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Cuaresma del Año Jubilar 2025

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El próximo miércoles comenzamos una nueva Cuaresma, un tiempo de gracia en el marco del Año Jubilar 2025. El espíritu de este tiempo se resume en una palabra, conversión, que significa cambiar de vida, volverse hacia Dios, dejar que renueve nuestro corazón. La Cuaresma es un tiempo propicio para hacer un alto en el camino y examinar nuestra vida. Es un tiempo para preguntarnos: ¿Cómo está mi relación con Dios? ¿Cómo estoy viviendo mi fe en el día a día? ¿Estoy siendo coherente con el Evangelio que profeso? Estas preguntas no son fáciles, pero son necesarias si queremos crecer en nuestra vida de fe y acercarnos más al Señor. Es un camino que nos conduce a la Pascua, un itinerario espiritual que nos invita a la a la renovación interior y a la reconciliación con Dios y con los hermanos. Este año, al celebrarse el Jubileo, este camino adquiere un significado aún más profundo, pues nos recuerda que Dios es misericordia y que su amor nos llama constantemente a volver a Él.

La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma en este Año Jubilar con espíritu de peregrinación. Peregrinar significa caminar hacia un lugar sagrado, pero también implica un movimiento interior, un viaje del alma hacia Dios. En este sentido, la Cuaresma es una peregrinación hacia el corazón de Cristo, hacia su misericordia infinita. Es un tiempo para dejarnos transformar por su amor, para que, al llegar a la Pascua, podamos resucitar con Él a una vida nueva. El primer paso en esta peregrinación cuaresmal es el reconocimiento de nuestra fragilidad y de nuestro pecado, para decir con el salmista: «Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa» (Sal 51, 3). No podemos experimentar la misericordia de Dios si no reconocemos que la necesitamos. El pecado nos aleja de Dios, pero Él nunca se aleja de nosotros. Por eso, la Cuaresma es un tiempo de arrepentimiento, de confesión, de volver a la casa del Padre como el hijo pródigo.

En este Año Jubilar, la confesión sacramental adquiere un significado especial. El sacramento de la reconciliación es la puerta de la misericordia, el lugar donde experimentamos de manera tangible el perdón de Dios. No tengamos miedo de acercarnos al confesionario. Allí nos espera un Padre lleno de amor que nos abraza y nos devuelve la dignidad de hijos suyos. Os animo a recibir este sacramento con frecuencia, con la debida preparación, y a vivirlo con un corazón contrito y humilde. En segundo lugar, la Iglesia nos recomienda la práctica de la oración, el ayuno y la limosna de modo especial en este tiempo. El ayuno nos ayuda a dominar nuestros instintos; la limosna, el compartir, nos invita a salir de nosotros mismos y a ser más solidarios con los necesitados; la oración nos une a Dios y nos hace intercesores de nuestros hermanos

El tercer elemento en nuestra peregrinación cuaresmal es la escucha de la Palabra de Dios. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para acercarnos a la Sagrada Escritura, para meditarla y dejar que ilumine nuestra vida. La Palabra de Dios es viva y eficaz, y tiene el poder de transformar nuestros corazones. En este Año Jubilar, os animo a dedicar tiempo cada día a la lectura orante de la Biblia, a escuchar lo que Dios quiere decirnos y a poner en práctica sus enseñanzas. Os animo a vivir esta Cuaresma con intensidad, con un corazón abierto a la gracia de Dios. Que este sea un tiempo de verdadera conversión, de encuentro con el Señor, de reconciliación con los hermanos. Que María, Madre de Misericordia, nos acompañe en este camino y nos lleve a su Hijo Jesús. Que Ella, que estuvo al pie de la cruz, nos ayude a vivir con fe y esperanza estos días santos, para que, al llegar a la Pascua, podamos cantar con alegría: «¡Aleluya! Cristo ha resucitado».

