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«Me he llevado muy bien con todos los curas»

Ana María León (Ubrique, 1941) recibió el domingo 20 de diciembre, de manos del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, la Medalla Pro Ecclesia Malacitana «por su gran generosidad y por su entrega dedicada a la parroquia El Buen Pastor de Málaga». Cerca de sus 80 años y de 52 años de matrimonio con su esposo Manuel Sánchez, abre hoy las puertas de su corazón.

¿Cómo vivió la celebración y la sorpresa que le prepararon desde la parroquia?

Fue un día muy emocionante. Las lágrimas me invadieron antes de tiempo y no pude hablar ni darle las gracias al Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, y a mi párroco, Rafael Pérez, como hubiera querido. Solo les dije que los quería mucho a todos, pero no pude decir más. Estaba muy emocionada al ver a toda la familia allí, aunque me faltó mi primo, el sacerdote José León, que no pudo estar y lo quiero como si fuese mi hermano, como también quería a mi otro primo sacerdote Miguel León. Hemos compartido, y seguimos compartiendo, todos los momentos familiares como hermanos.

¿Desde cuándo es parte de la parroquia El Buen Pastor?

Pues no sabría decirle, la vi nacer desde sus inicios, cuando se encontraba en el mismo bloque donde yo vivía y era párroco el Padre Cacho, que me escuchaba cantar por las ventanas. Entonces tenía a mis tres hijos pequeños y no tenía familia cerca que me pudiera echar una mano, así que no me faltaba trabajo, pero yo ayudaba en la parroquia en todo lo que podía. Hemos celebrado la Misa en el instituto y en distintos locales que se ofrecían hasta que se construyó el templo. Después del Padre Cacho, vino José Peláez con quien comencé a hacerme cargo de la limpieza de los manteles, albas, purificadores y todos los ornamentos para la liturgia. Llevo más de 30 años cuidando, lavando, planchando… lo que hiciera falta.

¿Y qué es para usted esta parroquia de El Buen Pastor?

La parroquia El Buen Pastor es una parroquia que acoge a todo el mundo y toda persona que viene se va muy contenta y muchos regresan por esa buena acogida. Todo el mundo se encuentra muy a gusto en ella. Yo me he llevado muy bien con todos los curas, desde el Padre Cacho al actual, que es un tsunami, como yo le digo con todo cariño, pues es maravilloso. Me he llevado bien con todos, me adapto a ellos porque cada uno tiene su forma de ser, de pensar y de hacer las cosas, y no he tenido problema con ninguno porque siempre he estado al servicio. Hay gente que, cuando llega un cura nuevo dice “a mí no me gusta este cura”, pues yo digo que a mí me gustan todos porque lo importante y lo primero es la parroquia, que es como mi segunda casa. Mientras hablo contigo, estoy viendo mi parroquia desde la terraza.

Hay muchos servicios que poder prestar en la parroquia, ¿verdad?

Así es. Yo me he dedicado, sobre todo, a los ornamentos, pero también he estado pendiente de otras necesidades como que sonaran a su hora las campanas, los horarios de las Misas, la apertura y el cierre del templo… y estar disponible para los encargos que hiciera falta para que la economía de la parroquia estuviera al día. Ahora las cosas son distintas, porque todo se hace por el banco y por el ordenador, pero hay muchas tareas que hay que seguir haciendo en persona.

¿Cuál sería su acción de gracias a Dios después del día tan precioso que vivió el 20 de diciembre?

Le doy gracias a Dios por todo lo que me regala y por darme la capacidad para estar al servicio de la parroquia. Le doy gracias por mi familia y porque soy muy feliz, a pesar de las rachas malas que he vivido. Con tener mi parroquia tan cerca y sentirme tan acogida, estoy contenta.

Encarni Llamas

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