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FALLECE D. DIEGO ERNESTO WILSON, FUNDADOR DE LOS MISIONEROS DE LA ESPERANZA

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El funeral por el sacerdote Diego Ernesto Wilson fue presidido por el Obispo de Málaga

El domingo 26 de junio el sacerdote Diego Ernesto Wilson Plata, fundador de la asociación pública de fieles Misioneros de la Esperanza (MIES),   falleció a los 76 años.  Durante sus 49 años de sacerdocio centró su actividad  en el campo de los jóvenes y de los niños a través de MIES, fundación que ahora está presente en diferentes diócesis españolas y en distintos países de Latinoamérica.   MIES aporta como característica peculiar que tanto sacerdotes como seglares, también  casados, pueden profesar votos.  Esta asociación está aprobada por la Conferencia Episcopal Española.

 

Su constitución y razón de ser es la de hacer realidad la Iglesia, teniendo como carisma propio el ofrecimiento a ella para llevar a cabo el apostolado con niños y jóvenes, formando comunidades en las que tienen cabida diversos estados vocacionales con igualdad de derechos y deberes en cuanto a su pertenencia a la Asociación y según las características de dichos estados: solteros, casados, célibes o sacerdotes, – bien consagrados por el Bautismo, o bien consagrados por Promesas y Votos-.

MIES forma grupos y comunidades de vida cristiana radicalizada, optada por sus miembros en razón de la Consagración Bautismal ó en razón de la Consagración mediante Promesas y Votos ante la Iglesia, sobreañadida a la propia consagración del Bautismo.

DEL 5 DE JUNIO AL 3 DE JULIO

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5 de junio
UN DÍA EN LA VIDA DE UN CURA


Por desgracia, en algunas ocasiones se ofrece una visión de la figura del sacerdote distorsionada y cargada de tópicos. En Testigos Hoy nos hemos desplazado a una parroquia de Córdoba, la del Beato Álvaro de Córdoba, regida por un cura joven, Tomás Pajuelo, que en poco tiempo ha conseguido animar la vida parroquial de esta parroquia situada en una barriada de reciente creación. Como Tomás, miles de sacerdotes se dejan la vida cada día en el servicio a los demás. Él es sólo un ejemplo.

12 de junio
CINCO SIGLOS DE UNIVERSIDAD


En 1505, la Bula del Papa Julio II autorizaba al arcediano de la Catedral de Sevilla Maese Rodrigo de Santaella la creación del Colegio Universidad de Santa María de Jesús. 500 años después, la Universidad de Sevilla celebra, viva, pujante y dinámica, el V Centenario de una institución convertida por méritos propios en referente obligado de la promoción cultural y la formación en valores y conocimientos para Sevilla en particular y, por extensión, la comunidad autónoma andaluza.

26 de junio
EPILEPSIA, LA GRAN DESCONOCIDA

 
El pasado 24 de mayo se celebró el Día de la Epilepsia, jornada que se ha aprovechado para sensibilizar a la sociedad acerca de esta enfermedad crónica del sistema nervioso central, las necesidades específicas de los enfermos, las demandas de las familias, y las dificultades que conlleva la integración social de los epilépticos en régimen de igualdad. De la mano de la Asociación andaluza, APICE, Testigos Hoy trata de aportar información y comprensión en este tarea de desterrar los tabúes y leyendas que rodean a esta enfermedad.
 
3 de julio
5O AÑOS DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
 

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad, asociación de laicos de la Iglesia Católica nacida al amparo del Concilio Vaticano II, cumple cincuenta años de presencia en Sevilla. Desde entonces, miles de sevillanos han pasado la experiencia del cursillo, una singular vivencia de fe que se resume en tres intensos días. Aprovechando esta efeméride, Testigos Hoy sirve a un grupo de cursillistas la posibilidad de compartir una experiencia que, a la luz de sus propios recuerdos, ha cambiado sus vidas.

AÑO JUBILAR EN CÓMPETA (MÁLAGA)

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En fechas recientes los vecinos de Cómpeta se armaron de pala y pico para asfaltar una parte de su carretera, que está intransitable. Esperan que esta obra de elemental urgencia, en la que participó también el párroco, facilite la llegada de personas.

