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Carta Pastoral en la Jornada Mundial del Enfermo 2025

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La esperanza no defrauda y nos hace fuertes en la tribulación

Queridos diocesanos:

Cada año, al celebrar la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia universal celebra la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo. En este 2025, el lema elegido para conmemorar este día es «La esperanza no defrauda (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación». El Papa Francisco, en su carta para esta jornada nos ayuda a reflexionar: «Por ejemplo: ¿cómo permanecer fuertes, cuando sufrimos en carne propia enfermedades graves, invalidantes, que quizás requieren tratamientos cuyos costos van más allá de nuestras posibilidades? ¿Cómo hacerlo cuando, además de nuestro sufrimiento, vemos sufrir a quienes nos quieren y que, aun estando a nuestro lado, se sienten impotentes por no poder ayudarnos? En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros: necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu».

El dolor, que a menudo ensombrece el camino de la vida, cuando es asumido desde la fe se transforma en paso firme y seguro hacia el horizonte luminoso de la resurrección. Por ello, el sufrimiento, lejos de ser un obstáculo insuperable, se convierte en un estímulo para el esfuerzo constante y una ayuda para creer y esperar el sublime regalo de la vida eterna, la gloria que Cristo nos ha alcanzado con su redención.

En este año jubilar que estamos celebrando como Iglesia universal debe vivirse como una peregrinación interior. Todo peregrinar conlleva el cansancio propio del camino, pero, al mismo tiempo, despierta el gozo de acercarnos a la meta anhelada. El esfuerzo que requiere este recorrido, impregnado de ánimo y espíritu de sacrificio, se ve colmado por la alegría y la esperanza de alcanzar el destino deseado.

El peregrinar de Cristo siguió el camino que le había trazado el Padre. Por eso, al concluir su vida sobre la tierra como verdadero hombre, dijo: «Padre, todo está cumplido» (Jn 19, 30). En ese recorrido fiel y ejemplar, Cristo asumió el dolor físico y el sufrimiento espiritual propios de la limitación humana y los transformó en ofrenda generosa y obediente al Padre. Esa actitud de perfecta y permanente fidelidad quedó manifiesta en la entrega de su vida: herido por los golpes y las espinas y clavado en el patíbulo de la Cruz exclamó al morir: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23, 46).

Queridos hermanos y hermanas acechados por el sufrimiento, las limitaciones de la naturaleza humana y la enfermedad, sois en nuestra sociedad una presencia profética, un anuncio silencioso de la realidad humana esencialmente necesitada de trascenderse a sí misma. Sois la imagen de Cristo doliente camino de la resurrección gloriosa. Vosotros, conscientes de vuestra vocación de vivir unidos a Cristo en su dolorosa pasión, podéis elevar vuestro dolor y sufrimiento hasta Dios como ofrenda generosa que nace del corazón.

Consciente de lo que significáis para la Iglesia y para aquellos por los que ofrecéis vuestro dolor y sufrimiento, damos gracias a Dios por vosotros y pedimos al Señor que os ayude a vivir la enfermedad con espíritu de sacrificio y fortaleza; con alegría y paz interior, y con plena confianza en el Dios de las misericordias y Señor de todo consuelo (Cf. 2 Cor 1,3). Igualmente, no me puedo olvidar de dar gracias a Dios por el amor desmedido que ponen en vuestra atención los familiares, los médicos y las personas que atienden a los enfermos en las clínicas y en los domicilios.

Nuestra Iglesia diocesana, desde la Delegación de la Salud que se hace presente a través de los equipos de visitadores de enfermos, de los voluntarios; de los miembros de la Hospitalidad de Lourdes y del PROSAC (profesionales sanitarios cristianos) tienen la vocación y la misión de ser acompañantes de vuestro dolor y consuelo para vuestra alma. Doy gracias a Dios por este servicio vocacionado que tanta esperanza siembra en nuestra diócesis.

