Los Camilos, «cuidar y enseñar a cuidar»

Archidiócesis de Sevilla
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Los Religiosos Camilos llevan en Sevilla 74 años realizando su labor de consuelo espiritual y caridad, según el carisma de San Camilo de Lelis, poniendo «más corazón en las manos» como pedía su fundador. Este año celebran 400 años de de su muerte. Hoy hablamos con el P. Jesús Mª Zurbano, superior de la Comunidad.

¿Cómo surgió esta vocación?

San Camilo se encontró con hospitales totalmente desguarnecidos, medio abandonados, con gente que cumplía sentencia cuidando a los enfermos. El descubrió ese mundo de sufrimiento, cuando acudía a los hospitales a cuidar a los compañeros enfermos. Fue entonces cuando, al ver su compromiso personal y sus acciones, le hicieron mayordomo del hospital de Santiago de Roma, hospital de los incurables le llamaban. Y allí concibió la Orden. Hasta entonces, los hospitales estaban cerrados, sin ventanas apenas. Entonces San Camilo mandó hacer limpieza, abrir ventanas, separar a las diferentes patologías de los enfermos y dictó las normas de cómo se les debía cuidar. También se comprometió con sus religiosos a atender la peste y el cólera, y en esa época murieron 230 religiosos por estas epidemias. Al enfermo le llamaba «mi amo» y «mi señor». Él, como buen samaritano, vio en el enfermo el rostro de Cristo.

¿Qué diferencia hay entre la sociedad del tiempo de San Camilo y la nuestra en el ámbito de la caridad?

Hoy día, técnica y socialmente, la población tiene más recursos que en los siglos XVI o XVII. La sanidad está bien atendida y la Seguridad Social nos abarca a todos. En esta época nosotros hemos empezado, hace casi 25 años, la cultura de ‘la humanización’. Con la tecnología, la ciencia y la preparación, está el peligro de que el enfermo se convierta en una enfermedad o en un número de habitación. Atendemos a la persona, no solamente en lo físico sino también en lo espiritual, a la persona en su total integridad.

¿Cómo realizáis vuestra misión de humanizar en Sevilla en este sector?

Hacia el 1940 comenzamos en Sevilla en el hospital de las Cinco Llagas, en el psiquiátrico, en San Lázaro… hasta que se terminó en los años 60 el hospital Virgen del Rocío y, desde entontes, estamos presentes como capellanes las 24 horas del día. Aparte de eso, cada año se imparte un par de cursillos teóricos y prácticos de relación de ayuda a los enfermos en el mismo hospital, y celebramos las jornadas nacionales de ‘Humanización de la Salud’. El año pasado y éste lo hemos hecho en distintos hospitales de Sevilla para sensibilizar al mundo de la salud, a los profesionales y no profesionales.

¿También han tenido sus propias residencias?

Sí, durante 30 años hemos mantenido residencia de ancianos, y actualmente tenemos los servicios de ayuda a domicilio y el Centro de Escucha. Éste último totalmente gratuito, con ocho profesionales a su cargo.

¿Qué es un Centro de Escucha?

Un centro de orientación psicológica y acompañamiento emocional, a gente con depresión, en duelo, bien sea por la ausencia de un ser querido, bien porque se ha separado, cualquier situación de sufrimiento o crisis en sus vidas. No somos un grupo conductista, no. Este acompañamiento consiste en escuchar y descubrir los recursos que tiene la persona, primero el duelo que lleva en sí mismo, las heridas que tiene en su interior, ayudarle a expresarlas y, cuando las descubra, con esos mismos valores que tiene la persona, ayudar a que supere ella misma toda esa situación y herida abierta.

Además de los profesionales, contáis con la ayuda de voluntarios ¿Puede ayudar cualquier persona o hay un perfil definido?

Los voluntarios tienen que ajustarse a un perfil y tener una preparación adecuada para la escucha. No es fácil, y hay que tener mucho cuidado ante una persona que está en una situación de sufrimiento.

¿Cómo armonizáis lo profesional con lo humanitario?

Puede haber un médico, pero lo principal en nuestra misión es la escucha. Su profesionalidad le sirve para la escucha; lo que prima es la atención a la persona y descubrir qué es lo que le sucede, si lo que le duele no es el pecho sino el alma. Nosotros no recetamos pastillas. Son los ambulatorios, sobre todo, los que nos mandan a estas personas porque los médicos no tienen tiempo para atenderlos.

¿Los Camilos tenéis formación médica?

Los Camilos que estudian Medicina generalmente terminan en las misiones en África, Asia, en barrios pobres en Colombia… Hay ambulatorios y hospitales en estos países que están sostenidos por la Orden y es ahí donde terminan los profesionales médicos y enfermeros.

¿Qué es lo que más atrae a un joven de hoy de vuestro carisma?

El testimonio del amor, cómo atendemos al enfermo, cómo nos preocupamos por el mundo de la Salud, cómo se humaniza. A los jóvenes les atrae más la acción que la predicación, y nosotros vivimos el carisma de la misericordia. A los jóvenes le atrae el testimonio y la entrega.

¿Y cuál fue su caso?

El abandono que vi de muchacho en algunos barrios de una ciudad, descubrir el nivel de pobreza y sobre todo la enfermedad. También tuve ocasión de visitar una leprosería y aquello me impactó. Al descubrir cómo la gente se acercaba con la mayor naturalidad del mundo, me preguntaba ¿y por qué yo no? Evidentemente eso me influyó, además del ejemplo de mi familia, creyente y practicante.

¿Tenéis previsto algún acto de clausura por el Centenario?

Si, tenemos previsto dos actos aquí en Sevilla. El primero el 18 de mayo en la capilla central del hospital Virgen del Rocío, a las diez de la mañana. Monseñor Asenjo celebrará el Día del Enfermo y los 400 años de la muerte de San Camilo. Y después, en nuestra capilla, el domingo 13 de julio a las doce, el obispo auxiliar presidirá el cierre del cuarto centenario.

¿Se sienten bien acogidos en Sevilla?

Los Religiosos Camilos siempre nos hemos encontrado muy bien en Sevilla, donde hemos tenido posibilidades de practicar nuestro carisma. Además, tanto la atención al enfermo como el Centro de Escucha funcionan muy bien.

Autora: Loli Ramírez

Entrevista publicada en el número 106 de Archisevilla Digital, del viernes 11 de abril de 2014.

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