Está previsto que el domingo 3 de julio se celebre el jubileo de las comunidades neocatecumentales, con un encuentro de responsables de dichas comunidades de toda Andalucía. A las 11:00 h. laudes y celebrarán la Eucaristía, que estará presidida por el Obispo, D. Antonio Dorado. Por otro lado, el próximo domingo, 10 de julio, a las 12:00 h., el Obispo administrará el sacramento de la Confirmación a 26 muchachos de entre 15 y 25 años, que se han preparado durante tres años de catequesis, acompañados por tres catequistas: Elisa (de la parroquia) y Paco y Conchi (del movimiento MIES).

MÁLAGA. ORDENACIONES SACERDOTALES

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El sábado 9 de julio, el obispo de Málaga, D. Antonio Dorado Soto, a las 11:00 h. ordenará como presbíteros a José Sánchez Vázquez y Francisco del Pozo Ávila

José Sánchez Vázquez es natural de Ronda, tiene 56 años y en la actualidad se encuentra sirviendo como diácono en la parroquia del Santo Ángel. En los 6 años de formación en el Seminario, también ha trabajado en la parroquia de Almogía, junto a Francisco del Pozo Águila, que es natural de Fuente Piedra y tiene 53 años.

José Sánchez celebrará su misa de acción de gracias el domingo, 10 de julio, en la parroquia de San Cristóbal, en Ronda. Francisco del Pozo celebrará dos: una en la parroquia en la que trabaja actualmente, San Manuel y Virgen de la Peña, en Mijas-costa, el 11 de julio, a las 19:30 de la tarde; y en su pueblo, Fuente Piedra, el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, a las 11:00 h.

En estos primeros días del mes de julio, se celebrarán en la diócesis otras misas en acción de gracias por las ordenaciones de otros dos jóvenes malagueños: Cristóbal Peña y Joaquín Sedano, que recibieron el sacramento del Orden el día 21 de mayo, en la Basílica de San Eugenio de Valle Giulia, en Roma, de manos de Monseñor Javier Echevarría, prelado de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei. Cristóbal tiene previsto celebrar su Misa en acción de gracias el sábado, 2 de julio, en la capilla del colegio Madre Asunción, a las 7 de la tarde. Joaquín, por su parte, la celebrará hoy, domingo 3 de julio, a las 6 de la tarde, en el Santuario de la Victoria.

Por otra parte, el pasado 18 de junio presidió su primera misa, en Manilva, su pueblo natal, Andrés Rodríguez Díaz, recién ordenado sacerdote en la Iglesia Castrense de España (Madrid). A sus 25 años, este sacerdote malagueño desempeñará su ministerio como capellán castrense. Para la localidad de Manilva fue una gran fiesta, pues es el primer vecino de la localidad ordenado sacerdote desde el año 1700

LA DIÓCESIS DE MÁLAGA DA LA BIENVENIDA A LOS VERANEANTES

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Con ocasión de las vacaciones, el Obispo de Málaga, D. Antonio Dorado Soto, ha escrito una carta de bienvenida a los veraneantes.  En ella  dice a los que visitan la diócesis malacitana con ocasión de la temporada estival  que  encontrarán  parroquias  acogedoras  donde podrán integrarse a pesar de la barrera de la lengua y  destaca que los católicos malagueños derrochan ingenio para facilitar esta integración y para dar respuesta a las demandas religiosas básicas de los que nos visitan.

El texto íntegro de la citada carta pastoral se encuentra en Noticias Especiales.

D. ANTONIO DORADO. A LOS TURISTAS

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Las vacaciones, un tiempo propicio también para el Espíritu

 

Sed bien venidos a Málaga todos los que habéis elegido esta tierra para disfrutar en ella vuestras vacaciones. La variedad de sus paisajes, el buen carácter de sus gentes y la suavidad de su clima son algunos de los ingredientes con los que os vais a encontrar. Espero que no interfiera en vuestra estancia ningún percance desagradable que os prive del derecho al descanso y a la alegría.

En mi condición de Obispo de la Iglesia Católica, os invito a todos, y de manera especial a quienes compartías nuestra fe, a que os sintáis en casa. Siempre encentraréis cerca de vuestro lugar de residencia una parroquia que os acogerá como hermanos, a pesar de las barreras de la lengua. Cuando se comparten la fe, la esperanza y el amor a Jesucristo, es posible superar cualquier dificultad. Comprobaréis que los miembros de las comunidades cristianas malagueñas derrochan ingenio para facilitar la integración de los que nos visitan en los servicios religiosos y para dar respuesta a vuestras demandas religiosas básicas. Los colores de vuestra bandera os conducirán dentro del templo al lugar en el que hay información en vuestra lengua.