+ José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo de Sevilla

Llega la Cuaresma, hacia la Pascua

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El misterio central de la fe cristiana es Jesucristo, que murió por nosotros y nos perdonó
todos nuestros pecados, y al tercer día resucitó, abriéndonos de par en par las puertas del
cielo. Esto lo celebramos continuamente en todas nuestras celebraciones. Pero una vez
al año lo celebramos con toda solemnidad. Esta es la Semana Santa que desemboca en
la Pascua.
Para prepararnos a la Semana Santa, la Iglesia nos introduce en el tiempo de Cuaresma,
que dura cuarenta días y que desemboca en la Pascua, que dura cincuenta días. Estos
noventa días son tiempo privilegiado del año litúrgico, para vivir más intensamente el
misterio cristiano, en lo que tiene de configuración con Cristo, que se ha despojado de
todo hasta la muerte en cruz y que ha sido ensalzado en la resurrección, el primero entre
los muertos.
Entremos en la Cuaresma. El miércoles de Ceniza todos agachamos nuestra cabeza para
recibir la ceniza, que nos recuerda nuestra condición de polvo, al que volveremos tras la
muerte. La ceniza viene a recordarnos lo que somos por nosotros mismos. Somos puro
polvo, que se desvanece. A este polvo Dios se ha abajado, tomando nuestra carne,
elevándola hasta ser glorificada en la resurrección. Si somos algo, es nuestra condición
de hijos de Dios, llamados a ser amados para toda la eternidad.
La vanidad de nuestra vida entre en verdad durante este santo tiempo de Cuaresma. Nos
creemos algo, nos ilusionamos con cualquier cosa, más aún, nos mentimos a nosotros
mismos y nos creemos nuestras mentiras. La Cuaresma nos introduzca más y más en la
verdad de lo que somos y a lo que estamos destinados. El referente siempre es
Jesucristo. El no tuvo pecado, él vivió siempre en la verdad. Sin embargo, asumió
nuestra condición débil y se humilló haciéndose obediente esclavo hasta la muerte y
muerte de Cruz, para ser glorificado por el Padre. Por este camino nos ha librado de la
muerte, de la mentira y del pecado, y nos ha abierto de par en par las puertas del cielo,
de la vida eterna con Dios para siempre.
La Iglesia, siguiendo el ejemplo de Cristo, nos marca la pauta. Nos invita al ayuno.
Cristo ayunó durante cuarenta días, y fue tentado por el diablo, al que venció bien
agarrado a la Palabra de Dios. La Iglesia nos invita a ayunar de tantas cosas: de nuestros
vicios y malas costumbres, de nuestro despilfarro en un mundo que nos incita
constantemente al consumo, mientras muchos a nuestro alrededor y lejos de nosotros no
tienen ni lo elemental para sobrevivir. Con el espíritu afilado por el ayuno, podamos
entrar más en el misterio de Dios y podamos ser más solidarios con nuestros hermanos.
Nos invita a la oración. Volvamos a Dios. Él nos curará y llenará nuestro corazón de la
alegría que no tenemos. En este año jubilar, nos llenará el corazón de esperanza.
Encontremos tiempo más abundante para la oración cotidiana, para un retiro durante la
Cuaresma, para desenredarnos de las cosas de este mundo y abrir nuestra alma a Dios.
La capilla de la adoración permanente, la visita al Santísimo sacramento, el compromiso
diario del santo Rosario, la frecuencia del sacramento del perdón y de la comunión
eucarística en la Misa. Volvamos a Dios y él nos restaurará.
Nos invita a la limosna. Aflojemos nuestro bolsillo y seamos más generosos. Dedicando
nuestro tiempo a los demás, a tantas personas que están solas, a tantos otros que no

tienen posibilidades de insertarse, a los que sufren la injusticia de los demás, a los que
son abusados de tantas maneras, a los migrantes que llegan buscando una mejor
situación. Abre tu corazón al hermano, no te cierres a tu propia carne, y tu vida florecerá
en frutos de justicia.
Vivamos la Cuaresma. Es tiempo de gracia y de salvación. Es tiempo de Dios y de los
hermanos. Y así caminaremos hacia la Pascua, hacia la renovación de nuestras vidas.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Saber vivir

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Me invitan, en los locales parroquiales, a una reunión de Narcóticos Anónimos. “Desde siempre la Iglesia nos ha abierto sus puertas –me dicen–, nunca nos ha juzgado, somos personas”. Los hay jóvenes y adultos. Poco a poco, van desgranando su vida y me narran los episodios por los que han pasado o están pasando. El vacío, la falta de identidad, no poder o no saber enfrentarnos a la vida nos lleva a situaciones destructivas y esclavizantes.

Miro a cada uno a los ojos mientras hablan, y valoro su valentía. Sinceros, sin decorado ni maquillajes. La existencia sobre la mesa. En el fondo, es como montar un puzle: buscamos las piezas en el tablero de la vida y, al final, no nos encajan las que tenemos en la mano. Nadie nos ayuda y, si lo intentan, insistimos –a veces con violencia– en montar el puzle solos. Pensamos que nos bastamos.

