LA FAMILIA CRISTIANA (I)

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

La familia es un don de Dios y una tarea confiada al ser humano. Es un patrimonio de la humanidad. También sobre ella se pronuncia la Sagrada Escritura, subrayando la suerte tan diversa que aguarda a las familias que viven en el amor y a las que convierten el egoísmo en norma de su vida. Las familias fieles y fecundas son un auténtico mensaje de Dios.

La Biblia nos ofrece una palabra divina sobre la familia, pero esa palabra refleja experiencias de enamoramiento o de desencuentro, de fidelidad y de traición, de perdón y de rechazo. Esas experiencias humanas se superan a sí mismas. Las palabras bíblicas sobre el amor y la familia recuerdan el proyecto divino original y señalan el final al que la convivencia humana está abocada.

Cada familia de las que aparecen en la Biblia es un icono que, en positivo o negativo, nos desvela lo que la familia está llamada a ser. Esta institución humana ha sido querida y diseñada por el mismo Dios como signo y medio del encuentro interpersonal. Ya solo con esa constatación se nos advierte de la bondad fundamental de esa relación. Llamados al amor, los primeros seres humanos están llamados también a transmitir la vida.

Si Dios ha creado el ser humano a su imagen y semejanza, la sexualidad y la vida pertenecen a la forma humana de ejercer el señorío sobre el mundo creado. Los seres humanos están llamados a colaborar en la obra de la creación con el Señor de la vida. Por eso les dice el mismo Dios: «Sed fecundos, multiplicaos, llenad la tierra, sometedla, dominad…» (Gn 1, 28). En las parejas que cruzan la historia de Israel se vislumbra el proyecto de Dios sobre el amor humano y sobre el don divino de la descendencia.

El amor, el matrimonio y la vida familiar son importantes y profundamente significantes. Solo del perdón gratuito del Señor pueden volver a florecer las esperanzas: «Yo mismo restableceré mi alianza contigo, y reconocerás que yo soy el Señor» (Ez 16, 62). Bajo ese contenido teológico, se descubre una honda reflexión sobre el amor y la familia.

Los libros sapienciales reflejan una situación patriarcal, en la que la familia es una institución sagrada. En ella brota la vida, en ella se forja la felicidad de la persona y sobre ella se derraman las bendiciones de Dios.

Así pues, a lo largo del Antiguo Testamento, el matrimonio y la familia encuentran una valoración muy positiva, en cuanto proyecto de Dios y expresión del amor humano. Aun vista con realismo, la vida de la familia se presenta como una parábola de la elección del pueblo por parte de Dios y de su respuesta al amor divino.

Jesús García Aiz

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