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Solemnidad de Nuestra Señora de los Remedios

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Hoy 8 de septiembre, Natividad de la Virgen María, celebramos a la patrona de la Diócesis Nivariense, Nuestra Señora de los Remedios.

Por tal motivo, a las 12:00 h., sonarán las campanas anunciando el Ángelus en tan gozosa jornada.

A las 18:00 h., en la Catedral se celebrará la solemne Eucaristía, con la presencia del Cabildo Catedral y presidida por el canónigo, Norberto Carlos Hernández. La parte musical correrá a cargo de la Coral Polifónica del Círculo de Amistad XII de Enero, de Santa Cruz de Tenerife.

A continuación, tendrá lugar la procesión de Nuestra Señora de los Remedios, por el siguiente recorrido: C/. Obispo Rey Redondo, C/. Viana, C/. San Agustín, C/. Núñez de la Peña y C/ Obispo Rey Redondo.

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Asidonia-Jerez inicia este viernes 12 de septiembre a las 20hrs en la Catedral el curso pastoral 2025/2026

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Asidonia-Jerez inicia este viernes 12 de septiembre a las 20hrs en la Catedral el curso pastoral 2025/2026

Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez, presidirá esta Santa Misa que unirá a toda nuestra Diócesis para así juntos dar el primer paso de este nuevo curso que comenzaremos.

Una vez dejada atrás la época estival y dados los primeros pasos de los distintos organismos y departamentos diocesanos, nos adentramos en el inicio de curso con varias fechas a destacar. En primer lugar, la Eucaristía de inicio curso que tendrá lugar este viernes 12 de septiembre a las 20hrs en la Santa Iglesia Catedral, presidida por Monseñor Rico Pavés. El primer templo de la Diócesis acogerá esta celebración de inicio de curso, que será el pistoletazo de salida a esta andadura del 2025/2026. Y en segundo lugar, y tras este inicio de curso con el inicio de semana celebraremos del 15 al 17 de septiembre la XXVI Semana de Teología.

Por último, cabe destacar que este encuentro de toda la Diócesis para iniciar el curso junto a nuestro pastor diocesano, será el momento perfecto para orar y poner ante Cristo y María todas las tareas y proyectos para este próximo curso. Asimismo, como familia diocesana rezar por las diferentes celebraciones que viviremos, tanto en nuestra Iglesia local como universal.

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“El Evangelio y la sabiduría de Dios es para llevarlo a nuestra vida”

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Homilía del 7 de septiembre de 2025, domingo XXIII del Tiempo Ordinario, por nuestro arzobispo Mons. José María Gil Tamayo.

Queridos sacerdotes concelebrantes,

Diácono,

Queridos hermanos y hermanas,

Estamos celebrando esta Eucaristía en este domingo ya de septiembre. En este día del Señor, ya con el curso comenzando. Pero la Palabra de Dios que hemos escuchado en esta Misa de la Palabra, esta primera parte de la Eucaristía, nos trae unos ingredientes especiales. Que son continuación de lo que venimos escuchando a lo largo del mes de agosto.

Por una parte, el Antiguo Testamento, tomando pie de los libros sapienciales de la Sagrada Escritura, nos invita a pedir esa sabiduría que nace de la fe, esa sabiduría que nace de la mirada del creyente. Esa sabiduría, en definitiva, que después en el Nuevo Testamento se verá personificada en el mismo Cristo, que es el Verbo de Dios que se ha hecho carne.

Ese atisbo progresivo del conocimiento de Dios, que va desentrañando las realidades profundas y los anhelos del ser humano a los que la fe le dar respuesta según la revelación de Dios. Y hoy nos hace una reflexión el libro de la sabiduría, en definitiva, viene a hacernos caer en la cuenta de la realidad del hombre que es limitada y que frente a Dios y su conocimiento se encuentra muy limitado.

Solo Dios puede ser conocido realmente cuanto es revelado por Él mismo. Cuando Él nos da su sabiduría. Esa sabiduría que es el mismo Cristo encarnado. Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre, dice Jesús, a Felipe. A uno de sus apóstoles, cuando le dice: Muéstranos al Padre, y nos basta. El mismo Jesús habla de que los sencillos, los sencillos de corazón son los que realmente conocen a Dios.

Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos. Y dice Jesús: Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo, aquel a quien el Hijo se lo quiso revelar. Y Jesús nos ha mostrado plenamente el misterio de Dios. Un Dios que es Padre, que es misericordia. Un Dios que se nos ha hecho… Se nos ha mostrado en su Hijo Jesucristo, el Verbo encarnado, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Luego, nos dice también la Sagrada Escritura: Por y para él fueron creadas todas las cosas.

Y ese Dios que es Padre, que es Hijo, nos envía su Espíritu, que es el que obra en nosotros, hasta el punto que no podemos decir ni tan siquiera Jesús es el Señor, si no es por el Espíritu Santo. Él es el que abre nuestros corazones plenamente con esa iluminación de la gracia para conocerlo.

