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Homilía del obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra, en la Misa Pontifical de Pentecostés 2024

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Homilía del obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez Sierra, en la Misa Pontifical de Pentecostés 2024

Lecturas: Hch 2,1-11. Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30.31 y 34. 1Cor 12, 3b-7. 12-13 y Jn 20, 19-23

Hermanos sacerdotes: Vicario General y Vicarios Episcopales de la Diócesis, Cura Párroco de Almonte y Rector del Santuario, Vicarios Parroquiales, Capellanes de las Hermandades Filiales, Sacerdotes concelebrantes. Diáconos, Seminaristas de Huelva y ministros del altar;

Sr. Presidente y miembros de la Junta de Gobierno de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, Hermano Mayor, Camarista de la Virgen; Presidentes, Hermanos Mayores y representantes de las Hermandades filiales;

Sr. Alcalde y miembros de la Corporación Municipal de Almonte, distinguidas Autoridades Civiles y Militares.

Me dirijo también a los enfermos y ancianos, y a todos los devotos de la Santísima Virgen del Rocío que se unen espiritualmente a esta celebración a través de la radio, la T.V. y las redes sociales.

Hermanos y hermanas todos, amados por el Señor:
Estamos celebrando Pentecostés con María. Como rocío del cielo desciende el Espíritu Santo sobre la Iglesia. Esta solemnidad es la plenitud de la Pascua. Es la Pascua cumplida y perenne, pues el fruto de la pasión, muerte y resurrección de Ntro. Señor Jesucristo es la entrega del Espíritu Santo; y de este modo, Dios se nos da a sí mismo.

Hemos oído en la narración del acontecimiento de Pentecostés, según el libro de los Hechos de los Apóstoles, como “judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo (…) partos, medos, elamitas, y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros …; también hay cretenses y árabes” (Hch. 2, 5.9-11), se han dado cita en Jerusalén y todos entienden hablar de las grandezas de Dios en su propia lengua.

También nosotros aquí podemos experimentar de algún modo el milagro de la unidad, que causa la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Nos hemos congregado en este Santuario Nacional del Rocío, que este año celebra el LX aniversario del momento en el que mi predecesor, Monseñor Pedro Cantero Cuadrado, junto a D. Antonio Millán Pérez, Presidente entonces de la Hermandad Matriz y numerosos devotos de la Virgen, puso la primera piedra para la construcción de este templo, en palabras del primer Obispo de Huelva: «digno de tan Excelsa Señora». Hemos recorrido diferentes caminos, partiendo de distintos pueblos y ciudades, no sólo de Andalucía y de toda España, sino también de Europa e incluso desde el continente americano, para confluir con inmensa devoción y amor a las plantas de la Virgen del Rocío. En torno a esta mesa de la Palabra y del altar, rodeado por los Simpecados de la Hermandad Matriz y de las Hermandades filiales, podemos percibir aquello que cantamos: “tu simpecado y el mío/ tienen distinto color/ van por caminos distintos/ lo adornan distinta flor…… pero no importa/ tus sentimientos y los míos/ tienen la misma razón/ y se unen en el Rocío/ porque manda el corazón.”
Sí, Pentecostés es la fiesta de la unión, de la comprensión y de la comunión entre personas y pueblos diversos. Esto es lo que se vive en El Rocío, donde cada peregrino es recibido «más que como un huésped, como un familiar» (Papa Francisco: Discurso Jubileo rectores de santuarios y responsables de peregrinaciones, 12-I-2016). Deseo detenerme sobre este aspecto esencial del misterio de Pentecostés, que en nuestros días conserva toda su relevante actualidad.

La enseñanza que nos ofrece el acontecimiento de Pentecostés es clara: sólo puede existir la unidad como don del Espíritu de Dios, el cual nos dará un corazón nuevo y un lenguaje nuevo, una capacidad nueva para comunicarnos y entendernos. En Pentecostés, donde había división e indiferencia, se origina unidad y comprensión.

