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“¿Por qué estudian religión mis hijos?”

Ocho de cada diez alumnos considera que la asignatura de religión les ayuda a ser más tolerantes y mejores personas. Así se desprende de las conclusiones del “Informe 2020 Panorama de la Religión en la Escuela”, de la Fundación SM. Se trata de un completo estudio en el que han participado 18.800 encuestados, entre alumnos, familias y profesores de la enseñanza pública y concertada.

Todos han desvelado el impacto que los valores del cristianismo han tenido en sus vidas a través de repuestas que sitúan en 74% a los alumnos que se sienten asistidos por esta formación para separar el bien del mal. Además un 65% de ellos valora la Religión porque les proporciona mayor cultura.

Para los padres, este estudio también arroja magnitudes elevadas que afirman la alta valoración que tienen de la asignatura, más allá del derecho a decidir para sus hijos esta formación. Así, los padres estiman en un 83% que la asignatura de Religión es buena por los valores que propone y otro 61% cree que esta enseñanza ayuda a sus hijos a fomentar su espíritu crítico. Un 70% de los padres rechaza que la impartición de esta asignatura en las aulas represente un privilegio de la Iglesia y tampoco consideran aceptable la imagen de adoctrinamiento que se interpone entre la realidad y la proyección dada por los medios de comunicación que someten, demasiadas veces, a la asignatura a un estéril reduccionismo ideológico.

Esta positiva valoración no ha sido óbice para que la LOMLOE, proyecto de ley que elimina la LOMCE, discurra en dirección contraria a la libertad de los padres para elegir para sus hijos una asignatura necesaria para su formación integral. La conocida como “Ley Celaá” determina que la asignatura de Religión ha de ser voluntaria, sin efectos académicos y sin alternativa, por lo que los alumnos que la elijan disfrutarán de un tiempo libre extra, vacío de contenido para su formación.


Padres de “la pública” que quieren religión

El debate social está en redes sociales, en la puerta del edificio del Congreso de los Diputados y en medios de comunicación. Entretanto, muchos padres asisten con perplejidad al proceso de reforma educativa que claramente no los tiene en cuenta, les resta libertad de elección y debilita en muchos escolares la capacidad de decisión.

Los padres cordobeses de la enseñanza pública han querido pronunciarse sobre la importancia de la asignatura en el desarrollo integral de sus hijos. Coinciden en señalar que la elección de la asignatura se basa en la convicción de que el conocimiento de la Religión y el aprendizaje de los valores que la sostienen resultan fundamentales para la educación de sus hijos y su evolución como personas. “Hacemos esfuerzos diarios para favorecer que la educación religiosa esté presente en el ámbito familiar y escolar, para que la formación religiosa esté presente en sus vidas y contribuya a la mejora de todas sus capacidades”, explica María José Solís, madre de dos hijos de 7 y 9 años que estudian en el Salvador de Vinuesa de Córdoba.

Los padres coinciden en señalar el vehículo de formación como personas que significan las clases de religión para sus hijos. Destacan que, a través de estos estudios, desarrollan su responsabilidad personal y social para “convertirse en una virtud cívica, por el bien de toda la sociedad”. Para estos padres y madres, cuando se trata de formar a personas, la educación religiosa incide en la dimensión moral de los niños y les permite madurar en “corresponsabilidad con familia, amigos y compañeros para que sean más solidarios, libres y justos”. Para María José, como para otros padres, el valor de la caridad tiene un impagable entrenamiento en esta asignatura, mientras considera que “la escuela pública ha intentado promover y proteger las clases de religión porque se les ha otorgado dos sesiones de sesenta minutos, lo que suponía una mejora que contribuye a que los niños participen y se comprometan más con la materia que hace algunos años”. Por su parte, María Dolores Recio, madre de alumnos que cursan religión en un centro público, quiere que la educación recibida por ella tenga continuidad en sus hijos, por eso los matriculó en esta materia en un centro escolar donde considera que “hasta ahora” se ha promocionado conveniente la asignatura. Para ella la asignatura de Religión cumple el cometido de formarlos en la fe y significa “aprender cada día más, intentando conocer y amar a Jesús”.

Para María Dolores Montalbán, madre de dos hijos en edad escolar en centros públicos de la provincia de Córdoba, el descubrimiento de la obra de Dios es posible gracias a la asignatura de Religión, para ella una manera de conocer la vida y obra de Jesucristo que fundamenta “nuestra cultura y nuestros valores”. Como madre de alumnos de la escuela pública es contraria a la concepción de la materia que impone la reforma educativa y defiende que “he visto que el profesorado de Religión hace mucho hincapié en que los niños aprendan y no pasen el rato”. Tras la reforma educativa, la asignatura de religión no tendrá alternativa, mientras los alumnos de 5º y 6º de primaria y los de 4º de la ESO cursarán la asignatura de valores éticos, que sí es evaluable. Este cambio legislativo se aleja del significado formativo que tiene la Religión en las aulas y plantea la sustitución del estudio de la religión por asignaturas de valores cívicos o democráticos, como si los cristianos estuviéramos lejos del valor de la democracia.

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