Os invito a participar en la Eucaristía jubilar que, el próximo día 11 de febrero celebraremos en el Hospital Médico Quirúrgico de Jaén. Una jornada de oración que comenzará a las 8:30 de la mañana y que se extenderá durante todo el día. Habrá exposición del Santísimo; el rezo del Santo Rosario; y posteriormente, a las 17:30 horas, se celebrará un encuentro con los sanitarios y un momento de reflexión y unidad en el servicio a los enfermos. La jornada continuará a las 18:30 horas con una oración estacional, seguida de una procesión, presidida por la imagen de la Virgen de Lourdes, desde la capilla, hasta el salón de actos, donde, a las 19:00 horas, se celebrará la Santa Misa.

Os animo a los enfermos, hospitalizados, familiares, sanitarios y miembros de la Pastoral de la Salud a participar en este Jubileo de la Esperanza en el Hospital, un acontecimiento histórico, vehículo de consuelo para el cuerpo y el espíritu de los que sufren en su cuerpo las llagas del dolor y la enfermedad.  Que este tiempo jubilar sea un oasis en medio del sufrimiento, para que, encontrándoos con el mismo Cristo resucitado, os llene de consuelo y esperanza.

Con mi afecto y bendición,

Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

Los colegios diocesanos de Andalucía reafirman su compromiso con la educación católica

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    • “Seguimos apostando por una educación de calidad basada en los valores del Evangelio, que contribuya a la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria”
    • Ofrecemos “a las familias un modelo educativo en el que la fe y el desarrollo personal vayan de la mano”

 

Córdoba, 7 de febrero de 2025 – En el día de ayer, los colegios diocesanos de Andalucía celebramos en Córdoba un encuentro de convivencia en el que compartimos experiencias, necesidades y desafíos comunes en nuestra misión educativa. Tuvimos la alegría de contar con la presencia de Mons. D. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, quien nos animó a seguir adelante con fidelidad y esperanza.

Acompañados siempre por nuestros pastores, reafirmamos la importancia de caminar juntos, fortaleciendo nuestro carisma diocesano y tendiendo puentes entre nuestras comunidades educativas. En un contexto de cambio y retos, nos sentimos llamados a ser fieles a nuestra identidad y a nuestra principal misión: evangelizar a través de la educación.

Conscientes de la responsabilidad que tenemos en la formación integral de niños y jóvenes, seguimos apostando por una educación de calidad basada en los valores del Evangelio, que contribuya a la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria.

Desde nuestros colegios, renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando en comunión, fortaleciendo la red de centros diocesanos y ofreciendo a las familias un modelo educativo en el que la fe y el desarrollo personal vayan de la mano.

 

Colegios Diocesanos de Andalucía

“Compartir es nuestra mayor riqueza”

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“Compartir es nuestra mayor riqueza”