Nos dice San Pablo, en una de sus cartas, la carta a los Efesios, creo recordar, Dios les conceda espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que llama, cuál es la riqueza de gloria que da en herencia a los santos. Somos unos afortunados porque Dios se nos ha manifestado.

Y en la lectura proclamada del Evangelio, el Señor sigue poniéndonos los perfiles del cristiano, mostrándonos qué es lo que espera de un discípulo de Cristo. Hemos venido a lo largo de estos domingos en que el Señor, con diversos ejemplos, nos ha hablado de que tenemos que estar desposeídos, desprendidos de las cosas de la tierra y que tenemos que buscar los bienes de allá arriba.

El Señor nos ha invitado incluso tomando pie, cuando los propios discípulos, pues tratan entre ellos de competir y de ocupar los primeros puestos, nos ha puesto ese ejemplo. El Señor nos ha dicho que los últimos serán los primeros, los primeros, los últimos. Que tenemos que ganar en humildad, acordaros el domingo pasado.

Y hoy ¿de qué nos habla el Señor? Pues precisamente con esa serie de exigencias enlazadas del Evangelio de San Lucas, nos habla de la primacía de Dios. Es lo primero que nos muestra hoy el Evangelio. Y Jesús mismo se arroga esa primacía. Hay un libro de un rabino judío querido, muy querido por el Papa Ratzinger en su obra Jesús de Nazaret lo cita. Este judío, estudioso de las Sagradas Escrituras, rabino, profesor en Florida o ya antiguo profesor, este hace una especie de ensayo novelado en que acompaña a Jesús siguiendo el parámetro de las enseñanzas de San Mateo, que es un evangelio dirigido a judíos que se han hecho cristianos, y va diciendo que hay muchas enseñanzas de Jesús que ya estaban explicadas expuesta por los rabinos judíos tomadas de la Torá, de la ley. Pero llega un momento como este que acabamos de escuchar, en que Jesús se pone en el lugar de Dios. Y entonces el rabino en esa novela abandona a Jesús. Ya no puedo seguirte, ya te vas por otro camino. Ya te estás proclamando tú mismo Dios. Te estás poniendo en el lugar de Dios.

Pues claro que sí. Cuando el sumo sacerdote interroga Jesús: te conjuro por el Dios vivo, que nos diga si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús dijo: Tú lo has dicho. Y veréis al Hijo del Hombre venir con gran poder y gloria. Este se proclama Dios. Y esta es la peculiaridad cristiana, Jesús es el Hijo de Dios.

Pero hoy ¿qué nos exige a sus discípulos? La primacía de Dios en un mundo secularizado como el nuestro. Si tuvieras que hacer una clasificación en tu vida y pensar qué es lo primero en mi vida, ese primer mandamiento de la ley de Dios: Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. ¿Es realmente el primero para ti?

¿Realmente Jesús es tu Dios y tu todo? Jesús es no anteponer nada a Cristo, que nos dice San Cipriano y San Benito. ¿Realmente qué cosas hay antes de Cristo en tu vida de cristiano? Tu orgullo, el dinero y poder, la sensualidad. Pues hoy Jesús nos dice: El que antepone a su padre o a su madre, a sus hijos, a sus hermanos, el que no, lo dice en negativo, el que no antepone a su padre a su madre, el que no pone después de mí…

Incluso a sí mismo no se pone en último lugar, no puede ser discípulo mío. Luego, queridos hermanos, aquí tenemos todos cambiar. Tenemos que reordenar el orden de preferencias de nuestras vidas. Tenemos que mirar la vida con la dimensión de un hijo y una hija de Dios, donde Dios es lo primero. Esta es la gran exigencia del Reino de Dios, la primacía de Dios, la primacía de Cristo.

Que Cristo esté en el primer lugar de nuestra vida. Y lógicamente, la segundo exigencia de Jesús que nos muestra el Evangelio hoy es que tome su cruz de cada día y le siga. Quien no toma su cruz de cada día y me sigue no puede ser discípulo mío. Y esa cruz, no solo en Semana Santa, esa cruz no solo de adorno. Esa cruz en medio de las encrucijadas de nuestra existencia, en el dolor, en el sufrimiento, en la incomprensión.

Lo que sí, no podemos ser nosotros cruces para los demás. Pero sí, como Cirineo, nosotros tenemos que llevar la cruz con Jesús. ¿Cuál es mi cruz? ¿La llevo con un sentido cristiano? Mi cruz de verdad, no esa cruz que a veces nos inventamos, sino esa cruz real en nuestra vida y que va apareciendo, porque en la vida salimos de un problema, encontramos otro. De una dificultad, encontramos otra y a veces sorpresivamente nos viene la enfermedad, la incomprensión, la soledad, la debilidad de nuestra condición humana. Realmente tomamos la cruz con un sentido cristiano o nos desespera. Segunda exigencia de ser cristiano.