Nadie nos ha dicho que hay demasiadas piezas que nos sobran, ni que no es necesario correr, ni que podemos compartir la vida, ¡Dios, qué vértigo! E insistimos en encajar alguna pieza a la fuerza y salta en pedazos el puzle, al menos una parte. ¡Cuánto sufrimiento! Otra vez el vacío. Hay que comenzar de nuevo, nunca tirar la toalla.

Es una gracia encontrar un grupo de personas que pasan por tus circunstancias, que te escuchan, totalmente gratis, sin subvenciones, en una sencilla sala de catequesis, donde nos podemos mirar a los ojos, donde narramos nuestro día a día, donde nos aplaudimos si nos superamos. Su lema es ‘Solo por hoy’, y así uno, y otro, y otro más, viviendo el presente hasta superar la adicción.

Algunos me dijeron que habían encontrado a Dios en aquellos encuentros donde han comenzado a saber vivir. Han descubierto la protección y el sentido. Entonces pensé en la concepción de la Iglesia como hospital de campaña, que nos dice el papa Francisco. Y les hablé del espíritu de superación, el paso a paso, el ‘solo por hoy’.

Cuando me encuentro con situaciones de desamparo y humillación, siempre pienso en la tercera caída de Jesús, del ejercicio del viacrucis. Después del abandono, de la paliza y la burla, de los azotes, del sufrimiento infringido, de una noche en blanco… le ponen un madero en los hombros y a empujones le conducen al suplicio final. No hay muchos que puedan resistir tanto desgarro físico y moral. Pero la tradición dice que, después de dos caídas y una tercera, se vuelve a levantar y sigue fijo hacia la cumbre. Y yo, viendo cada uno de esos rostros, también el de Cristo, pienso: ¡Cuánto se puede cuando digo: ya no puedo más! Gracias de corazón.

¡Animo y adelante!

+Antonio Gómez Cantero

Publicado en Revista Vida Nueva el 15/02/2025

Volver al corazón

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En su Encíclica titulada Dilexit nos, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, publicada el pasado mes de octubre, el Papa Francisco ha reivindicado con fuerza la importancia del corazón. En el primer capítulo de este luminoso documento magisterial encontramos expresiones como las siguientes: «necesitamos recuperar la importancia del corazón» (DN 2); «en este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón» (DN 9); «hay que afirmar que tenemos corazón» (DN 12); «necesitamos que todas las acciones se pongan bajo el “dominio político” del corazón» (DN 13). Estas afirmaciones buscan el respaldo en el pensamiento filosófico, en la Sagrada Escritura y en la teología, para llegar al momento eclesial en el que el Papa sitúa su encíclica, la recepción del Vaticano II: «Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón» (DN 29). En concreto, Francisco recupera tres pasajes de la Constitución Gaudium et Spes: el primero, donde se habla del drama de la guerra («tenemos todos que cambiar nuestros corazones… para que nuestra generación mejore»: GS 82); el segundo, donde se habla de los sufrimientos de nuestro tiempo («los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano»: GS 10); y el tercero donde se afirma la exigencia de dignidad que el evangelio despierta en el corazón del hombre (cf. GS 26).

En realidad, al reivindicar la importancia del corazón, Francisco no hace sino volver a la enseñanza de Cristo transmitida por los evangelistas. Cuando llegamos con la Iglesia a la octava semana del tiempo ordinario, la palabra de Nuestro Señor Jesucristo arroja luz sobre nuestro corazón para que tengamos la valentía de acoger su mirada misericordiosa y mirar a nuestro interior reconociendo lo que nos daña. Si no rechazamos su luz, experimentamos el consuelo de su perdón y veremos nuestro corazón restaurado. El Señor señala en concreto tres males que dañan profundamente el corazón humano: primero, la soberbia que lleva a creernos superiores a los demás; el segundo mal, la palabra hiriente que daña al hermano; y el tercer mal, la hipocresía de quienes se empeñan en señalar la mota del ojo de los demás, sin aceptar la viga que llevan en el suyo. El hombre bueno, de la bondad que atesora su corazón saca el bien; y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca (Lc 6, 45).

Se entiende así por qué el Papa Francisco nos llama a acudir sin dilación al Corazón de Cristo: «para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar» (DN 30).