Como estamos celebrando en Año de la Eucaristía, os animo a participar en ella cada domingo. Este alimento del Espíritu, lejos de restar algún tiempo para el legítimo descanso, da profundidad a nuestra vida diaria y es fuente de plenitud. La oracióón es la forma mejor para encontrar la paz interior y el descanso del alma. Lejos de la tensión de los horarios, podréis disfrutar de la Presencia amiga del Señor con sosiego y hondura. Como bien sabéis, al celebrar el memorial de la muerte y la resurrección, se ilumina nuestra existencia y crece nuestro amor. Y esa luz interior nos proporciona un horizonte de sentido, que es el mejor reconstituyente para acrecentar nuestra alegría de vivir y para superar todo tipo estrés

Tenéis también la posibilidad de orar tranquilamente ante el sagrario, en la paz de nuestros templos. Uno de mis predecesores como Obispo de la diócesis de Málaga, el Beato Manuel González, que murió en el siglo pasado, fue un apóstol de la adoración al Santísimo y por eso lleva el hermoso nombre de «El Obispo del sagrario abandonado». Esta adoración es una dimensión de nuestra fe cristiana, que se cuida con gran esmero durante la formación de los futuros sacerdotes. Es posible que lo advirtáis al frecuentar nuestros templos.

Por lo demás, encentraréis huellas de vuestra cultura en algunos lugares diversos de nuestra geografía religiosa. Empezando por Nuestra Señora de la Victoria, que es la Patrona de Málaga y se venera en un santuario de la capital: es una imagen que llegó de Alemania hace más de cinco siglos. También es muy visible la presencia de la cultura inglesa, pues los viajeros románticos del siglo XIX inmortalizaron algunos de nuestros caminos y ventas; y hubo una significativa presencia, durante el desarrollo industrial de esta provincia. A mediados del siglo pasado empezaron a llegar ciudadanos del mundo entero, muchos de los cuales se han quedado entre nosotros por razones tan diversas como el trabajo, el matrimonio y la seducción de esta tierra que los acogió. Numerosos lugares de la costa y de la Axarquía, cuyos pueblos os animo a visitar, dan fe de ello.

Junto con mi bienvenida y mi deseo de que os sintáis acogidos, os agradezco de antemano el esfuerzo que realizáis la mayoría por conocer y comprender nuestra cultura y por hacernos partícipes de lo mejor que Dios ha puesto en vosotros. Y no olvidéis que este tiempo de descanso es una oportunidad muy propicia para abrir a Dios el corazón y para poner de manifiesto ese Espíritu evangélico que nos distingue a los seguidores de Jesús de Nazaret, el Hijo Unigénito de Dios.

Recibid mi bendición y mi testimonio de amistad.

+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga

 

D. ANTONIO CEBALLOS. JORNADA DE RESPONSABILIDAD EN EL TRÁFICO

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“CONDUCE CON CORTESÍA EN LA CARRETERA Y EN LA VIDA”

  

                Mis queridos diocesanos:

 

                La Iglesia en España celebra el primer domingo de julio la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico con el siguiente lema: “Conduce con cortesía en la carretera y en la vida”. Este lema nos invita, ante todo, a valorar la persona, poniéndola por encima de cualquier tipo de intereses personales o comerciales

 

1. Responsabilidad en el tráfico

 

                Esta jornada es una llamada a la reflexión personal y una invitación a la plegaria en nuestras comunidades cristianas para lograr un tráfico cada vez más fluido. La Iglesia, al servicio de la persona humana, quiere colaborar también con otras instituciones públicas y privadas en este campo.

 

2. Buena noticia

 

                De ordinario, nos llegan noticias tristes sobre el tráfico rodado: accidentes mortales, atascos, retenciones o circulaciones lentas, etc.

 

                Recientemente se ha hecho pública una buena noticia que nos ha llenado de alegría. El año 2004 ha sido el menos dramático de los últimos 25 años: 513 muertos menos que el año anterior.