Jesús, en el marco de la última Cena, había pedido a su Padre por la unidad de los discípulos de todos los tiempos, diciendo: “No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ello, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros” (Jn 17, 20-21). Vemos como la unidad que pide Jesús sólo es posible a partir de la comunión con Dios. El acontecimiento de Pentecostés nos muestra que la fe es más que una palabra, más que una idea, más que un sentimiento, significa entrar en comunión con el Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo.
Dios es el verdadero fundamento de la unidad de la Iglesia y el cimiento más sólido para trabajar por la unidad en el mundo que vivimos. La unidad no se logra solo con las fuerzas humanas a través de instituciones y organizaciones, pues lo que vemos es que estas mismas fuerzas conducen a la división. Como dice el papa Francisco, «la unión —la unión de la diversidad— se realiza con la unción» (Homilía de Pentecostés, 31-V-2020), la unción es el Espíritu Santo.

Todos podemos constatar cómo en nuestro mundo, aunque estemos cada vez más cercanos los unos a los otros gracias al desarrollo de los medios de comunicación; sin embargo, el diálogo, la comprensión, la comunión y la amistad entre las personas y en la vida social a menudo es difícil. Asistimos a sucesos diarios en los que parece que las personas se están volviendo más agresivas y hurañas.

Cuando presenciamos, porque hoy nada está lejos, el drama de la guerra en Europa y en otras partes del mundo, desde esta aldea de El Rocío elevemos a la Blanca Paloma una ferviente oración por la paz. El papa san Juan XXIII en su emblemática encíclica Pacem in terris decía: «La paz será palabra vacía mientras no se funde sobre el orden (…) un orden basado en la verdad, establecido de acuerdo con las normas de la justicia, sustentado y henchido por la caridad y, finalmente, realizado bajo los auspicios de la libertad». También, enseñaba el Papa Benedicto XVI que «la paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible. (…) Dios mismo, mediante la encarnación del Hijo, y la redención que él llevó a cabo, ha entrado en la historia (…) dándonos la posibilidad de tener «un corazón nuevo» y «un espíritu nuevo» (cf. Ez 36,26)”. Recemos y hagamos lo que esté en nuestras manos en favor de la paz en todos los ámbitos de la vida.
Como cada año, la Iglesia celebra en esta solemnidad de Pentecostés el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar. «Laicos por vocación, llamados a la misión» es el lema propuesto para la Jornada de hoy. Invita a todos los bautizados a la misión que Jesús encomendó, «que se lleva a cabo con la fuerza del Espíritu Santo”. Y la vocación laical se ejercita de un modo propio y peculiar llevando el Evangelio al corazón del mundo, es decir, a los ámbitos de la familia, del trabajo, de la educación, del cuidado de la casa común y, de una manera particular, de la vida pública.

En la hora presente, los laicos cristianos y todos como honrados ciudadanos debemos asumir un serio compromiso por fomentar la unidad y la concordia en nuestra patria, donde –como ha dicho recientemente Mons. Arguello, Presidente de la Conferencia Episcopal Española- “articular una propuesta de verdadera convivencia es un gran desafío. (…) La convivencia expresa que vivimos juntos y que este vivir juntos supone aceptar unas reglas del juego, respetarlas y querer el bien común de todos, cuidando su dignidad. Esto pasa por un esfuerzo de diálogo, pero el diálogo (…) supone la aceptación de la razón (…) y de un marco común de referencia, que tiene que ver con el Estado de derecho, la división de poderes, la importancia del marco constitucional.” (Ecclesia: entrevista a Luis Argüello, por Fran Otero, 5 de marzo de 2024).

La vocación laical también se despliega en el interior de la vida de la Iglesia; ayudando en la liturgia, en la catequesis, en los grupos parroquiales, donde la generosidad de tantos jóvenes y adultos, hombres y mujeres, muchos devotos rocieros, sostienen la misión de la Iglesia.

Con la bula Spes non confundit – La esperanza no defrauda- el papa Francisco nos ha convocado al Año Santo Jubilar 2025. Estamos llamados a vivir un año de gracia y de misericordia, de reconciliación y de unidad, para ser signo de esperanza en un mundo con frecuencia enfrentado y dividido. Preparemos con verdadero interés evangelizador el Jubileo del 2025 en las Hermandades del Rocío.

Queridos hermanos, Jesús, antes de subir al cielo, pidió a los Apóstoles que permanecieran juntos para prepararse a recibir el don del Espíritu Santo. Y ellos se reunieron en oración con María en el Cenáculo a la espera del acontecimiento prometido (cf. Hch 1, 14). Nosotros aquí en este Cenáculo de la Aldea del Rocío, donde –como dice el cancionero rociero- “se canta y se baila con una alegría sana y siempre son para la Virgen el cante y las sevillanas”, rezamos unidos a toda la Iglesia, y ponemos en las manos de la Reina de las Marisma y Celestial Patrona de Almonte nuestra súplica: «¡Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor!». Amén.