 

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Jorge Martín de la Coba, nuevo secretario – canciller

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Mons. José Mazuelos ha nombrado a Jorge Martín de la Coba como nuevo secretario general – canciller de la diócesis de Canarias. Además, el sacerdote teldense también ha sido nombrado vicario episcopal para la Economía y el Patrimonio. Jorge Martín de la Coba es párroco de Teror y rector de la basílica Ntra. Sra. del Pino.

Mesa diocesana de Migraciones, el lunes 3 de marzo

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Este lunes, 3 de marzo, a las 19.00 horas, en la Casa de la Iglesia, c/ Dr. Chil, 17, en Vegueta, habrá un nuevo encuentro de la Mesa diocesana de Migraciones. El tema será ‘Embajadores de la Esperanza. Juntos contra la trata de personas.’ Este encuentro lo ha preparado el grupo diocesano de Trata (Adoratrices, Cáritas-Centro Lugo, Oblatas y Cruz Blanca), que compartirán el trabajo que realizan. Participará online la directora del Departamento de Trata de personas, de la Conferencia Episcopal Española.

El presidente de Cáritas Regional de Andalucía visitó Cáritas Diocesana

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El presidente de Cáritas Regional de Andalucía visitó Cáritas Diocesana

Cáritas Diocesana de Guadix recibió la visita institucional del presidente de Cáritas Regional de Andalucía, Fran Sánchez, y del secretario general de la misma, Francisco Domouso. Tuvo lugar en la jornada del 26 de febrero, en la que también fueron recibidos por el obispo, D. Francisco Jesús Orozco. Esta ha sido la primera visita que realiza Fran Sánchez a Guadix en calidad de presidente regional, dado que fue nombrado para este cargo hace solo unos meses.

Fue una visita muy provechosa, en la que hubo momentos para compartir con los trabajadores de Cáritas las inquietudes y preocupaciones propias del trabajo y el servicio que realizan con los colectivos más vulnerables. También, se hicieron presentes en el Centro de Empleo de Cáritas, llamado “Virgen de las Angustias”, en el que hablaron con con las monitoras y las alumnas de los Cursos de Formación Ocupacional que se están impartiendo.

Después, visitaron el Albergue del Transeúnte, que, tras su reforma, permanece cerrado, debido a que la Junta de Andalucía no concede autorización para su apertura, por temas burocráticos. Se está en espera de recibir esa autorización que permita seguir prestando el servicio que hasta ahora han desempeñado a transeúntes y personas necesitadas, a los que se les ha dado refugio.

Del albergue se desplazaron al obispado, donde fueron recibidos por el obispo y compartieron un agradable momento de conversación sobre Cáritas, la diócesis y la Iglesia en general. Finalmente visitaron la capilla del obispado de Guadix, donde fue ordenado sacerdote San Pedro Poveda.

De vuelta a Cáritas Diocesana, mantuvieron una reunión con el equipo directivo de la misma. Fue una reunión en la que se reflexionó sobre la labor que se está́ realizando desde Cáritas en la diócesis de Guadix. También, se pusieron en común las inquietudes y preocupaciones en el trabajo de cada día y se exploraron las perspectivas de futuro en la atención a los más necesitados.

Adoración Morillas

Directora de Cáritas Diocesana. Guadix

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Volver al corazón

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Palabra de Vida de Monseñor José Rico Pavés

PINCHA AQUÍ PARA ESCUCHAR LAS PALABRAS DE MONSEÑOR JOSÉ RICO PAVÉS

Monseñor José Rico Pavés : «Si no rechazamos su luz, experimentamos el consuelo de su perdón y veremos nuestro corazón restaurado»

En su Encíclica titulada Dilexit nos, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, publicada el pasado mes de octubre, el Papa Francisco ha reivindicado con fuerza la importancia del corazón. En el primer capítulo de este luminoso documento magisterial encontramos expresiones como las siguientes: «necesitamos recuperar la importancia del corazón» (DN 2); «en este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón» (DN 9); «hay que afirmar que tenemos corazón» (DN 12); «necesitamos que todas las acciones se pongan bajo el “dominio político” del corazón» (DN 13). Estas afirmaciones buscan el respaldo en el pensamiento filosófico, en la Sagrada Escritura y en la teología, para llegar al momento eclesial en el que el Papa sitúa su encíclica, la recepción del Vaticano II: «Ante los dramas del mundo, el Concilio invita a volver al corazón» (DN 29). En concreto, Francisco recupera tres pasajes de la Constitución Gaudium et Spes: el primero, donde se habla del drama de la guerra («tenemos todos que cambiar nuestros corazones… para que nuestra generación mejore»: GS 82); el segundo, donde se habla de los sufrimientos de nuestro tiempo («los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano»: GS 10); y el tercero donde se afirma la exigencia de dignidad que el evangelio despierta en el corazón del hombre (cf. GS 26).