 

                No obstante, aún sigue siendo alarmante las cifras de muertos en accidentes de carretera en el año 2004: más de 3.500, a los que hay que añadir también 1.600 heridos graves. De ahí la necesidad de poner los medios que estén a nuestro alcance para evitar desagradables y mortales accidentes en carretera.

 

3. Conduce con cortesía

 

                La cortesía en carretera debe ser un aspecto concreto del comportamiento diario. Tanto en el tráfico como en otros aspectos de la convivencia humana, la cortesía conlleva amabilidad en el trato, respeto a los demás, buenos modales, comprensión y afabilidad.

 

                La cortesía en el tráfico se puede manifestar de muchas maneras: ceder el paso e indicar con señales que se puede o no adelantar; saber disculpar las indiscreciones o imprudencias de otros conductores; respetar de un modo especial a los niños, personas mayores o personas discapacitadas en las vías públicas. Pero, sobre todo, ser amables y cortés con todos.

 

4. Si conduces, sé cortés

 

                Si conduces, ten en cuenta algunos principios básicos de cortesía y trata de aplicarlos a las circunstancias del tráfico en carretera: controla las prisas imprudentes; reprime el espíritu aventurero y competitivo; mantén un ambiente distendido dentro del vehículo, cuando se viaja en compañía de familiares u otras personas; domina los nervios y ten paciencia en los atascos o circulaciones lentas; sé muy comprensivo y amable con los profesionales del volante y demuestra tu gratitud a cuantos nos sirven y ayudan en carretera. La cortesía bien entendida y practicada en carretera es expresión de un corazón noble, caritativo y agradecido. Si conduces, sé cortés.

 

5. Oración apostólica

 

                Os invito, pues, en esta Jornada de responsabilidad en el tráfico a elevar una oración a Dios Padre, por todos los profesionales de la carretera, a los servidores del tráfico, a las autoridades encargadas de ofrecer a los ciudadanos carreteras más seguras y de regular con  normas sabias, los crecientes problemas de la circulación y a cuantos se dedican a educar y ayudar a las personas relacionadas con este complejo mundo. ¡Que San Cristóbal, patrón de los automovilistas, nos acompañe!

 

                Reza por vosotros, os quiere y bendice,

 

 

 

                                                               + Antonio Ceballos Atienza

                                                                   Obispo de Cádiz y Ceuta

 

 

Cádiz, 27 de junio de 2005.

 

 

 

NUEVOS SUPERIORES CAPUCHINOS EN ANDALUCÍA

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Los Hermanos Menores Capuchinos de la Provincia de la Bética  (Andalucía, Canarias, Extremadura y Guatemala) se han reunido recientemente, en Asamblea Provincial, para designar los nuevos cargos de la Orden de Andalucía. Como Ministro Provincial ha sido elegido el Rv. Padre Fray Mariano Ibáñez Velásquez, y como Consejeros los Hermanos Rv. Padre Fray Rafael Pozo Bascón (Vicario Provincial), Rv. Padre Fray Miguel Salmoral Nieto, Fray José Martín González  y Fray Antonio Ruiz Castroviejo, que dirigirán la Provincia Capuchina durante los tres próximos años.

 

En esta Capítulo, los Hermanos Capuchinos han pretendido aunar junto al carisma franciscano la labor social, con el fin de servir mejor a la Iglesia en las distintas diócesis andaluzas en las que prestan sus servicios pastorales.

 

El nuevo Ministro Provincial, Fray Mariano Ibáñez, es licenciado en Historia Eclesiástica por la Universidad Gregoriana de Roma, habiendo desempeñado anteriormente este mismo cargo durante cuatro distintos trienios. Asimismo, ha sido secretario de los Capuchinos de España y Portugal, destacando su espíritu franciscano al servicio de sus Hermanos.

 

En la foto (de izquierda a derecha): Fray José Martín, Fray Miguel Salmoral, Fray Rafael Pozo, Fray Antonio Ruiz, y sentado el nuevo Ministro Provincial, Fray Mariano Ibáñez.

ORDENACIONES DE PRESBÍTEROS EN CÓRDOBA

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El pasado domingo  26 de junio, en la Catedral de Córdoba D. Juan José Asenjo Pelegrina, obispo de dicha Diócesis, ordenó a siete nuevos sacerdotes.