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San Celestino Papa

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San Celestino Papa

san-Pedro Celestino-vEn Rocca di Funone, cerca de Alatri, en el Lacio, muerte de san Pedro Celestino, el cual, después de haber abrazado la vida eremítica en el Abruzo con fama de santidad y siendo conocido por sus milagros, ya octogenario fue elegido Romano Pontífice, tomando el nombre de Celestino V, pero en el mismo año renunció al oficio y prefirió retirarse a la soledad.

http://www.santopedia.com/santoral/19-de-mayo

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“La cualidad del Esíritu Santo es el amor”

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Monseñor Demetrio Fernández presidió ayer la Vigilia de Pentecostés en la Santa Iglesia Catedral

La Santa Iglesia Catedral acogió ayer la vigilia de Pentecostés, en la que se celebraba además el Día de la Acción Católica y del Apostolado seglar. El Obispo invitó a los files desde el comienzo de la homilía a pedir frecuentemente la ayuda del Espíritu Santo, y comenzó indicádoles que «la cualidad del Espíritu Santo es el amor». Prosiguió indicando que pedir el auxilio del la tercera persona de la Santísima Trinidad no es una vanalidad, porque «el Espíritu Santo es una persona viva con la capcidad de renovarnos a nosotros y a la sociedad entera» y que tiene la capacidad de sorprendernos porque viene con la novedad de Cristo resucitado. Recordó las palabras del Papa San Pablo VI en elk Concilio Vaticano II cuando indicaba que la Iglesia viviría un nuevo Pentecostés, porque el Espíritu Santo ha venido sobre la Iglesia y ha suscitado nuevos carismas.

Además Mons. Demetrio Fernández ha recordado a los fieles que celebramos en esta jornada el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Con este motivo ha indicado que la tarea de los laicos es difícil, y ha añadido: «Queridos laicos, la tarea es preciosa, es urgente… es imposible. Tenemos que acudir al Espíritu Santo y dejarlo actuar».



































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Homilía en la fiesta de san Indalecio, patrón de Almería

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Catedral de Almería 20:30 horas  ­-  15 de mayo de 2024

Querida comunidad, hermanas y hermanos.

Saludo al Sr. Deán y al Cabildo de nuestra Apostólica Catedral.

Sr. Vicario General, Sacerdotes, diáconos permanentes, religiosas y religiosos.

Servidores del altar.

Sra. Alcaldesa y corporación municipal.

Respetadas autoridades civiles, militares y judiciales.

Presidente de la Agrupación de Cofradías, Hermanas y Hermanos Mayores,

Almerienses todos, que os habéis acercado a esta Eucaristía, para celebrar un año más, que san Indalecio, el patrón de nuestra diócesis, haya llegado a nuestra tierra y nos haya traído la Buena Noticia de Jesucristo, en los inicios de la predicación evangélica.

Más de una vez me he imaginado a un joven San Indalecio, sobre la proa de una embarcación, oteando nuestra tierra según entraba por el puerto de Pechina. Estoy seguro que no venía solo, siempre iban en grupos a misionar, llevándose incluso a sus familiares y hermanos de las comunidades a las que pertenecían.

Contemplad el deambular de los comerciantes del puerto, las subidas y bajadas de las mercancías, el griterío de los niños, las idas y venidas de una población enredada en sus tareas… y la misión de un evangelizador, sin saber lo que iba a ser de su vida.

Nos hemos quejado tantas veces de la imposibilidad de hacer algo para llevar la alegría del evangelio a los demás. ¡Nos falta una visión de esperanza!

En primer lugar, el evangelizador ha de salir de su espacio de comodidad y de individualismo. Los creyentes no podemos quedarnos anestesiados ante tanta desgana, que es el sostén de la intolerancia (también entre nosotros), porque nos urge el Amor de Cristo, el fuego de la Caridad.

La evangelización, también la primera, es un acto comunitario. El Apóstol, el mensajero, hace el primer anuncio, pero es la comunidad la que nos sostiene y mantiene en la fe. Los primeros evangelizadores se encontraron una tierra extraña, nueva, abierta para recibir la semilla. Ahora nosotros estamos volviendo a ese momento. Hace ya algunos años la comunidad familiar era el germen de la evangelización, aprendíamos a vivir la fe con nuestros padres y abuelos. Ahora ya no es así. Y nosotros seguimos manteniéndonos en los mismos esquemas evangelizadores.

