El lunes, 4 de noviembre, a las ocho de la tarde, en la iglesia de San Esteban, se celebró una Eucaristía por el eterno descanso de las víctimas a consecuencia de los conflictos armados, explotación o cobardía humana.
La Delegación diocesana de Pastoral Social- Justicia y Paz, organizó dicha eucaristía, haciéndose eco de la petición que el Papa Francisco realizó tras la tragedia acontecida en las costas de Lampedusa, donde fallecieron cerca de cien personas y desaparecieron doscientas cincuenta:
«Recemos por los que han perdido la vida: hombres, mujeres, niños, por los familiares y por todos los inmigrantes».