El pueblo de Cantillana se ha vestido de fiesta un año más, con calles y balcones engalanados, para rendir homenaje a su Divina Pastora. Una devoción que se remonta al primer cuarto del siglo XVIII, por medio de su fundador y propagador, fray Isidoro de Sevilla. El 8 de septiembre, coincidiendo con la festividad litúrgica de la Natividad de Nuestra Señora, tuvo lugar por la mañana la Función Principal de Instituto de su hermandad, con el pontifical concelebrado, que ofició mons. Juan José Asenjo en un templo parroquial lleno de fieles.
Ya por la noche, la imagen de la Divina Pastora recorrió las calles de la feligresía en procesión de gloria, que tuvo su punto culminante en torno a la medianoche, en la calle Martín Rey, donde tradicionalmente la Virgen es despojada de su sombrero de Pastora bajo una inmensa lluvia de pétalos de rosas, suelta de palomas y el estruendo de cohetes. La entrada de la procesión en el templo fue alrededor de las cinco y media de la madrugada, con la participación de una multitud de fieles y devotos.
Estas fiestas, declaradas de interés turístico de Andalucía, tendrán su epílogo los días 29 y 30 de septiembre con la celebración de la tradicional y popular romería al santuario de la Divina Pastora. Está previsto que los romeros acompañen a la carreta que porta el simpecado de la Virgen. Se repetirán momentos de singular belleza, como el paso del río Viar iluminado por bengalas.
La romería finaliza sobre las dos de la madrugada en el templo parroquial, donde la Virgen estará expuesta en besamanos. De esta forma se culminará con un mes festivo que el pueblo de Cantillana dedica a la Divina Pastora de las Almas y que abre el ciclo de romerías otoñales que se celebran en la Archidiócesis de Sevilla.