Me lo habéis oído muchas veces, es mi obsesión de pastor, que si no hay vida comunitaria no hay Cristo. “Donde dos o más estén reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos” Mt 18,20 Sé que es muy duro lo que estoy diciendo, pero sé que es la verdad del Evangelio de Jesucristo y necesitamos mucho discernimiento. Nosotros somos el cuerpo de Cristo, y él es la cabeza Rm 12, 4-8 .

Queridos hermanos y hermanas, os lo decía el pasado año, ¿Cómo podemos “convertirnos” a la vida comunitaria? No hay vida comunitaria sin la búsqueda de la unidad. No podemos seguir diciendo yo soy de Cefas, yo de Pablo, yo de Apolo 1 Cor 1, 12-13 . Los primeros cristianos, lo vemos en las cartas de San Pablo, tuvieron que aprender y diseñar caminos de búsqueda de unidad, tuvieron que volver la mirada a Cristo, para rechazar todo tipo de individualismo. Trabajar unidos, sacerdotes, religiosas y religiosos, asociaciones, movimientos, hermandades… la búsqueda de la unidad hará que dejemos de enfocar la mirada en nosotros mismos o en nuestro grupo de referencia. Todos somos bautizados, recordáis: “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” Ef 4,5-7 Si no es así ¿No estaremos paganizando nuestra vida de fe? ¿No estaremos fragmentando la Iglesia de Jesucristo? Después nos lamentaremos, que no hay laicos comprometidos, que no hay vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada, que nuestras parroquias se vacían, que, como nuestra sociedad, también en decadencia y fracturación, este edificio se desmorona.

Hace 500 años, el Obispo Villalán, colocó la primera piedra de este edificio que, del esfuerzo comunitario, ahora disfrutamos y nos maravillamos. Edificio que representa a nuestra comunidad diocesana y a la casa del pastor. Lugar de encuentro, de enseñanza, de oración y celebración, faro de cultura y vida de fe en medio de nuestra ciudad. La comunidad celebra aquí y discierne en el Espíritu, para poder evangelizar fuera de sus puertas.

San Indalecio nos entregó la vida, nosotros también debemos entregarla, en el día a día, pensando más en la comunidad que en nosotros mismos, saliendo de nuestras casas físicas, ideológicas, comunicativas y antropológicas, para poder, desde la libertad, evangelizar a todos los pueblos. Vale la pena ser discípulos de Cristo y anunciadores de su Evangelio. Feliz día de nuestro santo patrón.

+ Antonio, vuestro obispo

 

Domingo 19 de mayo, Día de Pentecostés, de la Acción Católica y del Apostolado Seglar

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Domingo 19 de mayo, Día de Pentecostés, de la Acción Católica y del Apostolado Seglar

La Iglesia celebra el día de Pentecostés, este año el 19 de mayo, el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. «Laicos por vocación, llamados a la misión» es el lema que la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida propone para la Jornada de este año. En la catedral de Guadix, se podrá celebrar todo esto, junto a la delegación de Apostolado Seglar y los movimientos e instituciones que se sumen. Será en la Misa de 12 de la mañana.

En esa celebración, el obispo D. Francisco Jesús Orozco administrará el sacramento de la Confirmación a un grupo de confirmandos.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

La Jornada de este año, explican los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, invita a todos los bautizados a proclamar el Evangelio, a la misión que Jesús encomendó, «que se lleva a cabo con la fuerza del Espíritu Santo”.

Los prelados subrayan en su mensaje que «el envío a la misión procede del Padre, que tanto nos ha ama-do que ha enviado a su único Hijo para que alcancemos la salvación, por su muerte y resurrección. Y es Jesús resucitado el que ha entregado a su Iglesia, a cada uno de nosotros, el Espíritu Santo, que es el alma de la evangelización. Por tanto, es fundamental que descubramos, como miembros del Pueblo de Dios, que tenemos una misión que no es iniciativa nuestra, sino de Dios, que la sostiene y permitirá que perdure por los siglos de los siglos».