 

D. José Almedina Polonio, natural de Montilla.

D. José Francisco Gil Blanco, natural de Hinojosa del Duque.

D. Tomás Palomares Vadillo, natural de Baeza (Jaén).

D. Juan José Romero Coleto, natural de Villanueva de Córdoba.

D. Patricio Ruiz Barbancho, natural de Santa Eufemia.

D. David Ruiz Rosa, natural de Aguilar de la Frontera.

D. Juan Vicente Ruiz Soria, natural de Córdoba.

 

La  homilía se encuentra, íntegra,  en Noticias Especiales.

 

D. JUAN JOSÉ ASENJO. ORDENACIONES

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                                                         ORDENACIÓN DE SIETE NUEVOS SACERDOTES

 

                                                             Catedral de Córdoba,  25 de junio de 2005

  

                               1.            El Señor nos concede el privilegio de participar en una ceremonia singular, la ordenación sacerdotal de siete hermanos nuestros, a quienes nos unen los vínculos de la sangre, de la amistad, del afecto y de la estima y, en todo caso, los vínculos bien profundos de la misma fe en el Señor Jesús. En un clima de plegaria sincera y ferviente, vamos a vivir con ellos uno de los acontecimientos más transcendentales de su vida.

 

                               En realidad, cada uno de ellos, desde el bautismo, poseen ya el carácter sacerdotal, el sacerdocio común. En el bautismo todos quedamos incorporados a Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y fuimos hechos partícipes de su sacerdocio, de su condición de profeta, de su dignidad real y de su misión de pastor. En virtud del sacerdocio común, todos estamos llamados a ser santos y a sanar y santificar a nuestros hermanos; con el encargo de los profetas que hablan en nombre de Dios y proclaman y testimonian el Evangelio; con la misión de los reyes o pastores del pueblo, para vivir la diversidad de carismas en la unidad, el amor, la comunión y la preocupación por nuestros hermanos.

 

                               2.            Pero de entre los miembros de este pueblo de reyes, profetas y sacerdotes, Dios llama a algunos, a los que entrega una especial participación en su función de sacerdote, profeta y pastor, distinta no sólo en grado sino sustancialmente del sacerdocio común de todos los bautizados. Por el sacramento del orden, por la imposición de manos del Obispo y la efusión de su Espíritu, el Señor les encomienda que actúen «en la persona de Cristo» ejerciendo el sacerdocio ministerial al servicio de todo el Pueblo de Dios.

 

                               Queridos hermanos José, Tomás, José Francisco, Juan José, Patricio, David y Juan Vicente: el sacerdocio que dentro de unos momentos vais a recibir como don y que, a partir de ahora vais a ejercer como ministerio, os va a vincular con un nuevo vigor con Jesucristo, el sumo y eterno sacerdote, y os va a exigir la mayor fidelidad desde la especial amistad e intimidad con Él. Al elegiros y llamaros, al regalaros el don de la vocación y al haceros ahora partícipes de su sacerdocio, el Señor os ha distinguido con una amistad especial por una iniciativa libre y gratuita. Porque el Señor os ha amado primero, espera de vosotros una respuesta de amor, una respuesta de amistad. Los sacerdotes debemos ser los primeros amigos de Jesús, los grandes amigos de Jesús. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando», nos dice el Señor en su discurso de despedida. Esto quiere decir que la amistad y comunión profunda de los sacerdotes con el Señor, debe tener después como consecuencia el seguimiento fiel y la transparencia cabal de aquel en cuyo nombre actuamos, hasta convertirnos en modelos de nuestras comunidades.

 

                               3.            En el ejercicio de vuestro ministerio, queridos hermanos y amigos, vais a representar a Jesucristo, maestro, sacerdote y pastor. Vais a desempeñar la función de enseñar en su nombre. Antes de predicar la Palabra de Dios, acogedla en vuestro corazón, creyendo lo que escucháis y viviendo lo que enseñáis. En el anuncio de la Palabra de Dios, no olvidéis nunca la comunión con la Iglesia, pues ella es su depositaria e intérprete. No olvidéis tampoco el testimonio de vida, pues los discursos más brillantes, sólo aprovechan y estimulan si van acompañados de las obras y el buen ejemplo.