La tercera exigencia de Jesús: el que no deja todo lo que tiene, el que no se desprende… No significa que nos quedemos sin lo necesario, pero sí en qué tenemos puesto el corazón. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

Nos dice Jesús: No podéis servir a Dios y al dinero. ¿Realmente nosotros estamos desprendidos? Y no es cuestión de una cantidad, no es cuestión, pero sí ¿ocupa nuestro corazón, nuestras preocupaciones, el tener más, el ser mejores? Luego, examinemos de esto. Pidámosle al Señor esa sabiduría que nace de la fe, esa sabiduría que nace de su Palabra, esa sabiduría que nace de la revelación.

Y en la segunda lectura, queridos amigos, una carta entrañable hemos escuchado, pequeña. Es de las cartas más pequeñas del Nuevo Testamento. Es una carta de San Pablo a Filemón. No es de los cuentos, no es de los tebeos, es un cristiano discípulo de San Pablo que tenía un esclavo, como hemos escuchado, Onésimo, que coincide con San Pablo en Roma, en la prisión. San Pablo lo hace cristiano, se hace cristiano.

Y sabéis que la pena para un esclavo evadido entonces era la muerte y se los devuelve a Onésimo. Y le pide que lo trate como hermano. Que ha perdido un esclavo pero ha ganado un hermano. Fijaros cómo ya la sabiduría del Evangelio, las exigencias éticas del seguimiento de Jesús, se llevan a la vida. Después se pervierten en esclavitudes incluso entre cristianos, desgraciadamente.

Pero Dios ni legitima la guerra, ni legitima la esclavitud, ni legitima la pena de muerte. Hemos ido envolviendo, con teorías nuestras. No fue así desde el principio.

Queridos amigos, aprendamos cómo el Evangelio y la sabiduría de Dios es para llevarlo a nuestra vida. Y es lo que han hecho estos dos santos que hoy han sido canonizados por el Papa León, uno un joven Carlos Acutis, un chico joven.

Es más, la segunda lectura de la misa de hoy de su canonización la ha hecho un hermano suyo de 15 años. Ha estado su madre en la canonización. Un santo de nuestro tiempo. Es posible la santidad. Es posible seguir a Jesús. Es posible vivir según el Evangelio. El otro santo, san Giorgio, san Pier Giorgio, otro santo italiano del siglo pasado, pero que muere joven y que se entrega a los pobres.

Seglar también, para que veáis que no hay que meterse a cura y monja para ser santos, sino que el Señor nos llama a todos a la santidad.

Pues vamos a pedirle a la Virgen que ella, que es asiento de la sabiduría, que nos dé la lógica de Jesús, para ponerlo en primer lugar, para tomar nuestra cruz de cada día y para no estar apegados a las cosas.

Que así sea.

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50 Aniversario de la aprobación canónica de la congregación de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca

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Los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca se encuentran celebrando este año el 50 Aniversario de la aprobación canónica de la congregación.

Por tal motivo, el 27 de septiembre desarrollarán un acto que contará con presencia de Cruz Blanca de toda Canarias. El hermano superior general y su consejo han invitado a todo el que lo desee a compartir con ellos la Eucaristía de ese día. La misma será presidirá el obispo Nivariense, Eloy Santiago, en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de La Laguna, a las 10:30 horas.

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«¡Gracias, Jesús mío, bendito seas! Yo sé que por el dolor vas a salvar mi alma»

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«¡Gracias, Jesús mío, bendito seas! Yo sé que por el dolor vas a salvar mi alma»

El día 14 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Un día después, conmemora a Nuestra Señora de los Dolores, la Virgen María, quien en silencio acompañó a su Hijo en los momentos más duros de su vida terrenal.

¿Tiene algún sentido, en la actualidad, hablar de la Exaltación de la Santa Cruz? Cuando nos llega un problema o sufrimiento que no nos podemos quitar de encima, llegamos a renegar hasta del mismo Dios. El mismo San Pablo dice que la cruz es escándalo para algunos, es decir, algo que nos hace tropezar y caer, o necedad para otros.

Pero… ¿qué dicen los santos de la Cruz? Extraeremos algunos ejemplos. San Agustín: “Las pruebas y tribulaciones nos ofrecen la oportunidad de reparar nuestras faltas y pecados pasados. En tales ocasiones, el Señor viene a nosotros como un médico para sanar las heridas dejadas por nuestros pecados. La tribulación es la medicina divina”. O Teresa de Calcuta: “El dolor y el sufrimiento han entrado en tu vida, pero recuerda que el dolor, la tristeza y el sufrimiento no son más que el beso de Jesús, una señal de que te has acercado tanto a Él que Él puede besarte”.