En este sentido, el escrito recuerda la celebración del Encuentro sobre el Primer Anuncio, el pasado mes de febrero y la preparación para un Congreso sobre las Vocaciones, que tendrá lugar en Madrid, en febrero de 2025. Con estas dos iniciativas, en el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar de este año 2024, «queremos que resuene con fuerza esa llamada que la Iglesia ha recibido, como asamblea de convocados, pueblo de Dios unido en la misión, a vivir su vocación, que tiene como horizonte la misión. Y de un modo propio y peculiar, destacamos la vocación laical, que se ejercita en la caridad política, en el anuncio del Evangelio en el corazón del mundo».

Por todo ello, insisten en que «los laicos, desde el bautismo, han recibido una vocación, que los hace sentirse corresponsables en la vida y misión de la Iglesia». «Nuestra primera y fundamental consagración – añaden- hunde sus raíces en nuestro bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar».

Para los obispos de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida se trata de que «el laico sea laico» por vocación, en todos los ámbitos de la vida. «El laicado vive su vocación encarnado en el mundo, es decir, en los ámbitos de la familia, del trabajo, de la educación, del cuidado de la casa común y, de una manera particular, en la vida pública». Y también se desarrolla en el interior de la vida de la Iglesia, ayudando en la liturgia, en la catequesis, en los grupos parroquiales».

Finalmente, desde la Comisión agradecen el servicio de todos y cada uno de los laicos «comprometidos en la misión evangelizadora de la Iglesia»

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Purullena acogió la Vigilia Diocesana de Pentecostés y celebró la presencia y la vida del Espíritu Santo en la Iglesia

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Purullena acogió la Vigilia Diocesana de Pentecostés y celebró la presencia y la vida del Espíritu Santo en la Iglesia

 

Se ha celebrado en Purullena la Vigilia Diocesana de Pentecostés. Fie el sábado 18 de mayo, a las 7 de la tarde, en la iglesia parroquial. Asistieron, lógicamente, muchos feligreses de Purullena, entre ellos los jóvenes de la parroquia, algunos de los cuales recibieron el sacramento de la Confirmación hace solo unos días. Pero también asistieron jóvenes de otras parroquias de la diócesis.

 

Participó de una manera significativa la delegación de Juventud. Algunos jóvenes de este grupo se desplazaron hasta Purullena y ofrecieron sus testimonios durante la vigilia de oración. También hubo presencia de los jóvenes del Movimiento Neocatecumenal, que también presentaron su testimonio.

La celebración estaba convocada por la delegación de Apostolado Seglar y fue presidida por el párroco de Purullena, Andrés Galiano.

En la víspera de la fiesta de Pentecostés, que es este domingo 19 de mayo, en la iglesia y, en especial, en Purullena, se invocó la presencia y la fuerza del espíritu Santo y se celebró el envío a ser testigos de la resurrección y de la vida en el mundo.

Antonio Gómez

Delegado Dioceano de MCS. Guadix

 

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Domingo de Pentecostés. Ciclo B. 19 de mayo de 2024

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Domingo de Pentecostés. Ciclo B. 19 de mayo de 2024

Pentecostés es una de las fiestas más antiguas del judaísmo, que tenía lugar a los cincuenta días (siete días por siete semanas) de la fiesta más importante judía, la Pascua. En un principio era una fiesta de acción de gracias por la recogida de las cosechas. Después pasó a ser una fiesta histórica en la que se recordaba la promulgación de la Ley sobre el monte Sinaí, conocida también como “fiesta de las semanas”. Era una fiesta de peregrinación, por lo que en ese día la ciudad de Jerusalén se llenaba de creyentes judíos venidos de los diferentes lugares de la diáspora (comunidades de judíos que residían en lugares extranjeros).

 

La Iglesia convierte esta fiesta con un sentido nuevo: la donación del Espíritu Santo. Un hecho también histórico que sucede cuando los discípulos, reunidos y llenos de temor sin saber qué hacer una vez muere Jesús, reciben el don del Espíritu que les llevará a salir y anunciar el Evangelio a todos los lugares del mundo, como se expresa en el libro los Hechos de los Apóstoles (2,1-21), cuando se refiere a que los discípulos, habiendo recibido el Espíritu Santo en Pentecostés, podían entender y hablar en todos los idiomas de aquellos peregrinos presentes en Jerusalén.

Así pues, Pentecostés es considerada la fiesta del nacimiento de la Iglesia, constituida en torno a Cristo resucitado, que la preside, y enviada a evangelizar continuando la tarea iniciada por el Maestro.