Manos Unidas 2025

Manos Unidas es una ONG de la Iglesia Católica para el desarrollo de los países más
pobres. Se nutre principalmente de las aportaciones de los católicos, fruto de su ayuno
voluntario en favor de los más pobres de la tierra. Las Campañas contra el Hambre, que
año tras año promueve, son una contribución importante en un doble sentido: en el de
concienciarnos de que tenemos que abrir nuestro corazón y nuestras manos para salir de
nosotros mismos y ser solidarios con los demás; y en el sentido de ayudar de hecho a
tantas personas a través de tantos programas, que dignifican a la persona.
La verdadera riqueza no está en lo que tenemos, sino en lo que compartimos. La
campaña de este año insiste en esta dimensión humana del compartir, que dignifica a la
persona. No sólo hacemos bien a los demás cuando compartimos, sino que nos hacemos
bien a nosotros mismos, pues la persona crece cuando comparte y llega a su plenitud,
cuando se da del todo.
El Papa Francisco propone continuamente una economía de crecimiento del bien
común. No hay progreso cuando sólo crecen algunos, mientras otros no tienen
oportunidad de crecer. Y el número de los pobres crece cada vez más. No hay verdadero
progreso cuando el enriquecimiento viene a costa de destruir la naturaleza, el aire, el
agua, el ambiente, etc. Todo ello es creación de Dios para el hombre, y en este sentido
el hombre debe cuidar, no destruir la naturaleza dada por Dios.
Recientemente el Papa Francisco ha insistido en el valor de la vida de los niños, y son
millones los que cada año se destruyen en el vientre de sus madres. La humanidad se
deshumaniza y se empobrece cuando no es capaz de respetar y promover la vida de los
niños, ya desde el seno materno.
Recibida la vida de Dios, como un don supremo, esa vida está llamada a desarrollarse
en todos los sentidos. Sigue habiendo hambre en el mundo, cuando se desperdicia la
comida en cantidades industriales. Sigue habiendo necesidad de escuelas y de formación
para los jóvenes, porque esta es la mejor garantía de dignidad en el futuro. A muchos no
les ha llegado todavía la buena noticia del Evangelio, y no hay mayor pobreza que la
ausencia de Dios. Los pobres están más dispuestos a recibir ese Evangelio, cuando los
misioneros los llevan a Dios.
Manos Unidas no puede confundirse con cualesquiera otras ONG, que no tienen
sentido religioso ni sobrenatural. La fuerza más potente que mueve a Manos Unidas es
la fe de sus colaboradores. La colecta para Manos Unidas se realiza en el contexto
litúrgico de la Eucaristía, donde Jesucristo comparte su vida con nosotros y nos hace
hijos de Dios. Cómo no vamos a compartir nosotros con los demás lo que hemos
recibido de Dios, desde la riqueza de la fe hasta los bienes materiales de todo tipo.
Podremos coincidir en los destinatarios, pero las motivaciones en Manos Unidas son
más hondas y provienen de la fe y de la caridad cristiana. E incluso de los destinatarios
nos interesa no sólo su prosperidad material, sino su prosperidad integral y su
prosperidad personal, que no termina en la etapa de este mundo, sino que camina hacia
su plenitud en el cielo.

Compartir es nuestra mayor riqueza. Si somos capaces de compartir es porque el
Espíritu Santo nos impulsa por dentro a no encerrarnos en nosotros mismos, sino a
abrirnos para dar, para darnos a los demás. Seamos generosos en la Campaña de Manos
Unidas.
Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Alvar Sánchez: «¿Qué harías si formases parte de esos 733 millones de personas que pasan hambre»

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“Compartir es nuestra mayor riqueza” es el lema que nos propone la ONG católica para el desarrollo Manos Unidas para su Campaña contra el Hambre de 2025. Con motivo de dicha campaña, ha visitado Málaga el misionero jesuita Alvar Sánchez, que vive en Marruecos y conoce de cerca los proyectos de Manos Unidas.

¿Cómo es trabajar con los proyectos de Manos Unidas?

Es una experiencia fantástica. Llegué a Marruecos en 2018 y, desde entonces, no hemos dejado de trabajar estrechamente con Manos Unidas, tratando de aportar soluciones a circunstancias que realmente generan sufrimiento y exclusión. Estamos en diferentes puntos de la costa norte de Marruecos, desde Nador a Tánger, y también en un lugar especialmente dramático que es la costa atlántica, donde estamos apoyando equipos de intervención en El Aaiún y Dajla y también en Senegal, porque todos estos puntos son cruciales en lo que entendemos que es la ruta más peligrosa y dramática del mundo. Me refiero a la movilidad humana, que sólo en 2024, según los datos de las compañeras de “Caminando Fronteras”, más de 10.000 personas han fallecido en ello. Gracias a Manos Unidas podemos capacitar a la juventud, acompañar a las personas vulnerables y tratar de responder, como Iglesia, a esta situación dramática. 

¿Algún proyecto concreto que nos pudiera destacar?

En Nador tenemos el proyecto Baraka, que significa bendición, y que realmente es eso: una bendición para el gran número de personas que se benefician de estos servicios de capacitación, educación, formación profesional, inserción social-laboral, escuela de lenguas y todos los programas de promoción de la mujer. Hemos abierto, en un contexto rural alejado de la población de Nador, un nuevo proyecto y es fantástico ver a más de 160 mujeres, de todas las edades y generaciones, compartiendo ilusión a través de la educación, y de crear un proyecto de felicidad para el mañana. Por otro lado, son muchos también los proyectos destinados a acompañar esa fragilidad que va en aumento: la de tantas personas que no han encontrado otra manera de seguir construyendo sus vidas que la de abandonar sus hogares, es lo que llamamos la migración forzada.