Luisa en la cama

¿Y la Madre Luisa? Como muchos ya sabréis, el sufrimiento fue una constante a lo largo de toda su vida: sufrimiento físico muy extremo, a punto de morir varias veces; todo tipo de pruebas, persecuciones, incomprensiones, tribulaciones, soledad; sufrimientos ajenos que hace suyos; sus noches oscuras, etc…y muchas veces, todo junto. De hecho, las palabras Cruz, dolor, sufrimiento son muy habituales en sus poesías (¡demasiado, se podría decir!), a través de las cuales desahoga su alma.

¿Cómo afrontaba ella todo esto? No se amargaba, no se quejaba, no se hacía la víctima. Así lo aseguran sus Hermanas de Comunidad y los muchos testigos que la conocieron de cerca durante toda una vida. De hecho, Luisa propugna todo lo contrario: “Aprende a sufrir callando”[1], dirá en una de sus poesías, que continúa con estos versos:

Tú no te quejes jamás,

que es de los santos tributo

sufrir, y a cada minuto

pedir sufrimiento más.

¿Cómo se puede llevar de esa manera tanto sufrimiento? con las propias fuerzas humanas no tiene explicación, si no es por una intervención extraordinaria de Dios. Sabemos que la joven Luisa, a sus 21 años, recibió una experiencia mística que consistió en la locución de Jesús Nazareno cargando con su cruz[2]. A partir de entonces, comenzó en ella un gran deseo de configurarse con Jesús Nazareno, según lo expresa el P. Venancio de Écija, su primer director espiritual:

«Sí, hija de mi alma, trabaja, sí, sin descanso, hasta copiar en tu corazón la Imagen bendita de Jesús Nazareno, hasta que se pueda decir de ti que eres otro Jesús Nazareno, enclavada en su propia cruz. Estos tus santos deseos me agradan y satisfacen en extremo. Hija de mi alma, a trabajar en este sentido sin descanso, hasta llegar a lo más alto de la cruz. […] ¿No pides tú a Jesús sufrimientos? Ahí los tienes…y… colmados»[3].

Jerónimo Carrasco

Para la Madre Luisa, padecer por Cristo y con Cristo, es una gracia: «Más tarde, a la soledad se uniría la cruz, para la cual —he de confesarlo porque es solo gracia de Dios— siempre ofrecí gustosa y animosa mis frágiles hombros»[4]. Siempre veía todo como venido de la mano de Dios, y continuamente lo expresaba con este dicho tan habitual de ella: «No se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de Dios». Decía también: «Si el Señor me lo manda, es porque me conviene.»

Y ante el sufrimiento ajeno, ¿cómo reaccionaba? Decía: «Me daban mucha pena los cuerpos doloridos por la enfermedad y el hambre, viendo en todos ellos la imagen bendita de mi Jesús Nazareno con el peso de la cruz»[5]. Y, olvidada de sí misma, continúa: «Yo pedía al Señor que me mandara parte de sus dolores, porque se me desgarraba el alma de verla sufrir. ¿Es que no tenía ya bastante con sus propios dolores, como para pedir más? Y, por si esto fuera poco, sus mortificaciones voluntarias para reparar eran continuas.

«Siempre que se me presentaba un dolor, le decía al Señor con toda mi alma: “¡Gracias, Jesús mío, bendito seas! Yo sé que por el dolor vas a salvar mi alma, que el dolor me va a redimir”. Y en verdad que él me dio fuerzas para nunca cansarme de padecer. […] También me acordaba, en mi padecer, de los demás, de la salvación de las almas, de ofrecer para gloria de Dios y para reparar las ofensas que se hacían —y yo hacía— al divino Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen»[6].

Luisa en la cama, intervenida de riñón

De hecho, la Madre Luisa hizo un 4º voto de ¡¡no negarle nada al Señor!! Es decir, le firmó un cheque en blanco, para que el Señor pusiera lo que le conviniera.

Precisamente el día 14 de septiembre del año 1962, la Madre Luisa se cayó y se le salió el hombro de su sitio, causándole una luxación completa, con unos intensísimos dolores. Las circunstancias fueron tales que tuvo que estar así un día entero hasta que se lo pudieron resolver. Después le prescribieron un tratamiento que se lo aplicaron mal y le provocaron unos efectos secundarios tremendos. La Hna. Inmaculada dice en su testimonio: «Yo, como llegué en el mes de septiembre de ese mismo año, siempre he pensado que, con aquellos sufrimientos, de alguna manera ella compró mi vocación». La Madre sufrió tanto en aquella ocasión, tanto, que el día de la exaltación de la Santa Cruz fue siempre recordado en la Comunidad como de especial sufrimiento para ella.