 

                               Vais a desempeñar también la función de santificar en nombre de Cristo, el sumo y eterno sacerdote. En la administración de los sacramentos y, especialmente, en la celebración de la Eucaristía, Él os va a permitir actuar en su nombre, «representando a la persona de Cristo Cabeza de la Iglesia». Ello os exigirá una permanente conversión a Él y una identificación profunda con aquel a quien vais representar, algo que los fieles tienen derecho a esperar de vosotros.

 

                               4.            En la administración de los sacramentos, vais a entrar en la esfera de la santidad de Dios. Ello pide de vosotros una vida santa, inspirada en el radicalismo evangélico, una vida, como la de Jesús, pobre, casta, humilde y obediente, edificada y recreada cada día en la oración. Que Él lo sea todo para vosotros. En el encuentro con Él en la oración y en la celebración de la Eucaristía, descubriréis el gozo y el valor de vuestra propia vida. Ese es el lugar de la Iglesia y su quehacer principalísimo por todo el orbe de la tierra y ese es el lugar y el quehacer fundamental de todo sacerdote. A la vera del Señor encontraréis la alegría, la fortaleza y la seguridad necesarias para la exigente tarea que os espera.

 

                               5.            En el ejercicio de vuestro sacerdocio, por fin, vais a desempeñar, en nombre de Cristo cabeza y pastor de la Iglesia, la función rectora de la comunidad. Que Jesucristo, el Buen Pastor, os conceda crecer cada día en caridad pastoral y en amor a los fieles; que les améis con entrañas de padre. Que les dirijáis con auténtico espíritu de servicio. Que descubráis cada día su presencia en los más pobres y sencillos, en los enfermos, los ancianos, los niños y los jóvenes, amando y sirviendo a todos, buscando la oveja perdida, consolando a los afligidos, sanando los corazones destrozados, liberando a quienes son víctimas de tantas cadenas (Is 63,1-3) y perdonando los pecados en nombre de aquel que no vino a ser servido, sino a servir a dar su vida en rescate por todos.

 

                               6.            Recibís el don del sacerdocio en la víspera de la fiesta de San Pelagio, patrono de nuestro Seminario, adolescente de trece años de origen gallego, martirizado por Abderramán III en esta ciudad el 26 de junio del año 925, por no renegar de su fe. Su victoria sobre los alhagos del emir es la victoria del poder de Dios, que robustece con la fuerza de su gracia la fragilidad humana. Este es el caso también de los mártires cordobeses, cuyo XVII Centenario estamos celebrando. Es la experiencia también del autor del libro del Eclesiástico, liberado de sus enemigos con la fuerza de Dios hasta poder exclamar: «Contaré tu fama, refugio de mi vida, … porque libraste mis pies de la garra del abismo… estuviste conmigo frente a mis rivales, me auxiliaste con tu gran misericordia» (Eclo 51,1-4). Es también la experiencia de San Pablo, sabedor de que lleva en una frágil vasija de barro, su cuerpo herido por la enfermedad, la misión recibida del Señor, que robustece con el poder de su gracia las débiles fuerzas del apóstol (2 Cor 4,7-10).

 

                               7.            Cuando el pasado lunes os recibía individualmente para deciros una palabra de aliento ante vuestro inminente sacerdocio, más de uno me confesabais vuestro miedo a no estar a la altura de lo que el Señor y la Iglesia esperan de vosotros. San Pelagio y, sobre todo, el Señor, en esta mañana en que estrenáis vuestro sacerdocio, os invitan a la generosidad y a la confianza y os invitan a alejar todo temor: no tengáis miedo. Si vivís en las cercanías del Señor, no tenéis que temer ni al mundo, ni al demonio, ni a vosotros mismos porque el Señor es más grande que los poderes de este mundo. Él cuida de nosotros con amor de madre. Poned hoy vuestra vida en sus manos. Dejaos conducir por Él. Os aseguro que sólo hay una manera de hacerlo de verdad: poniendo la vida al servicio de la Iglesia, en manos de quienes gobiernan la Iglesia en nombre del Señor. Vivid de verdad la obediencia eclesial y sacerdotal como el modo más verdadero de liberaros de vosotros mismos y de vivir para Dios y para su Iglesia. No defendáis nunca un proyecto personal contra los mandatos legítimos de vuestros superiores.

