay que estar atentos y abiertos a esta realidad grande.
Después de este momento, nos metimos de lleno en la adoración eucarística, llevados de la mano por la Palabra de Dios, que nos proponía el pasaje de la presentación en el Templo. Nos acompañó con los cantos el grupo que todos los meses nos ayuda a través de este ministerio, pero este mes contamos también con la presencia de Jesús Cabello, que puso voz a nuestra súplica y tradujo en canto lo que había en el corazón de cada uno.
Ya cercanos a la fiesta de la Sagrada Familia, aprovechamos para tenerlas presentes ante Jesús Sacramentado. Y, puesto que el año tocaba a su fin, nuestra oración estuvo marcada por la petición de perdón, pero sobre todo por la acción de gracias por todo lo vivido en el 2017, junto a una mirada llena de esperanza hacia el 2018, con la confianza de que el Señor camina con nosotros.
Así, nos despedimos de este espacio hasta el próximo mes… pero no nos despedimos de la oración, que seguirá presente en el caminar del día a día.
Grupo de Jóvenes del Adoremus