Al final de su vida, cuando sus sufrimientos llegaron al punto álgido, la Madre compuso sus últimas nueve poesías. Ciega y con las manos deformadas, las componía de cabeza, por las noches, y a la mañana siguiente se las dictaba a la Hna. Mari Pili. Estas poesías son excepcionalmente valiosas porque reflejan los más profundos sentimientos de su alma en las condiciones extremas de sufrimiento en que vivía. A pesar de ello, su alma estaba llena de sentimientos de dulzura y amor a Dios, como expresan estos versos:

«¡Perdón te pido humillada, y si no basta mi llanto, viviré crucificada con mi Nazareno santo!»[7].

«…y lloro porque querría ser más fuerte ante el dolor, mas me llevo la alegría de que así me acepta el Señor»[8].

Finalizamos con esta breve poesía tan significativa compuesta a sus 97 años:

Sufrir (2015)

¡Sufrir, sufrir y sufrir!

es el hálito de mi vida.

¿Qué otra gracia ha de existir

que me sea más querida?

Cuando llega el sufrimiento

con no mucha intensidad,

me invade un sentimiento

de intensa felicidad.

Lo acojo con alegría,

lo ofrezco a mi Señor

y me sumo en la agonía

del divino Redentor.

Mas cuando el dolor persiste

sin pena ni compasión

y se pone mi alma triste

lo encuentro una sinrazón.

Si mi emblema es sufrimiento

(sin él no puedo vivir)

¿por qué cuándo va en aumento

pienso que voy a morir?

Tú sabes que no te miento,

¡quiero sufrir de verdad!

Pero es que llega un momento

en que siento debilidad

y es que me faltan las fuerzas

en el instante vital.

Dame tú la fortaleza

y sufriré hasta el final.

Celia Hierro Fontenla. Médico.
Postuladora de la Causa de beatificación de la M. Luisa Sosa
Memoria de las solemnidades de la Exaltación de la Santa Cruz y la Dolorosa


[1] Poesía Aprende. La Madre Luisa Sosa, testigo y apóstol de Jesús Nazareno, p. 271

[2] En 1939, en la Parroquia de San Pedro, Huelva: «Has de fundar»

[3] Carta del P. Venancio de Écija a la Madre Luisa, 2 de octubre de 1941.

[4] Origen de la Obra. La Madre Luisa Sosa, testigo y apóstol de Jesús Nazareno, p. 193

[5] Origen de la Obra. La Madre Luisa Sosa, testigo y apóstol de Jesús Nazareno, p. 188

[6] Origen de la Obra. La Madre Luisa Sosa, testigo y apóstol de Jesús Nazareno, p. 166

[7] Poesía Nazareno (2015). La Madre Luisa Sosa, testigo y apóstol de Jesús Nazareno p. 279.

[8] Poesía Virgen gloriosa y bendita (2015)

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Ya están a la venta los rosarios de la Magna

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Desde este lunes, 8 de septiembre, se pueden adquirir el rosario que se ha diseñado para el Rosario Magno, que, enmarcado en el Jubileo de la Esperanza, se celebrará el próximo 4 de octubre en Jaén. Un recuerdo único que recoge el espíritu de este acto mariano.

Estos rosarios de dedo están presentados en una caja alusiva a la Magna, y tienen en el centro la imagen del Santo Rostro. Además, cuentan con un folleto que recoge los misterios del Santo Rosario, con las imágenes elegidas para representarlos en la procesión Magna.

El precio del rosario es de 4 euros, y se pueden adquirir en las dependencias del Obispado de Jaén, en la Plaza de Santa María, 2 y en las sedes de las Cofradías de Jaén que participan en el Rosario magno: Cofradía de Nuestro Padre Jesús; Cofradía de la Virgen de la Capilla; en la Cofradía del Resucitado y en la parroquia de La Merced. A partir de la próxima semana, en el resto de las Cofradías de la Provincia que participen en este evento diocesano.

Junto con el rosario se puede adquirir, por un euro más, la pulsera conmemorativa de la Magna. El dinero que se recaude irá destinado para hacer frente a los gastos de este gran evento jubilar.

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Las parroquias de Almería empiezan a echar a andar el nuevo itinerario de iniciación cristiana

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La catequesis estrena este año un nuevo itinerario formativo que trae una importante novedad: será el último curso en el que los niños hagan la Primera Comunión en 3º de Primaria, siguiendo el esquema anterior.

A partir de ahora comienza un nuevo proceso de iniciación cristiana que se desarrollará a lo largo de tres años, iniciando en 2º de Primaria.

El primer año será un verdadero despertar religioso, vivido junto a los padres, que introducirá a los niños en la vida parroquial, comunitaria y en la oración. Este camino culminará con la Primera Comunión en 4º de Primaria.