Los primeros cristianos pasan de estar atrincherados a donarse por entero a la misión de anunciar y hacer extensivo el Reino de Dios. Para tan ardua tarea no estaremos solos ni en lo personal ni en lo comunitario. El Espíritu Santo que hemos recibido en nuestro bautismo nos ha sellado para siempre, nos acompaña en el día a día para iluminarnos, fortalecernos y consolarnos en la batalla dura, porque no es contra personas de carne y hueso sino contra estructuras de dominación y opresión (conflictos, enfermedades, crisis, nuestros pecados, etc.). Por eso el Espíritu nos hace personas resucitadas, llenas de paz, alegría, perdón y vida. Lo que nos falta a cada uno el Espíritu Santo nos lo da si nos abrimos a él, haciéndonos ser más hermanos y santos.

Emilio J. Fernández, sacerdote

https://elpozodedios.blogspot.com/

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El domingo 26 de mayo, en la Catedral de Guadix, habrá medición de mujeres embarazadas

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El domingo 26 de mayo, en la Catedral de Guadix, habrá medición de mujeres embarazadas

Es una bendición que se realiza en el marco de la fiesta de la Visitación de la Virgen a Isabel, que se celebra el 31 de mayo

 

La delegación de Familia y Vida invita a las mujeres embarazadas a recibir la bendición de manos del obispo. Será el próximo domingo, 26 de mayo, en la Catedral, en la Misa de 12 de la mañana. Un embarazo es un momento muy especial para ellas y para toda la familia y está bien recibir la bendición del Señor en un momento tan importante para la vida de quien se está gestando y para quienes lo esperan con ilusión.

¿Por qué ahora esta bendición? Porque el viernes 31 de mayo la Iglesia celebrará la fiesta de la Visitación de la Virgen María a Isabel, dos mujeres embarazadas que esperaban con ilusión la llegada de sus hijos. Como el 31 será viernes, la celebración se ha adelantado al domingo 26, para facilitar la asistencia. Y son muchas las parroquias o diócesis que celebran, en esta fiesta, una bendición para pedir la ayuda del Señor en ese momento tan importante que es la gestación de una nueva vida. Entre ellas, la de Guadix.

Para asistir, solo hay que ir a la Catedral el domingo 26 de mayo, a las 12 de la mañana. Pero, desde la delegación de Familia y Vida animan a comunicarlo antes, para facilitar la organización, ya que, desde esta delegación, se suele hacer un regalo a las madres gestantes. Se puede comunicar la asistencia en el email familiayvida@diocesisdeguadix.es o en el teléfono 647995512

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Confirmaciones en Ferreira

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Confirmaciones en Ferreira

En la tarde del viernes 17 de febrero, Mons. Francisco Jesús Orozco, confirmó a un grupo de adolescentes en Ferreira. El obispo presidió de Guadix una celebración en la que estaban los confirmandos y sus familiares, pero a la que asistieron numerosos fieles, que los arroparon. Concelebraron el párroco de Ferreira, Juan Manuel Gonzáles, y el rector del Seminario, José Antonio García.

 

Estos jóvenes se confirman después de un proceso de formación, acompañados por el párroco y por sus catequistas, con los que han completado la iniciación cristiana.

Para los que se han confirmado y para toda la parroquia de Ferreira, fue un día de fiesta.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Espíritu Santo, el gran olvidado en nuestros corazones

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«El Espíritu Santo no debe ser el gran olvidado en nuestras oraciones», ha dicho el papa Francisco. En esta fiesta de Pentecostés celebramos su venida y profundizamos en esta persona de la Santísima Trinidad.

Al igual que nos referimos a Jesús y al Padre, no tenemos que olvidar que necesitamos continuamente del Espíritu, de su fortaleza, de su sabiduría, de los siete dones, en definitiva, que la tradición le otorga para llevar adelante nuestra vida cristiana.

En la Diócesis de Málaga contamos con dos iglesias dedicadas al Espíritu Santo: una, la parroquia de la localidad de Pujerra, y otra, la iglesia rondeña que forma unidad pastoral con Santa María la Mayor. La dedicación de esta parroquia a la tercera persona de la Santísima Trinidad se debe a que la toma de Ronda tuvo lugar precisamente el día de Pentecostés. También contamos con un colegio diocesano de nombre Espíritu Santo, concretamente en la barriada malagueña de Dos Hermanas.

SECUENCIA DE PENTECOSTÉS

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

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