 

                               8.            El testimonio martirial de San Pelagio es una invitación bien elocuente a la expropiación. No pongáis límites a la misión que hoy recibís. Al aceptarla, prometed al Señor y a la Iglesia una entrega total, sin restricciones. No os conforméis con ser sacerdotes de jornada laboral o de fines semana. Sed sacerdotes siempre, en todo y para todos, sacerdotes de corazón, de pies a cabeza, con la inteligencia y con toda la fuerza de vuestros sentimientos. Nuestro sacerdocio es el sacerdocio de Jesús. Somos sus ministros, sus servidores, signos vivientes y eficaces de la presencia sacerdotal de Jesús. No podemos responder al Señor con algunas horas al día o con las migajas de nuestra vida. Toda ella, el trabajo y el descanso, la contemplación y la acción, la vida interior y la variedad de actividades y relaciones que llenan nuestra jornada, todo tiene que estar dirigido, unificado y santificado por la impronta sacerdotal que penetra hasta las entretelas de nuestra alma gracias al carácter que deriva del sacerdocio universal y permanente de Jesús. Hoy el Señor toma posesión de vosotros para seguir anunciando el Reino de Dios a vuestros hermanos, para manifestar la bondad y la misericordia de Dios, para llevar el perdón a los hijos descarriados y ayudarles a creer en su Padre celestial y a vivir de acuerdo con su condición de hijos de Dios y ciudadanos del cielo. Vivid enteramente a su servicio, sin reservaros nada, sin añorar nada, sin mirar para atrás, poniendo al Señor y su Reino en el primer término de vuestros anhelos y proyectos.

 

                               9.            Sed humildes, sed pacientes, sed perseverantes. No os creáis más que nadie, pero no dudéis nunca del valor de la Palabra que anunciáis. No os avergoncéis de Jesús ni de su Iglesia. No pongáis nunca la sabiduría de Dios al servicio de la pobre sabiduría de los hombres. No sometáis el poder del Evangelio a vuestras conveniencias, ni a los deseos de los poderosos de este mundo. Conservad siempre la confianza en el Señor, vivid de verdad como siervos suyos. Él os hará libres, libres para cumplir su voluntad y para servir a vuestros hermanos en la verdad y en el bien.

 

                               10.          Entrad de lleno en la paradoja del Evangelio, que nos dice que en este mundo, quien pierde la vida por el Señor, la gana; y quien pretende ganarla al margen de Dios, la pierde. La sencillez y la simplicidad del Evangelio es más sabia que la sabiduría del mundo. Él nos asegura que la humildad y la debilidad de Dios es la fuerza profunda que mueve la vida de la Iglesia. Al haceros hoy partícipes del sacerdocio de Jesús, asumís su debilidad, pero también su fortaleza invencible. A partir de ahora llevaréis en vuestro cuerpo, en vuestro ministerio, la debilidad y el dolor de su muerte, pero llevaréis también el esplendor y la victoria de su resurrección, que es la mejor garantía de un sacerdocio fecundo y fiel.

 

                               11.          En la hermosa aventura que hoy comenzáis sentíos siempre acompañados por la Virgen María, la Madre de Jesús, la Madre fuerte de la Iglesia naciente, la Madre amorosa y tierna de cuantos queremos vivir en comunión familiar con Jesús. Las palabras y el ejemplo de María constituyen una sublime escuela de vida en la que se han formado los apóstoles de ayer, de hoy y de siempre. Teniendo a María en el corazón, ella os ayudará a responder filialmente al Padre, a vivir el amor y la adhesión a su Hijo, y a acoger las inspiraciones del Espíritu Santo.

                              

                               12.          Todos los que os acompañamos en esta mañana, vuestra familia de sangre, vuestros amigos y paisanos, los seminaristas, los sacerdotes y el Obispo que os ordena damos gracias a Dios por vuestra vocación, por vuestra fidelidad, por el ministerio de salvación que se os encomienda, que todos os deseamos largo y lleno de frutos. Todos pedimos al Señor que os acompañe con su gracia y seáis en verdad imagen del Buen Pastor, compartiendo su vida, su soledad, su oración, su entrega absoluta, su sacrificio hasta la muerte por la salvación de los hombres. Así sea.

 

 

                                                                        + Juan José Asenjo Pelegrina

                                                                                  Obispo de Córdoba

 

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