Un proceso renovado

Según lo aprobado en el Consejo de Presbiterio, la catequesis del primer año deberá celebrarse al menos una vez al mes con los niños. En aquellas parroquias donde ya exista la costumbre de reunirlos de forma quincenal o semanal, podrá mantenerse sin dificultad.

El catecismo que se empleará en este primer curso es “Mi encuentro con el Señor”, editado por la Conferencia Episcopal Española. Además, se proponen materiales complementarios para acompañar y enriquecer el trabajo catequético.

Catequesis con las familias

Este primer año de despertar religioso irá acompañado de una catequesis mensual con las familias, con el objetivo de involucrar a los padres en el proceso de fe de sus hijos. Será también un espacio privilegiado de formación y nueva evangelización para ellos.

Los temas que se abordarán con los padres están inspirados en el catecismo “Buscad al Señor” y son:

  1. El hombre en busca de Dios.
  2. Dios se revela en su Palabra y sale al encuentro del hombre.
  3. La Iglesia vive la obra de la salvación.
  4. Creo en Dios Padre todopoderoso.
  5. Creo en Jesucristo, su único Hijo.
  6. Creo en el Espíritu Santo.

Material para las parroquias

Se ha elaborado un cartel informativo y un  sobre el nuevo itinerario de iniciación cristiana, pensado para imprimir en formato A3 y colocar en los tablones de anuncios de las parroquias, a fin de dar a conocer esta renovación del proceso de catequesis.

catequesis primer anuncio

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El obispo bendijo la restauración de la iglesia de Lugros, que se hace más accesible gracias al nuevo acceso

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El obispo bendijo la restauración de la iglesia de Lugros, que se hace más accesible gracias al nuevo acceso

En la mañana del 6 de septiembre, en la festividad del Santo Cristo de los Trabajos, el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, bendijo la restauración que se ha hecho en la iglesia de Lugros, tras culminar las obras que ha habido durante todo el verano. La nueva solería de mármol y la adaptación de la entrada para suprimir las barreras arquitectónicas que había, de manera que se facilite el acceso a las personas con movilidad reducida, han sido las dos grandes actuaciones que se han realizado. Aunque hay más. Las obras han contado con la colaboración del ayuntamiento y las aportaciones de los fieles.

Esa mañana del sábado 6 fue de fiesta, en sentido doble. De una parte, Lugros celebraba la fiesta de su Patrón, el Santo Cristo de los Trabajos, junto a su Patrona, la Virgen del Rosario. Primero hubo procesión por las calles del pueblo y, después, como siempre, Misa solemne. Este año presidió la Misa el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, que bendijo, en el transcurso de la misma, la restauración realizada en el templo parroquial. Mons. Orozco agradeció al ayuntamiento su participación, y a los fieles de Lugros su colaboración generosa. También felicitó al pueblo por lo bien que ha quedado la iglesia, que ya tuvo una primera reforma en 2015, con la instalación de un retablo de mármol, y que ahora completa su reforma con el suelo y los demás elementos que faltaban.

Pero, lo más importante en las actuaciones realizadas ha sido la supresión de la barrera arquitectónica que había en la puerta de entrada y que dificultaba el acceso, sobre todo, a las personas mayores. Había dos trancos que salvar y un desnivel respecto al suelo de la calle. Ahora se puede entrar con facilidad, incluso con silla de ruedas y andador.

Además, se ha arreglado la hornacina de la Virgen del Rosario, se ha quitado el viejo zócalo de terrazo y se ha completado la parte de instalación eléctrica que quedaba por renovar.

Estas obras han sido posibles gracias a la colaboración del ayuntamiento de Lugros, que ha donado las losas de mármol, así como la base de cemento sobre la que se asientan. Todo lo demás, ha salido de las cuentas de la parroquia y de la donación de los fieles.

Sin duda, el templo parroquial de Lugros, que es la casa de todos, está renovado y, a pesar de sus siglos de historia, rejuvenecido. Y, para los que tampoco son jóvenes o tienen dificultades motoras, ahora cuenta con un acceso fácil, a pie de calle. La verdad es que ya no hay escusas para no ir a la iglesia.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Baza celebra hoy a la Virgen de la Piedad, su Patrona

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Baza celebra hoy a la Virgen de la Piedad, su Patrona

Las celebraciones de este año vienen marcadas por la conmemoración del 50 aniversario de la proclamación de la Virgen de la Piedad como Alcaldesa Perpetua de Baza

La ciudad de Baza celebra a su Patrona, la Virgen de la Piedad. Este lunes 8 de septiembre es el día grande de los cultos que le rinden los bastetanos, que comenzaron el 30 de agosto, con una novena, y terminarán este lunes, aunque las fiestas en su honor se prolongan hasta el 15 de septiembre. Serán unas fiestas especiales, porque se conmemora el 50 aniversario de la proclamación de la Virgen de la Piedad como Alcaldesa Perpetua de Baza.