En realidad, al reivindicar la importancia del corazón, Francisco no hace sino volver a la enseñanza de Cristo transmitida por los evangelistas. Cuando llegamos con la Iglesia a la octava semana del tiempo ordinario, la palabra de Nuestro Señor Jesucristo arroja luz sobre nuestro corazón para que tengamos la valentía de acoger su mirada misericordiosa y mirar a nuestro interior reconociendo lo que nos daña. Si no rechazamos su luz, experimentamos el consuelo de su perdón y veremos nuestro corazón restaurado. El Señor señala en concreto tres males que dañan profundamente el corazón humano: primero, la soberbia que lleva a creernos superiores a los demás; el segundo mal, la palabra hiriente que daña al hermano; y el tercer mal, la hipocresía de quienes se empeñan en señalar la mota del ojo de los demás, sin aceptar la viga que llevan en el suyo. El hombre bueno, de la bondad que atesora su corazón saca el bien; y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca (Lc 6, 45).

Se entiende así por qué el Papa Francisco nos llama a acudir sin dilación al Corazón de Cristo: «para vivir conforme a esa dignidad no nos basta conocer el Evangelio ni cumplir mecánicamente lo que nos manda. Necesitamos el auxilio del amor divino. Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar» (DN 30).

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

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ARCHISEVILLA 7 días. Edición del 28-02-2025

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ARCHISEVILLA 7 días. Edición del 28-02-2025

Un resumen de la actualidad semanal en la Archidiócesis de Sevilla. La Buena Noticia de la Iglesia en imágenes.

 

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LECTURAS DEL VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

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LECTURAS DEL VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

Primera Lectura

Eclesiástico 27, 4-7

No elogies a nadie antes de oírlo hablar

Cuando se agita la criba, quedan los desechos; así, cuando la persona habla, se descubren sus defectos.

El horno prueba las vasijas del alfarero, y la persona es probada en su conversación.

El fruto revela el cultivo del árbol, así la palabra revela el corazón de la persona.

No elogies a nadie antes de oírlo hablar, porque ahí es donde se prueba una persona.

Salmo Responsorial 

Salmo 91

R/ Es bueno darte gracias, Señor.

– Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad.

– El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios.

–  En la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, mi Roca, en quien no existe la maldad.

Segunda Lectura

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 54-58

Nos da la victoria por medio de Jesucristo

Hermanos: Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?». El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley. ¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! De modo que, hermanos míos queridos, manteneos firmes e inconmovibles. Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 6, 39-45

De lo que rebosa el corazón habla la boca

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

Comentario bíblico de Antonio J. Guerra

Continúa Jesús el discurso que comenzó con las Bienaventuranzas. Se está dirigiendo a aquellos que quieren seguirle. El texto evangélico saca a la luz, y lo hace con parábolas, la conducta de quienes se ponen como guías de sus propios hermanos. La enseñanza de Jesús emplea fuertes contrastes y se dirige a sus oyentes para ponerles en guardia contra el peligro de la presunción que conduce a la ruina. Jesús desmantela de modo claro una posible actitud interior en quien ejerce un ministerio de guía respecto a sus hermanos. A contraluz emerge una apremiante invitación de Jesús a la humildad, a la verdadera humildad, gracias a la cual los que son guías no se ponen a juzgar a sus hermanos, sino que, a lo sumo, se exponen de manera voluntaria a la corrección fraterna recíproca.

La comparación del árbol y sus frutos es un hilo conductor que atraviesa las lecturas de hoy, incluido el salmo responsorial. El evangelio de hoy quiere hacernos entender que sólo quien tiene un corazón bueno puede ser el árbol bueno que produce frutos buenos.

Es notable la insistencia de Jesús en la necesidad de apuntar a la interioridad del hombre, o sea, a su corazón, y superar la mera exterioridad, típica de los fariseos, que él denuncia con frecuencia. Es, efectivamente, en el corazón, entendido en sentido bíblico, donde se engendran, según Jesús, las decisiones más profundas del hombre, esas que determinan la orientación radical de la vida. Si esta orientación está profundamente arraigada en Dios y en su Palabra, no puede producir más que frutos buenos.

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