Se le ilumina el rostro hablando de estos proyectos. ¿Supone un choque para usted vivir esa realidad y ver la que se vive en otros muchos lugares de consumo?

Es realmente terrible el hecho de que, por un lado, estemos en la cuenca mediterránea, en la que tenemos el privilegio de abrazar tres continentes, con lo que significa eso de riqueza, cultura, intercambio de lenguas… en las que compartimos espacio las tres religiones del libro (judaísmo, cristianismo e islam), con lo que eso significa, y a la vez sea la frontera continental más desigual del mundo. El conjunto del PIB africano no alcanza al 10% del PIB europeo. ¿Eso qué significa? Significa que desde nuestra orilla contemplamos la otra orilla en clave de desigualdad absoluta. ¡Imagínate cómo nos contemplan ellos a nosotros! Entonces, ¿qué harías tú si formases parte de esos 733 millones de personas que pasan hambre? Han decidido moverse 281 millones de ellas, que son los actuales migrantes internacionales en todo el mundo. Ante esta desigualdad global tan radical, promovida por una cultura del descarte, Manos Unidas plantea alternativas y un modelo de prosperidad alternativo, basado en una cultura del compartir, en lugar de una cultura del acumular.

La campaña de este año nos remueve y nos hace ver que la prosperidad está en que crezcamos todos, no sólo una parte de la población, ¿no es así?

Así es. Hay informes que revelan que el 1,5% de la población mundial acumula el 50% de la riqueza global. ¿Qué significa eso? Pues que es una condena para el 40% más pobre que se tiene que repartir el 0,5% de beneficios del planeta. La cuestión no es cruzarnos de brazos y pensar que no podemos hacer nada porque nos supera, sino que ahí están instituciones como Manos Unidas, planteando la alternativa. De hecho, ya hace 30 años, en 1994, la ONU nos recordaba que el sustento diario de más de 3.000 millones de personas (entonces era la mitad de la población mundial) estaba garantizado por las empresas cooperativas que se basan en el compartir. Y eso es lo que se busca desde Manos Unidas, empoderar a las personas que han quedado excluidas, creando oportunidades de empleo y fomentando un desarrollo sostenible. Es lo que llamamos la economía de Francisco, que está inspirada en san Francisco de Así, y, por supuesto también en el Evangelio. 

¿Es posible mirar hacia la migración con esperanza y el clave de acogida?

No sólo lo creemos así, sino que así lo vivimos. Gracias a la llegada de tantas personas de diferentes países, nuestras sociedades se mantienen en pie en un modelo de prosperidad que ojalá sea más inclusivo. Y ojalá también esa riqueza comunitaria, a través de iniciativas como el cooperativismo, la soberanía alimentaria y el comercio justo, pueda seguir arraigándose en nuestras sociedades y planteándose como la alternativa que necesitamos. Porque, seguir dándole a la noria de este modelo de producción y de prosperidad es inviable. 

Lo que se nos propone es un cambio de vida, ¿no es así?

Ante esa cultura del descarte, se nos propone la cultura del encuentro que quiere respetar las particularidades de cada pueblo, que prioriza la justicia social y medioambiental y que asume el cuidado de la creación y no la saquea, es decir, una economía de paz y no de guerra. Y todo ello en un momento en el que puede sonar contracultural pues lo que nos recuerdan desde tantas instancias es que toca rearmarse. 

Un consejo para vivir esta campaña de Manos Unidas.