El lunes 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen María, Baza celebra el día grande de sus fiestas. Por la mañana habrá Misa Pontifical y por la tarde, procesión por las calles de Baza. Mons. Como todos los años, Francisco Jesús Orozco, obispo de Guadix, será quien presida la Misa, que estará concelebrada por los sacerdotes de la ciudad y a la que asistirán representantes de las instituciones bastetanas y muchos fieles, tanto de la ciudad como de la comarca. También habrá representación de todas las hermandades de Baza, así como de algunas localidades de alrededor. Y, por supuesto, estará representada la Hermandad de la Virgen de las Angustias, de Guadix, vinculada a Baza en la devoción mariana y por el Cascamorras, que un año más no ha conseguido su propósito.

Durante nueve días, desde le 30 de agosto, se ha celebrado en el templo de la Piedad un novenario en su honor. Este año, el predicador ha sido el sacerdote Manuel Millán, párroco del Sagrario, de Baza, canónigo y secretario-canciller del obispado. También, en las novenas, se han hecho presentes las hermandades e instituciones de la ciudad, haciendo su ofrenda a la Patrona.

Este año, la fiesta viene marcada por la celebración del 50 aniversario de la proclamación de la Virgen de la Piedad como Alcaldesa Perpetua de Baza. Fue en 1975 cuando se le hizo entrega de Bastón de Mando, un bastón que este año será renovado por otro nuevo, el del 50 aniversario, que recordará que La Piedad es la alcaldesa del corazón de todos los bastetanos.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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Alegría en la Iglesia por San Carlo Acutis y San Pier Giorgio Frassati

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En la mañana del domingo, 7 de septiembre, el Papa León XIV presidía la solemne y multitudinaria ceremonia de canonización dedos jóvenes, referencia para todos los jóvenes del mundo: Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati son santos de Dios.

Carlo Acutis (1991-2006) se convierte en el primer millennial declarado santo. Su proceso ha sido sorprendentemente rápido: apenas cuatro años, un tiempo muy corto para los cánones de la Iglesia.Acutis murió con 15 años a causa de una leucemia, pero dejó un legado singular: supo aprovechar las nuevas tecnologías para evangelizar. Conocido por sus vaqueros y deportivas, creó una exposición digital de milagros eucarísticos que todavía hoy recorre el mundo.

El reconocimiento final llegó tras el segundo milagro atribuido a su intercesión: la recuperación de Valeria Valverde, una joven costarricense que sobrevivió a un coma provocado por un grave accidente de bicicleta en 2022.

Pier Giorgio Frassati (1901-1925) ha sido declarado santo junto a Carlo Acutis. Era hijo de una influyente familia de Turín, en Italia. A pesar de su origen privilegiado, eligió vivir de manera sencilla y dedicar su tiempo a los pobres.

Estudiante de ingeniería de minas, buscaba estar cerca de los trabajadores más explotados. Repartía comida, carbón, ropa y consuelo a quienes más lo necesitaban. Su vida terminó abruptamente a los 24 años, víctima de una poliomielitis fulminante, pero dejó una profunda huella en su ciudad.

Lee aquí la homilía del Papa León XIV pronunciada en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Queridos hermanos y hermanas:

En la primera lectura hemos escuchado una pregunta: «[Señor,] ¿y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu?» (Sab 9,17). La hemos oído después de que dos jóvenes beatos, Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, fueran proclamados santos, y eso es providencial. En el libro de la Sabiduría, esta pregunta está atribuida precisamente a un joven como ellos: el rey Salomón. Cuando murió David, su padre, él se dio cuenta de que disponía de muchas cosas: el poder, la riqueza, la salud, la juventud, la belleza, el reino. Pero esta gran abundancia de medios le había hecho surgir una pregunta en su corazón: “¿Qué debo hacer para que nada se pierda?”. Y había entendido que el único camino para encontrar una respuesta era pedir a Dios un don aún mayor: su Sabiduría, para poder conocer sus proyectos y adherir a ellos fielmente. Se dio cuenta, en efecto, que de ese modo todas las cosas encontrarían su lugar en el gran designio del Señor. Sí, porque el riesgo más grande de la vida es desaprovecharla fuera del proyecto de Dios.

También Jesús, en el Evangelio, nos habla de un proyecto al que adherir hasta el final. Dice: «El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo» (Lc 14,27); y agrega: «cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo» (v. 33). Es decir, nos llama a lanzarnos sin vacilar a la aventura que Él nos propone, con la inteligencia y la fuerza que vienen de su Espíritu y que podemos acoger en la medida en que nos despojamos de nosotros mismos, de las cosas y de las ideas a las que estamos apegados, para ponernos a la escucha de su palabra.

