El surco y el arado: Carta ante las conclusiones de la auditoria del periodo 2010-2021

Querida comunidad diocesana,

Después de tres meses de trabajos, realizado por un equipo de 8 auditores, hoy nos han presentado sus conclusiones. Hace más de 20 años que la Conferencia Episcopal nos pide a las diócesis la mayor trasparencia en nuestras actuaciones, en todos los ámbitos de nuestras tareas, pero sobre todo en la economía, pues cada persona de la comunidad debe saber cómo y en qué se utilizan los donativos que aportan a sus parroquias, asociaciones, movimientos, hermandades… así como a la diócesis.

Nuestra deuda, solo con las entidades financieras, es de 23,918 M€. Aunque es considerable, diseñaremos un planteamiento serio para poder asumirla. Pero no vamos a dejar el arado, ni miraremos hacia atrás, eso no es evangélico. Juntos debemos dar los pasos necesarios para salir adelante. Para ello, buscaré la ayuda de un equipo de personas capacitadas, que designaré más adelante.

El resto, todos nosotros, haremos una tarea de discernimiento en nuestros consejos y  comunidades,  relanzaremos la tarea pastoral y evangelizadora allí donde se haya debilitado, intentando reanimar a los creyentes que han perdido la ilusión; buscaremos a los más jóvenes para mantenernos en la esperanza; los más mayores nos instruirán en la sabiduría de la vida; la infancia nos hará ver la vida con los ojos de Dios; en la formación encontraremos nuevos caminos; celebraremos en comunidad y con gozo cada sacramento y los misterios de Cristo, la vida de María y de los santos; forjaremos vínculos de unidad entre la vida consagrada, los sacerdotes, los diáconos y el laicado; crearemos lazos de ternura y de misericordia; trabajaremos la conversión del corazón, pues necesitamos perdonar y perdonarnos; finalmente, y lo más importante, construiremos comunión entre las distintas sensibilidades que enriquecen nuestra iglesia.

Querida Iglesia de Almería, como os dije el 30 de noviembre pasado, cuando comencé a ser vuestro obispo: “las comunidades me sostenéis, y yo camino en medio de vosotras. El aliento es el del Espíritu, cada persona debemos dejarnos empujar por él, cada una desde la vocación que hemos recibido. Solo juntos y unidos, podremos avanzar”.

Como los primeros cristianos, como siempre, con un solo corazón.

¡Ánimo y adelante!

 

+ Antonio, vuestro obispo.

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