Bendición del nuevo retablo de la parroquia de «Corpus Christi» (Málaga)

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Homilía del obispo de Málaga, Mons. Jesús Catalá, durante la Eucaristía con motivo de la bendición del nuevo retablo de la parroquia de «Corpus Christi» (Málaga)

BENDICIÓN DEL NUEVO RETABLO DE LA PARROQUIA DE “CORPUS CHRISTI”

(Málaga, 11 diciembre 2021)

Lecturas: Sof 3, 14-18; Sal (Is 12, 2-6); Flp 4, 4-7; Lc 3, 10-18.

(Domingo Adviento III-C – Gaudete)

1.- Nos encontramos en el domingo de Adviento llamado “Gaudete”, o “Domingo de la alegría”, porque nos invita a estar alegres en el Señor, que se acerca para salvarnos.

El profeta Sofonías dice: «¡Lanza gritos de gozo, hija de Sión, lanza clamores, Israel, alégrate y exulta de todo corazón, hija de Jerusalén!» (Sof 3, 14).

La razón de este gozo es la cancelación de la condena merecida por nuestros pecados, como dice el profeta: «Ha retirado el Señor las sentencias contra ti» (Sof 3, 15). Dios, al perdonarnos, nos renueva con su amor y llena nuestro corazón de alegría, a la que nos invita san Pablo: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres» (Flp 4, 4); parece que insiste, porque no acabamos de hacer caso. Nos alienta a no inquietarnos, a no temer, a presentar a Dios nuestras peticiones y nuestra acción de gracias (cf. Flp 4, 6).

2.- El Adviento nos exhorta a la espera confiada del Señor, para celebrar después con gran gozo su presencia entre nosotros: «El Señor tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso salvador! Él exulta de gozo por ti, te renueva por su amor; danza por ti con gritos de júbilo» (Sof 3, 17).

Dios habita en medio de su pueblo, se hace presente en su Iglesia y quiere morar dentro de cada uno de nosotros: «He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues el Señor es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación» (Is 12, 2). Son textos preciosos.

Como dijo el papa Benedicto XVI: “La alegría que se promete en este texto profético encuentra su cumplimiento en Jesús, que está en el seno de María, la «Hija de Sión», y pone así su morada en medio de nosotros (cf. Jn 1, 14). Él, de hecho, viniendo al mundo, nos da su alegría, como Él mismo confía a sus discípulos: «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» (Jn 15, 11)” (Homilía en la parroquia de San Patricio en el Cole Prenestino, Roma, 16.12.2012).

Demos, pues, gracias a Dios cantando con gozo y exultando de júbilo, porque es grande entre nosotros el Santo de Israel (cf. Is 12, 6).

3.- La parroquia de “Corpus Christi” en Málaga celebra hoy la bendición del nuevo retablo del altar mayor. La figura central es Jesucristo, el Hijo de Dios, cuya venida gloriosa esperamos al final de los tiempos y que en la Navidad celebraremos su primera venida en el tiempo. Eternidad y tiempo van unidos en Cristo; Él es el Verbo eterno, que entra en la historia y en el tiempo y nos lleva a gozar en la eternidad. La fe cristiana tiene como centro a Cristo, muerto por amor y resucitado. No debemos quedarnos con la contemplación de Cristo muerto; aunque el signo del cristiano sea la cruz, debemos transcender la imagen del Crucificado.

También contemplamos el sagrario, presencia sacramental de Jesucristo, quien se ofrece como alimento para el camino de esta vida y a quien adoramos bajo las especies eucarísticas.

Esta parroquia, titulada “Corpus Christi”, debe tener una dimensión eucarística, de adoración al Sacramento, de oración, de contemplación del misterio pascual. Animamos a todos los feligreses a vivir centrados en la Eucaristía, como misterio central y esencia de nuestra vida cristiana.

¡Que el retablo, que hoy bendecimos, nos ayude a profundizar en nuestra fe!

4.- El Evangelio de Lucas nos llama a la conversión. Juan Bautista, a las diversas personas que le preguntan qué deben hacer para preparar la venida del Mesías (cf. Lc 3, 10.12.14), responde que Dios no exige nada extraordinario, sino que cada uno viva según criterios de solidaridad y de justicia.

Ante la pregunta de la gente a Juan Bautista: «¿qué debemos hacer?» (Lc 3, 10), él respondió: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo» (Lc 3, 11). La caridad nace de la Eucaristía.

A los publicanos les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado» (Lc 3, 13). A unos soldados les contestó: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada» (Lc 3, 14).

También nosotros podemos preguntar hoy al Señor qué espera de cada uno; qué quiere que hagamos. Dios nos pide vivir cada día con rectitud y bondad, hacer las pequeñas cosas de cada día con amor. Hagamos de lo ordinario la santidad de nuestra vida.

A nosotros el Señor nos invita a vivir una relación personal con Él: “Jesús trae a los hombres la salvación, una nueva relación con Dios que vence el mal y la muerte, y da la verdadera alegría por esta presencia del Señor, que viene a iluminar nuestro camino frecuentemente oprimido por las tinieblas y el egoísmo” (Benedicto XVI, Ibid.).

Esto lo debemos transmitir a las nuevas generaciones, dando importancia a la experiencia vital con Cristo. El Señor Jesús viene a sacarnos del egoísmo; debemos dejar que Él actúe en nuestra vida; dejarnos perdonar, amar y salvar por Cristo.

5.- Juan el Bautista reconoce con humildad su misión, aceptando que no es el Mesías, sino su Precursor: «Viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias» (Lc 3, 16).

La humildad va con la verdad; ser humildes es aceptar lo que somos. No caigamos en la tentación de erigirnos en más de lo que somos, ni de aparentar lo que no somos.  

Juan anunciaba al pueblo la Buena Nueva (cf. Lc 3, 18), usando imágenes fuertes para invitar a la conversión, para incitar a acoger el Amor de Dios, que es el único que puede renovarnos, purificarnos y salvarnos.

Dios se hace hombre para ofrecernos su salvación y darnos esperanza. Estamos en Adviento, que es tiempo de esperanza, que nos lleva a la vida eterna.

Si le obedecemos nos atraerá hacia Sí, nos conducirá a la comunión con Él y llenará nuestro corazón de su paz y de la verdadera alegría.

Queridos fieles, pedimos al Señor que nos haga cristianos eucarísticos en esta parroquia que debe ser “eucarística”; y a la Virgen del Adviento, Madre de la Esperanza, que nos acompañe en la espera del Mesías. Amén.

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