JEREZ (19-05-04).- El obispo de Asidonia-Jerez, mons. Juan del Río Martín, ha escrito a los sacerdotes de la diócesis una exhortación pastoral con motivo de la XXXVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. En ésta, el prelado reconoce que la iniciativa conciliar, propuesta en el decreto Inter Mirifica, “en ocasiones, no ha sido tenida en cuenta en nuestras inquietudes pastorales”. En este sentido, mons. Del Río hace una invitación para “que vayamos tomando conciencia de la enorme influencia que los Medios de Comunicación ejercen en aquellos a quienes tenemos la misión de evangelizar”.
Además, según informa la agencia VÉRITAS, el obispo de Jerez, “fiel a la recomendación del Vaticano II y como una exigencia más de los nuevos retos que tiene planteados la Iglesia”, cree conveniente “potenciar en nuestra Diócesis la celebración de esta XXXVIII Jornada Mundial”. Con el lema de este año, “Los medios en la familia: un riesgo y una riqueza”, se aborda el hecho de que “la educación de los hijos no ha sido nunca cosa fácil, y menos ahora que la orientación de la vida de las nuevas generaciones viene dada, no sólo por el círculo familiar, sino sobre todo por los poderosos medios de comunicación social”, aclara. Para el prelado jerezano, fruto del llamado índice de audiencia o la rentabilidad económica a cualquier precio, en ocasiones en los medios, “la basura de lo más superficial de la vida tiene más peso que los valores espirituales y morales que hacen libres a las personas y a la sociedad”. Ante esta situación, “los padres deben formar a sus hijos en el uso moderado, crítico, vigilante y prudente de la TV y de los otros medios”, recomienda.
En su opinión, “esta tarea ha de ser constante, dando a entender mediante el lenguaje apropiado a las edades, cómo detrás de un mensaje publicitario o unas imágenes puede haber un mensaje que no beneficia ni al niño ni a su familia”. “Los padres tienen que saber reglamentar, planificar y programar el uso de los medios, limitando estrictamente el tiempo que los niños les dedican”, subraya. Además, “deben dar buen ejemplo a los hijos de lo que se ve en TV, se lee o se selecciona en otros medios”, insiste. Para mons. Del Río, “el diálogo familiar, la convivencia en la comida, el entretenimiento como experiencia de hogar, son la mejor escuela que el niño puede tener”.
Por otra parte, “las prohibiciones de algunos medios a los niños, y sobre todo a los adolescentes, tienen que ir acompañadas de explicaciones muy claras sobre los perjuicios que pueden ocasionar determinadas imágenes y mensajes”. “No se es más culto o moderno porque se deje hacer a los hijos lo que quieran”, aclara. “Las familias deberían manifestar claramente a los productores, a los que hacen publicidad y a las autoridades públicas lo que les agrada y lo que les desagrada”, concluye.