Muchos jóvenes, a lo largo de los siglos, tuvieron que afrontar este momento decisivo de la vida. Pensemos en san Francisco de Asís: como Salomón, también él era joven y rico, y estaba sediento de gloria y de fama. Por eso partió a la guerra, esperando ser nombrado “caballero” y revestirse de honores. Pero Jesús se le apareció en el camino y le hizo reflexionar sobre lo que estaba haciendo. Vuelto en sí, dirigió a Dios una pregunta sencilla: «Señor, ¿qué quieres que haga?» .Y a partir de allí, volviendo sobre sus pasos, comenzó a escribir una historia diferente: la maravillosa historia de santidad que todos conocemos, despojándose de todo para seguir al Señor (cf. Lc 14,33), viviendo en pobreza y prefiriendo el amor a los hermanos, especialmente a los más débiles y pequeños, al oro, a la plata y a las telas preciosas de su padre.

¡Y cuántos otros santos y santas podríamos recordar! A veces nosotros los representamos como grandes personajes, olvidando que para ellos todo comenzó cuando, aún jóvenes, respondieron “sí” a Dios y se entregaron a Él plenamente, sin guardar nada para sí. A este respecto, san Agustín cuenta que, en el «nudo tortuosísimo y enredadísimo» de su vida, una voz, en lo profundo, le decía: «Sólo a ti quiero». Y, de esa manera, Dios le dio una nueva dirección, un nuevo camino, una nueva lógica, donde nada de su existencia estuvo perdido. En este marco, contemplamos hoy a san Pier Giorgio Frassati y a san Carlo Acutis: un joven de principios del siglo XX y un adolescente de nuestros días, ambos enamorados de Jesús y dispuestos a dar todo por Él.

Pier Giorgio encontró al Señor por medio de la escuela y los grupos eclesiales —la Acción Católica, las Conferencias de San Vicente de Paúl, la F.U.C.I. (Federación Universitaria Católica Italiana), la Orden Tercera de Santo Domingo— y dio testimonio de ello a través de su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad y en la caridad. Hasta el punto de que, a fuerza de verlo recorrer las calles de Turín con carritos repletos de ayuda para los pobres, sus amigos lo llamaban “Empresa de Transportes Frassati”. También hoy, la vida de Pier Giorgio representa una luz para la espiritualidad laical. Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres.

Carlo, por su parte, encontró a Jesús en su familia, gracias a sus padres, Andrés y Antonia — presentes hoy aquí con sus dos hermanos, Francesca y Michele— y después en la escuela, también él, y sobre todo en los sacramentos, celebrados en la comunidad parroquial. De ese modo, creció integrando naturalmente en sus jornadas de niño y de adolescente la oración, el deporte, el estudio y la caridad.

Ambos, Pier Giorgio y Carlo, cultivaron el amor a Dios y a los hermanos a través de medios sencillos, al alcance de todos: la Santa Misa diaria, la oración, y especialmente la adoración eucarística. Carlo decía: «Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos», y también: «La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos». Otra cosa esencial para ellos era la confesión frecuente. Carlo escribió: «A lo único que debemos temer realmente es al pecado»; y se maravillaba porque —son palabras suyas— «los hombres se preocupan mucho por la belleza del propio cuerpo y no se preocupan, en cambio, por la belleza de su propia alma».

Ambos, además, tenían una gran devoción por los santos y por la Virgen María, y practicaban generosamente la caridad. Pier Giorgio decía: «Alrededor de los pobres y los enfermos veo una luz que nosotros no tenemos».[3] Llamaba a la caridad “el fundamento de nuestra religión” y, como Carlo, la ejercitaba sobre todo por medio de pequeños gestos concretos, a menudo escondidos, viviendo lo que el Papa Francisco ha llamado «la santidad “de la puerta de al lado”» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 7).

Incluso cuando los aquejó la enfermedad y esta fue deteriorando sus jóvenes vidas, ni siquiera eso los detuvo ni les impidió amar, ofrecerse a Dios, bendecirlo y pedirle por ellos y por todos. Un día Pier Giorgio dijo: «El día de mi muerte será el día más bello de mi vida»;[4] y en su última foto, que lo retrata mientras escalaba una montaña de Val di Lanzo, con el rostro dirigido a la meta, había escrito: «Hacia lo alto».[5] Por otra parte, a Carlo, siendo aún más joven, le gustaba decir que el cielo nos espera desde siempre, y que amar el mañana es dar hoy nuestro mejor fruto.

Queridos amigos, los santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis son una invitación para todos nosotros, sobre todo para los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de ella una obra maestra. Nos animan con sus palabras: “No yo, sino Dios”, decía Carlo. Y Pier Giorgio: “Si tienes a Dios como centro de todas tus acciones, entonces llegarás hasta el final”. Esta es la fórmula, sencilla pero segura, de su santidad. Y es también el testimonio que estamos llamados a imitar para disfrutar la vida al máximo e ir al encuentro del Señor en la fiesta del cielo.

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