FUNERALES EN TENERIFE

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“NADA TIENE DE EXTRAÑO QUE CASI ESPONTÁNEAMENTE HAYA SIDO LLAMADO JUAN PABLO II EL GRANDE”

Estas palabras fueron pronunciadas por D. Felipe Fernández García, Obispo de Tenerife durante la eucaristía celebrada en la Basílica de la Candelaria por el eterno descanso de Juan Pablo II.


El obispo presidió en una repleta Basílica de Candelaria una Eucaristía por el eterno descanso del Papa Juan Pablo II. Con él concelebraron numerosos sacerdotes venidos de distintos lugares de la geografía diocesana.

En su homilía el obispo ensalzó su figura: «Ver morir a un hombre, como en definitiva era Juan Pablo II, con esa paz y serenidad, pudiendo decir nada menos que ‘soy feliz, sed también vosotros felices’, no es sino fruto de su fe y de la de la Iglesia, además de la gracia de Dios». Recordó que la Iglesia «afortunadamente» pudo acompañarlo en silencio con su oración desde todos los rincones del mundo y subrayó que en ese modo de morir Juan Pablo II «nos ha dejado el mejor documento de su rico magisterio».

Afirmó, asimismo, que nada tiene de extraño que casi espontáneamente haya sido llamado Juan Pablo II «El Grande», y comentó que «Dios Padre se lo ha llevado con El ya para siempre”

A la Eucaristía acudieron el Presidente del Gobierno y del Parlamento de Canarias, el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura; el general jefe del Mando de Canarias; el vicepresidente del Cabildo de Tenerife, José Manuel Bermúdez; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de las islas, Fernando de Lorenzo; alcaldes y representantes de diversas instituciones.

Por su parte, el obispo Emérito, D. Damián Iguacén, presidía en el templo de La Concepción de Valverde, el funeral organizado por la Iglesia Católica en dicha isla. Cristianos de todos los rincones de El Hierro se dieron cita en el templo capitalino junto a todas las autoridades insulares y locales. Iguacén Borau resaltó que la figura de Juan Pablo II era una llamada a “la fe y el momento actual un reclamo a la confianza”. Señaló, igualmente, lo significativo del mensaje póstumo del Papa para el domingo de la misericordia: “El amor convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Divina Misericordia! Señor, que con la muerte y la resurrección revelas el amor del Padre, nosotros creemos en ti y con confianza te repetimos hoy: Jesús, confío en ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

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