Si me das a elegir, me voy al origen. No sé si voy a conseguir transmitírtelo sin emocionarme. Se trata de renovar la esperanza que un 2 de julio de 1955 movió a un conjunto de mujeres a decir: “Nosotras, mujeres del mundo entero, llamadas por la naturaleza a dar la vida, protegerla y alimentarla, no podemos aceptar por más tiempo que las fronteras del hambre se inscriban en nuestro globo con trazos de muerte. Sabemos, y queremos que se sepa, que existen soluciones de vida y que, si la conciencia mundial reacciona, dentro de algunas generaciones las fronteras del hambre habrán desaparecido”. Pues renovemos nuestra esperanza para creer que esto es posible y para realizarlo en nuestro día a día.

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El Espejo Andalucía, 7 de febrero de 2025

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Encarni Llamas Fortes

Encarni Llamas Fortes es madre de tres hijos. Periodista que desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga. Bachiller en Ciencias Religiosas por el ISCR San Pablo.

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Comentario en texto al Evangelio por Guillermo Tejero

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El sacerdote Guillermo Tejero, profesor de los centros teológicos diocesanos de Málaga, ayuda a profundizar en el Evangelio de este domingo, V del Tiempo Ordinario (Lc 5,1-11).

Si el domingo pasado el Señor proclamaba el año de gracia, este domingo nos encontramos con la primera llamada que hace a los discípulos. La llamada a ser heraldos de la Buena Noticia en todo momento y circunstancia: sin excusas. Muestra de ello es la invitación a Pedro a “remar mar adentro”, para encontrar pesca abundante tras una noche de trabajo con las redes vacías. Pese a sus dudas, Pedro se lanza y confía, una confianza que nace de escuchar al Señor. Lava las redes mientras abre el corazón a la Buena Noticia. Y eso hace cambiar su mirada y su vida. Del mismo modo que Pedro acogió la Palabra, si nosotros la escuchamos resonará un eco en nuestro interior que hará brotar la fe. Fe que se torna en espera confiada al aceptar la invitación que el Señor nos hace de remar mar adentro. Seguramente desde una visión sin Dios, uno diría que es absurdo embarcarse de nuevo. ¿Cuántas veces nos decimos que para qué tanto esfuerzo, tanto amor, tanta entrega? ¿De verdad merece la pena? Cuestiones que, muy al contrario, para Dios no existen. Él siempre apuesta por nosotros. Siempre cree que tenemos mucho por dar, mucho por remar, mucho por sembrar. Y es que la esperanza cristiana es poner amor cuando nadie cree que el amor sea posible. Es poner perdón a pesar de instalarnos en el rencor. Poner alegría en medio de la tristeza. Es acercarse cuando todos pasan de largo. Eso es remar mar adentro. Lanzarse cada día al plan de Dios, sabiéndonos pecadores como Pedro, pero que, pese a ello, remamos, como Iglesia, en nombre del Señor.

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La campaña de Manos Unidas y la jornada de oración por la trata de personas, entre los temas del Espejo

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NoticiaPodcasts diocesanos

Alvar Sánchez, misionero jesuita en Marruecos · Autor: E. LLAMAS

Publicado: 07/02/2025: 105

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Cope Málaga

La entrevista con el misionero jesuita Alvar Sánchez que ha visitado Málaga para hablar, en primera persona, de los proyectos de Manos Unidas en Marruecos; y la vigilia de oración con motivo de la Jornada con la Trata de Personas, entre los temas de este viernes en El Espejo Málaga. Aquí puedes escuchar el podcast.

Este viernes, el Espejo Málaga:

  • te cuenta los titulares de los próximos días
  • te acompaña al Congreso de Vocaciones
  • te cuenta en qué consistirá el evento «Games for Hope» de Acción Católica General
  • entrevista al misionero jesuita Alvar Sánchez, secretario general de Cáritas Marruecos, que comparte su experiencia de trabajo con los proyectos de Manos Unidas
  • te invita a participar en la Vigilia de Oración contra la Trata de Personas
  • conoce la última hora de los arciprestazgos de Álora y Coín, que peregrinan este sábado hasta la Catedral, con motivo del Año Jubilar de la Esperanza

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Lección de vulnerabilidad

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La pregunta que formuló un día Jesús de Nazaret a sus amigos es muy saludable: “¿Quién de vosotros por más que se preocupe puede alargar su vida una hora?” Basta estar vivo para dejar de estarlo. No descubro nada nuevo, pero hay gente que parece que no repara en esto.

Por tanto, siendo conscientes de nuestra vulnerabilidad, disfrutemos de la vida confiando plenamente en la Providencia Divina. Aprendiendo que, por más que nos empeñemos, no somos dueños de la vida, solo Dios. El lugar por excelencia donde podemos aprender esta lección de vulnerabilidad es en la oración: aprendamos a vivir la vida como don; sin tantos agobios ni estrés. Es un estilo de vida muy recomendable: colocas en su justa jerarquía las cosas. Además, ofrece la magnífica opción de contemplar la propia vida y su sentido desde una evidencia frecuentemente olvidada: la vulnerabilidad y su proyección profunda.

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De luces y sombras, por Rafael Pérez Pallarés

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El 2 de febrero celebramos el día de la Candelaria. Con esta fiesta, algunas familias o colectivos religiosos, fieles a la tradición, retiraron definitivamente el Belén hasta el año que viene. Aunque hay quien, con buen criterio, lo mantenga en casa todo el año, para hacer presente el misterio de la Encarnación del hijo de Dios. Demasiadas cruces pueblan nuestros hogares y corazones como para no equilibrarlas con un nacimiento. Con el nacimiento de la luz con mayúsculas.

En el relato evangélico al que ayer, en la liturgia católica, se refería la presentación de Jesús niño en el templo, el anciano Simeón habla de Jesús como «luz para alumbrar a las naciones». No me atrevería a pedir, a quien no lo contemple como ejemplo de vida, a adherirse a su mensaje, pero sí lo exijo que a quien habla en su nombre o se autoproclama cristiano, Biblia incluida en la mano, como Donald Trump; les pido, por amor de Dios, que siga el ejemplo del Nazareno como luz para alumbrar a las naciones. No es de recibo determinadas políticas que determinan, sin piedad, la vida de los demás.

En un mundo globalizado, donde hasta el Papa Francisco es objeto de la ira de los algunos cristianos, que no lo quieren ni en pintura; abro paréntesis, es muy interesante, preguntar por sus razones, escucharlas y debatirlas; urge que las políticas estructurales pongan en el centro al ser humano.

La geopolítica, tal como se está configurando, dicho sea de paso, con nuevos bloques, no debe poner en el centro al capital sino a las personas. Doctrina social de la Iglesia Católica pura y dura. Solo si el cuidado de la persona ocupa la centralidad, mientras existimos todavía, luces y sombras que pueblan la tierra, podrán tornarse soportables. Y para esto el Evangelio es determinarte e iluminador.

Artículo publicado en la sección OPINIÓN del diario SUR

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Los colegios diocesanos de Andalucía reafirman su compromiso con la educación católica

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Los colegios diocesanos de Andalucía han celebrado en Córdoba un encuentro de convivencia en el que compartieron experiencias, necesidades y desafíos comunes en su misión educativa. En representación de Fundación Victoria, Colegios Diocesanos de Málaga, asistió Dionisio Blasco, responsable del Área de Planificación.

Contaron con la presencia de Mons. D. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, quien los animó a «seguir adelante con fidelidad y esperanza».

En la nota de prensa que publicaron tras el encuentro reafirmaron «la importancia de caminar juntos, acompañados siempre por nuestros pastores, fortaleciendo nuestro carisma diocesano y tendiendo puentes entre nuestras comunidades educativas. En un contexto de cambio y retos, nos sentimos llamados a ser fieles a nuestra identidad y a nuestra principal misión: evangelizar a través de la educación».

Conscientes de la responsabilidad que tienen en la formación integral de niños y jóvenes aseguraron querer «seguir apostando por una educación de calidad basada en los valores del Evangelio, que contribuya a la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria».

Finalmente, los colegios diocesanos renovaron su compromiso «de seguir trabajando en comunión, fortaleciendo la red de centros diocesanos y ofreciendo a las familias un modelo educativo en el que la fe y el desarrollo personal vayan de la mano».

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